Diego de Almagro
Conquistador español nacido en 1479 en Almagro,
España - muerto en 1538 en Cuzco,
Perú.
Diego de Almagro era el hijo de Elvira Gutiérrez y de
Juan Montenegro, quienes no se casaron nunca. Como su padre no cumplió
nunca la promesa de matrimonio hecha a su madre, Elvira decidió esconder
su hijo y enviarlo al cuidado de Sancha López del Peral.
A la edad de cinco años, Diego es recogido por su
padre, pero éste muere poco tiempo después. Es entonces confiado a su
tío materno, Hernán Gutiérrez, de donde huirá a la edad de quince años.
Habiendo tenido una infancia triste y solitaria,
nunca pudo estudiar; no sabía leer ni escribir, pero no estaba
desprovisto de virtudes: honesto, franco, generoso y de gran coraje.
Diego de Almagro llega a América en 1514, con la
expedición que conquistó Panamá, bajo las órdenes de Pedrarias Dávila (o
Pedro Arias de Ávila).
Es allí que conoce a
Francisco Pizarro, quien se volverá su socio en una serie de
proyectos de conquista. El tercer socio en esta asociación es Hernando
de Luque, un religioso que oficiaba en Panamá y que invertirá una gran
suma de dinero en estos proyectos.
La amistad entre Pizarro y Almagro comienza a
quebrarse en 1526 cuando el primero firma en nombre de todos los socios
la Capitulación de Toledo con el rey de España. Por esta Capitulación,
el Rey autoriza la conquista del Perú y fija las recompensas que cada
uno de los socios podrá recibir. Sin embargo los tres asociados ya se
habían puesto de acuerdo mucho antes en repartirse equitativamente los
beneficios. Pero tratando con las autoridades españolas, Pizarro obtuvo
para él la parte más grande de los beneficios y títulos.
A pesar de eso, Almagro obtiene de todas formas una fortuna importante,
y el Rey le acordará, en noviembre de 1532, el título de "don" y el
derecho de tener sus propios escudos de armas.
En 1534 Almagro obtiene el título de Gobernador de
Nueva Toledo, que comprendía las tierras situadas entre los paralelos de
14 y 25 grados de latitud sur, es decir, de Cuzco hasta Taltal. Según
los indígenas, estas tierras serían muy fértiles y ricas en oro.
Almagro pasa cerca de 6 meses preparando su
expedición. No encuentra problemas para reclutar hombres en Cuzco y
Lima. Con su fortuna personal equipa los soldados que no tienen ningún
recurso. Así pudieron equiparse con armas, herramientas, herraduras,
pólvora y otros utensilios indispensables. En total, se calcula que la
expedición ha costado un millón y medio de pesos castellanos.
Cuando Almagro parte para
Chile, el 3 de julio de 1535, la querella con Pizarro con respecto a
la ciudad de Cuzco no estaba arreglada, creyendo los dos hombres que
ella se encontraba bajo su tutela respectiva.
La ruta tomada por Diego de Almagro y su ejército,
compuesto de 500 españoles, 100 esclavos negros y 10000 indios, pasa por
el Altiplano Boliviano, bordeando el lago Titicaca, después por Paria,
Tupiza, Chicoana, luego hacia el sudoeste atravezando la Cordillera de
los Andes por el paso de San Francisco.
El camino es duro y extenuante. El momento más
difícil es el cruce de la Cordillera de los Andes; a casi 4000 metros de
altitud, el frío, el hambre y la fatiga provocan la muerte de los
españoles y los indios, pero más particularmente la de los esclavos
negros, poco habituados a esos climas rigurosos. Ciertos dijeron que "a
veces, un soldado se detenía para descansar y moría congelado; otro,
queriendo retirar sus botas, constataba con horror que sus dedos se
habían quedado pegados".
Almagro debe tomar una decisión para salvar la
expedición de un fracaso anunciado: ordena a un pequeño grupo de partir
adelante en búsqueda de ayuda entre los indígenas. Por suerte, estos
hombres encontraron en el valle de Copiapó un español llamado Gonzalo
Calvo Barrientos, un delincuente que había sido castigado por las
autoridades y que ayuda a los expedicionarios gracias a sus relaciones
con los nativos de la zona.
Allí, en el valle del río Copiapó, Almagro toma posesión de
Chile en nombre de Carlos Quinto (Carlos V).
Diego de Almagro emprende la exploración del
territorio dirigiéndose hacia el valle del río Aconcagua donde es bien
recibido por los indígenas. Sin embargo, las intrigas de su intérprete,
un indio llamado Felipillo, hacen creer a los indígenas que la intención
de Almagro es asesinarlos. Felipillo aconseja a los indígenas atacar a
los españoles por sorpresa, pero éstos renuncian a último momento.
Con el fin de proseguir más adelante aún la
exploración de tierras y de encontrar las riquezas de las cuales se le
había hablado, Almagro organiza la expedición hacia el sur. Envía a
Gómez de Alvarado quien, con 70 caballeros, avanza sin encontrar gran
resistencia (julio - septiembre de 1536), arrivando a la confluencia del Ñuble y del Itata. En este lugar se produce la primera confrontación
entre los españoles y los indios mapuches, la batalla de Reinohuelén.
Al mismo tiempo, Almagro envía a Juan de Saavedra a
reconocer las costas a bordo de las embarcaciones venidas del Perú con
refuerzos. Saavedra alcanza la zona de Alimapu, que bautiza Valparaíso,
que quiere decir Valle del Paraíso.
La exploración hecha por Almagro de la región
central, y las malas noticias aportadas por Gómez de Alvarado, lo llevan
a pensar que las riquezas se encuentran más allá de la inmensa
cordillera. Sin escuchar los consejos de sus lugartenientes decide, en
pleno invierno, enviar una expedición que debe hacer marcha atrás el
segundo día, mostrándose la empresa irrealizable.
Diego de Almagro no ha encontrado oro ni ciudades,
únicamente comunidades indígenas viviendo de la agricultura, y otros,
más belicosos, en el sur.
A pesar de eso, decide quedarse y fundar una ciudad. Quiere hacer venir
a esta región a su hijo nacido de su relación con una indígena panameña,
Ana Martínez. Siempre lleno de optimismo, Almagro está listo para
emprender la conquista del país.
Pero sus compañeros lo presionan para regresar al Perú; el viaje de
regreso comienza en septiembre de 1536.
La partida de los españoles de los valles de Chile
transcurre con violencia: Almagro autoriza a sus soldados a saquear a
los indígenas, y a capturarlos como esclavos. Atados, los indios deben
llevar el material de los soldados y son tratados sin compasión.
La expedición decide tomar la ruta del desierto de
Atacama. Antes de partir, dando muestras de generosidad, Almagro reune a
sus hombres y rompe delante de ellos los documentos que notifican las
deudas que ellos habían contraído antes de partir de Cuzco. Con este
gesto quiere recompensar a esos rudos y ambiciosos aventureros por su
ayuda en su emprendimiento.
El cruce del desierto no es fácil en razón de las
condiciones climáticas. Igual que para el cruce del Altiplano, los
conquistadores obtienen alimentos de los indígenas, sea por propia
voluntad o por la fuerza.
Finalmente, la expedición llega a Cuzco en 1537. La
ciudad está sitiada por las tropas indias dirigidas por el Inca Manco II.
Almagro, que era un amigo del Inca le pide una entrevista, pero éste
último se niega. Temiendo una alianza entre Almagro y Manco, el
gobernador Hernando Pizarro siembra la confusión entre los indios
quienes atacan la ciudad. Las tropas de Almagro se dispersan pero con
los hombres que quedan a sus órdenes, logra poner fin al sitio y toma
prisioneros a los hermanos Hernando y Gonzalo Pizarro.
Después de haber ocupado Cuzco, Almagro derrota a los
soldados enviados por Francisco Pizarro, bajo las órdenes de Alvarado,
durante la batalla de Abancay (el 12 de julio de 1537).
Un poco más tarde, Gonzalo Pizarro y Alvarado lograron escapar a la
vigilancia de sus carceleros.
Las negociaciones que siguen entre Diego de Almagro y
Francisco Pizarro concluyen con la cesión de Cuzco a Almagro a cambio de
la libertad de Hernando Pizarro.
Pero Pizarro no respeta su parte del trato, y con un ejército que había
organizado durante un tiempo, ataca las tropas de Almagro.
Diego de Almagro, enfermo, es derrotado en Salinas,
cerca de Cuzco, el 6 de abril de 1538.
Hecho prisionero, es condenado a muerte por estrangulamiento y su
cadáver es expuesto en la Plaza de Armas donde se le decapita el 8 de
julio de 1538. |