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EL FIN DE EDUARDO II |
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En 1320, el rey Teodoro Svetoslav
de Bulgaria restableció las
relaciones cordiales con el Imperio Bizantino y se casó con Teodora, nieta del emperador
Andrónico II. Poco después ocurrió un grave
incidente en la corte bizantina. Miguel IX, el hijo de Andrónico
al que su padre había asociado al Imperio, tenía a su vez
un hijo llamado Andrónico,
cuya amante tenía a su vez otro amante. Andrónico
contrató a unos asesinos para que le libraran de su rival, pero
éstos, por error, apuñalaron a Manuel, su hermano menor. Miguel IX,
que estaba ya enfermo, no sobrevivió a la noticia de la muerte
de su hijo, y murió a los pocos días. Andrónico II
decidió excluir de la sucesión a su nieto fratricida, y
Andrónico se sublevó en 1321.
El rey búlgaro prestó su ayuda a Andrónico II,
pues la víctima de Andrónico era su cuñado, y
entonces Andrónico recabó la ayuda de los servios. En Servia acababa de morir el rey Esteban VI, que debía ser
sucedido por su sobrino Ladislao.
Sin embargo, entró entonces en escena un hijo bastardo de
Esteban VI, llamado también Esteban,
al que su padre había hecho cegar y recluir en un monasterio de
Constantinopla siete años atrás. Cegarlo era la forma
habitual de incapacitarlo para el trono, pero Esteban reapareció
con la vista recuperada y asegurando que su milagrosa curación
demostraba que la voluntad divina era que él fuera el nuevo rey.
Asesinó a Ladislao y a otro competidor que se había hecho
coronar como Esteban VII Constantino,
y con el apoyo del clero se convirtió en Esteban VIII. Fue él quien se
prestó a ayudar al nieto de Andrónico II y sólo
así, con los apoyos de servios y búlgaros, el
débil Imperio Bizantino contó con los medios necesarios
para destrozarse en una guerra civil. El conde de Winchester, Hugo el
Despenser, se había granjeado numerosos enemigos entre la
nobleza inglesa por la forma en que se había apropiado de
extensos territorios en el principado de Gales. Su hijo, Hugo el Joven, era uno de los
favoritos del rey Eduardo II, y estaba acumulando también
territorios galeses. Finalmente la nobleza se levantó contra
Eduardo II y, su primo, el conde Tomás de Lancaster, se les
unió. Sin embargo, los nobles estaban
divididos en varias facciones enemistadas entre sí, lo que
permitió al rey combatirlas separadamente e ir
derrotándolas una a una. Eduardo II tenía un hermanastro, Edmundo de Woodstock, hijo de la
segunda esposa de su padre, Margarita de Francia, al que al cumplir los
veinte años le otorgó el condado de Kent. Dante fue acogido por Guido
Novello da Polenta, señor de Ravena y hermano de
Francesca da Rimini. Francesca y su amante, Paolo Malatesta,
habían sido inmortalizados por Dante al incluirlos en su Divina
Comedia, a la que dio fin ese mismo año. La Divina Comedia consta de 14.333 tercetos endecasílabos
encadenados, y se divide en tres partes: el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso, cada una de las
cuales está dividida en treinta y tres cantos, más uno
introductorio que se numera usualmente con los del Infierno, lo que
hace un total de cien cantos. En ella Dante narra en primera persona
una supuesta visión que tuvo el jueves santo del año 1300
y que se prolongó durante una semana, hasta el jueves siguiente,
según la cual, hallándose perdido en una selva (que
representa los vicios humanos), por intercesión de su amada
Beatriz acude en su auxilio el alma del poeta Virgilio, que
conducirá a Dante, a través del infierno y el purgatorio,
hasta el paraíso terrenal, desde donde la propia Beatriz lo
llevará hasta el Cielo en un viaje que culminará con la
contemplación de Dios. La Divina Comedia es una de las cumbres de la literatura universal,
y la primera obra maestra de la cultura europea occidental. En ella
Dante pone de manifiesto un profundo conocimiento de la cultura
clásica, y combina equilibradamente la mitología
judeocristiana y la grecolatina, la política, la
religión, el arte, la teología, la espiritualidad y los
intereses mundanos, todo ello sintetizado en un proyecto coherente y
bien estructurado, cuya grandeza y ambición nunca han sido
superadas. También debemos destacar que la Tierra de la Divina Comedia
es esférica, y que Dante describe muy lúcidamente las
diferencias astronómicas entre los dos hemisferios, así
como las diferencias horarias entre distintas partes de la Tierra.
Más aún, Dante comprende perfectamente que la gravedad es
una fuerza de atracción dirigida hacia el centro de la Tierra.
Así, cuando llega a lo más profundo del infierno,
Virgilio lo lleva a descender por un conducto cuando, de repente, Dante
se desconcierta y siente que se encuentra boca abajo, y tiene que dar
media vuelta para empezar a ascender sin cambiar el sentido de su
marcha (porque ha atravesado el centro de la Tierra y el sentido de la
gravedad se ha invertido). En este enlace
hay más detalles sobre la estructura de la Divina Comedia y los
personajes más famosos que aparecen en ella. Dante confiaba que la fama de su Comedia le abriría las
puertas de Florencia, pero no tuvo ocasión de comprobarlo, pues
murió el 14 de septiembre, al
regreso de una embajada en Venecia. Guido da Polenta le organizó
unos magníficos funerales. También murió María de Molina, a los cincuenta
y seis años, sin tener la certidumbre de que su nieto Alfonso
XI, que tenía ahora diez años, llegaría
algún día a gobernar León y Castilla o si, por el
contrario, sucumbiría ante las intrigas de la corte. A los dos
regentes, Felipe y Juan Manuel, se añadió ahora Juan el Tuerto, señor de
Vizcaya, hijo del infante Juan, que había sido regente hasta su
muerte, acaecida dos años atrás. Los tres se repartieron
el reino. El 2 de enero de 1322
murió el rey Felipe V de Francia, a sus veintiocho años
de edad. Dejó dos hijas, Juana y Margarita, que, de acuerdo con
la ley sálica promulgada por el propio Felipe V, no
podían ser reinas, pero Juana estaba embarazada y la ley no
decía nada sobre si, a pesar de no poder reinar, las mujeres
podían o no transmitir la herencia. Así, si Juana
tenía un hijo se planteaba la duda de si el trono le
correspondería a éste o si, por el contrario,
debía pasar a Carlos, el hermano de Felipe V. De todos modos, el
conflicto se zanjó cuando nació la criatura, que
resultó ser niña. Inmediatamente, Carlos se
convirtió en el rey Carlos IV
de Francia y de Navarra, y mantuvo la política de su hermano. Se
separó de su esposa, Blanca de Borgoña (la que
había sido acusada de adulterio años atrás) y se
casó con María de
Luxemburgo, hermana del rey Juan I de Bohemia. Poco
después murió el conde Roberto III de Flandes y fue
sucedido por su nieto Luis I,
el marido de Margarita. Juan I de Bohemia participó en la batalla de Mühldorf, en la que el duque
Luis IV de Baviera derrotó e hizo prisionero a su rival, el
duque Federico I de Austria. Esto ratificó a Luis IV como rey
de Alemania, pero el Papa Juan XXII se negó a reconocerlo como
emperador. En Milán murió Matteo Visconti, y fue sudedido por su hijo Galeazzo I Visconti, que contó con el apoyo de Luis IV para proseguir la lucha de su padre contra los güelfos y los Della Torre. Eduardo II de Inglaterra logró sofocar finalmente la
rebelión de la nobleza. El conde Tomás de Lancaster fue
capturado en marzo y ejecutado poco
después. Fue sucedido por su hermano Enrique I, de naturaleza piadosa y
moderada. Otro de los rebeldes capturados fue Roger Mortimer, conde de La Marche, que fue encerrado en
la
Torre de Londres. El rey de Nápoles, Roberto el Prudente, seguía
intentando conquistar Sicilia, y rechazó las ofertas de paz que
le hizo el rey Federico II. Al mismo tiempo, conquistó el
principado de Morea y se lo entregó a sus hermanos, Felipe I de
Tarento (que poseía el título de emperador latino de
Constantinopla) y Juan, el conde de Gravina, que estaba casado con
Matilde, princesa de Morea, aunque se divorció de ella ese mismo
año para volverse a casar. El dominio de Hungría sobre la costa adriática siempre
había sido muy débil, y los gobernadores locales
habían gozado de gran autonomía Finalmente, bajo el ban Esteban II Kotromanic, la
región, conocida como Bosnia,
logró su plena independencia. En el último siglo, los
bogomilos habían sido objeto de numerosas persecuciones, y
Bosnia se había convertido en su último reducto. La
mayoría de los señores bosnios pertenecía a esta
confesión. El rey León V de Armenia tuvo que hacer frente a una nueva
oleada de invasiones de los mamelucos de Egipto. Ese año murió sin descendencia el conde Poncio VI de Ampurias, y su condado se unió al de Barcelona. En Bulgaria murió el rey Teodoro Svetoslav, y fue sucedido
por su hijo Jorge II, quien,
aprovechando la guerra civil en el Imperio Bizantino, trató de
ocupar Adrianópolis, pero fue derrotado en 1323, y murió poco después.
Tras unos meses de anarquía (Jorge II no dejó
descendencia), se impuso como sucesor Miguel
III. El rey Jaime II de Aragón había recibido las
íslas de Córcega y Cerdeña del Papa Bonifacio
VIII, si bien nunca había tomado posesión de ellas, y
ahora inició una serie de campañas con tal fin. Las
operaciones fueron dirigidas por su hijo y heredero Alfonso. La flota
zarpó de Cataluña
el 28 de mayo, y desembarcó
en Palma de Solz, en
Cerdeña, desde donde inició el asedio de Vilaesglesias y Càller (Cagliari), ciudades dominadas por
Pisa. Los catalanes contaron con el apoyo de la flota genovesa. Los aztecas llevaban ya más de medio siglo asentados en Tizapan cuando tuvieron que huir una
vez más, esta vez por la intransigencia de sus vecinos, que no
vieron con buenos ojos que desollaran viva a la hija del señor
de Culhuacán. El rey Magnus VII de Suecia y de Noruega tenía aún
siete años cuando Suecia firmó la paz de Pähkinäsaari con el
principado ruso de Nóvgorod, con lo que terminó la gran
guerra de Carelia, que incorporó este territorio a Finlandia,
bajo dominio sueco. Ese año murió el conde Amadeo V de Saboya, que fue
sucedido por su hijo Eduardo. El Papa Juan XXII canonizó a santo Tomás de Aquino. En
su lucha contra los Espirituales, promulgó la bula Cum inter nonnullos, en la que
afirmó que, aunque Cristo vivió pobre, reconoció
el derecho de propiedad. Mientras tanto, el duque Luis IV de Baviera,
ante la negativa de Juan XXII de coronarlo emperador, envió un
ejército al norte de Italia, que, naturalmente, contó con
el apoyo de los gibelinos. Por otra parte, Luis IV derrotó al
rey de Bohemia Juan I de Luxemburgo y se apoderó del margraviato
de Brandeburgo, que entregó a su hijo Luis en 1324.
En febrero los gibelinos,
apoyados por Luis IV, derrotaron en Vario
al rey de Nápoles,
Roberto el Prudente. Desde la derrota de los albigenses y la anexión a Francia del
condado
de Tolosa, la lengua provenzal había experimentado un fuerte
retroceso.
Un grupo de caballeros tolosanos se constituyó en la Sobregaya companhia dels set trobadors de
Tolosa, y organizó un certamen de poesía provenzal
que se celebraría anualmente cada 1
de mayo en la ciudad de Tolosa. Eran los llamados juegos florales. Estaban presididos
por una reina, elegida entre
las damas de mayor alcurnia, y arbitrados por siete mantenedores, que premiaban la
mejor composición del concurso con una violeta de oro. El ganador de la
primera edición fue el poeta Artaut
Vidal. Los güelfos perdieron el dominio de
Lombardía y en junio Roberto
el Prudente
se vio obligado a regresar a Nápoles. Su hijo Carlos, el duque
de Calabria, enviudó de Catalina de Habsburgo, la hermana de
Federico I de
Austria, y no tardó en casarse con María, hija del conde Carlos
de Valois. Juan XXII excomulgó a Luis IV, y el teólogo italiano Marsilio de Padua escribió
junto al teólogo francés Jean
de Jandun el Defensor pacis,
en el que atacaban audazmente las pretensiones pontificias sobre el
poder temporal y defendían la subordinación de la Iglesia
al Estado. También el franciscano Guillermo de Ockham se
mostró crítico con la política papal, y fue
llamado a Aviñón, donde se le instruyó un proceso. Mientras tanto el infante Alfonso, hijo de Jaime II de
Aragón, había tomado a los pisanos las ciudades de
Vilaesglesias y Càller, y un par de victorias más le
permitieron apropiarse en poco tiempo de toda la isla de
Cerdeña. En el asedio de Vilaesglesias había participado
personalmente el rey Sancho de Mallorca, que murió poco
después. No dejó descendencia, pero había nombrado
heredero a su sobrino de nueve años, que se convirtió en Jaime III de Mallorca. Era hijo de
Fernando, el que había llegado a ser príncipe de Morea.
Su tío Felipe, abad de
un monasterio franciscano de Narbona, hizo de tutor. El rey Jaime II de
Aragón, primo del rey Sancho, se consideró
legítimo heredero del reino, e incluso hizo un intento de
apoderarse de él por la fuerza, pero el Papa Juan XXII se puso
firmemente de parte de Jaime III y Jaime II renunció a sus
pretensiones. Ese año murió Marco Polo, en Venecia, colmado de
honores, junto a su esposa y sus tres hijas. También murió el rey Enrique II de Chipre, que fue
sucedido por su sobrino Hugo IV.
El rey de Granada, Ismaíl I, había aprovechado la
crisis de Castilla para apoderarse de numerosos territorios de la
frontera murciana. En la conquista de Martos
discutió con Muhammad ibn
Ismaíl, hijo del gobernador de Algeciras, sobre la
posesión de una cautiva cristiana, y éste tramó
una conspiración contra el rey, que murió
apuñalado en el palacio de la Alhambra. Fue sucedido por su hijo
Muhammad IV. El sultán mameluco al-Nasir
recibió en El Cairo a un invitado singular: a Congo Musa, el
emperador de Mali, que organizó una peregrinación a los
lugares santos del islam. Formó una caravana compuesta por unos
sesenta mil soldados y esclavos, cargada con unas dos toneladas de oro
y gran cantidad de víveres. Los cronistas cuentan que al ser
recibido por al-Nasir estuvo a punto de producirse un grave incidente
diplomático, pues la etiqueta estipulaba que cualquier hombre
debía inclinarse ante el sultán, pero esto sería
humillante para el emperador. Finalmente se inclinó diciendo: "Me prosterno ante Alá, que me
creó y me trajo al mundo", con lo que todos quedaron
satisfechos y ambos soberanos trabaron amistad. Cuentan que
gastó tanto oro en El Cairo que el metal se devaluó y la
economía egipcia se vio afectada durante más de una
década. A su regreso, ya en 1325, se hizo
construir una sala de audiencias según los modelos del norte de
África. Era una sala cuadrada, cubierta por una cúpula y
con las ventanas recubiertas de plata, oro y esmaltes. Concedía
audiencia rodeado por trescientos esclavos. Los demandantes
permanecían prosternados durante toda la entrevista y se
lanzaban polvo sobre la cabeza en señal de respeto. La
peregrinación de Congo Musa dio a conocer su Imperio al mundo, y
su fama llegó a Europa y Oriente Medio. En China empezaron a producirse revueltas populares contra los
mongoles. Éstos trataron de reforzar las leyes que situaban a
los mongoles en un status social superior a los chinos, pero con ello
inflamaron el nacionalismo chino y las revueltas se generalizaron. Cuenta la tradición azteca que, tras pasar dos años
errantes, vieron a un águila que devoraba una serpiente sobre un
nopal en un islote del lago Texcoco. Como cualquiera habría
interpretado, esto era una señal de los dioses para que fundaran
allí una ciudad. La llamaron Tenochtitlán.
Construyeron casas de cañas tejidas con argamasa. No
tenían mucho espacio, pues sus vecinos tepanecas eran más
fuertes que ellos y tenían que pagar tributo a Azcapotzalco. En
la zona había cinco lagos poco profundos, y los aztecas se
dedicaron a fabricar cestos de juncos, de unos dos metros y medio de
diámetro, que llenaban de tierra y los ponían en el lago,
plantando árboles a su alrededor para mantenerlos fijos. Con
estos cestos, en los que cultivaban plantas de diversas especies,
fueron drenando los lagos. Cuando Alfonso, el hijo de Jaime II de Aragón, dejó
Cerdeña después de haberla conquistado, los gobernadores
catalanes que puso al frente de la isla actuaron tormemente y dieron
pie a que los pisanos estimularan revueltas en las ciudades de
Càller y Sàsser
(Sassari), que, no obstante, fueron sofocadas. Ese año Jaime II
nombró conde de Ampurias a su hijo Pedro I, que acababa de cumplir
veinte años. Ramon Muntaner, a sus cincuenta años, decidió
retirarse a la localidad de Chirivella,
en el reino de Valencia, donde empezó a escribir una Crónica en la que cuenta la
historia de la Corona de Aragón desde Jaime I. Isabel de Francia, la hermana del rey Carlos IV de Francia y esposa
de Eduardo II de Inglaterra, se peleó con su marido. Las malas
lenguas dicen que éste era homosexual y que no atendía
debidamente a su esposa. La situación llegó a un punto en
que Eduardo II confiscó todos los bienes a Isabel, que se las
arregló para huir a Francia con su hijo Eduardo. Poco después, el
conde Roger
Mortimer logró evadirse de su cautiverio y se reunió en
Francia con la reina, convirtiéndose en su amante. El rey de Nápoles, Roberto el Prudente, envió a su
hijo Carlos contra Sicilia, pero el 23 de
septiembre los gibelinos vencieron a sus aliados güelfos de
Florencia en Altopascio, y el 15 de noviembre derrotaron también
a los güelfos de Bolonia en Zappolino,
por lo que Carlos abandonó la campaña de Sicilia sin
haber obtenido ningún resultado y se dirigió a Florencia,
donde los güelfos le entregaron la ciudad. Según el tratado
de Caltabellota, el señorío de Federico II sobre Sicilia
era vitalicio, pero no hereditario. Sin embargo, después de los
ataques de Roberto el Prudente, Federico II se consideró
liberado de tal compromiso y nombró heredero a su hijo Pedro. Ese año murió el conde Carlos de Valois y de Anjou.
Fue sucedido por su hijo Felipe. También murieron el rey
Dionisio de Portugal, que fue sucedido por su hijo Alfonso IV el Bravo, y el Gran
Príncipe de Moscú, Yuri
Danilovich, que fue sucedido por su hermano Iván I. Sin embargo, Dimitri, el príncipe de
Vladímir, hijo de Yuri Danilovich, que había muerto el
año anterior, logró del kan de la Horda de Oro que el
título de Gran Príncipe volviera a su familia. En el
sultanato de Delhi, el sultán Giyat al-Din murió por
instigación de su hijo Ulug
kan, y fue sucedido por Muhammad
Tugluq. El rey Alfonso XI de León y Castilla fue reconocido mayor de
edad al cumplir los catorce años, y pronto demostró una
capacidad impropia de su edad. No tardaría en ser conocido como Alfonso XI el Justiciero, y no por
su amor a la justicia, sino a los ajusticiamientos, con los que
empezó a poner orden entre la díscola nobleza
castellanoleonesa. Se deshizo hábilmente de la influencia de sus
tutores: a Juan Manuel lo neutralizó primeramente fingiendo
querer casarse con su hija Constanza,
pero cuando el infante se dio cuenta de que estaba siendo burlado, se
alió con Juan el Tuerto, al que el rey también
había despachado, y le ofreció la mano de Constanza. Sin
embargo, Juan el Tuerto murió oportunamente en un banquete
ofrecido por Alfonso XI en Toro,
en 1326. (Hay quien dice que lo
mató el rey en persona.) Juan Manuel se dedicaba también a la literatura. Había
escrito El libro de la caza,
el Tratado de las armas y el Libro de los castigos o consejos que hizo
don Juan Manuel para su hijo don Fernando. Este año
terminó el Libro del
caballero y del escudero, imitación de un libro de Ramon
Llull, en el que, bajo una rudimentaria y disconexa trama novelesca, un
escudero va recibiendo todas las enseñanzas que le son
necesarias para alcanzar el perfecto estado de la caballería.
Tales "conocimientos" están extraídos principalmente de
las Etimologías de san Isidoro y de los escritos de Alfonso X. Jaime II firmó una paz con Pisa sobre Cerdeña. En Japón continuaba el pulso entre el emperador, Daigo II, y el shikken. Éste
pidio su abdicación, pero el emperador obtuvo el apoyo de la
nobleza y se negó. Más aún, nombró sucesor
a su hijo. En el Imperio Bizantino, el emperador Andrónico II y su nieto
Andrónico continuaban su guerra civil. El rey Miguel III de
Bulgaria había empezado su reinado manteniendo el apoyo
búlgaro a Andrónico II, pero ahora decidió aliarse
con su nieto. Éste contrajo matrimonio con Ana de Saboya, hermana del conde
Eduardo de Saboya. La Iglesia Rusa apoyó el ascenso de Moscú frente a
Vladímir cuando el metropolitano (la máxima autoridad
eclesiástica en Rusia) decidió trasladar su sede de
éste a aquel principado. Al ocupar el trono, el rey Cristóbal II de Dinamarca
había firmado una carta en la que se comprometía a
respetar los derechos de la Iglesia y de la nobleza, pero no
tardó en incumplir su compromiso. Ahora los nobles lo expulsaron
y pusieron en su lugar a un joven duque de doce años llamado Valdemar III. En Rímini murió Pandolfo I, el último de los
hermanos Malatesta. Sus extensos territorios pasaron a sus hijos, Malatesta III y Galeotto, que los incrementaron
aún más mediante una serie de luchas locales. En Escocia murió el senescal Walter, que fue sucedido por su
hijo Roberto, de diez
años. Su madre, María, la hermana del rey David II,
había muerto el mismo año de su nacimiento. También murió el emir turco Osmán I y
fue sucedido por su hijo Orján,
que pronto se impuso sobre los emiratos vecinos y organizó un
estado sólido. La forma árabe de Osmán es Utmán y, por ello, los turcos
gobernados por Osmán I y sus descendientes fueron
conocidos en Europa como turcos Otomanos.
Orján confió la administración a su hermano, el
visir Alá-al-Din, que impuso tributos en dinero y hombres. El
emir instituyó un cuerpo de infantería regular,
los jenízaros, que se
nutría principalmente de niños cristianos capturados o
"recaudados", que eran educados en un islamismo fanático. Por si
el islamismo fanático no era suficientemente patético,
les dio como emblema una marmita, símbolo de la abundante
alimentación que se les proporcionaba, y sus oficiales
tenían nombres de cargos culinarios: maestro de la gran sopera, jefe de cocina,
aguador, etc. Isabel de Francia logró el apoyo de su hermano, el rey Carlos
IV, contra su marido, el rey Eduardo II de Inglaterra, y el apoyo del
rey de Francia implicaba automáticamente el apoyo del Papa, Juan
XXII. Así, Roger Mortimer e Isabel volvieron a Inglaterra donde
se pusieron al frente de una insurrección nacional. La
población de Bristol
asesinó al conde Hugo el Despenser, y poco después
moría también su hijo Hugo el Joven, a manos de sus
adversarios. El 20 de enero de 1327
el Parlamento obligó a Eduardo II a abdicar en su hijo Eduardo III, que aún no
había cumplido los quince años. La reina Isabel
ejerció como regente. Obviamente, las relaciones entre Francia e
Inglaterra mejoraron a partir de este momento, y Carlos IV llegó
a un acuerdo con los ingleses sobre las fronteras de sus posesiones en
Aquitania. Por otra parte, el rey Roberto I de Escocia supo aprovechar
los disturbios en Inglaterra para aniquilar completamente la influencia
inglesa en su país. En el tratado
de York los ingleses admitieron su derrota. Ese año murió el rey Jaime II de Aragón, y fue
sucedido por su hijo Alfonso IV.
Poco antes había enviudado de Teresa de Entenza, la condesa de
Urgel, y ahora el rey traspasó el condado a su tercer hijo (su
segundo hijo varón), que pasó a ser el conde Jaime I de Urgel. Ese mismo
año había muerto Constanza, la hermana de Jaime II casada
con el infante Juan Manuel de Castilla, el cual se casó al poco
tiempo con Blanca de la Cerda,
hija del infante Fernando de la Cerda que había pretendido la
corona castellanoleonesa en varias ocasiones. Mientras tanto, el rey chichimeca Quinatzin extendió sus
dominios hacia el sur y trasladó su capital a Texcoco, situada junto al lago del
mismo nombre. Nuevos grupos de bárbaros chichimecas estaban
llegando al valle de México desde el norte, pero fueron
desviados hacia la sierra Nevada.
El rey de Alemania Luis IV de Baviera entró en Milán y
allí recibió la corona de hierro lombarda, asociada al
título de rey de Italia. Junto a él estaba el
teólogo Marsilio de Padua, y también Jean de Jandun, que
había tenido que huir de Francia. Los romanos, resentidos contra
el Papa por haberse trasladado a Aviñón, se rebelaron en septiembre, expulsaron a los güelfos
y ofrecieron la ciudad a Luis IV. En Milán, Luis IV
desconfió de Galeazzo I Visconti y lo hizo encarcelar. Los cronistas de la época afirman que el 21 de septiembre Isabel de
Francia y Roger Mortimer hicieron ejecutar a Eduardo II. Sin embargo,
recientemente se ha encontrado una nota de un sacerdote genovés,
notario pontificio, según la cual Eduardo II pudo huir de su
prisión tras matar a un guardia, cuyo cadáver fue
enterrado en su lugar. Según este relato, que destaca por la
veracidad de sus detalles, Eduardo II pasó a Irlanda, de
ahí a Francia, a Colonia y por último a los Alpes
italianos, donde habría acabado sus días como
ermitaño. El 27 de diciembre Carlos IV de
Francia nombró par de Francia,
conde de La Marche y duque de Borbón al
que hasta entonces era señor de Borbón, y que a partir de
ese momento fue conocido como Luis I
el
Grande. Recordemos que Luis I pertenecía a la familia de
los Capetos, pues era nieto (por vía masculina) del rey Luis IX
el Santo. En principio, el rey Eduardo III de Inglaterra había adoptado
también el título de rey de Escocia, pero en 1328 Inglaterra reconoció
definitivamente la independencia de Escocia en el tratado de Northampton, en el que se
acordó además el matrimonio de Juana, hermana de Eduardo III, con David, hijo del rey Roberto I de
Escocia. Ese mismo año Eduardo III se casó con Felipa, hija del conde Guillermo III
de Holanda. El rey Alfonso XI de Castilla se casó con María, hija del rey Alfonso
IV de Portugal. En Lorena murió el duque Federico IV, que fue sucedido por su
hijo Raúl.
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