3 0
Viendo Raquel que ella no daba hijos a Jacob, tuvo envidia de su
hermana y decía a Jacob:
-¡Dame hijos; o si no, me muero!
2 Entonces se encendió la ira de Jacob contra
Raquel, y le dijo:
-¿Estoy yo en lugar de Dios, que te privó del fruto de tu
vientre?
3 Ella le dijo:
-He aquí mi sierva Bilha. Unete a ella, y que dé a luz sobre
mis rodillas, para que así yo también tenga hijos por medio de ella.
4 Le dio a Bilha su sierva por mujer, y Jacob se
unió a ella. 5 Y Bilha concibió y le dio a luz un hijo a
Jacob. 6 Entonces Raquel dijo: "Dios me ha hecho justicia;
también ha escuchado mi voz y me ha dado un hijo." Por eso llamó su
nombre Dan.
7 Concibió otra vez Bilha, sierva de Raquel, y dio
a luz un segundo hijo a Jacob. 8 Raquel dijo: "¡Grandes
conflictos he tenido con mi hermana, y de veras he vencido!" Y llamó su
nombre Neftalí.
9 Viendo Lea que había dejado de dar a luz, tomó a
Zilpa su sierva y se la dio a Jacob por mujer. 10 Zilpa,
sierva de Lea, le dio a luz un hijo a Jacob. 11 Y Lea dijo:
"¡Qué afortunada!" Y llamó su nombre Gad.
12 Zilpa, sierva de Lea, dio a luz un segundo hijo
a Jacob. 13 Y dijo Lea: "¡Qué felicidad la mía! Ahora las
mujeres me llamarán feliz." Y llamó su nombre Aser.
14 Rubén fue al campo en el tiempo de la siega del
trigo, halló mandrágoras y se las llevó a Lea su madre. Y Raquel dijo a
Lea:
-Por favor, dame algunas de las mandrágoras de tu hijo.
15 Ella respondió:
-¿Te parece poco que hayas tomado a mi marido para que te
quieras tomar también las mandrágoras de mi hijo?
Y Raquel dijo:
-Entonces que duerma contigo esta noche a cambio de las
mandrágoras de tu hijo.
16 Cuando Jacob volvía del campo al atardecer, Lea
salió a su encuentro y le dijo:
-¡Haz de unirte a mí, porque ciertamente yo te he alquilado a
cambio de las mandrágoras de mi hijo!
El durmió con ella aquella noche. 17 Y Dios
escuchó a Lea, y ella concibió y dio a luz un quinto hijo a Jacob.
18 Y Lea dijo: "Dios me ha dado mi recompensa, porque di mi sierva
a mi marido." Y llamó su nombre Isacar.
19 Lea concibió otra vez y dio a luz un sexto hijo
a Jacob. 20 Y dijo Lea: "Dios me ha dado un buen regalo.
Ahora me honrará mi marido, porque le he dado seis hijos." Y llamó su
nombre Zabulón. 21 Después dio a luz una hija y llamó su
nombre Dina.
22 Entonces se acordó Dios de Raquel. La escuchó y
le dio hijos. 23 Ella concibió y dio a luz un hijo, y dijo: "Dios
ha quitado mi afrenta." 24 Y llamó su nombre José, diciendo:
"¡Jehovah me añada otro hijo!"
Jacob prospera a expensas de Labán
25 Y aconteció que cuando Raquel dio a luz a José, Jacob dijo
a Labán:
-Déjame ir a mi lugar, a mi tierra. 26 Dame mis
mujeres y mis hijos por quienes he trabajado para ti, y déjame ir. Tú
conoces el trabajo que yo he realizado para ti.
27 Labán le respondió:
-Por favor, si he hallado gracia ante tus ojos . . . He visto
que Jehovah me ha bendecido por tu causa. 28 - Y añadió-:
Señálame tu salario, y yo te lo pagaré.
29 El respondió:
-Tú sabes cómo he trabajado para ti y cómo ha estado tu
ganado conmigo. 30 Pues poco tenías antes de que yo viniera,
y ha crecido abundantemente. Jehovah te ha bendecido con mi llegada.
Ahora, ¿cuándo he de trabajar yo también por mi propia casa?
31 El le preguntó:
-¿Qué te daré?
Jacob respondió:
-No me des nada. Pero si haces para mí lo siguiente, volveré
a apacentar y a cuidar tus ovejas: 32 Yo pasaré hoy en medio
de todo tu rebaño, poniendo aparte toda oveja pintada o salpicada de
diversos colores y todo cordero de color oscuro; y de entre las cabras
las salpicadas de diversos colores y las pintadas. Eso será mi salario.
33 Así será constatada mi honradez en el futuro, cuando tomes
en cuenta mi salario: Toda cabra que no sea pintada o salpicada y toda
oveja que no sea de color oscuro, que esté conmigo, será considerada
como robada.
34 Labán dijo:
-¡Bien! Que sea como tú dices.
35 Aquel día Labán apartó los machos cabríos
listados o pintados, todas las cabras pintadas o salpicadas de diversos
colores, todo lo que tenía en sí algo de blanco y todos los corderos de
color oscuro; y los entregó en manos de sus hijos. 36
Estableció una distancia de unos tres días de camino entre sí y Jacob,
pero Jacob debía apacentar las otras ovejas de Labán.
37 Entonces Jacob tomó varas verdes de álamo, de
avellano y de castaño, y descortezó en ellas mondaduras blancas,
descubriendo la parte blanca de las varas. 38 Después puso
las varas que había descortezado frente a las ovejas, en las pilas de
los abrevaderos de agua donde iban a beber las ovejas, porque éstas se
apareaban allí cuando iban a beber. 39 Las ovejas se
apareaban delante de las varas, y después parían corderos listados,
pintados y salpicados de diversos colores. 40 Entonces Jacob
apartaba los corderos y dirigía la vista del rebaño hacia lo listado y a
todos los que en el rebaño de Labán eran de color oscuro. Así hizo para
sí un rebaño propio, y no los ponía con el rebaño de Labán. 41
Y sucedía que cada vez que se apareaban los animales robustos,
Jacob ponía las varas delante de ellos, en las pilas, para que se
aparearan mirando las varas. 42 Pero cuando venían los
animales débiles, no ponía las varas. De este modo, los débiles eran
para Labán, y los robustos para Jacob. 43 Así prosperó
muchísimo el hombre; y tuvo muchas ovejas, siervas, siervos, camellos y
asnos.
Jacob parte secretamente para Canaán
31 Jacob escuchó las
palabras de los hijos de Labán, que decían: "Jacob ha tomado todo lo que
era de nuestro padre; de lo que era de nuestro padre ha adquirido toda
esta riqueza." 2 Observaba también Jacob la mirada de Labán,
y he aquí que ya no era para con él como antes. 3 Entonces
Jehovah dijo a Jacob:
-Vuelve a la tierra de tus padres, a tu parentela, y yo
estaré contigo.
4 Jacob mandó llamar a Raquel y a Lea al campo
donde estaban sus ovejas, 5 y les dijo:
-Veo que la mirada de vuestro padre ya no es para conmigo
como era antes. Pero el Dios de mi padre ha estado conmigo. 6
Vosotras sabéis que he trabajado para vuestro padre con todas mis
fuerzas, 7 y que vuestro padre me ha engañado y que ha
cambiado mi salario diez veces. Pero Dios no le ha permitido que me
hiciera daño. 8 Si él decía: "Los pintados serán tu salario",
entonces todas las ovejas parían pintados. Y si decía: "Los listados
serán tu salario", entonces todas las ovejas parían listados. 9
Así Dios quitó el ganado de vuestro padre y me lo dio a mí.
10 Y sucedió que en el tiempo en que se apareaban las ovejas, alcé
mis ojos y vi en sueños que los machos que cubrían a las hembras eran
listados, pintados y jaspeados. 11 Entonces el ángel de
Jehovah me dijo en sueños: "Jacob." Yo dije: "Heme aquí." 12
Y él dijo: "Por favor, alza tus ojos y mira cómo todos los machos que
cubren a las ovejas son listados, pintados y jaspeados; porque yo he
visto todo lo que Labán te ha hecho. 13 Yo soy el Dios de
Betel, donde tú ungiste la piedra y me hiciste un voto. Levántate, sal
de esta tierra y vuelve a la tierra de tu nacimiento."
14 Raquel y Lea le respondieron diciendo:
-¿Acaso tenemos todavía parte o heredad en la casa de nuestro
padre? 15 ¿No nos considera él ya como extrañas, puesto que
nos vendió y se ha comido del todo nuestro precio? 16 Toda la
riqueza que Dios ha quitado a nuestro padre es nuestra y de nuestros
hijos. Ahora pues, haz todo lo que Dios te ha dicho.
17 Entonces Jacob se levantó e hizo subir a sus
mujeres y a sus hijos sobre los camellos. 18 Luego condujo
todo su ganado y todas las posesiones que había adquirido, el ganado de
su propiedad que había adquirido en Padan-aram, para ir a su padre Isaac
en la tierra de Canaán. 19 Labán se había ido a esquilar sus
ovejas, y Raquel hurtó los ídolos de su padre. 20 Además
Jacob engañó a Labán el arameo al no decirle que se iba.
Labán persigue y alcanza a Jacob
21 Huyó, pues, Jacob con todo lo que tenía. Y levantándose
cruzó el Río y se dirigió a la región montañosa de Galaad. 22
Al tercer día le informaron a Labán que Jacob había huido. 23
Entonces tomó consigo a sus parientes y fue tras él en el camino, por
siete días, y lo alcanzó en la región montañosa de Galaad. 24
Pero aquella noche Dios vino en sueños a Labán el arameo, y le dijo:
"Ten cuidado, no sea que hables a Jacob bruscamente."
25 Alcanzó, pues, Labán a Jacob, quien había
instalado su tienda en el monte. Y Labán también instaló sus tiendas en
el monte Galaad.
Jacob y Labán se reconcilian
26 Entonces Labán dijo a Jacob:
-¿Qué has hecho? ¡Me has engañado al traer a mis hijas como
cautivas de guerra! 27 ¿Por qué has huido a escondidas,
engañándome, sin avisarme? Yo te habría despedido con alegría y cantares,
con tamborín y con arpa. 28 Ni siquiera me has dado la
oportunidad de besar a mis hijos y a mis hijas. Ahora pues, has actuado
locamente. 29 Yo tengo poder para haceros mal, pero el Dios
de tu padre me habló anoche diciendo: "Ten cuidado, no sea que hables a
Jacob bruscamente." 30 Y ya que te ibas definitivamente
porque tenías tanta nostalgia por la casa de tu padre, ¿por qué me has
robado mis dioses?
31 Jacob respondió a Labán y dijo:
-Yo tuve miedo, pensando que quizás me arrebatarías a tus
hijas. 32 La persona en cuyo poder halles tus dioses, que
muera. Reconoce en presencia de nuestros parientes lo que yo tenga que
sea tuyo, y llévatelo.
Jacob no sabía que era Raquel quien los había robado. 33
Entró, pues, Labán en la tienda de Jacob, en la tienda de Lea y en
las tiendas de las dos siervas, y no los halló. Saliendo de la tienda de
Lea, fue a la tienda de Raquel. 34 Pero Raquel había tomado
los ídolos, los había puesto en la montura de un camello y se había
sentado encima de ellos. Labán, pues, rebuscó toda la tienda y no los
halló. 35 Entonces ella dijo a su padre:
-No se enoje mi señor porque no pueda levantarme delante de
ti, pues estoy con la regla de las mujeres.
Buscó, pues, los ídolos, pero no los encontró.
36 Entonces Jacob se enojó y recriminó a Labán;
respondió Jacob y dijo a Labán:
-¿Cuál es mi transgresión? ¿Cuál es mi pecado para que me
hayas perseguido con tanto ardor? 37 Ya que has rebuscado
todas mis cosas, ¿qué has hallado de todas las cosas de tu casa? Ponlo
aquí delante de mis parientes y de los tuyos, para que ellos juzguen
entre nosotros dos. 38 Estos veinte años que he estado
contigo nunca han abortado tus ovejas ni tus cabras; ni yo comí ningún
carnero de tu rebaño. 39 Jamás te traje los restos del animal
despedazado; yo pagaba el daño. Lo robado, tanto de día como de noche,
tú lo reclamabas de mi mano. 40 De día me consumía el calor,
y de noche la helada; hasta el sueño huía de mis ojos. 41 Así
he pasado veinte años en tu casa: catorce años trabajé por tus dos hijas
y seis por tu ganado; y tú has cambiado mi salario diez veces. 42
Si el Dios de mi padre, el Dios de Abraham y el Temor de Isaac, no
estuviera conmigo, de cierto me dejarías ir ahora sin nada. Pero Dios ha
visto mi aflicción y el duro trabajo de mis manos; por eso te reprendió
anoche.
43 Labán respondió y dijo a Jacob:
-Las hijas son mis hijas, los hijos son mis hijos y las
ovejas son mis ovejas. ¡Todo lo que tú ves es mío! ¿Qué puedo hacer hoy
a estas hijas mías o a sus hijos que ellas han dado a luz? 44
Ven, pues, ahora, hagamos un pacto entre tú y yo, y sirva de testimonio
entre tú y yo.
45 Entonces Jacob tomó una piedra y la erigió como
memorial. 46 Y Jacob dijo a sus parientes:
-Recoged piedras.
Ellos tomaron piedras e hicieron un montón, y comieron allí
junto al montón. 47 Labán lo llamó Yegar-sahaduta; y Jacob lo
llamó Galed. 48 Y Labán dijo:
-Este montón es hoy testigo entre tú y yo.
Por eso llamó su nombre Galed 49 o Mizpa, pues
dijo:
-Vigile Jehovah entre tú y yo, cuando nos apartemos el uno
del otro. 50 Si tú maltratas a mis hijas, o si tomas otras
mujeres además de mis hijas, aunque nadie esté con nosotros, recuerda
que Dios es testigo entre tú y yo. 51 -Además, Labán dijo a
Jacob-: He aquí este montón, y he aquí el memorial que he levantado
entre tú y yo. 52 Testigo sea este montón, y testigo sea el
memorial, que ni yo pasaré de este montón hacia ti, ni tú pasarás de
este montón y de este memorial hacia mí, para mal. 53 El Dios
de Abraham, Dios de Nacor y Dios de sus padres juzgue entre nosotros.
Jacob juró por el Temor de Isaac, su padre. 54
Entonces Jacob ofreció un sacrificio en el monte y llamó a sus parientes
a comer. Ellos comieron y pasaron aquella noche en el monte. 55
Y levantándose muy de mañana, Labán besó a sus hijos y a sus hijas,
y los bendijo. Luego partió Labán y regresó a su lugar.
Jacob teme el reencuentro con Esaú
32 1 Jacob
continuó su camino, y le salieron al encuentro unos ángeles de Dios.
2 Cuando los vio, Jacob dijo:
-¡Este es un campamento de Dios!
Y llamó el nombre de aquel lugar Majanaim. 3
Después Jacob envió mensajeros delante de sí a su hermano Esaú, a la
tierra de Seír, en los campos de Edom. 4 Y les mandó diciendo:
-Así diréis a mi señor Esaú: "Así dice tu siervo Jacob: ’He
residido con Labán, con quien he permanecido hasta ahora. 5
Tengo vacas, asnos, ovejas, siervos y siervas; y envío a decírselo a mi
señor, para hallar gracia ante sus ojos.’ "
6 Los mensajeros volvieron a Jacob, y dijeron:
-Fuimos a tu hermano Esaú. El también viene a recibirte
acompañado de 400 hombres.
7 Entonces Jacob tuvo mucho temor y se angustió.
Luego dividió en dos campamentos la gente que tenía consigo, así como
las ovejas, las vacas y los camellos, 8 pues dijo: "Si Esaú
viene contra un campamento y lo ataca, el otro campamento podrá escapar."
9 Luego dijo Jacob:
-Dios de mi padre Abraham, Dios de mi padre Isaac, oh
Jehovah, que me dijiste: "Vuelve a tu tierra y a tu parentela, y yo te
prosperaré", 10 yo no soy digno de todas las misericordias y
de toda la fidelidad con que has actuado para con tu siervo. Con sólo mi
cayado pasé este Jordán, y ahora tengo dos campamentos. 11
Líbrame, por favor, de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, porque
le temo. No sea que venga y me mate a la madre junto con los hijos.
12 Tú has dicho: "Yo te prosperaré y haré que tu descendencia sea
como la arena del mar, que por ser tan numerosa no se puede contar."
Jacob envía presentes a Esaú
13 Jacob pasó allí aquella noche, y tomó de lo que tenía a
mano un presente para su hermano Esaú: 14 200 cabras y 20
machos cabríos, 200 ovejas y 20 carneros, 15 30 camellas que
estaban dando de mamar y sus crías, 40 vacas y 10 toros, 20 asnas y 10
borriquillos. 16 Entregó cada rebaño a sus siervos por
separado, y les dijo:
-Id delante de mí guardando cierta distancia entre rebaño y
rebaño.
17 Mandó al primero diciendo:
-Cuando Esaú mi hermano te encuentre y te pregunte diciendo:
"¿De quién eres tú? ¿Y adónde vas? ¿De quién es eso que llevas delante
de ti?", 18 le dirás: "De tu siervo Jacob; es un presente que
envía a mi señor Esaú. Y he aquí que él también viene detrás de nosotros."
19 Mandó también al segundo, al tercero, y a todos
los que iban detrás de los rebaños, diciendo:
-Así hablaréis a Esaú cuando lo encontréis. 20
También le diréis: "He aquí que tu siervo Jacob viene detrás de nosotros."
Pues pensó: "Apaciguaré su ira con el presente que va delante
de mí, para que después pueda yo verle; quizás él me acepte."
21 Jacob hizo pasar el presente delante de sí, y
él se quedó a pasar aquella noche en el campamento. 22 Pero
levantándose aquella noche, tomó a sus dos mujeres, a sus dos siervas y
a sus once hijos, y pasó el vado del Jaboc. 23 Los tomó y los
hizo cruzar el río junto con todo lo que tenía.
Jacob y el ángel en Peniel
24 Jacob se quedó solo, y un hombre luchó con él hasta que
rayaba el alba. 25 Como vio que no podía con Jacob, le tocó
en el encaje de la cadera, y el encaje de la cadera se le dislocó
mientras luchaba con él. 26 Entonces el hombre le dijo:
-¡Déjame ir, porque ya raya el alba!
Y le respondió:
-No te dejaré, si no me bendices.
27 El le dijo:
-¿Cuál es tu nombre?
Y él respondió:
-Jacob.
28 El le dijo:
-No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has
contendido con Dios y con los hombres, y has prevalecido.
29 Entonces Jacob le preguntó diciendo:
-Dime, por favor, ¿cuál es tu nombre?
Y él respondió:
-¿Por qué preguntas por mi nombre?
Y lo bendijo allí.
30 Jacob llamó el nombre de aquel lugar Peniel,
diciendo: "Porque vi a Dios cara a cara y salí con vida." 31
El sol salió cuando él había partido de Peniel, y cojeaba de su cadera.
32 Por eso los hijos de Israel no comen hasta el día de hoy
el tendón del muslo, que está en el encaje de la cadera, porque tocó a
Jacob en el encaje de la cadera, en el tendón del muslo.
Reencuentro de Jacob y Esaú
33 Alzando Jacob sus ojos
miró, y he aquí que Esaú venía con los 400 hombres. Entonces él repartió
sus hijos entre Lea, Raquel y sus dos siervas. 2 Puso a las
siervas y a sus hijos delante, después a Lea y a sus hijos, y al final a
Raquel y a José. 3 El mismo pasó delante de ellos y se postró
en tierra siete veces, hasta que se acercó a su hermano.
4 Esaú corrió a su encuentro, le abrazó, se echó
sobre su cuello y le besó. Y lloraron. 5 Alzó sus ojos, vio a
las mujeres y a los niños y preguntó:
-¿Quiénes son éstos para ti?
Y él respondió:
-Son los hijos que Dios, en su gracia, ha dado a tu siervo.
6 Entonces se acercaron las siervas y sus hijos, y
se postraron. 7 También se acercaron Lea y sus hijos, y se
postraron. Finalmente se acercaron José y Raquel, y se postraron.
8 Entonces Esaú le preguntó:
-¿Cuál es el propósito de todos esos grupos que he encontrado?
Y él respondió:
-Hallar gracia ante los ojos de mi señor.
9 Esaú le dijo:
-Yo tengo suficiente, hermano mío; sea para ti lo que es tuyo.
10 Y Jacob respondió:
-No, por favor. Si he hallado gracia ante tus ojos, toma mi
presente de mis manos, pues el ver tu cara ha sido como si hubiera visto
el rostro de Dios, y me has mostrado tu favor. 11 Acepta,
pues, mi presente que te ha sido traído, pues Dios me ha favorecido,
porque tengo de todo.
El insistió, y Esaú lo aceptó. 12 Luego éste dijo:
-¡Vamos, partamos! Yo te acompañaré.
13 Jacob le dijo:
-Mi señor sabe que los niños son tiernos y que tengo a mi
cuidado ovejas y vacas que están criando. Si se los fatiga, en un día
morirá todo el rebaño. 14 Por favor, pase mi señor delante de
su siervo. Yo avanzaré como convenga, al paso del ganado que va delante
de mí y al paso de los niños, hasta que alcance a mi señor, en Seír.
15 Esaú dijo:
-Permite que deje contigo algunos de los hombres que están
conmigo.
Y él dijo:
-¿Para qué esto? Sólo que halle yo gracia ante los ojos de mi
señor.
16 Aquel día regresó Esaú por su camino a Seír.
Jacob llega a Siquem
17 Entonces Jacob se dirigió a Sucot y edificó allí una casa
para sí. Hizo también cabañas para su ganado, por eso llamó el nombre de
aquel lugar Sucot.
18 Al volver de Padan-aram, Jacob llegó en paz a
la ciudad de Siquem, en la tierra de Canaán, y acampó frente a la
ciudad. 19 Y la parte del campo donde instaló su tienda
compró de manos de los hijos de Hamor, el padre de Siquem, por la suma
de 100 piezas de dinero. 20 Allí levantó un altar y llamó su
nombre El-Elohei-Israel.
Siquem viola a Dina
34 Entonces Dina, la hija
que Lea había dado a luz a Jacob, salió para ver a las jóvenes del lugar.
2 Y la vio Siquem, el hijo de Hamor el heveo, príncipe de
aquella tierra. El la tomó, se acostó con ella y la violó. 3
Pero se sintió ligado a Dina hija de Jacob; se enamoró de la joven y
habló al corazón de ella. 4 Y Siquem habló con Hamor su
padre, diciendo:
-Tómame a esta joven por mujer.
Los hermanos de Dina toman venganza
5 Cuando Jacob oyó que Siquem había mancillado a Dina, su
hija, sus hijos estaban en el campo con su ganado. Por ello Jacob calló
hasta que ellos regresaran. 6 Entonces Hamor, padre de Siquem,
fue para hablar con Jacob.
7 Cuando los hijos de Jacob lo supieron,
regresaron del campo. Los hombres se indignaron y se enfurecieron mucho,
porque él había cometido una vileza en Israel, acostándose con la hija
de Jacob, cosa que no se debía haber hecho.
8 Hamor habló con ellos y les dijo:
-Mi hijo Siquem se siente atraído por vuestra hija. Os ruego
que se la deis por mujer. 9 Por favor, emparentad con
nosotros. Dadnos vuestras hijas, y tomad vosotros las nuestras. 10
Habitad con nosotros; la tierra está delante de vosotros. Habitad
en ella, negociad y estableceos en ella.
11 También Siquem dijo al padre y a los hermanos
de ella:
-Halle yo gracia ante vuestros ojos, y os daré lo que me
pidáis. 12 Aumentad a cuenta mía el precio matrimonial y
muchos regalos. Yo os daré cuánto me pidáis, pero dadme la joven por
mujer.
13 Los hijos de Jacob respondieron a Siquem y a su
padre Hamor, hablando con engaño, porque Siquem había violado a Dina, la
hermana de ellos. 14 Les dijeron:
-No podemos hacer eso de dar nuestra hermana a un hombre
incircunciso, porque entre nosotros eso es una abominación. 15
Sólo con esta condición accederemos: que seáis como nosotros, al
circuncidarse todos vuestros varones. 16 Entonces os daremos
nuestras hijas, y tomaremos nosotros las vuestras. Habitaremos con
vosotros y seremos un solo pueblo. 17 Pero si no nos hacéis
caso en circuncidaros, tomaremos a nuestra hermana y nos iremos.
18 Sus palabras parecieron bien a Hamor y a su
hijo Siquem. 19 No tardó el joven en hacerlo, porque la hija
de Jacob le había gustado. Además, él era el más distinguido de toda la
casa de su padre. 20 Entonces Hamor y su hijo Siquem fueron a
la puerta de la ciudad y hablaron a los hombres de la ciudad, diciendo:
21 -Estos hombres son pacíficos para con nosotros.
Que habiten ellos en la tierra y que negocien en ella, pues he aquí la
tierra es amplia para ellos también. Nosotros tomaremos sus hijas por
mujeres y les daremos nuestras hijas. 22 Pero con esta
condición accederán estos hombres para habitar con nosotros, de modo que
seamos un solo pueblo: que se circuncide todo varón de entre nosotros,
así como ellos son circuncidados. 23 Sus rebaños, sus
posesiones y todo su ganado, ¿no serán así nuestros? Sólo accedamos a su
condición, y ellos habitarán con nosotros.
24 Todos los que salían por las puertas de la
ciudad hicieron caso a Hamor y a su hijo Siquem. Circuncidaron a todo
varón, a cuantos salían por las puertas de la ciudad. 25 Pero
sucedió que al tercer día, cuando ellos aún sentían dolor, dos de los
hijos de Jacob, Simeón y Leví, hermanos de Dina, tomaron cada uno su
espada, fueron contra la ciudad que estaba desprevenida y mataron a todo
varón. 26 También mataron a filo de espada a Hamor y a su
hijo Siquem, y tomando a Dina de la casa de Siquem, se fueron. 27
Y los hijos de Jacob pasaron sobre los muertos y saquearon la
ciudad, porque habían mancillado a su hermana. 28 Tomaron sus
ovejas, sus vacas, sus asnos, lo que había en la ciudad y lo que había
en el campo. 29 Llevaron cautivos a todos sus niños y a sus
mujeres, y saquearon todos sus bienes y todo lo que había en las casas.
30 Entonces Jacob dijo a Simeón y a Leví:
-Me habéis arruinado, haciendo que yo sea odioso entre los
habitantes de esta tierra, entre los cananeos y los ferezeos. Teniendo
yo pocos hombres, se juntarán contra mí, me herirán y me destruirán a mí
y a mi casa.
31 Y ellos respondieron:
-¿Había de tratar él a nuestra hermana como a una prostituta?
Jacob regresa a Betel
35 Entonces Dios dijo a
Jacob:
-Levántate, sube a Betel y quédate allí. Haz allí un altar a
Dios, que se te apareció cuando huías de tu hermano Esaú.
2 Entonces Jacob dijo a su familia y a todos los
que le acompañaban:
-Quitad los dioses extraños que hay entre vosotros.
Purificaos y cambiad vuestros vestidos. 3 Levantémonos y
subamos a Betel; allí haré un altar a Dios, que me respondió en el día
de mi angustia y ha estado conmigo en el camino que he andado.
4 Así entregaron a Jacob todos los dioses extraños
que tenían en su poder, y los aretes de sus orejas, y Jacob los escondió
al pie de la encina que había junto a Siquem. 5 Cuando
partieron, el terror de Dios se apoderó de los habitantes de las
ciudades de sus alrededores, y no persiguieron a los hijos de Jacob.
6 Jacob y toda la gente que le acompañaba llegaron
a Luz, es decir, a Betel, en la tierra de Canaán, 7 y allí
edificó un altar. Llamó al lugar El-betel, porque allí se le había
revelado Dios cuando huía de su hermano.
8 Entonces murió Débora, nodriza de Rebeca, y fue
sepultada al pie de Betel, debajo de una encina, la cual fue llamada
Alón-bacut.
Jehovah ratifica su pacto a Jacob
9 Dios se apareció otra vez a Jacob después de haber
regresado de Padan-aram, y le bendijo. 10 Le dijo Dios: "Tu
nombre es Jacob, pero no se llamará más tu nombre Jacob. Tu nombre será
Israel." Y llamó su nombre Israel. 11 También le dijo Dios: "Yo
soy el Dios Todopoderoso. Sé fecundo y multiplícate. De ti procederán
una nación y un conjunto de naciones; reyes saldrán de tus lomos.
12 La tierra que he dado a Abraham y a Isaac, te la daré a ti; a
tus descendientes después de ti, les daré la tierra."
13 Dios se apartó de él, del lugar donde había
hablado con él. 14 Entonces Jacob erigió una piedra en el
lugar donde Dios había hablado con él, una piedra memorial. Sobre ella
derramó una libación, y echó sobre ella aceite. 15 Jacob
llamó Betel al lugar donde Dios había hablado con él.
Raquel muere al nacer Benjamín
16 Partieron de Betel, y faltando aún cierta distancia para
llegar a Efrata, Raquel dio a luz tras un parto muy difícil. 17
Y aconteció que como había dificultad en su parto, le dijo la
partera:
-No temas, porque también tendrás este hijo.
18 Pero sucedió que al dar el último suspiro (porque
murió), llamó el nombre de su hijo Benoní. Pero su padre lo llamó
Benjamín.
19 Así murió Raquel y fue sepultada en el camino
de Efrata, es decir, Belén. 20 Jacob puso sobre su sepulcro
una piedra memorial. Este es el memorial del sepulcro de Raquel hasta
hoy.
Rubén y la concubina de su padre
21 Israel partió e instaló su tienda más allá de Migdal-eder.
22 Y sucedió mientras habitaba Israel en aquella tierra, que
Rubén fue y se acostó con Bilha, concubina de su padre. Y lo llegó a
saber Israel.
Los doce hijos de Israel
Ahora bien, los hijos de Israel fueron doce:
23 Los hijos de Lea: Rubén, el primogénito de
Jacob, Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón.
24 Los hijos de Raquel: José y Benjamín.
25 Los hijos de Bilha, sierva de Raquel: Dan y
Neftalí.
26 Los hijos de Zilpa, sierva de Lea: Gad y Aser.
Estos fueron los hijos de Jacob que le nacieron en Padan-aram.
Muerte de Isaac
27 Entonces Jacob fue a Isaac su padre, a Mamre, a
Quiriat-arba, es decir, Hebrón, donde habían habitado Abraham e Isaac.
28 Fueron 180 los años de Isaac. 29 E
Isaac falleció y fue reunido con su pueblo, anciano y lleno de años. Y
sus hijos Jacob y Esaú lo sepultaron.
Los descendientes de Esaú
36 Estos son los
descendientes de Esaú, el cual es Edom. 2 Esaú tomó a sus
esposas de entre las mujeres de Canaán: a Ada hija de Elón el heteo, a
Oholibama hija de Aná, hijo de Zibeón el heveo, 3 y a Basemat
hija de Ismael, hermana de Nebayot.
4 De Esaú, Ada dio a luz a Elifaz; Basemat dio a
luz a Reuel, 5 y Oholibama dio a luz a Jeús, a Jalam y a Coré.
Estos son los hijos de Esaú que le nacieron en la tierra de Canaán.
6 Esaú tomó a sus mujeres, a sus hijos, a sus
hijas, a todas las personas de su casa, sus rebaños, su ganado y todas
las posesiones que había adquirido en la tierra de Canaán, y se fue a
una tierra, lejos de Jacob su hermano; 7 porque los bienes de
ellos eran muchos, y no podían habitar juntos. Tampoco podía mantenerlos
la tierra en que habitaban, a causa de sus ganados. 8 Así
habitó Esaú en la región montañosa de Seír. Esaú es Edom.
9 Estos fueron los descendientes de Esaú, padre de
los edomitas, en la región montañosa de Seír; 10 éstos son
los nombres de los hijos de Esaú: Elifaz, hijo de Ada, mujer de Esaú;
Reuel, hijo de Basemat, mujer de Esaú.
11 Los hijos de Elifaz fueron: Temán, Omar, Zefo,
Gatam y Quenaz. 12 Timna fue concubina de Elifaz hijo de Esaú,
y ella le dio a luz a Amalec. Estos fueron los hijos de Ada, mujer de
Esaú.
13 Los hijos de Reuel fueron: Najat, Zéraj, Sama y
Miza. Estos fueron los hijos de Basemat, mujer de Esaú.
14 Los hijos de Oholibama, mujer de Esaú e hija de
Aná, hijo de Zibeón, que ella dio a luz de Esaú, fueron: Jeús, Jalam y
Coré.
15 Estos fueron los jefes de entre los hijos de
Esaú:
Los hijos de Elifaz, primogénito de Esaú, fueron: los jefes
Temán, Omar, Zefo, Quenaz, 16 Coré, Gatam y Amalec. Estos
fueron los jefes de Elifaz en la tierra de Edom, los cuales fueron hijos
de Ada.
17 Estos fueron los hijos de Reuel hijo de Esaú:
los jefes Najat, Zéraj, Sama y Miza. Estos fueron los jefes de la línea
de Reuel en la tierra de Edom. Estos hijos le nacieron a Basemat, mujer
de Esaú.
18 Estos fueron los hijos de Oholibama, mujer de
Esaú: los jefes Jeús, Jalam y Coré. Estos fueron los jefes que nacieron
a Oholibama, mujer de Esaú, hija de Aná.
19 Estos fueron, pues, los hijos de Esaú, el cual
es Edom; y éstos fueron sus jefes.
Los descendientes de Seír el horeo
20 Estos fueron los hijos de Seír el horeo, habitantes de
aquella tierra: Lotán, Sobal, Zibeón, Aná, 21 Disón, Ezer y
Disán. Estos fueron los jefes de los horeos, hijos de Seír, en la tierra
de Edom.
22 Los hijos de Lotán fueron Hori y Hemam. Timna
fue hermana de Lotán.
23 Los hijos de Sobal fueron: Alván, Manajat, Ebal,
Sefo y Onam.
24 Los hijos de Zibeón fueron Ayías y Aná. Este
Aná fue el que descubrió las aguas termales en el desierto, cuando
apacentaba los asnos de su padre Zibeón.
25 Los hijos de Aná fueron Disón y Oholibama hija
de Aná.
26 Los hijos de Disón fueron: Hemdán, Esbán, Itrán
y Querán.
27 Los hijos de Ezer fueron: Bilhán, Zaaván y Acán.
28 Los hijos de Disán fueron Uz y Arán.
29 Estos fueron los jefes de los horeos: los jefes
Lotán, Sobal, Zibeón, Aná, 30 Disón, Ezer Y Disán. Ellos
fueron los jefes de los horeos, según sus jefaturas en la tierra de Seír.
La monarquía temprana en Edom
31 Estos fueron los reyes que reinaron en la tierra de Edom,
antes que hubiese rey de los hijos de Israel:
32 Bela hijo de Beor reinó en Edom. El nombre de
su ciudad fue Dinaba.
33 Murió Bela, y reinó en su lugar Jobab hijo de
Zéraj, de Bosra.
34 Murió Jobab, y reinó en su lugar Husam, de la
tierra de los temanitas.
35 Murió Husam, y reinó en su lugar Hadad hijo de
Bedad, el que derrotó a Madián en el campo de Moab. El nombre de su
ciudad fue Avit.
36 Murió Hadad, y reinó en su lugar Samla, de
Masreca.
37 Murió Samla, y reinó en su lugar Saúl, de
Rejobot, que está junto al Río.
38 Murió Saúl, y reinó en su lugar Baal-janán hijo
de Acbor.
39 Murió Baal-janán hijo de Acbor, y reinó en su
lugar Hadad. El nombre de su ciudad fue Pau, y el nombre de su mujer fue
Mehetabel, hija de Matred, hija de Mezaab.
Jefes del clan de Esaú
40 Estos fueron los nombres de los jefes de Esaú, según sus
familias, sus localidades y sus nombres: los jefes Timna, Alva, Jetet,
41 Oholibama, Ela, Pinón, 42 Quenaz, Temán, Mibzar,
43 Magdiel e Iram. Estos fueron los jefes de Edom, según las
áreas de la tierra de su posesión. Este es Esaú, padre de los edomitas.
37 Jacob se
estableció en la tierra donde había residido su padre, en la tierra de
Canaán. 2 Esta es la historia de la familia de Jacob:
Los sueños de José
José, siendo de 17 años, apacentaba las ovejas con sus hermanos; y el
joven estaba con los hijos de Bilha y los hijos de Zilpa, mujeres de su
padre. Y José informaba a su padre de la mala fama de ellos. 3
Israel amaba a José más que a todos sus otros hijos porque le
había nacido en la vejez, y le hizo una túnica de diversos colores.
4 Al ver sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos ellos,
le aborrecían y no podían hablarle pacíficamente.
5 José tuvo un sueño y lo contó a sus hermanos,
quienes llegaron a aborrecerle todavía más. 6 Les dijo:
-Por favor, escuchad lo que he soñado: 7 He aquí
que atábamos gavillas en medio del campo. Y mi gavilla se levantaba y se
mantenía erguida, mientras que vuestras gavillas la rodeaban y se
inclinaban ante la mía.
8 Sus hermanos le respondieron:
-¿Has de reinar tú sobre nosotros y nos has de dominar?
Y le aborrecieron todavía más a causa de sus sueños y de sus
palabras. 9 Entonces tuvo otro sueño y lo contó a sus
hermanos, diciendo:
-He aquí, he tenido otro sueño: que el sol, la luna y once
estrellas se inclinaban ante mí.
10 El contó este sueño a su padre y a sus hermanos,
pero su padre le reprendió diciendo:
-¿Qué sueño es éste que has tenido? ¿Hemos de venir yo, tu
madre y tus hermanos a postrarnos a tierra ante ti?
11 Sus hermanos le tenían envidia, pero su padre
guardaba en mente el asunto.
Sus hermanos planean matar a José
12 Sus hermanos fueron a apacentar las ovejas de su padre
cerca de Siquem, 13 e Israel dijo a José:
-Tus hermanos apacientan las ovejas cerca de Siquem. Ven, te
enviaré a ellos.
Y él le respondió:
-Heme aquí.
14 El le dijo:
-Anda, por favor, y mira cómo están tus hermanos y cómo están
las ovejas, y tráeme la respuesta.
Lo envió desde el valle de Hebrón, y él llegó a Siquem.
15 Andando él extraviado por el campo, un hombre lo encontró. Y
aquel hombre le preguntó diciendo:
-¿Qué buscas?
16 Y él respondió:
-Busco a mis hermanos. Dime, por favor, dónde están
apacentando.
17 Aquel hombre le respondió:
-Ya se han ido de aquí. Yo les oí decir: "Vámonos a Dotán."
Entonces José fue tras sus hermanos y los encontró en Dotán.
18 Cuando ellos lo vieron desde lejos, antes de que se
acercase, actuaron engañosamente contra él para matarle. 19
Se dijeron el uno al otro:
-¡Ahí viene el de los sueños! 20 Ahora pues, venid;
matémoslo y echémoslo en una cisterna. Después diremos: "Alguna mala
fiera lo devoró." ¡Veamos en qué van a parar sus sueños!
21 Cuando Rubén oyó esto, lo libró de sus manos
diciendo:
-No le quitemos la vida. 22 -Y Rubén añadió-: No
derraméis sangre. Echadlo en esta cisterna que está en el desierto, pero
no pongáis la mano sobre él.
Era para librarlo de sus manos a fin de hacerlo volver a su
padre.
José es vendido y llevado a Egipto
23 Sucedió que cuando José llegó hasta sus hermanos, ellos
despojaron a José de su túnica, la túnica de diversos colores que
llevaba puesta. 24 Lo tomaron y lo echaron en la cisterna.
Pero la cisterna estaba vacía, sin agua. 25 Después se
sentaron a comer, y alzando los ojos miraron, y he aquí que una caravana
de ismaelitas venía de Galaad con sus camellos cargados de perfumes,
bálsamo y mirra para llevarlos a Egipto. 26 Entonces Judá
dijo a sus hermanos:
-¿Qué provecho hay en matar a nuestro hermano y en encubrir
su sangre? 27 Venid, vendámoslo a los ismaelitas. No pongamos
nuestra mano sobre él, porque es nuestro hermano, nuestra carne.
Sus hermanos estuvieron de acuerdo con él. 28 Y
cuando pasaban los mercaderes madianitas, sacaron a José, subiéndolo de
la cisterna, y lo vendieron a los ismaelitas por 20 piezas de plata.
Estos se llevaron a José a Egipto.
Ocultan a Jacob lo sucedido a José
29 Cuando Rubén volvió a la cisterna y no halló a José allí,
rasgó sus vestiduras. 30 Volvió a sus hermanos y les dijo:
-¡El joven ha desaparecido! Y yo, ¿a dónde iré?
31 Entonces ellos tomaron la túnica de José,
degollaron un cabrito del rebaño y empaparon la túnica en la sangre.
32 Después enviaron la túnica de diversos colores, la
trajeron a su padre y le dijeron:
-Esto hemos encontrado. Reconoce, pues, si es o no la túnica
de tu hijo.
33 El la reconoció y exclamó:
-¡Es la túnica de mi hijo! ¡Alguna mala fiera lo ha devorado!
¡Ciertamente José ha sido despedazado!
34 Entonces Jacob rasgó sus vestiduras, se cubrió
con cilicio y guardó duelo por su hijo muchos días. 35 Todos
sus hijos y todas sus hijas fueron para consolarle, pero él rehusó ser
consolado. Y decía:
-¡Enlutado descenderé hasta mi hijo, al Seol!
Y su padre lo lloraba.
36 Pero los madianitas lo vendieron en Egipto a
Potifar, funcionario del faraón, capitán de la guardia.
Judá y Tamar
38 Aconteció en aquel
tiempo que Judá dejó a sus hermanos y se dirigió a residir con un hombre
adulamita que se llamaba Jira. 2 Judá vio allí a la hija de
un hombre cananeo llamado Súa, y la tomó y se unió a ella. 3
Ella concibió y dio a luz un hijo, y él llamó su nombre Er. 4
Ella concibió otra vez y dio a luz otro hijo, y ella llamó su nombre
Onán. 5 Volvió a concebir y dio a luz otro hijo, y ella llamó
su nombre Sela. El estaba en Quezib cuando ella lo dio a luz.
6 Judá tomó una mujer para Er, su primogénito;
ésta se llamaba Tamar. 7 Pero Er, el primogénito de Judá, era
malo ante los ojos de Jehovah, y Jehovah le quitó la vida. 8
Entonces Judá dijo a Onán:
-Unete a la mujer de tu hermano; cumple así con ella tu deber
de cuñado, y levanta descendencia a tu hermano.
9 Pero sabiendo Onán que el hijo que le naciera no
sería considerado suyo, sucedía que cada vez que se unía a la mujer de
su hermano, vertía en tierra para no dar descendencia a su hermano.
10 Pero lo que hacía era malo ante los ojos de Jehovah, y también
a él le quitó la vida. 11 Entonces habló Judá a Tamar su
nuera, diciendo:
-Permanece viuda en la casa de tu padre hasta que crezca mi
hijo Sela.
Porque pensaba: "No sea que muera él también como sus
hermanos."
Y Tamar se fue y permaneció en la casa de su padre.
12 Pasados muchos años, murió Bat-súa, la mujer de
Judá. Cuando Judá se había consolado, subió a Timnat, a los esquiladores
de sus ovejas, él y su amigo Jira el adulamita. 13 Y avisaron
a Tamar diciendo:
-He aquí que tu suegro sube a Timnat a esquilar sus ovejas.
14 Entonces ella se quitó su vestido de viudez, se
cubrió con un velo, se envolvió con un manto y se sentó a la entrada de
Enaim, que está junto al camino de Timnat, porque veía que Sela había
crecido, pero que ella no le había sido dada por mujer. 15
Entonces la vio Judá y pensó que era una prostituta, porque había
cubierto su cara. 16 Y se apartó del camino hacia ella y le
dijo:
-Por favor, deja que me una a ti.
Pues no sabía que ella era su nuera. Y ella dijo:
-¿Qué me darás si te unes a mí?
17 El respondió:
-Yo te enviaré un cabrito del rebaño.
Ella le dijo:
-Tienes que darme una prenda hasta que me lo envíes.
18 Y él le dijo:
-¿Qué prenda te daré?
Ella le respondió:
-Tu anillo, tu cordón y el bastón que llevas en la mano.
El se los dio y se unió a ella, y ella concibió de él.
19 Luego ella se levantó y se fue. Después se
quitó el velo que tenía sobre sí y se vistió de nuevo con su vestido de
viudez. 20 Judá envió el cabrito del rebaño por medio de su
amigo el adulamita, para que recuperase la prenda de mano de la mujer,
pero él no la halló. 21 Entonces preguntó a los hombres de
aquel lugar diciendo:
-¿Dónde está la prostituta de Enaim, junto al camino?
Ellos le dijeron:
-Aquí no hay ninguna prostituta.
22 El se volvió a Judá y dijo:
-No la he hallado. También los hombres del lugar dijeron: "Aquí
no hay ninguna prostituta."
23 Y Judá dijo:
-¡Que se quede con la prenda! No seamos objeto de burla. He
aquí yo le he enviado este cabrito, pero tú no la has hallado.
24 Aconteció que después de unos tres meses le
informaron a Judá diciendo:
-Tu nuera Tamar ha cometido adulterio y está encinta a
consecuencia del adulterio.
Y Judá dijo:
-¡Sacadla, y que sea quemada!
25 Cuando era sacada, ella envió a decir a su
suegro:
-Del hombre a quien pertenecen estas cosas estoy encinta. -Y
añadió-: Mira, pues, de quién son estas cosas: el anillo, el cordón y el
bastón.
26 Entonces Judá los reconoció y dijo:
-Más justa es ella que yo, porque no se la he dado a mi hijo
Sela.
Y no volvió a tener relaciones con ella.
27 Aconteció que al tiempo de dar a luz, he aquí
que había mellizos en el vientre de Tamar. 28 Y cuando ella
daba a luz, sucedió que uno de ellos sacó la mano. La partera la tomó y
ató a su mano un hilo rojo diciendo:
-¡Este salió primero!
29 Pero sucedió que cuando él volvió a meter la
mano, he aquí salió su hermano. Y ella exclamó:
-¡Cómo te abriste brecha!
Y llamó su nombre Fares. 30 Después salió su
hermano, el que tenía en su mano el hilo rojo, y llamó su nombre Zéraj.
José como administrador de Potifar
39 Llevado José a Egipto,
Potifar, un hombre egipcio, funcionario del faraón y capitán de la
guardia, lo compró de mano de los ismaelitas que lo habían llevado allá.
2 Pero Jehovah estuvo con José, y el hombre tuvo éxito. El
estaba en la casa de su señor, el egipcio, 3 quien vio que
Jehovah estaba con él y que todo lo que él hacía, Jehovah lo hacía
prosperar en su mano. 4 Así halló José gracia ante los ojos
de Potifar y le servía. Potifar le puso a cargo de su casa y entregó en
su poder todo lo que tenía. 5 Y sucedió que desde que le puso
a cargo de su casa y de todo lo que tenía, Jehovah bendijo la casa del
egipcio por causa de José. Y la bendición de Jehovah estaba sobre todo
lo que tenía, tanto en la casa como en el campo. 6 El dejó
todo lo que tenía en mano de José, y teniéndole a él no se preocupaba de
nada, excepto del pan que comía.
La mujer de Potifar calumnia a José
José era de bella presencia y de hermoso semblante. 7 Y
sucedió después de estas cosas, que la mujer de su señor puso sus ojos
en José y le dijo:
-Acuéstate conmigo.
8 El rehusó y dijo a la mujer de su señor:
-He aquí que mi señor, teniéndome a mí, no se preocupa de
nada de cuanto hay en la casa. Ha puesto en mis manos todo cuanto tiene.
9 No hay otro superior a mí en esta casa; y ninguna cosa se
ha reservado, sino a ti, porque eres su mujer. ¿Cómo, pues, haría yo
esta gran maldad y pecaría contra Dios?
10 Sucedió que ella insistía a José día tras día,
pero éste no le hacía caso para acostarse con ella, ni para estar con
ella. 11 Y sucedió que él entró un día en la casa para hacer
su trabajo, y ninguno de los hombres de la casa estaba allí en casa.
12 Entonces ella le agarró por su manto, diciendo:
-Acuéstate conmigo.
Pero él dejó su manto en las manos de ella, se escapó y salió
afuera. 13 Y aconteció que al ver ella que el manto había
quedado en sus manos y que él había escapado afuera, 14 llamó
a los de su casa y les habló diciendo:
-¡Mirad, nos han traído un hebreo para que se burle de
nosotros! Vino a mí para acostarse conmigo, pero yo grité a gran voz.
15 Y él, viendo que yo alzaba la voz y gritaba, dejó a mi
lado su manto, se escapó y salió afuera.
16 Ella puso junto a sí el manto de José hasta que
su señor volvió a casa. 17 Entonces ella le repitió a él las
mismas palabras diciendo:
-El esclavo hebreo que nos trajiste vino a mí para burlarse
de mí. 18 Pero cuando yo alcé la voz y grité, él dejó su
manto a mi lado y escapó afuera.
José es metido en la cárcel
19 Sucedió que cuando su señor oyó las palabras que le
hablaba su mujer, diciendo: "Así me ha tratado tu esclavo", se encendió
su furor. 20 Tomó su señor a José y lo metió en la cárcel, en
el lugar donde estaban los presos del rey, y José se quedó allí en la
cárcel.
21 Pero Jehovah estaba con José; le extendió su
misericordia y le dio gracia ante los ojos del encargado de la cárcel.
22 El encargado de la cárcel entregó en manos de José a todos
los presos que había en la cárcel; y todo lo que hacían allí, José lo
dirigía. 23 El encargado de la cárcel no se preocupaba de
nada de lo que estaba en sus manos, porque Jehovah estaba con José. Lo
que él hacía, Jehovah lo prosperaba.
José interpreta sueños en la cárcel
40 Aconteció después de
estas cosas que el copero y el panadero del rey de Egipto ofendieron a
su señor, el rey de Egipto. 2 El faraón se enfureció contra
sus dos funcionarios, el jefe de los coperos y el jefe de los panaderos,
3 y los puso bajo custodia en la casa del capitán de la
guardia, en la cárcel donde José estaba preso. 4 El capitán
de la guardia se los encargó a José, y él les servía.
Estuvieron algunos días bajo custodia. 5 Y en una
misma noche ambos, el copero y el panadero del rey de Egipto que estaban
presos en la cárcel, tuvieron un sueño; cada uno su propio sueño, y cada
sueño con su propia interpretación.
6 Por la mañana José vino a ellos y los vio, y he
aquí que ellos estaban tristes. 7 Preguntó a los funcionarios
del faraón que estaban con él bajo custodia en la casa de su señor,
diciendo:
-¿Por qué están tristes vuestras caras hoy?
8 Ellos le dijeron:
-Hemos tenido un sueño, y no hay quien nos lo interprete.
Entonces José les dijo:
-¿Acaso no son de Dios las interpretaciones? Por favor,
contádmelo a mí.
9 Entonces el jefe de los coperos contó su sueño a
José, diciendo:
-En mi sueño veía delante de mí una vid. 10 En la
vid había tres ramas. Parecía que ella brotaba, florecía y sus racimos
de uvas maduraban. 11 La copa del faraón estaba en mi mano, y
yo tomaba las uvas, las exprimía en la copa del faraón y ponía la copa
en la mano del faraón.
12 Y José le respondió:
-Esta es su interpretación: Las tres ramas son tres días.
13 Dentro de tres días el faraón te hará levantar cabeza y te
restituirá a tu puesto. Volverás a poner la copa en la mano del faraón,
como solías hacerlo anteriormente, cuando eras su copero. 14
Pero cuando te vaya bien, acuérdate tú de mí. Por favor, actúa con
misericordia para conmigo; haz mención de mí al faraón y hazme sacar de
esta casa. 15 Porque yo fui secuestrado de la tierra de los
hebreos, y nada he hecho aquí para que me pusieran en la cárcel.
16 Viendo el jefe de los panaderos que la
interpretación había sido favorable, dijo a José:
-También yo soñaba que había tres cestas de pan blanco sobre
mi cabeza. 17 En la cesta superior había toda clase de
manjares de pastelería para el faraón, pero las aves se los comían de la
cesta que estaba sobre mi cabeza.
18 Entonces José respondió:
-Esta es su interpretación: Las tres cestas son tres días.
19 Dentro de tres días el faraón quitará tu cabeza de encima
de ti. Te hará colgar en la horca, y las aves comerán tus carnes.
20 Y sucedió que al tercer día fue el cumpleaños
del faraón, y él dio un banquete a todos sus servidores. Entonces
levantó la cabeza del jefe de los coperos y la cabeza del jefe de los
panaderos, en medio de sus servidores. 21 Al jefe de los
coperos lo restituyó en su cargo de copero, y éste volvió a poner la
copa en la mano del faraón. 22 Pero hizo ahorcar al jefe de
los panaderos, como José les había interpretado. 23 Sin
embargo, el jefe de los coperos no se acordó de José, sino que se olvidó
de él.
José interpreta los sueños del faraón
41 Aconteció después de dos
años completos que el faraón tuvo un sueño: He aquí que él estaba de pie
junto al Nilo; 2 y del Nilo subían siete vacas de hermoso
aspecto y gordas de carne, y pacían entre los juncos. 3 Pero
he aquí que otras siete vacas salían del Nilo, detrás de ellas, de mal
aspecto y flacas de carne. Estas se pusieron junto a las otras vacas a
la orilla del Nilo. 4 Entonces las vacas de mal aspecto y
flacas de carne devoraron a las siete vacas de hermoso aspecto y gordas.
Y el faraón se despertó.
5 Se durmió de nuevo y soñó por segunda vez; y he
aquí que siete espigas subieron de un solo tallo, gruesas y hermosas.
6 Pero he aquí que detrás de ellas brotaron otras siete
espigas delgadas y quemadas por el viento del oriente. 7
Entonces las espigas delgadas devoraron a las siete espigas gruesas y
llenas. El faraón se despertó, y he aquí que había sido un sueño.
8 Sucedió que por la mañana su espíritu estaba
perturbado, por lo que mandó llamar a todos los magos de Egipto y a
todos sus sabios. El faraón les contó sus sueños, pero no había quien se
los interpretase al faraón. 9 Entonces el jefe de los coperos
habló al faraón diciendo:
-Ahora haré mención de una falta mía. 10 El faraón
se enojó contra sus siervos y me echó en la cárcel de la casa del
capitán de la guardia, junto con el jefe de los panaderos. 11
En una misma noche él y yo tuvimos un sueño, y cada sueño tenía su
propia interpretación. 12 Y estaba allí con nosotros un joven
hebreo, esclavo del capitán de la guardia. Se lo contamos, y él
interpretó nuestros sueños; a cada uno le interpretó su propio sueño.
13 Y aconteció que tal como él nos lo interpretó, así sucedió:
A mí el faraón me restableció en mi puesto y al otro lo hizo colgar.
14 Entonces el faraón mandó llamar a José, y le
hicieron salir apresuradamente de la cárcel. Se afeitó, se cambió de
ropa y vino al faraón. 15 Entonces el faraón dijo a José:
-He tenido un sueño, y no hay quien me lo interprete. Pero he
oído hablar de ti, que escuchas sueños y los interpretas.
16 José respondió al faraón diciendo:
-No está en mí. Dios responderá para el bienestar del faraón.
17 Entonces el faraón dijo a José:
-En mi sueño yo estaba de pie a la orilla del Nilo. 18
Y he aquí que del Nilo salían siete vacas gordas de carne y de
hermoso aspecto, y pacían entre los juncos. 19 Pero he aquí
que otras siete vacas subían detrás de ellas, delgadas, de muy feo
aspecto y flacas de carne. Jamás he visto otras tan feas como aquéllas
en toda la tierra de Egipto. 20 Entonces las vacas flacas y
feas devoraron a las siete primeras vacas gordas. 21 Estas
entraron en su interior, pero no parecía que hubiesen entrado en ellas,
porque su apariencia seguía siendo tan mala como al comienzo. Y me
desperté. 22 Vi también en mi sueño siete espigas que
subieron de un solo tallo, llenas y hermosas. 23 Pero he aquí
que detrás de ellas brotaron otras siete espigas, secas, delgadas y
quemadas por el viento del oriente. 24 Entonces las espigas
delgadas devoraron a las siete espigas hermosas. Se lo he contado a los
magos, pero no hay quien me lo interprete.
25 Entonces José respondió al faraón:
-El sueño del faraón es uno solo. Dios ha mostrado al faraón
lo que va a hacer: 26 Las siete vacas hermosas son siete años;
y las siete espigas hermosas también son siete años. Se trata de un
mismo sueño. 27 Las siete vacas flacas y feas que salían
detrás de las primeras son siete años, y las siete espigas delgadas y
quemadas por el viento del oriente son siete años de hambre. 28
Como dije al faraón, Dios ha mostrado al faraón lo que va a hacer.
29 He aquí que vienen siete años de gran abundancia en toda
la tierra de Egipto, 30 pero después de ellos vendrán siete
años de hambre. Toda la abundancia anterior será olvidada en la tierra
de Egipto. El hambre consumirá la tierra, 31 y aquella
abundancia pasará desapercibida en la tierra, debido al hambre que
vendrá después, porque será muy grave. 32 El hecho de que el
sueño del faraón haya sucedido dos veces significa que la cosa está
firmemente decidida de parte de Dios, y que Dios se apresura a
ejecutarla.
33 »Por tanto, provéase el faraón de un hombre
entendido y sabio y póngalo a cargo de la tierra de Egipto. 34
Haga esto el faraón: Ponga funcionarios a cargo del país que
recauden la quinta parte del producto de la tierra de Egipto durante los
siete años de abundancia. 35 Que ellos acumulen todos los
alimentos de estos años buenos que vienen, que almacenen el trigo bajo
la supervisión del faraón, y que los guarden en las ciudades para
sustento. 36 Sean guardados los alimentos como reserva para
el país, para los siete años de hambre que vendrán sobre la tierra de
Egipto. Así el país no será arruinado por el hambre.
José es hecho señor de todo Egipto
37 El plan le pareció bien al faraón y a todos sus servidores.
38 Entonces el faraón dijo a sus servidores:
-¿Podremos hallar otro hombre como éste, en quien esté el
espíritu de Dios?
39 El faraón dijo a José:
-Puesto que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay nadie
tan entendido ni sabio como tú. 40 Tú estarás a cargo de mi
casa, y todo mi pueblo será gobernado bajo tus órdenes. Solamente en el
trono seré yo superior a ti. 41 -El faraón dijo además a
José-: He aquí, yo te pongo a cargo de toda la tierra de Egipto.
42 Entonces el faraón se quitó el anillo de su
mano y lo puso en la mano de José. Le vistió con vestiduras de lino fino
y puso un collar de oro en su cuello. 43 Luego lo hizo subir
en su segundo carro, y proclamaban delante de él: "¡Doblad la rodilla!"
Así lo puso a cargo de toda la tierra de Egipto, 44 y el
faraón dijo a José:
-Yo soy el faraón, y sin tu autorización ninguno alzará su
mano ni su pie en toda la tierra de Egipto.
45 El faraón llamó a José Zafenat-panéaj, y le dio
por mujer a Asenat hija de Potifera, sacerdote de On. Y José salió a
recorrer toda la tierra de Egipto.
46 José tenía 30 años cuando empezó a servir al
faraón, rey de Egipto. Saliendo José de la presencia del faraón,
recorrió toda la tierra de Egipto. 47 La tierra produjo a
montones en aquellos siete años de abundancia. 48 El juntó
todas las provisiones de aquellos siete años en la tierra de Egipto y
almacenó los alimentos en las ciudades, llevando a cada ciudad las
provisiones de los campos cercanos. 49 José acumuló trigo
como la arena del mar, tantísimo que dejó de calcularlo, porque era
incalculable.
50 Antes del primer año de hambre, le nacieron a
José dos hijos, los cuales le dio a luz Asenat hija de Potifera,
sacerdote de On. 51 José llamó el nombre del primogénito
Manasés, porque dijo: "Dios me ha hecho olvidar todo mi sufrimiento y
toda la casa de mi padre." 52 Al segundo lo llamó Efraín,
porque dijo: "Dios me ha hecho fecundo en la tierra de mi aflicción."
Comienzo de los años de hambre
53 Se terminaron los siete años de abundancia que hubo en la
tierra de Egipto, 54 y comenzaron a llegar los siete años de
hambre, tal como José había anunciado. Había hambre en todos los países,
pero en toda la tierra de Egipto había qué comer. 55 Pero
cuando el hambre se sentía en toda la tierra de Egipto, el pueblo
clamaba al faraón por alimentos. Entonces el faraón dijo a todos los
egipcios: "Id a José y haced lo que él os diga."
56 El hambre se extendió a todos los rincones del
país. Entonces José abrió todos los depósitos de grano y vendía
provisiones a los egipcios, porque el hambre se había intensificado en
la tierra de Egipto. 57 También de todos los países venían a
Egipto para comprar provisiones a José, porque el hambre se había
intensificado en toda la tierra.
Los hijos de Jacob acuden a Egipto
42 Viendo Jacob que había
provisiones en Egipto, dijo a sus hijos:
-¿Por qué os estáis mirando unos a otros? 2 -Y
añadió-: He aquí, he oído que en Egipto hay provisiones. Descended allá
y comprad para nosotros de allí, para que vivamos y no muramos.
3 Diez de los hermanos de José descendieron a
comprar trigo en Egipto. 4 Pero Jacob no envió con sus
hermanos a Benjamín, hermano de José, porque dijo:
-No suceda que le acontezca alguna desgracia.
5 Fueron, pues, los hijos de Israel entre los que
iban a comprar provisiones, porque había hambre en la tierra de Canaán.
6 Y José era el gobernador de la tierra, el que vendía
provisiones a todos los pueblos de la tierra. Entonces llegaron los
hermanos de José y se postraron ante él con el rostro a tierra. 7
Y al ver José a sus hermanos los reconoció, pero simuló serles
extraño y les habló con dureza. Luego les preguntó:
-¿De dónde habéis venido?
Ellos le respondieron:
-De la tierra de Canaán, para comprar alimentos.
8 José reconoció a sus hermanos, pero ellos no le
reconocieron a él. 9 Entonces José se acordó de los sueños
que había tenido acerca de ellos y les dijo:
-¡Sois espías! Para ver los lugares desprotegidos del país
habéis venido.
10 Ellos le respondieron:
-No, señor nuestro. Tus siervos hemos venido para comprar
alimentos. 11 Todos nosotros somos hijos de un mismo hombre.
Somos hombres honestos; tus siervos no somos espías.
12 El les dijo:
-No, sino que para ver los lugares desprotegidos del país
habéis venido.
13 Ellos respondieron:
-Tus siervos somos doce hermanos, hijos de un mismo hombre de
la tierra de Canaán; pero el menor se ha quedado ahora con nuestro
padre, y el otro ya no está con nosotros.
14 José les dijo:
-Eso es lo que he dicho al afirmar que sois espías. 15
En esto seréis probados: ¡Vive el faraón que no saldréis de aquí,
sino cuando venga aquí vuestro hermano menor! 16 Enviad a uno
de vosotros y que traiga a vuestro hermano, y vosotros quedad presos.
Así se comprobarán vuestras palabras, si la verdad está en vosotros. Y
si no, ¡vive el faraón, que sois espías!
17 Los puso en la cárcel por tres días, 18
y al tercer día José les dijo:
-Haced esto y viviréis. Yo temo a Dios. 19 Si sois
hombres honestos, quede preso en vuestra celda uno de vuestros hermanos.
El resto id, llevad las provisiones para saciar el hambre de vuestras
casas. 20 Pero habéis de traerme a vuestro hermano menor. Así
serán verificadas vuestras palabras, y no moriréis.
Ellos lo hicieron así. 21 Y se decían el uno al
otro:
-Verdaderamente somos culpables con respecto a nuestro
hermano, pues a pesar de ver la angustia de su alma cuando nos pedía
compasión, no le escuchamos. Por eso ha venido sobre nosotros esta
desgracia.
22 Entonces Rubén les respondió diciendo:
-¿No os hablé yo, diciendo: "No pequéis contra el muchacho",
y no me escuchasteis? He aquí, también su sangre nos es demandada.
23 Ellos no sabían que José les entendía, porque
él hablaba con ellos por medio de un intérprete. 24 Y
apartándose de ellos, lloró. Después volvió a ellos y les habló; y
tomando de entre ellos a Simeón, lo tomó preso a la vista de ellos.
25 Después José ordenó que llenaran sus costales de trigo y que a
cada uno le devolviesen su dinero, colocándolo en su costal. También
ordenó que les diesen comida para el camino. Y así se hizo con ellos.
Benjamín es llevado a Egipto
26 Ellos pusieron sus provisiones sobre sus asnos y se fueron
de allí. 27 Pero al abrir uno de ellos su costal en la
posada, para dar comida a su asno, vio su dinero en la boca de su
costal, 28 y dijo a sus hermanos:
-¡Mi dinero me ha sido devuelto! ¡He aquí, está en mi costal!
Se les sobresaltó el corazón y temblando se dijeron unos a
otros:
-¿Qué es esto que nos ha hecho Dios?
29 Habiendo venido a Jacob su padre, en la tierra
de Canaán, le contaron todo lo que les había acontecido, diciendo:
30 -Aquel hombre, el señor de la tierra, nos habló
con dureza y nos tomó por espías del país. 31 Nosotros le
dijimos: "Somos hombres honestos; no somos espías. 32 Somos
doce hermanos, hijos de un mismo padre; uno ya no está con nosotros, y
el menor está hoy con nuestro padre en la tierra de Canaán." 33
Y aquel hombre, el señor de la tierra, nos dijo: "En esto conoceré
si sois hombres honestos: Dejad conmigo a uno de vuestros hermanos,
tomad provisiones para saciar el hambre de vuestras casas e id. 34
Pero traedme a vuestro hermano, el menor, para que yo sepa que no
sois espías sino hombres honestos. Entonces os devolveré a vuestro
hermano, y podréis negociar en el país."
35 Y aconteció que al vaciar ellos sus costales,
he aquí en el costal de cada uno estaba su bolsa de dinero. Al ver ellos
y su padre las bolsas de dinero, tuvieron temor. 36 Entonces
Jacob su padre les dijo:
-Vosotros me estáis privando de mis hijos: José ya no está
con nosotros, ni Simeón tampoco. Y ahora os llevaréis a Benjamín.
¡Contra mí son todas estas cosas!
37 Rubén habló a su padre diciendo:
-Haz morir a mis dos hijos si no te lo traigo de vuelta.
Entrégalo en mi mano, que yo te lo traeré de vuelta.
38 Y él dijo:
-No irá mi hijo con vosotros; pues su hermano está muerto, y
sólo éste me ha quedado. Si le aconteciera alguna desgracia en el camino
por donde vais, haríais descender mis canas con dolor a la sepultura.
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