Taller de Lectura
EL BOSQUE SECO DE GUANICA
—¡Qué calor hace! —Claro, Oscar. Estamos todavía en verano, así que no te quejes —dijo Isabelita. —Me gustaría estar en medio de un bosque. —¿Y para qué? —Para estar entre los árboles con mucho fresco. En los bosques hay mucha vegetación. —No en todos, explicó Isabelita. Hay bosques, como el del Yunque, que sí, pero otros son bosques secos. —Eso te lo has inventado —se rió Oscar. —No, qué va, acabamos de estudiarlo en la escuela. —Yo no lo sabía. ¿Y hay alguno en Puerto Rico? —Sí, el bosque seco de Guanica. Es precioso. La maestra nos puso unas diapositivas. —¿Y cómo es?
—Es muy extraño, pero bien bello. Allí casi no llueve y los árboles han tenido que adaptarse para poder sobrevivir. No es como el Yunque donde llueve tanto. Tiene diez mil cuerdas. No sé exactamente cuánto es eso, pero, según la maestra, eso es muchísimo. Es el bosque seco más grande de toda Hispanoamérica. Es reserva forestal. Eso quiere decir que no se pueden cortar árboles, ni utilizar el terreno para sembrar, ni para que las vacas coman, ni se permite construir en él. Lo más interesante es que las hojas de las plantas parecen de cera, eso de lo que se hacen las velas. El libro dice que es una defensa, ya que así conservan mejor la poca agua que cae de vez en cuando. —¿Y todo es igual? —No, qué va. Hay dos grandes zonas o lugares. Una es la llamada bosque caduco. ¿Sabes por qué? Porque los árboles se quedan sin hojas en las épocas de grandes sequías. A mí me gustó mucho ese nombre cuando la maestra lo dijo. Ahí se da el mabí, el mismo con el que se hace el refresco. Después está el bosque siempre verde. Se le llama así porque esos árboles nunca pierden sus hojas aunque no llueva por largo tiempo. El rey aquí es el guayacán; sus hojas son de color verde brillante y sus flores son de un azul casi lila. En la diapositiva se veía clarito. Esta parte es la más bonita. También hay cactus, como los que tienen las gemelas en el cuarto, pero más grandes.
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