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En 1314, Felipe IV de Francia fue
sucedido por su hijo Luis X,
que ya era rey de Navarra desde hacía unos años. Una de
sus primeras decisiones como rey de Francia fue la orden de asesinar a
su esposa, Margarita de Borgoña, por la acusación de
infidelidad que pesaba sobre ella. Su cuñada, Blanca de
Borgoña, fue internada en un convento y los dos presuntos
"colaboradores" en el adulterio fueron ajusticiados en público.
Quizá por esto el rey recibió el sobrenombre de Luis X el Obstinado, aunque por lo
demás resultó ser más bien pusilánime y
dejó que su tío, Carlos de Valois, gobernara Francia. Más delicada fue la sucesión del Papa. Los cardenales,
reunidos en Lyon, estaban a la expectativa de saber si el Papa iba a
ser elegido por el nuevo rey de Francia o si podían consultar al
Espíritu Santo. De todos modos, había un Capeto poderoso
que apoyaba firmemente a un candidato. El Capeto era Roberto el
Prudente, el rey de Nápoles, al que Clemente V, antes de morir,
había nombrado "vicario imperial en Italia y capitán
general de los estados de la Iglesia", y su candidato era Jacques Duèse, que
había sido canciller del reino de Nápoles antes de ser
nombrado obispo de Aviñón, y luego formó parte de
la remesa de cardenales franceses nombrados
tras la elección de Clemente V. Roberto era cada vez más
poderoso en Italia. Ese año hizo un intento de recuperar
Sicilia, lo que supuso el comienzo de una guerra contra el rey Federico
II,
y al mismo tiempo combatió a los gibelinos. El rey Roberto I de Escocia venció a Eduardo II de Inglaterra
en Bannockburn, victoria que
marcó el declive de la dominación inglesa sobre Escocia.
Esto insubordinó aún más a la nobleza, dirigida
por el conde Tomás de Lancaster, el cual, a partir de ese
momento, tuvo dominado a su primo, Eduardo II. En la concordia de Palazuelos
se llegó finalmente a un acuerdo sobre la regencia del rey
Alfonso XI de León y Castilla: Serían regentes
María de Molina y el infante Juan. A partir de ese momento, el
infante Pedro se dedicó a la guerra contra Granada.
Aceptó el llamamiento que el rey derrocado Nasr le había
hecho el año anterior y dirigió varias campañas
contra el rey Ismaíl I, que trató en vano de recuperar
Gibraltar. Alfonso, el segundo hijo del
rey Jaime II de Aragón, se casó con Teresa de Entenza, sobrina
segunda del conde Armengol X de Urgel, que murió sin
descendencia por esas mismas fechas, con lo que Alfonso se
convirtió en el nuevo conde de Urgel. También murió el conde Rodolfo II de Habsburgo, que fue sucedido por su hijo Juan I. En Italia murió el escultor Giovanni Pisano. En 1315 el rey Luis X de Francia
se casó con Clemencia,
hija de Carlos Martel, el difunto aspirante al trono de Hungría,
y sobrina del rey de Nápoles, Roberto el Prudente. Las malas
lenguas dijeron que si había hecho asesinar a su primera esposa
era con vistas a este segundo matrimonio. Roberto, el conde titular de
Borgoña, murió a los quince años, con
lo que ya nadie podía cuestionar a la condesa Juana I la
legitimidad del título que le había usurpado a su
hermano. Además Juana se convertía ahora en la heredera
del condado de Artois, que su madre, Matilde, había usurpado a
su sobrino, Roberto III. También murieron el duque Hugo V de Borgoña (que no
dejó descendencia, por lo que el ducado pasó a su hermano
Eudes IV) y el conde
Gastón I de Foix, que fue sucedido por su hijo Gastón II. Sin embargo, el
vizcondado de Castellbó y otras baronías que
Gastón I poseía en Cataluña las heredó su
segundo hijo, que pasó a ser el vizconde Roger Bernardo II de
Castellbó. Walter, el senescal de Escocia se casó con María, hija del rey Roberto
I. La nobleza francesa, sin cuestionar la autoridad real, se
organizó el ligas y obligó al rey a confirmar las cartas
que en cada provincia precisaban sus derechos y costumbres. Un intento
de invadir Flandes fracasó a causa de unas lluvias torrenciales,
impropias de la estación. El 8 de julio Fernando de
Mallorca, con la ayuda de su hermano, el rey Sancho, obtuvo la victoria
de Clarenzza, en la que se
hizo con el principado de Morea. Su esposa Isabel, que
teóricamente legitimaba la conquista, había muerto tres
meses antes. El 29 de agosto Roberto el
Prudente sufrió una derrota en Montecatini
frente a los gibelinos, a pesar de lo cual conservó la confianza
de los güelfos de Florencia. Dante fue condenado nuevamente por
rebelde. Se le ofreció una amnistía, pero la
rechazó y nunca más volvió a pisar Florencia. El rey Jaime II de Aragón se casó con María, hermana del rey
Enrique II de Chipre. A su vez casó a su hija Isabel con el duque Federico I de
Austria. El año anterior había estallado un conflicto
entre el cantón de Schwyz y la abadía de Eisiedeln, protegida por los
Habsburgo, y Federico I envió un ejército al frente de su
hermano Leopoldo, que el 15 de noviembre fue derrotado por la
Confederación Helvética. El 9 de diciembre los tres cantones suizos
renovaron en Brunnen su pacto
perpetuo. Poco después terminó Ramon Llull su última obra
conocida, el Liber de maiori fine et
intellectus amoris et honoris, fechada en Túnez, a donde
se había desplazado el año anterior en una de sus
campañas de predicación. A partir de aquí, a sus
ochenta años, se le pierde el rastro. Una vieja leyenda
decía que, lapidado por los musulmanes, embarcó en una
nave genovesa y que murió cuando divisaba las costas de su
patria, Mallorca. Lo cierto es que sus restos descansan en el
convento de San Francisco, en Palma de Mallorca, y que en 1986 fueron
exhumados y analizados, sin que se advirtiera en ellos ningún
signo de muerte violenta. Se considera a Ramon Llull como el padre del
catalán como lengua literaria. La amplitud de temas que
trató en sus obras lo obligó a acuñar una gran
cantidad de léxico, tomado a veces del propio catalán, o
romanizando voces latinas, e incluso inventando conscientemente nuevas
palabras. En China, Timur, el nieto de Qubilay kan había muerto ocho
años atrás, y su sucesor, Haichan, se vio obligado a restaurar
la administración tradicional, basada en funcionarios letrados
que accedían a sus cargos mediante un sistema de exámenes. El 5 de junio de 1316
murió el rey Luis X de Francia a los veintisiete años de
edad, de una pleuresía causada, al parecer, por haber bebido
vino en exceso después de haberse acalorado jugando a la pelota.
Dejó una hija de cinco años, Juana, hija de su primera esposa,
cuya legitimidad, aunque nunca se había negado, había
sido puesta en entredicho por las acusaciones de infidelidad que
habían recaído sobre su madre, Margarita de
Borgoña. Por otra parte, su segunda esposa, Clemencia, estaba
embarazada. Si su hijo era varón le correspondía la
corona, así que la sucesión de de Luis X quedó en
suspenso hasta que se produjera el alumbramiento. El mayor de los dos
hermanos de Luis X, Felipe, se encontraba lejos de París cuando
recibió la noticia de la muerte del rey, pero se apresuró
a regresar para proclamarse regente de su posible sobrino. El 5 de julio, Fernando de
Mallorca, el príncipe de Morea, murió tras ser derrotado
en la batalla de Manolada por Juan I de Orsino, el conde de Cefalonia, lo que puso fin al
dominio catalán sobre Morea. La vacante del trono francés volvía peligrosa para
Francia la vacante de la sede pontificia. Habían pasado ya
más de dos años desde la muerte de Clemente V y los
cardenales, reunidos el Lyon, se vieron más presionados que
nunca por los influyentes Capetos, que necesitaban un Papa que no
enturbiara con maquinaciones políticas los posibles conflictos
derivados de la sucesión. En agosto
fue elegido Jacques Duése, el candidato de Roberto el Prudente,
que adoptó el nombre de Juan
XXII. No fue un títere como su predecesor, que
obedecía a regañadientes los dictados del rey de Francia,
sino que más bien estableció una colaboración
entre el papado y los Capetos. Ratificó a Aviñón
como residencia papal (que Clemente V había establecido de modo
provisional) y, en general, satisfizo a los Capetos en cuanto esperaban
de él, pero al mismo tiempo aprovechó su apoyo para
reafirmar su autoridad como cabeza de la Iglesia. Así, poco
después de ser elegido, empezó a tomar medidas que
centralizaban la administración de la Iglesia, como la que
establecía que las posesiones de los obispos en el momento de su
muerte pasarían al Papa, o la bula Si grauiter aduertitis, que
regulaba las annatas
(anualidades o impuestos que los beneficiarios de propiedades
eclesiásticas pagaban a la Santa Sede). El duque de Calabria, Carlos, hijo de Roberto el Prudente, se
casó con Catalina de Habsburgo,
hermana del duque Federico I de Austria. El 12 de noviembre nació
el rey de Francia Juan I el
Póstumo, pero murió al cabo de una semana, y su
tío Felipe (sobre el que recayeron sospechas de haberlo
asesinado) se proclamó rey de Francia, en detrimento de su
sobrina Juana. En las últimas décadas, los lituanos paganos
habían aprendido de los caballeros teutónicos que
ocupaban su territorio y se habían organizado bajo el gran duque
Vitenis, que ahora era sucedido
por Guedimín. El
nuevo gran duque fue el creador de un gran estado dotado de un
ejército que pudo mantener a raya tanto a los caballeros
teutónicos como a los mongoles. Los mamelucos conquistaron el reino de Nubia, y su clase dirigente
no tardó en aceptar el islam. No obstante, los mamelucos
toleraron la pervivencia de una pequeña comunidad cristiana.
Incluso hay indicios de que se conservó un pequeño reino
cristiano en la zona norte de la región. El 9 de enero de 1317 se
celebró la coronación del rey Felipe V de Francia y de Navarra, y
poco después convocó una reunión de la nobleza y
el clero para dejar zanjado un asunto que había juzgado
más prudente no tocar hasta no haber sido coronado: la asamblea
decretó que las mujeres no podían ser reinas de Francia.
Ciertamente, nunca había habido una reina de Francia, pero
tampoco se había dado nunca la ocasión de que la hubiera.
Las costumbres de transmisión de los títulos nobiliarios
estipulaban que los hijos varones tenían prioridad sobre las
hijas, pero en ausencia de descendencia masculina heredaban las
mujeres. No se dio ninguna razón para promulgar esta ley, si
bien las razones de estado subyacentes estaban claras: las mujeres se
casaban y transmitían sus títulos a sus maridos, por lo
que entregar el reino a una mujer era firmar un cheque en blanco, un
cheque que podía cobrar el primero que se casara con ella, y
esto, especialmente si la reina era una niña, generaba una
incertidumbre muy desagradable. Así era como el reino de
Navarra,
por ejemplo, había pasado a manos del rey de Francia, y la idea
de que Francia pudiera acabar de ese modo en poder del rey de
Inglaterra, o de cualquier otro estado europeo, horrorizaba a los
franceses. Desde que los Capetos habían consolidado en Francia
la monarquía hereditaria, nunca había faltado un sucesor
varón al trono, por lo que la posibilidad que ahora se
había presentado, que la heredera fuera una mujer, había
escapado de las consideraciones de los juristas que habían
desarrollado el sistema legal francés, y existía un
vacío al respecto que Felipe V se encargó de cubrir a su
conveniencia. Más adelante se recordó la antigua "ley sálica", que se
remontaba a los tiempos de los Merovingios y que estipulaba
precisamente eso, que las mujeres no podían reinar. No existe
ninguna constancia escrita de dicha ley, e incluso algunos se han
cuestionado que jamás haya existido, aunque sí que parece
que hubo una tradición en esa línea. En cualquier caso,
la ley sálica se convirtió en una firme realidad a partir
de este momento. El reinado de Felipe V fue muy distinto al de su débil
hermano. Se impuso a la nobleza, reorganizó la casa real,
perfeccionó el
parlamento y la organización financiera del Estado,
desarrolló las milicias
urbanas, que eran una especie de cuerpo de policía al
servicio del rey y convocó periódicamente a los Estados
Generales, convocados por primera vez por su padre, Felipe IV. Lo
único que no tenía Felipe IV era un chivo expiatorio como
los muchos que había tenido su padre: los judíos, el
Papa, los templarios, etc., pero terminó encontrando un sector
de la población al que utilizar para canalizar las
insatisfacciones de sus súbditos: los leprosos. Fueron acusados
de conspirar contra el gobierno y muchos acabaron siendo ejecutados. Ese año murió el conde Roberto de Clermont, hermano
del rey Felipe III de Francia y tio abuelo de Felipe V. Fue sucedido
por su hijo Luis, que,
además, había heredado de su madre el
señorío de Borbón. El rey Carlos I Roberto de Hungría derrotó por segunda
vez una coalición de la nobleza y se reafirmó en el trono
húngaro. El duque Luis IV de la Alta Baviera despojó de su herencia a
su hermano Rodolfo I, con quien compartía el ducado, con lo que
se convirtió en el único duque y se apoderó
además del Palatinado. Ese año murió Manfredo, el duque de Atenas, hijo del
rey Federico II de Sicilia, y fue sucedido por su hermano Guillermo. Bajo el duque Valdemar, Finlandia había experimentado una gran expansión y se había vuelto prácticamente independiente de Suecia, hasta que el rey Birger Magnusson asesinó a Valdemar y reincorporó a su reino el ducado. El príncipe de Moscú, Yuri Danilovich, se casó con Konchak, la hermana del kan Uzbeko de la Horda de Oro, lo que le valió la carta que lo nombraba gran príncipe, imponiéndose así al príndipe Mijail de Vladímir, que poseía el título hasta entonces. La desaparición de la orden del Temple había dejado un
vacío en la defensa del reino de Valencia contra las incursiones
musulmanas, por lo que el rey Jaime II de Aragón fundó la
Orden de Montesa con los
bienes incautados a los templarios. Similarmente, el rey Dionisio de
Portugal permitió reorganizarse a los templarios de su reino
fundando para ellos la Orden de
Cristo. Ambos reyes habían protestado ante la
decisión pontificia de disolver la orden y protegieron sus
bienes de la orden del Hospital, encarnizada enemiga del Temple, que
había tratado de apoderarse de ellos como había hecho en
Francia. El Papa Juan XXII lanzó la Santa Inquisición contra
los franciscanos espirituales, que rechazaban toda propiedad para su
orden. Con la bula Sancta Romana
condenó a los espirituales de la Marca, y en 1318, año en que la Santa
Inquisición condenó a muchos de ellos a la hoguera o a
cadena perpetua, la bula Gloriosam
Ecclesiam condenaba al grupo de Toscana. El único sector
de espirituales que sobrevivió a esta persecución fue el
de los fraticelos, que declararon herético a Juan XXII. Por otra
parte, el Papa concedió el estatuto de universidad al colegio
Peterhouse de Cambridge. En sus primeros años de existencia, la
universidad de Cambridge se especializó en derecho civil y
canónico. Ese año murió el déspota Tomás de
Épiro, asesinado por su sobrino Nicolás
Orsini, lo que supuso la desaparición del despotado. Su
territorio fue repartido entre Servia y Albania. También
murió el déspota Juan II de Valaquia, tras lo cual el
despotado cayó en poder de Hungría. Los
almogávares,
dirigidos por Alfonso Federico,
hijo bastardo del rey Federico II de Sicilia, aprovecharon las
circunstancias para conquistar nuevos territorios, con los que
constituyeron el ducado de Neopatria
y se lo entregaron al duque Guillermo de Atenas. Alfonso Federico fue
nombrado vicario general de los ducados, y fue su verdadero gobernante. El duque Eudes IV de Borgoña se casó con Juana, la hija del rey Felipe V de Francia, la cual acababa de cumplir los diez años de edad. El rey Carlos I Roberto de Hungría se casó con Beatriz, hermana del rey Juan de Bohemia. Por último, Juan, el conde de Gravina, hermano del rey de Nápoles Roberto el Prudente, se casó con Matilde de Hainaut, la hija de Florencio de Hainaut e Isabel de Villehardouin, que podría considerarse legítima heredera del principado de Morea, ahora en poder de Felipe I de Tarento, el otro hermano de Roberto. El rey de Suecia Birger Magnusson fue expulsado del país y
tuvo que huir a Dinamarca. En 1319
murieron el rey Haakon V de Noruega y el rey Erik Menved de Dinamarca.
Haakon V no dejó descendencia masculina, pero su hija Ingeborg era la viuda de Erik, el
hermano de Birger Magnusson, y logró que su hijo de tres
años, Magnus VII Eriksson,
fuera reconocido como rey tanto en Noruega como en Suecia. Por su
parte, Erik Menved fue sucedido por su hijo Cristobal II. El príncipe Mijail de Vladímir fue sucedido por Yuri III Danilovich. El rey de Nápoles, Roberto el Prudente, se trasladó a
Provenza, desde donde dirigió la lucha contra los gibelinos.
Dante se encontraba entonces en Ravena, donde estaba componiendo sus
dos Églogas en
latín, de imitación virgiliana,
dirigidas al latinista boloñés Giovanni del Virgilio, quien le
había invitado a abandonar la lengua vulgar por el latín. El infante Jaime de Aragón,
primogénito del rey Jaime II, que tenía ahora
veintitrés años, se resistía a casarse con Leonor de Castilla, hermana del rey
Alfonso IX con quien su padre había convenido el matrimonio
siete años atrás. Finalmente, ante los ruegos de su padre
y del Papa Juan XXII, se avino a que se celebrara la ceremonia, que
tuvo lugar en octubre, pero apenas
hubo terminado salió huyendo, y en diciembre
renunció a sus derechos a la Corona de Aragón para
hacerse monje. Jaime II nombró heredero entonces a su segundo
hijo, Alfonso. Al parecer, más que beatitud, el infante Jaime
padecía un desequilibrio mental. El rey Ismaíl I de Granada, cansado de las correrías
de los infantes Pedro y Juan de Castilla, buscó todos los
refuerzos que pudo conseguir y los derrotó en una batalla en la
Vega de Granada, en la que ambos perdieron la vida. Ese año murió el conde Luis de Evreux, tío del
rey Felipe V de Francia, y fue sucedido por su hijo Felipe, que estaba casado con Juana, la hija del rey Luis XI
excluida de los tronos de Francia y de Navarra por la ley sálica. También murió Valdemaro, el margrave de Brandeburgo, y fue sucedido por su hijo Enrique, pero murió sin descendencia en 1320. Luis IV de Baviera trató de apropiarse del territorio en calidad de emperador, pero se encontró con la oposición del rey de Bohemia, Juan I de Luxemburgo. En Talavera de la Reina,
María de Molina fue ratificada como regente de su nieto Alfonso
XI de León y Castilla, juntamente con su hijo Felipe y el infante Juan Manuel, que
sustituían a los infantes Pedro y Juan, muertos el año
anterior. Ese año terminó sus estudios en la universidad de
Oxford un franciscano de treinta años llamado Guillermo de Ockham. Como era
preceptivo, comentó las Sentencias de Pedro Lombardo, pero no
obtuvo el grado de maestro, probablemente por lo atrevido de sus
doctrinas. Mientras los grandes de la Escolástica, con santo
Tomás a la cabeza, pretendían mostrar el total acuerdo
entre la fé y la razón, entre la teología y la
filosofía, la postura de Ockham es radicalmente opuesta. Ockham
niega que el mundo pueda ser conocido racionalmente, porque ello
supondría limitar la libertad de Dios. Dios ha creado el mundo
como ha querido, sin estar sujeto a ideas universales o esencias que le
dictaran cómo debían ser las cosas. No es posible
demostrar racionalmente las verdades de la fe, como que sólo hay
un Dios, o que el alma es inmortal, etc., porque si Dios hubiera
querido crear treinta Dioses iguales a Él, podría haberlo
hecho, y si hubiera querido que las almas fueran mortales, lo
habrían sido. Si fuera posible demostrar racionalmente que
sólo hay un Dios o que las almas son inmortales, ello
significaría que Dios estaba obligado a ser único y a
crear almas inmortales, lo cual es inadmisible para Ockham. Lo mismo es
válido para la moral: no puede justificarse racionalmente que
matar es malo, porque si Dios hubiera querido que matar fuera bueno,
entonces matar sería bueno. La existencia de una
demostración racional de que matar es malo supondría una
limitación a la libertad de Dios de decidir qué es bueno
y qué es malo. La única "razón" por la que matar
es malo es porque Dios lo ha decidido así. Lo más sorprendente del caso, es que, de este menosprecio
absoluto a la razón humana, Ockham extrajo consecuencias
bastante razonables: sobre el clásico problema de los
universales adoptó un claro nominalismo que negaba toda realidad
a las ideas abstractas. Lo único real es el individuo. Los
conceptos abstractos existen sólo en la mente como forma de
referirse a los objetos particulares y describirlos más
adecuadamente. Por ello el uso de unos conceptos u otros, no depende en
absoluto de si existe o no tal o cual idea universal, sino de
cuáles son los conceptos más convenientes para expresar
con más claridad y sencillez lo que se está analizando.
En particular, no hay que multiplicar los entes sin necesidad. Si un
concepto no es necesario para describir una realidad concreta, entonces
debe ser descartado por vacío de contenido. La finalidad de la Ciencia es describir la Naturaleza, los hechos, las experiencias que pueden observarse, pero teniendo presente que ninguna de sus proposiciones puede tenerse como absolutamente cierta, sino únicamente como probable. No podemos decir: "Mañana saldrá el sol a la hora debida", sino únicamente "Probablemente, mañana saldrá el sol a la hora debida, salvo que Dios decida hacer una excepción". No hay que razonar sobre el Mundo, hay que observar el Mundo para describirlo tan fielmente como sea posible. No es posible razonar cómo ha hecho Dios el Mundo, pues la respuesta es que lo ha hecho como libremente ha decidido hacerlo; lo que hay que hacer es observar atentamente cómo ha hecho Dios el Mundo. El caso fue que esta doctrina animó con el tiempo a muchos hombres a dejar de estudiar la Naturaleza leyendo a Aristóteles y pasar a estudiarla observando la Naturaleza. Tal vez a pesar de sí mismo, Ockham es considerado uno de los fundadores de la ciencia empírica. Más sorprendente aún es que, del mismo modo que
negó toda relación entre la fe y la razón, Ockham
negó también que debiera haber relación alguna
entre Estado e Iglesia, y así, también se le considera
uno de los precursores teóricos de la concepción moderna
del estado laico. Felipe V de Francia puso fin a la impopular guerra de Flandes y,
para sellar el tratado de paz, casó a su hija Margarita, de diez años, con Luis, de dieciséis, el nieto
y heredero del conde Roberto III de Flandes. El rey Carlos I Roberto de Hungría se casó con Isabel, hija del duque Ladislao
Lokieteck de Polonia, que ese mismo año, con el
beneplácito del Papa Juan XXII, se convirtió en el rey Ladislao I de Polonia. Matteo Visconti, el señor de Milán, apoyado por los
gibelinos, había tratado de aproximarse al Papado renunciando a
su título de vicario imperial, pero Juan XXII lo
excomulgó y los güelfos, dirigidos por los Della Torre,
atacaron la ciudad. Ese año murió el rey Oshin I de Armenia, que fue
sucedido por su hijo León V.
El sultanato de Delhi pasó a manos de una nueva
dinastía, inaugurada por Giyat
al-Din Tugluq, que protegió Delhi de los mongoles y
llevó a cabo una política conciliadora entre musulmanes e
hindúes.
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