L  a  G r a n  E n c i c l o p e d i a   I l u s t r a d a  d e l   P r o y e c t o  S a l ó n  H o g a r

 

Taller de Lectura

 

SANTO DOMINGO, PRIMERA CIUDAD DE AMÉRICA

 

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Un amigo dominicano del papá de Oscar había venido a San Juan por unos días, y había traído con él a su hijo Sergio. Esa tarde iban los cuatro al Viejo San Juan. Oscar no conocía a Sergio, y no sabía si iba a gustarle o no aquel paseo, pero su padre le había pedido que lo acompañara.

Se subieron al carro, pasaron por un hotel de Isla Verde a recoger a los visitantes y siguieron para el Viejo San Juan. Dejaron el carro en el estacionamiento de doña Felá y comenzaron a caminar por la calle Tanca. Ya Oscar y Sergio se habían hecho grandes amigos. Los niños eran de la misma edad y les gustaban las mismas cosas.

Sergio lo miraba todo con mucha atención y escuchaba muy atento lo que le explicaba el papá de Osear. También Oscar ayudaba a describir la ciudad, y lo hacía muy bien.

—¿Has estado en Santo Domingo alguna vez? —le preguntó Sergio.

—No, pero papá nos va a llevar pronto.

—Hay algunas cosas de la ciudad vieja que se parecen algo a San Juan, aunque también hay diferencias, claro.

—¿Cómo es la parte vieja de Santo Domingo? ¿Se conserva bien?

—Algunos edificios, sí, y tienen muchos años. Santo Domingo, como sabes, fue la primera ciudad que se construyó en América. Cuéntale, papá.

A Santo Domingo no la hicieron enseguida que llegaron los españoles, sino después de unos cuarenta años. Parecía que La Española era una isla muy rica: estaban las minas de oro del Cibao, y también, la gran producción de azúcar que se vendía en España a un precio muy alto porque el azúcar era entonces un producto de lujo. Por aquellos tiempos se usaba la miel de las abejas para endulzar los alimentos. ¿Sabías?

De España comenzaron a llegar algunos materiales de construcción: ladrillos, tejas y hasta herramientas, y también algunos trabajadores de la construcción que sabían labrar la piedra. Lo primero que comenzó a construirse fue la Casa del Almirante y la catedral. La primera se terminó y se habitó en 1514; la catedral demoró muchos más años en ser construida, a pesar de que se trata de un templo muy pequeño. Cuando visites la parte antigua de Santo Domingo, ahora capital de la Repú­blica Dominicana, podrás ver la Casa de Colón, convertida ahora en museo colonial, y admirar la catedral, que es tan pequeña que parece de juguete.

La catedral es una iglesia hermosísima construida de piedra. Adentro tiene pequeñas capillas en ambos lados. La más famosa de todas, y una de las más antiguas, es la capilla de Santa Ana. También en la catedral hay un famoso monumento donde se supone que estaban los restos de Cristóbal Colón, pero parece que se trata sólo de una leyenda. La verdad es que Colón tiene otras tumbas en distintas partes y no se sabe cuál es la verdadera.

Pero, además de palacios y de iglesias y conventos, también se construyeron bellas casas que parecían pequeños palacios muy adornados. Algunos de ellos se conservan todavía

A finales del siglo XVI, la ciudad de Santo Domingo tenía 400 casas de piedra. Debía de dar al visitante de aquella época una impresión de gran lujo y grandeza.

Después de que se agotaron las minas de oro y se fue aca­bando la industria azucarera, la isla decayó en importancia. Ya para entonces se habían descubierto regiones muy grandes y muy ricas como los actuales países de México y Perú y locolonizadores preferían irse a tierras continentales.

—Pero yo sigo prefiriendo a mi Santo Domingo, por sobre todos los sitios —concluyó Sergio con orgullo.

—Sí, Sergio —dijo el papá de Oscar—. Nuestra tierra, nuestra patria, tiene que ser la mejor para cada uno. Para ti, la mejor es la República Dominicana. Para nosotros, la mejor es Puerto Rico. Es importante amar y respetar la tierra que nos vio nacer. Sólo así trabajaremos con amor y esfuerzo para darles a nuestro país y a su gente un mejor futuro.

 


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