|   | 
				Biografía 
				de la  
						Imagen: Copyright: 1998, 
						Nicolás Ramos Gandía    
						 
						 
						Foto 
						del 3er. grupo de la Fania para 1976 
						El jueves 26 de agosto 
						de 1971 el sello disquero Fania,  lanzó su 
						agrupación Fania All Star, ante una multitud que 
						eufórica disfrutó de la presentación. El productor del 
						evento lo fueron 
						
						 Jerry Massucci,  Ralph Mercado (dueño del 
						club nocturno Chetah)  Johnny Pacheco 
						director musical,  Ray Barreto en las tumbadoras,  Roberto Roena en el 
						bongo y  Nicky Marrero en 
						las pailas; en el 1er trombón  Barry 
						Rogers,  Reinaldo Jorge y  Willie Colón en los 
						trombones 2 y 3  Roberto Rodríguez,  Héctor Zarzuela 
						‘Bomberito’ y  Larry 
						Spencer en las trompetas; el piano estuvo a cargo de  Larry Harlow 
						y  Richie Ray, mientras que  Bobby Valentín se 
						ocupó del bajo y  Yomo Toro del 
						cuatro puertorriqueño. Los cantantes fueron  Héctor Lavoe con su 
						estilo malandrín y pendenciero;  Ismael Miranda 
						conocido como El niño bonito,  Pete ‘El Conde’ 
						Rodríguez,  Adalberto Santiago,  Bobby Cruz,  Santos Colón y  Cheo Feliciano ‘El 
						niño mimado de Puerto Rico’. 
						Por: 
						Tommy Muriel 
						
						
						Pasar lista de todos y cada uno de los integrantes de la
						Fania All-Stars desde sus comienzos hasta el sol 
						de hoy es casi el equivalente a pasar lista de un 
						auténtico Salón De La Fama de la música latina, toda vez 
						que casi todos los músicos que dejaron huella en la 
						salsa de Nueva York (y hasta fuera de ella) han sido 
						parte de la banda estelar, ya sea en rol de invitados, 
						miembros bonafide o simplemente uniéndose a la banda en 
						una presentación o ensayo. Aunque no todo el que formó 
						parte del All-Stars necesariamente estuvo bajo contrato 
						con Fania Records, sigue siendo virtualmente imposible 
						hablar de esta súper-orquesta sin mencionar 
						paralelamente lo que ocurría en el sello disquero que la 
						hizo posible.
						  
						
						Inicios 
						
						Fania 
						Records se funda a mediados de los '60. La incorporan el 
						multi-instrumentista y director de orquesta de origen 
						dominicano Johnny Pacheco junto con su entonces 
						abogado, el ítalo-americano Jerry Masucci, cuando 
						el primero abandona el sello Alegre, de Al Santiago, 
						cuando Santiago nombra al virtuoso pianista boricua 
						Charlie Palmieri y no a él como director de los Alegre 
						All-Stars.  
						
						Esto fue la gota que colmó la copa, toda vez 
						que Pacheco ya venía quejándose de la falta de promoción 
						y la no muy grata situación financiera. Por lo cual, 
						durante sus primeros años, se puede decir que el nuevo 
						sello Fania dependió exclusivamente de la buena fama de 
						Pacheco. El primer álbum en salir bajo el sello Fania lo 
						fue "Cañonazos," y su número de catálogo es el 
						#325, números basados en la fecha de nacimiento (y/o 
						bautismo) de Pacheco: Marzo 25. Para ese entonces, 
						Pacheco ya había disuelto su popular charanga, optando 
						ahora por un formato de conjunto. Para esto, deja a un lado 
						su flauta (temporeramente, como ya veremos) para 
						convertirse en pailero (ejecutante de las pailas o 
						timbalitos, y en vez de 
						reemplazar a sus dos violinistas, adquiere dos 
						trompetistas. Igualmente, el nombre de la institución 
						cambiaría radicalmente: de Pacheco y su Charanga 
						a Pacheco y su Nuevo Tumbao. Su cantante, quien 
						abandona momentáneamente la banda cuando Monguito se 
						incorpora a la misma, lo fue 
						el boricua 
						Pedro Juan Rodríguez, mejor 
						conocido como Pete "El Conde" Rodríguez. Para 
						entonces, su nombre artístico lo era Pete Rodriguez, 
						pero ya había otro 
						boricua sonando fuerte, era 
						Pete Rodriguez  el pianista al cual muchos acreditan como el pionero del 
						boogaloo de los 60's. Por lo cual entonces Pedro Juan 
						adoptó el apodo que le puso su barbero como parte de su 
						nombre artístico para diferenciarse de éste. 
						
						 
						A medida que la empresa empieza a generar capital, 
						Masucci y Pacheco comienzan a reclutar talento para el 
						sello, siendo el primero de ellos 
						 
						el boricua   
						 
						Bobby Valentín, 
						para entonces trompetista y, en su tiempo, trombonista 
						(de pistones, no de vara) para el gran Tito Rodriguez. 
						Ya un joven veterano del ambiente neoyorquino y con 
						experiencia en las orquestas de Rodriguez, el propio 
						Pacheco y Joe Quijano, Valentín graba su primer disco 
						como figura principal para Fania. Su cambio de 
						trompetista a bajista, como regularmente le conocemos, 
						se da definitivamente años más tarde, cuando su bajista 
						regular anuncia, con previo aviso, que no puede asistir 
						a uno de los bailes. Ya que los bajistas estaban escasos 
						en aquel entonces (y Bobby ya dominaba el instrumento, 
						de hecho él fue bajista por algunos meses de la vieja 
						orquesta de Ray Barretto: la Charanga Moderna), el líder 
						decide suplantar él mismo al bajista y contratar a un 
						trompetista. Desde ese entonces, no hubo vuelta atrás... 
						los días de Bobby como trompetista, eventualmente, 
						llegan a su fin.  
						 
						
						
						El próximo artista en unirse al catálogo de Fania lo es 
						un pianista y también multi-instrumentista de origen 
						judío llamado Lawrence Ira Kahn, mucho mejor conocido 
						como Larry Harlow. Un desconocido en aquel 
						entonces, Harlow es el primero de varios nuevos pinos 
						contratados por Fania para robustecer su catálogo. Su 
						orquesta fue una de las primeras, si no la pionera, en 
						combinar de manera exclusiva trompetas y trombones 
						(obviando el uso de saxofones) en su sección de vientos, 
						un giro radical que ya identificaba plenamente a la 
						orquesta. Su primer cantante lo fue el cubano Felo 
						Brito, este a su vez reemplazado por quien luego se 
						convirtiera en uno de los primeros cantantes solistas en 
						la historia del sello: Monguito El Unico, quien 
						venía de la agrupación de 
						Pacheco. Se cuenta que la actitud de Monguito era 
						demasiado problemática en aquel entonces. De hecho, un 
						roce entre éste y Pete "El Conde" fue lo que hizo que 
						este último saliera del conjunto de Pacheco, montando 
						tienda aparte con el Conjunto Sensación (no fue sino 
						hasta que Monguito abandona el Tumbao para unirse a 
						Harlow que Pete regresa con su compadre). A raíz de 
						esto, ya Harlow busca sustitutos para éste, quien 
						eventualmente se lanza como solista. En estas audiciones 
						coinciden nada menos que El Sonero Mayor, Ismael 
						"Maelo" Rivera, y un tocayo  
						compatriota suyo de nombre 
						Ismael Miranda. Rivera recién salía de cumplir 
						su sentencia en cárcel por trasiego de drogas (golpe 
						fuerte que sacudió el ambiente en Puerto Rico de forma 
						tal que el combo original de Cortijo se desintegra a 
						raíz de la encarcelación de éste, con la mayoría de los 
						músicos pasando entonces a organizarse bajo el nombre de 
						El Gran Combo) y se establecía de manera definitiva en 
						Nueva York. Miranda eventualmente se queda con la plaza, 
						cuando Rivera, observando el entusiasmo de su tocayo, 
						decide dejarle el paso libre, a la vez que le aclaraba a 
						Harlow que "a él (Miranda) no vas a tener que 
						pagarle lo que yo te voy a pedir." [Rivera, quien de 
						todos modos ya tenía nombre gracias al prestigio de sus 
						viejos días con Cortijo, opta entonces por montar su 
						propia banda, "Los Cachimbos," firmando contrato con la 
						entonces poderosa Tico Records, propiedad entonces del 
						presunto "mafioso" Morris Levy.]  
						
						
						Miranda, quien ya había trabajado anteriormente con el 
						hermano de Harlow (Andy, el flautista) y ya tenía en su 
						resumé una grabación con el también legendario timbalero 
						
						boricua 
						
						Joey Pastrana ("Let's Ball," Cotique Records, 
						donde impone su "Rumbón Melón"), asume la posición. No 
						sin antes convertirse en "estudiante residente" de la 
						orquesta, ya que el repertorio de 
						la banda para ese entonces se componía casi 
						exclusivamente de temas estándares cubanos. Esto ultimo 
						cambiaría radicalmente una vez que  
						
						Ismael  
						
						Miranda,  
						
						luego del segundo álbum con Harlow, empieza a 
						descubrirse como compositor y a aportar temas suyos al 
						repertorio. Si bien la adolescencia se dejaba sentir 
						definitivamente en la estructura de muchos de los temas 
						de Miranda (y no es para menos, 
						Miranda era un adolescente para ese entonces), el 
						hecho de que Harlow le diera luz verde a Miranda para 
						componer, eventualmente le da el empujón definitivo a la 
						orquesta para colocarse entre las favoritas del público  
						
						principalmente boricua en Nueva York.   
						
						Total, 
						ya la fiebre del mambo de Machito y los dos Titos dejaba 
						de serlo y ahora la comunidad latina volcaba su atención 
						hacia figuras que, si no tan "cultas" o virtuosas como 
						los antes mencionados, representaban de manera más 
						directa y contundente no solo a la comunidad latina de 
						Nueva York, mayormente compuesta por Nuyoricans, o 
						puertorriqueños nacidos y criados en esta ciudad, sino 
						también al ambiente en que estos se desenvolvían 
						entonces, bastante más violento que el de la era del 
						Palladium. Y ese era precisamente el caso de Miranda, un
						aguadeño (nacido en Aguada, Puerto Rico) criado 
						en esa área del Bronx conocida como la Cocina del 
						Diablo (Hell's Kitchen), quien con su voz de niño 
						irreverente y la obstinada precocidad de sus letras en 
						ese entonces se convertía en digno representante de la 
						comunidad boricua en la gran urbe. El atractivo de 
						Miranda, sumado a la potencia y agresividad del sonido 
						de la banda de Harlow se convertían entonces en una 
						formula ganadora.  
						
						Y ya que 
						hablamos de Nuyoricans con quienes la masa salsera se 
						identificaría plenamente, el próximo en ingresar las 
						filas de Fania Records sería un trombonista de "mala" 
						reputación, quien con el pasar de los años se 
						convertiría en uno de los artistas más exitosos en la 
						historia del sello, amén de su más sólido vendedor por 
						muchos años. Su nombre: William Anthony Colón, mejor 
						conocido como "El Malo," Willie Colón. Su debut 
						discográfico debió de ser bajo la batuta de Al Santiago, 
						para quien trabajó por un tiempo en el Casa Alegre 
						Record Store (es aquí donde Willie conoce por primera 
						vez a quien luego se convertiría en su cantante, 
						el Ponceño 
						Héctor 
						Juan Pérez, alias Héctor Lavoe), pero a Santiago 
						ya lo agobiaban problemas económicos y de índole 
						familiar, por lo que su nuevo sello disquero Futura, 
						para el cual debió salir el primer disco de Willie, 
						cerró operaciones. Es entonces cuando Willie queda a 
						cargo de las cintas originales y las entrega a Fania, 
						donde las recibe Pacheco para evaluarlas.  
						
						Pacheco 
						ve potencial en la banda, pero no así en Tony Vazquez, 
						el verdadero cantante original de Willie, por lo que el 
						fundador de Fania recomienda a Héctor Lavoe para unirse 
						a la banda como cantante. A Lavoe, sin embargo, no le 
						convenía la idea originalmente, ya que él pertenecía a 
						una banda rival, "La New Yorker" del pianista Russell 
						Cohen, con la cual ya había planes de grabar un disco, 
						por lo que desistió de la oferta (Lavoe también 
						interesaba la plaza de cantante para el conjunto de 
						Pacheco en ese entonces). Eventualmente Pacheco convence 
						a Lavoe y este termina uniéndose a la banda de Willie, 
						la cual integraban entonces adolescentes 
						boricuas 
						como Willie, que 
						con el tiempo se convertirían igualmente en leyendas del 
						género por derecho propio, como el virtuoso timbalero 
						Nicky Marrero (quien años después, como ya veremos, 
						también ingresa a la Fania All-Stars, luego de pasar por 
						las filas de Eddie Palmieri, Harlow y la Orq. Novel), el 
						pianista Dwight Brewster (quien hoy día se mantiene 
						activo en la música, a quien sustituyen 
						en la banda Kent Gomez (co-compositor a su vez de varios 
						temas del binomio Colón/Lavoe), el fenecido virtuoso 
						Mark "Markolino" Dimond y luego José "Prof. Joe" 
						Torres), el bongosero Pablo Rosario (quien luego pasaría 
						a formar parte por muchos años de la orquesta de Harlow, 
						siendo sustituido aquí por el legendario José Mangual 
						Jr., hijo de otra gran leyenda del ritmo: José "Buyu" 
						Mangual), el conguero Mario Galagarza (a quien reemplaza 
						luego el virtuoso Milton Cardona), el también 
						virtuoso bajista Eddie "Guagua" Rivera y el entonces 
						trombonista Joe Santiago, quien al igual que en el caso 
						de Bobby Valentín, se convierte luego en otra leyenda 
						viviente del bajo.  
						
						El 
						primer disco publicado por la orquesta, "El Malo," 
						recibió el desprecio inmediato de los veteranos de 
						aquella época, quienes entendían que esta era una 
						orquesta demasiado amateur (novata y sin mayores 
						pretensiones). Ninguno imaginó, sin embargo, que a 
						medida que Willie y compañía adquirían más experiencia y 
						mayor madurez, esta banda se convertiría en quizás el 
						ejemplo por excelencia de aquello que ya apodaban "el 
						
						nuevo 
						sonido 
						de Nueva York." La combinación de ese trombón 
						violento, agrio y "explayado" de Willie (inspirado por 
						otro futuro miembro fundador de la Fania All-Stars: 
						Barry Rogers, el legendario trombonista de Palmieri 
						y de la banda de rock-jazz Dreams) y la voz callejera y 
						estilo guapetón e irreverente de Héctor sería 
						inigualable. Más tarde, Colón y Lavoe revolucionan el 
						escenario musical de la época cuando deciden explorar el 
						folclor nativo de Puerto Rico (una movida que también 
						fue criticada a la saciedad por los eruditos y los 
						músicos de mayor edad y veteranía, quienes siempre 
						consideraron, de manera casi exclusiva, a ritmos cubanos 
						como el son, la guaracha y el guaguancó como "la mata," 
						la base, el fundamento de lo que ya empezaba a llamarse 
						salsa). Este experimento llega a su clímax con los 
						clásicos dos volúmenes de "Asalto Navideño," 
						(1970 y 1973, respectivamente) donde se suma a la banda 
						Víctor Guillermo Toro, virtuoso del cuatro mejor 
						conocido como Yomo Toro. Desde entonces Yomo, 
						quien es igual de diestro en la guitarra clásica, es regular en muchas de las sesiones, 
						no sólo de Willie y Héctor, sino también de Larry Harlow. 
						 
						
						Con 
						Pacheco aún vendiendo fuerte, y ahora con Bobby Valentín, 
						Willie Colón y Larry Harlow con Ismael Miranda ganándose el favor del público, Fania 
						ahora tendría más mollero para seguir expandiendo su 
						elenco e inclusive traer músicos y orquestas ya 
						establecidos. Este es el caso de otro boricua Ray Barretto, 
						legendario conguero y director de orquesta quien ya para 
						ese entonces había disuelto su Charanga Moderna, con la 
						cual grabó buena parte de su historial con Tico Records 
						luego de salir de la orquesta de Tito Puente, mas la 
						totalidad de su época con United Artists. Para este su 
						"nuevo retorno," Ray opta por un sonido más tradicional, 
						pero apartado por completo del formato de charanga, así 
						que su nueva orquesta se conformaría de dos trompetas 
						(como la de Pacheco), pero sin el tres y sí con sección 
						de ritmo completa: timbal, conga y bongó. Barretto contaba entonces con dos cantantes: Pete Bonet, 
						un veterano de mil batallas que luego pasaría a 
						codirigir con Louie Ramírez antes de unirse al 
						sexteto de Joe Cuba y la orquesta de Tito Puente, y un 
						novato procedente de Ciales, Puerto Rico llamado 
						Adalberto Santiago. [Bonet, a quien posiblemente 
						nunca se la ha dado el reconocimiento que merece, reside 
						actualmente en Puerto Rico y luego de un breve retiro, 
						actualmente dirige una poderosa big-band, la cual se 
						especializa en el repertorio clásico de la época del 
						Palladium.]  
						
						Adalberto 
						eventualmente se queda como cantante oficial cuando 
						Bonet decide montar tienda aparte con Louie. Poseedor de 
						una voz que, al sol de hoy, se mantiene "a prueba de 
						balas" y un estilo que ya entonces se perfilaba como a 
						medio camino entre lo tradicional y lo moderno, Adalberto no 
						tardaría mucho tiempo en darse a respetar. De hecho, 
						otros lideres de orquesta solicitarían sus servicios 
						para hacer coro en sus grabaciones, uniéndose Adalberto 
						de esta forma al selecto grupo élite de coristas de 
						lujo, donde reinaron los hoy fenecidos boricuas Yayo El 
						Indio y Elliot Romero (y al cual, en años mas 
						recientes se han sumado colosos como Tito Allen,
						Nestor Sánchez y ahora Jerry Medina). La 
						banda de Barretto serviría también de escuela de 
						entrenamiento para otros bravos de la música latina, 
						como el legendario bajista Andy Gonzalez, los 
						trompetistas Roberto Rodríguez (respetable 
						virtuoso cubano, quien fallece a finales de los 80's) y 
						Rene López, el pianista y arreglista Luis Cruz, y los 
						bongoseros Tony Fuentes y Johnny "Dandy" Rodríguez. 
						En palabras del propio Masucci, las cuales pueden ser 
						leídas en el ensayo escrito por Izzy Sanabria para el 
						disco compilación "30 Great Years" (editado en 
						1994 en conmemoración de los 30 años del sello 
						disquero), el conseguir la firma de Barretto para 
						ingresar a la Fania fue una tarea bien cuesta arriba, 
						pero valió la pena... 
						 
						
						Con 
						Barretto a bordo, quien no tardaría mucho en unirse a 
						Pacheco, Colón y Harlow como uno de los vendedores 
						estrella del sello, Fania seguía expandiéndose. Ahora, 
						la Fania, que ya contaba en su catálogo con figuras como Joe Bataan, Ralph Pagán 
						(uno de los cantantes que más ruido hizo mientras el boogaloo reinó a mediados de los 60's), el baladista 
						Roberto Yanés y las orquestas que comandaban 
						respectivamente los trompetistas Ralph Robles y
						Bobby Quesada y el maestro Louie Ramírez, 
						estaba en posición de jugarse un alarde: Montar su 
						propio All-Stars ("Todos Estrellas"), siguiendo la pauta 
						que ya habían establecido en Nueva York los sellos Tico, 
						Alegre y Cesta (este último propiedad de Joe Quijano, 
						donde los mismos integrantes del All-Stars de Alegre se 
						reunirían cuando Alegre comienza a desintegrarse). Así 
						nace entonces la Fania All-Stars.  
						
						No 
						obstante, no todos los artistas bajo contrato con Fania 
						formarían parte de la banda estelar. De igual manera, la 
						orquesta aún necesitó refuerzos en posiciones claves, 
						donde no tenían a ningún músico en particular. Por 
						ejemplo: en la sección de ritmo, a Harlow (piano) y a 
						Barretto (congas) se unirían Bobby Rodríguez (a 
						quien ya se le reconocía entonces como el mejor bajista 
						en todo Nueva York) y el timbalero Jimmy Sabater, 
						para entonces el único con una reputación similar a la 
						de Puente aún sin ser director de orquesta (para ese 
						entonces ya Willie Bobo estaba en California con Cal 
						Tjader y Sabater seguía siendo parte del sexteto de Joe 
						Cuba). [Irónicamente, el bongosero para esa noche lo fue 
						el bongosero regular de Pacheco para ese entonces: 
						Ralph Marzan. Bobby Valentín (quien para ese 
						entonces, recuerden, aún no se convertiría en bajista a 
						tiempo completo), Quesada y Robles son los trompetistas 
						(reforzados por el virtuoso Raymond "Ray" Maldonado,
						sobre quien abundaremos más adelante), mientras a 
						Colón, el único trombonista líder de orquesta en Fania 
						Records, se le unen dos refuerzos muy especiales: su 
						ídolo Barry Rogers y el camarada de éste último en la 
						banda de Eddie Palmieri: el brasileño Jose Rodrigues 
						(en otra de esas movidas irónicas, Rodrigues pasaría a 
						formar parte de la banda de Colón una década después). Louie Ramírez, en lo que sería su única sesión en vivo 
						con la Fania All-Stars (volvería luego, como ya veremos, 
						a mediados de los 70's para sus sesiones de estudio, así 
						como en calidad de arreglista y coproductor), ejecuta el 
						vibráfono, mientras que a los cantantes solistas 
						Monguito y Joe Bataan se unirían los respectivos 
						cantantes de las cuatro orquestas de mayor éxito en el 
						catálogo de Fania para ese entonces: Adalberto, de la 
						banda de Barretto; Lavoe, de la banda de Colón; Miranda, 
						de la de Harlow; y El Conde, del Tumbao de Pacheco. 
						Pacheco, por supuesto, dirigiría la banda, además de 
						solear con su flauta.  
						
						Adicional 
						a eso, se suman a la Orquesta tres invitados oficiales: 
						el propio Tito Puente, el propio Eddie 
						Palmieri y otro Nuyorican que estaba causando 
						sensación en ese entonces: el orgullo de Brooklyn, 
						Richard Maldonado, alias Ricardo "Richie" Ray. Un 
						mago del piano entrenado a lo clásico y líder de una de 
						las orquestas más contundentes del ambiente neoyorquino, 
						Richie ya estaba codeándose con los grandes, amén de ser 
						uno de los vendedores estrella de Alegre Records. 
						Originalmente, el codirigía la banda con su hermano 
						mayor, el ya mencionado Raymond Maldonado (Ray, el 
						trompetista, quien luego sale de la banda cuando 
						empiezan a llamarlo gente como Tito Puente, La Plata 
						Sextette y hasta el mismo Stevie Wonder, el mismo que 
						puso a gozar al hoy legendario sello Motown en el 
						mercado pop junto con Diana Ross y los hermanos 
						Jackson), y el nombre original de la banda lo era 
						Richie & Ray (o sea, la orquesta de Richie y Ray... 
						ya se podrán imaginar de donde viene el apodo del 
						pianista entonces). El uso común (y, claro, la confusión 
						común) hacen que Richie finalmente engavete su apellido 
						real para utilizar el nombre artístico de Richie Ray, 
						como su fanaticada insistía en llamarlo (o Ricardo 
						Ray, como también aparece en los créditos de la 
						mayoría de sus discos). Antes de este guiso con Fania, 
						su orquesta tenía tres cantantes: Chivirico Dávila,
						el cantante principal; Felo Brito, quien luego sale 
						para unirse a Harlow, como ya mencionamos; y el novato 
						Robert Cruz, mejor conocido como Bobby Cruz. 
						Cruz, quien fue alumno de Chivirico, pasa a ser el 
						cantante principal (y, de hecho, el único) cuando Dávila 
						también sale, pasando a las organizaciones de Pacheco y 
						Joe Cotto antes de formar su propia agrupación. Para 
						este primer "viaje" con Fania, Cruz no acompañó a su 
						compadre y jefe.  
						 
						
						 
						El debut de la banda estelar del sello Fania lo fue en 
						el hoy desaparecido club Red Garter en 1968. Si bien aún 
						a estas alturas la banda carece de identidad propia, el 
						repertorio que ejecutaron esa noche (y que fue recogido 
						para la posteridad en los discos Live At Red Garter, 
						Volúmenes 1 y 2), tiene sus momentos especiales. Por 
						mencionar algunos con 
						Monguito en la parte vocal, Eddie Palmieri al piano, 
						Willie Colón en uno de sus mejores solos de trombón de 
						todos los tiempos y el maestro Tito Puente castigando el 
						timbal al final; el corte de jazz latino "Guatacando," 
						con excelentes solos de Palmieri, Ramírez, los cuatro 
						trompetistas, Rogers y Barretto (quien, como era la 
						costumbre entonces, utilizó una sola conga para este 
						show, no las 3 y hasta 4 que utiliza hoy en día); y el 
						"Son Cuero y Boogaloo," originalmente del repertorio de 
						la banda regular de Barretto, con Adalberto 
						(naturalmente) en la parte vocal y con Orestes Vilato, 
						el timbalero regular de Barretto, colándose aquí por 
						invitación del propio conguero y, casi literalmente, 
						robándose el show con una espectacular ejecución. Como 
						ya dijimos, la Fania All-Stars no necesariamente se 
						instituye a partir de este recital, pero el show cumplió 
						su cometido inmediato: presentar en mayor escala a los 
						artistas que ya componían el conglomerado Fania y, de 
						paso, aumentar las ventas.  
						  
						
						Mientras 
						tanto, Fania ahora busca expandir su área de cobertura. 
						Y para esto, abre un nuevo sub-sello (o subsidiaria, si 
						se quiere): Fania International, donde se 
						agruparían los artistas que no tenían su base de 
						operaciones en Nueva York. (En unos pocos años, dicha 
						subsidiaria elimina el "Fania" de su nombre, 
						convirtiéndose en International, a secas.) La 
						primera orquesta de salsa en ser fichada por este nuevo 
						sello lo es la de Roberto Roena y su Apollo Sound. 
						Roena, un ex-miembro de Cortijo y su Combo (su líder, el 
						maestro Rafael Cortijo, fue quien lo inició en el mundo 
						de la percusión en Puerto Rico) y luego miembro fundador de El Gran 
						Combo, debutaba formalmente como líder de su propia 
						orquesta. Sí, anterior a esto ya Roberto había grabado 
						un álbum para Tico Records, "Se Pone Bueno," con 
						una orquesta llamada "Roberto Roena & Los Megatones," 
						pero esta 'orquesta' no paso de ser una reunión en el 
						estudio de grabación. En otras palabras, Los Megatones 
						nunca fue una banda formal y propiamente dicha, sino más 
						bien una sesión de descarga con varios de los mejores 
						músicos en Puerto Rico (incluido en dicha nomina estaba 
						el virtuoso sonero panameño Camilo Azuquita, 
						quien entonces residía en este país) bajo la dirección 
						de Roena.  
						
						El sonido 
						de Roena, sin embargo, muy poco tenía que ver con el 
						sonido que ya se gestaba en Nueva York. El Apollo Sound, 
						en un principio, era una orquesta moldeada al estilo de 
						El Gran Combo muy a lo puertorriqueño, pero con la particularidad de que estos 
						(el Apollo) podían fajarse tambien en el soul 
						afro-americano que también se escuchaba en Puerto Rico 
						(que conste, no era el boogaloo, sino música 
						norteamericana, afro-americana más bien, propiamente 
						dicha... lo que luego pasaría a mercadearse como R&B). 
						Eventualmente, lo norteamericano desaparece del menú, 
						una vez el boom de la salsa echa en Puerto Rico empieza a arrollar. De igual 
						forma, Roena, quien a pesar de no ser necesariamente un 
						lector a primera vista, sí tenía (y aún tiene) un 
						envidiable oído musical como pocos, hace con el tiempo 
						que su Apollo pase de ser una modesta pero arrolladora 
						orquesta de salsa en una de las instituciones más 
						progresivas en la historia de la salsa, musicalmente 
						hablando. 
						
						
						Paralelamente, y también en 1969, Bobby Valentín, quien 
						ya para ese entonces cambia definitivamente la trompeta 
						por el bajo, decide re-establecerse en su Puerto Rico 
						natal, donde hace una nueva orquesta, con la cual graba 
						el álbum "Se La Comió." Aquí Bobby no solo 
						expande su sonido (de una sección de vientos de solo 
						tres músicos a un mini-big-band de 5: dos trompetas, 
						trombón y dos saxofones (a lo El Gran Combo, solo que 
						aquí serían un alto y un barítono, no dos altos como en 
						el caso del Combo), estableciendo entonces lo que ya se 
						identifica como su sonido tradicional), sino que logra 
						reunir a varios de los bravos, incluyendo a los soneros 
						Frankie Hernández y Marvin 
						Santiago (quien se uniría años más tarde, primero en 
						sustitución de Frankie cuando éste ingresa en Hogares 
						Crea, un programa creado en Puerto Rico para rehabilitar 
						a los que sucumben al vicio de las drogas, y luego a dúo 
						con éste, cuando, ya reestablecido por completo, se 
						reincorpora a la banda), los virtuosos Reynaldo Jorge 
						(trombonista), Juancito Torres (trompeta), el 
						timbalero y baterista Oscar Colón y el saxofonista 
						Humberto Ramírez Sr. Frankie, de hecho, graba luego 
						como solista para el sello Nuestra, una 
						subsidiaria local que Fania funda en 1978, además de ser 
						uno de los miembros fundadores de la orquesta Impacto 
						Crea, otra institución nacida dentro del seno del propio 
						programa de Hogares Crea. Marvin, uno de los soneros más 
						explosivos e interesantes que ha dado la salsa, posee un 
						estilo similar en métrica al del Sonero Mayor (Maelo, 
						quien no tenía mayor reparo en colar 12 o más líneas en 
						un soneo donde la mayoría de los soneros convencionales 
						no hallarían cabida para más de 8), pero utilizando el 
						humor como punta de lanza. Marvin permanece con Valentín 
						hasta 1977 (Valentín lo despide cuando, irónicamente 
						víctima también del abuso de drogas, empieza a fallar a 
						los bailes), convirtiéndose luego en solista y vendedor 
						estrella para la naciente Top Hits Records (TH), 
						principal rival de Fania a finales de los 70's. Marvin, 
						al igual que Frankie, se recupera por completo de su 
						drogadicción, luego de cumplir sentencia en prisión a 
						mediados de los 80's.   
 
						
						En Nueva York, mientras tanto, se suma al catalogo Fania 
						otro cantante solista: el veteranísimo Santos Colón, 
						el eterno cantante de Tito Puente, ahora concentrándose 
						como bolerista a tiempo completo. Como parte de sus 
						tareas con la Orquesta de Puente (que ya de por sí 
						demandaba que su cantante fuera capaz de abordar 
						cualquier género), Santitos, como todo el mundo le 
						llamaba, se defendía sin problemas en la rumba, la 
						guaracha, el guaguancó y los demás ritmos cubanos que 
						Puente acostumbraba ejecutar. Pero la cosa romántica era 
						la especialidad de la casa, y boleros clásicos de su 
						época con Puente como "Mírame Mas," "Tus Ojos" y "Te 
						Desafío," que nunca fallaron en llenar a capacidad la 
						pista de baile del Palladium, sirven de testigos. De 
						hecho, para su debut en solitario con Fania, Santitos 
						contó con su compadre Puente, quien dirigió y supervisó 
						la grabación además de arreglar varios temas. En 
						adelante, sin embargo, las producciones de Santitos 
						estarían a cargo del virtuoso pianista y arreglista 
						argentino Jorge Calandrelli (con Santitos, en algunos 
						casos, grabando sus partes en Argentina, con la orquesta 
						de estudio de Calandrelli). 
						
						Otros 
						grandes que se suman al catálogo de Fania entre 1969 y 
						1970 lo son los boricuas Richie Ray & Bobby Cruz y Cheo Feliciano. 
						Richie y Bobby recién salían de su contrato con Alegre 
						Records y Masucci, quien ya le seguía los pasos y no 
						quería perder de nuevo la oportunidad (Alegre ya se le 
						había adelantado cuando Los Durísimos terminaron con 
						Fonseca Records a mediados de los 60's), los firma 
						durante un ensayo de la banda, momentos antes de que el 
						ejecutivo de Fonseca se apareciera con un contrato en 
						blanco para que Richie y Bobby regresaran con ellos. De 
						hecho, fueron Los Durísimos quienes estrenan la nueva (y 
						dentro de poco, principal) subsidiaria Vaya Records, 
						para la cual graban el clásico "El Bestial Sonido de 
						Richie Ray & Bobby Cruz." De hecho, esta es la 
						primera grabación de Richie y Bobby luego de mudarse a 
						Puerto Rico (de la vieja orquesta neoyorquina solo los 
						acompaña el bongosero Manolito Gonzalez) y reorganizar 
						su orquesta allá con nuevos músicos, entre ellos el 
						virtuoso conguero José "Mañengue" Hidalgo ("El Alcalde 
						de La Perla," como cariñosamente aún lo llaman y padre 
						de otro virtuoso del tambor: Giovanni Hidalgo), el 
						timbalero Charlie Cotto y el bajista Mike Amitin, ambos 
						también emigrando desde Nueva York (Charlie venía de la 
						orquesta de Willie Colón y Amitin de la de Barretto). 
						
						Cheo, por 
						otro lado, luego de salir de Joe Cuba y pasar, en 
						calidad de solista, por Eddie Palmieri y los Alegre 
						All-Stars, se muda a Puerto Rico y, voluntariamente, 
						opta por un semi-retiro, ingresando en Hogares Crea para 
						darle muerte a un hábito de heroína que progresaba 
						peligrosamente al punto de que, en palabras del propio 
						Cheo, estaba botando la vida por el chorro. Masucci, 
						siguiendo la recomendación de Ray Barretto, quien lo 
						motivó a buscar contratarlo por ser "el tipo de cantante 
						que Fania necesitaba tener en su róster," se une 
						también al "Proyecto Cheo." Desde luego, y también 
						siguiendo los consejos de Barretto, Tommy Olivencia y 
						Tite Curet Alonso (mentor, padrino y amigo cercano a 
						Cheo, amén de creador intelectual de una buena parte de 
						los éxitos de Fania), esperó pacientemente a que Cheo 
						finalizara satisfactoriamente su proceso de 
						rehabilitación. Una vez Cheo se sintió listo para 
						regresar al ambiente, firma con Fania Records. Y 
						Barretto definitivamente tenía razón. Cheo es uno de 
						esos raros cantantes, como su mentor e ídolo Tito 
						Rodríguez, que podían ir de un extremo al otro del canto 
						caribe con suprema facilidad. Como bolerista, muy pocos 
						pueden sacarle tanto partido a la lírica de una canción 
						convirtiéndola en suya; y en lo movido, en la salsa (y 
						es aquí precisamente donde le gana a su famoso mentor), 
						es una ametralladora poética siempre lista para 
						dispararse, jugando a su antojo con las rimas y la 
						métrica como pocos. Difícilmente, inclusive hoy día, se 
						hallen cantantes tan polifacéticos como Cheo Feliciano. 
 
						
						OK, ahora 
						el nacimiento OFICIAL de la Fania All-Stars. 
						
						
						 
						Adelantemos la trama ahora hacia la noche del Jueves 26 
						de agosto de 1971, fecha que muchos, con muy buenas 
						razones, marcan como la fecha de nacimiento de la Fania 
						All-Stars (y algunos van más allá, añadiendo que en esa 
						misma fecha da inicio oficialmente el boom de la salsa). 
						El presidente de Fania, Jerry Masucci, ahora con su 
						sello corriendo a todo tren y las bandas de Willie Colón, 
						Larry Harlow, Ray Barretto y Pacheco dominando en los hit parades 
						de NY y las bandas de Roberto Roena y Bobby Valentín haciendo lo suyo 
						en Puerto Rico, entiende que es el momento de re-visitar 
						el concepto de la Fania All-Stars. Solo que ahora, en lo 
						que se puede ver como una jugada maestra en términos de 
						promoción, Masucci se las juega frías: además de reunir 
						a su tribu en un mega concierto, pretende filmar el 
						mismo y hacer una película. El poner dicho plan a correr 
						no fue tarea fácil. A los dueños de clubes de la época 
						no les convencía la idea. Tan solo el boricua Ralph Mercado, 
						entonces dueño del Cheetah, aceptó la oferta, pero con 
						estas condiciones: el baile se daría un jueves (Mercado 
						no iba a arriesgar sus días tope: viernes y sábado) y 
						Mercado se quedaría con lo que se genere en las 
						entradas. A lo que Masucci no tuvo más remedio que 
						acceder, ya que nadie más estaba dispuesto a jugarse la 
						maroma. 
						
						Ya tenían 
						sitio, ahora faltaba resolver el lío del reparto. Luego 
						de discutir por buen tiempo en cuanto al formato y 
						estructura de la orquesta (ellos querían un sonido 
						grande, tipo big band, pero no necesariamente una vuelta 
						atrás al viejo sonido de Machito y Puente), Pacheco y Masucci 
						se ponen de acuerdo en organizarla a base de tres 
						trombones (porque para sonar pesada sin dejar de ser 
						novedosa, definitivamente, necesitaba trombones), tres 
						trompetas y ritmo completo. Así, la banda se conforma a 
						raíz de la unión de músicos y cantantes de las orquestas 
						más exitosas del sello: Pacheco trae a su cantante, Pete 
						"El Conde," y su primera trompeta,
						Héctor "Bomberito" Zarzuela; Harlow lo imita, 
						añadiendo a su cantante Ismael Miranda y a su propia primera 
						trompeta, el veterano Larry Spencer; Barretto 
						vendría "blindado" con cuatro guerreros: Adalberto 
						Santiago, Vilato, su primera trompeta Roberto Rodriguez y él 
						mismo; Valentín traería a su entonces trombonista 
						Reynaldo Jorge (contrario a lo que usted puede haber 
						leído en otros foros, Reynaldo ni estaba de "agente 
						libre" (freelancing) ni era miembro de la banda 
						de Willie Colón cuando ingresa a la Fania All-Stars; su 
						carrera en Nueva York comienza en 1974 cuando se muda 
						allá luego de salir de la banda de Tommy Olivencia en 
						Puerto Rico, y Willie entra 
						con Héctor Lavoe... y la inclusión de Yomo Toro con el cuatro 
						puertorriqueño, es muy probable 
						que tenga mucho que ver con el éxito del "Asalto 
						Navideño, Vol. 1" de Willie, so no es ilegal decir 
						que Yomo entra al elenco vía Willie Colón. Barry Rogers, 
						quien para ese entonces sí era agente libre, 
						entra por derecho propio como primer trombón, invitado 
						por Pacheco, quien lo conoce desde hace décadas, antes 
						de coincidir en los originales Alegre All-Stars. Roberto Roena, 
						entonces el único bongosero líder de orquesta en el 
						sello, entra solo (aunque insisto que su cantante 
						principal en ese entonces, Piro Mantilla, y los de 
						Bobby Valentín, Frankie Hernández y Marvin Santiago, tenían el 
						mismo derecho a estar ahí que los cantantes de Colón, 
						Harlow, Pacheco y Barretto, la exclusión de éstos 
						pudiera estar basada en el hecho de que la movida era en 
						Nueva York, donde ni Marvin, ni Frankie, ni Piro eran 
						conocidos). La línea frontal de la banda (Miranda, 
						Lavoe, El Conde y Adalberto) ahora se reforzaba con dos 
						de los cantantes solistas del sello: Cheo Feliciano y 
						Santos Colón.  Richie Ray, 
						ahora dentro de la familia Fania, también fue invitado, 
						esta vez junto a su eterno cantante Bobby Cruz. Ya la 
						banda estaba lista. Sanabria, quien para ese entonces ya 
						era parte integral de Fania en calidad de promotor y 
						encargado de buena parte de las carátulas y demás 
						material promocional y artístico del sello en ese 
						entonces, era uno de los maestros de ceremonias, junto 
						con el afamado Symphony Sid. En cuanto a la 
						filmación en sí, entra entonces aquí Leon Gast y 
						su equipo.  
						
						
						 
						En cuanto a lo que pasó esa noche, nada pudo haber 
						salido mejor para Masucci y su tribu. 4000 personas (más 
						del doble de la capacidad del club) asistieron, la 
						filmación fue un éxito y, sobre todo, la música que sonó 
						esa noche fue de ensueño. De acuerdo a Harlow, esa fue 
						una de esas noches mágicas donde la química fluyó de 
						maravillas y cualquier cosa podía suceder. De este 
						recital surgen la película Our Latin Thing, y 
						tres grabaciones: la banda sonora de dicha película 
						(álbum doble), y los discos Live At Cheetah, 
						Volúmenes 1 y 2. Difícil escoger lo mejor entre toda 
						la música que se toco esa noche, ya que todo estuvo 
						magistral, pero casi todos los expertos seleccionan de 
						manera unánime como el clímax del concierto a "Quítate 
						Tu," (que dura más de 
						16 minutos) donde todos los cantantes (salvo Bobby Cruz) 
						se retan entre sí con sabrosas inspiraciones, mientras Yomo Toro dibuja un excelente solo de cuatro y Barretto 
						se suelta al final, mostrando quizás por primera vez su 
						ya famoso "salto mortal" (dándole al tambor contra el 
						piso del escenario). También se destacan las piezas 
						"Macho Cimarrón" (con El Conde al comando y Pacheco 
						luciéndose en un largo y destacado solo de flauta), 
						"Anacaona" (el retorno triunfal de Cheo, con Harlow al 
						piano y Reynaldo mostrando su virtuosismo en el 
						trombón), "Ahora Vengo Yo" (la página de Los Durísimos 
						en este libro, con la sorpresiva intervención de Ray 
						Maldonado (quien no era parte de la nómina esa noche) en 
						un magistral solo de trompeta y su hermano Richie 
						dominando en el piano), y, por supuesto, las descargas 
						"Descarga Fania" (desde entonces el número de apertura 
						por excelencia de la orquesta, esta noche con un 
						explosivo mano a mano entre Vilato y Barretto, quien 
						luego deja que su timbalero se luzca a sus anchas) y 
						"Ponte Duro," hecha a la medida para Roberto Roena y su bongó, 
						con Willie Colón "guapeando" en el trombón (en la 
						versión que aparece en la banda sonora de la película, 
						se puede apreciar el solo de Willie en su totalidad, sin 
						editar) y la sección rítmica luciéndose individualmente 
						al final, algo que no estaba escrito originalmente en la 
						partitura, como tampoco lo estaba la rutina en 6 por 8 
						que Barretto sugiere al final (ya lo dijo Harlow, 
						cualquier cosa podía ocurrir en tarima esa noche). La 
						película incluía escenas del concierto en sí, así como 
						imágenes de la vida cotidiana de la comunidad de habla 
						hispana en Nueva York (muchas de estas escenas 
						organizadas y/o sugeridas por Ismael Miranda), escenas 
						tras bastidores de los ensayos y a Harlow y su banda con 
						Miranda en una presentación al aire libre en el Barrio. En resumen, no sólo fue una noche gloriosa 
						para el sello Fania, sino el nacimiento de una leyenda 
						musical… y por qué no, del boom de la salsa. 
						
						Mientras 
						tanto, Fania continuaba enriqueciendo su catálogo, 
						añadiendo nuevas figuras y a su vez, adquiriendo otros 
						sellos independientes, como lo son Cotique, sello 
						propiedad de George Goldner y punta de lanza de la 
						fiebre del boogaloo de los 60's, y el sello Inca, este 
						último con base en Puerto Rico. Así entran a la Fania 
						orquestas como Roberto Y Su Nuevo Montuno, Andy Harlow 
						(con la ayuda de su hermano Larry)Orq. La Diferente, 
						Orq. La Conspiración (estas últimas dos orquestas bajo 
						la supervisión de Willie Colón, quien ahora comienza su 
						etapa como productor) y el cantante Teddy Trinidad. Vía 
						Cotique, entran caballos de fuerza como los Lebrón 
						Brothers y Chivirico Dávila en calidad de solista, más, 
						dentro del catálogo, los derechos para re-distribuir la 
						obra de figuras como Machito, Joey Pastrana, Johnny 
						Colón y la TNT Band, entre otras. Con Inca, Fania hereda 
						a dos de las mejores orquestas de Puerto Rico: la 
						Primerísima de Tommy Olivencia con sus cantantes Chamaco 
						Ramírez y Paquito Guzmán (ambos también grabando como 
						solistas para dicho sello) y la Sonora Ponceña. Esta 
						última banda, la cual recientemente celebró su 45to 
						aniversario (y sigue en pie de lucha hacia los 50), es 
						también la "casa" de quien eventualmente dejaría de ser 
						uno de los secretos mejor guardados de Borinquen para 
						convertirse en el pianista más solicitado en las 
						sesiones de grabación de Fania, amén de uno de los 
						mejores, en el sentido absoluto de la palabra, del mundo 
						salsero: Enrique Arsenio Lucca Quiñones, mejor conocido 
						por todos como Papo Lucca. 
 
						
						Vaya 
						también se expande, con la inclusión de Mongo 
						Santamaria, Ismael Quintana y Celia Cruz. 
						Mongo, aunque no necesariamente dentro de la salsa, 
						traería su particular fusión de Latin jazz, R&B y música 
						cubana, la cual influiría de manera directa a muchos 
						otros grupos de jazz latino (incluyendo a la mismísima 
						constelación Irakere de Chucho Valdés). Su banda, 
						igualmente, sería la escuela de entrenamiento de grandes 
						del género del jazz latino y de la salsa, como los 
						saxofonistas Justo Almario y Héctor Veneros, el 
						baterista Steve Berrios, el percusionista Pablo Rosario 
						(quien alternaba entre Mongo y su taller en la salsa con 
						Harlow) y el virtuoso trompetista Luis "Perico" Ortiz. 
 
						
						
						Quintana, a quien el propio Héctor Lavoe citó como uno 
						de los que infuenció su desarrollo como cantante, se 
						lanzaba de lleno como solista luego de poco más de una 
						década al frente de las mil y una transformaciones que 
						sufrió la banda del maestro Eddie Palmieri (desde la 
						original La Perfecta, orquesta cuyo estilo copiaba en 
						sus principios la New Yorker, orquesta a la cual 
						pertenecía Lavoe antes de su unión con Willie, hasta 
						1973, cuando graba "Sentido," álbum de donde 
						salen los clásicos "Puerto Rico" y "Adoración"). La 
						movida tenía algo de riesgo envuelto, pues luego de 
						tantos años con Palmieri, ya el público lo identificaba 
						plenamente como el cantante de Palmieri, ni más 
						ni menos... pero Quintana se jugó la carta de todos 
						modos. En esto influyó en gran manera la suma que 
						Masucci le ofreciera a Quintana para que diera el salto, 
						su inclusión directa en la banda estelar, y, luego, el 
						papel prioritario que la maquinaria Fania le diera a sus 
						primeras grabaciones para el sello Vaya. Valga la pena 
						aclarar, sin embargo, que el álbum "Ismael Quintana," 
						su debut con Vaya en 1973, no es su primera grabación 
						como solista, pues anterior a esto ya Quintana, aún 
						miembro de la banda de Palmieri, ya había probado suerte 
						en dos ocasiones con la poderosa United Artists, con la 
						cual grabara "Punto Y Aparte" y "The Two Sides 
						of Ismael Quintana" esta última un experimento 
						donde, por un lado, Quintana demostraba una vez más sus 
						quilates como guarachero y, por el otro, probaba suerte 
						como bolerista (que lo es), aunque la banda que lo 
						acompañara en esta parte de la grabación ejecutara unos 
						arreglos a lo Calandrelli (la mayoría de ellos a cargo 
						de Héctor Garrido) que sonaban más a balada que a 
						bolero.  
						
						Celia, 
						por otro lado, regresa a Nueva York luego de un breve 
						retiro en México tras abandonar Tico Records, frustrada 
						con la pobre promoción que se le dio a sus discos para 
						dicha disquera con la orquesta del maestro Tito Puente. 
						Su primer coqueteo con el sello Fania se da cuando 
						Harlow la invita a grabar en su experimental "Hommy," 
						creación de Jenaro "Heny" Álvarez donde graba de una 
						sola tirada el tema "Gracia Divina." De ahí Masucci se 
						interesa en ella y finalmente la convence de firmar con 
						Vaya durante el viaje a Puerto Rico para la puesta en 
						escena de la obra de Harlow. Celia, por supuesto, era 
						una de las figuras más famosas provenientes de la 
						inmortal Sonora Matancera, un puesto que Celia se ganó a 
						pulmón limpio, pues a ella le tocó llenar la vacante que 
						dejara la queridísima Myrta Silva, zapatos bien 
						difíciles de llenar en ese entonces. (La hoy fenecida y 
						siempre recordada "Gordita de Oro" era boricua, no 
						cubana, valga la aclaración.) Y claro, el Tumbao de 
						Pacheco era, ni más ni menos, una versión "moderna" de 
						la Matancera, por lo que el junte de Celia con Pacheco 
						era una jugada maestra. Y eso fue exactamente lo que 
						ocurrió cuando ambos se juntan para grabar un álbum 
						llamado... vaya, "Celia & Johnny." El proceso de 
						adaptación de Celia al sonido de Pacheco no debe haber 
						sido nada difícil, dada la obvia similitud entre el 
						Tumbao y la Matancera, pero para ese primer disco, 
						Pacheco volcó "lo mejor de dos mundos," el sonido que ya 
						caracterizaba a la salsa (el cual se palpa en temas como 
						"Lo Tuyo Es Mental" y el hit que vendió el disco, 
						"Quimbara") y, claro, la aproximación, que no 
						explotación todavía, del espíritu de la vieja Matancera 
						("Tengo El Idde," "El Tumbao y Celia" y el bolero "Vieja 
						Luna"). La explotación, propiamente dicha, se 
						daría ya para 1976, en pleno auge del boom, cuando 
						Pacheco baja sus pretensiones y decide volcarse de lleno 
						sobre la música cubana, anunciando ya lo que muchos 
						críticos bautizaron como la "tendencia matancerizante" 
						dentro de la salsa. Es para ese entonces que Pacheco, en 
						una movida netamente comercial, rebautiza su Nuevo 
						Tumbao como Pacheco y su Tumbao Añejo, aún cuando 
						no había un cambio radical en el estilo de su conjunto. 
						Pero no nos adelantemos todavía, ya retomaremos este 
						tema en la segunda parte de este artículo, cuando nos 
						enfoquemos en la Fania después de 1975. 
						 
						
						Mientras 
						tanto, sí añadiremos a manera de paréntesis que Pacheco 
						ya se había "enamorado" del virtuosismo de Papo Lucca en 
						el piano (Pacheco ahora supervisaba la producción del 
						sello Inca, la casa de la Sonora Ponceña, recuerden), 
						por lo que lo invita a Nueva York para grabar en ese 
						disco con Celia. Destapada la "olla," a Papo lo empiezan 
						a llamar muchos de los artistas de Fania para grabar en 
						sus sesiones, desde Harlow en uno de los discos que le 
						produce a Justo Betancourt, hasta Willie Colón, quien lo 
						utiliza en su experimental disco de plenas con el 
						maestro Mon Rivera. De igual forma, la genialidad de 
						Papo como arreglista empieza a dejarse sentir en Nueva 
						York.  
						
						 A Luis 
						"Perico" Ortiz se le da el mismo recibimiento. Solo que 
						en el caso de Perico, este no solo entra de lleno a la 
						Fania All-Stars antes que Papo, como ya veremos, sino 
						que Perico sí se muda de lleno a Nueva York (donde 
						primero se une a la banda de Mongo), no sin antes pasar 
						por la orquesta de Tommy Olivencia, donde explota su 
						fase como arreglista además de, ya durante su estadía 
						con Fania, probarse como productor en cinco de sus 
						discos (los últimos tres con Inca y luego los primeros 
						dos de Olivencia con TH Records).
						 
						
						Claro, 
						luego de la exitosa presentación de la Fania en el 
						Cheetah, no cabía la menor duda de que los cantantes que 
						desfilaron esa noche con el All-Stars se beneficiaron 
						grandemente de la exposición que se les dio. Por lo 
						cual, como parte de los planes de expansión del catálogo 
						del sello, una movida obvia lo era pues, independizar a 
						todos estos cantantes y/o grabarlos en plan de solistas. 
						De esta manera, Ismael Miranda, Héctor Lavoe y Pete 
						"Conde" Rodríguez se convierten en solistas, pero cada 
						historia se da en un matiz completamente diferente. 
						Adalberto Santiago, el otro cantante no-solista de la 
						tribu del Cheetah, no da el salto en ese entonces, ya 
						que él pasa a ser miembro fundador de la naciente 
						Tipica'73, organización que se funda a raíz de una serie 
						de sesiones de descarga en el club And Vinny's de Nueva 
						York y, a raíz del éxito de éstas, la eventual 
						disolución de la banda de Barretto en el 1973, de la 
						cual provenían la mayoría de los integrantes de estas 
						sesiones (Adalberto, Vilato, el bajista Dave Pérez, el 
						trompetista René López y el bongosero Johnny Rodríguez, 
						quien pasa a ser el líder de la nueva agrupación). 
						
						Miranda 
						es el primero en independizarse, una vez sale de la 
						banda de Harlow y monta su propia agrupación: Orq. 
						Revelación, un conjunto que, lamentablemente, no duró 
						mucho tiempo junto, pero que contaba con una sección 
						rítmica de lujo: Nicky Marrero en timbales y bongó, 
						Frankie Rodríguez en congas (estos dos, al igual que 
						Miranda, provenientes entonces de la banda de Harlow), 
						Nelson Gonzalez en el tres, Joe Santiago ya como bajista 
						y el entonces novel Oscar Hernández en el piano. La 
						banda desaparece cuando Miranda decide mudarse a Puerto 
						Rico,
						
						asi que luego de un breve período por cuenta propia, 
						Revelación se disuelve, al tiempo que Gonzalez se une a 
						la Tipica'73, Hernández se une al Conjunto Libre de 
						Manny Oquendo, Frankie regresa con Harlow y tanto 
						Marrero como Santiago pasan a ser agentes libres. 
						Miranda, al ser el primero en convertirse en solista, 
						recibió la mejor de las atenciones del sello, por lo 
						cual su carrera se planificó mucho más organizadamente. 
						Claro, no olvidemos que la preponderancia que le dio 
						Harlow en las carátulas de sus discos también ayudó. Con 
						la estratégica excepción del "Tributo A Arsenio" 
						y de "Mi Mono y Yo," Miranda aparecía al lado de 
						Harlow en todas las carátulas... inclusive, noten que el 
						álbum "Abran Paso" fue mercadeado como Ismael Miranda 
						con la Orch. Harlow... al igual que 
						"Oportunidad," álbum de 1972 donde ya 
						definitivamente se preparaba el terreno para el despegue 
						de Miranda como solista, si tomamos en cuenta que en la 
						carátula de ese disco Miranda aparece solo... 
						 
						
						En el 
						caso de Lavoe, sin embargo, éste no necesariamente 
						deseaba convertirse en solista en ese entonces. Pero no 
						le quedó otra alternativa una vez Willie Colón, quien ya 
						sentía que el ambiente lo estaba explotando, decide 
						hacerse a un lado (momentáneamente, como ya veremos) y 
						tomarse un período de "enfriamiento," heredando 
						Héctor 
						entonces la banda. [Es en este punto donde Willie decide 
						educarse formalmente en lo musical, cuyos resultados no 
						tardarían en verse cuando, a su regreso, se dedica de 
						lleno a la experimentación con nuevas ideas, en lugar de 
						volver sobre el sonido que lo hizo famoso.] Aquí empieza 
						una de las ya conocidas fases difíciles en la vida de 
						Héctor, cuyo disco donde debutaría como solista tardaría 
						considerablemente en completarse, ya que este se sentía 
						aún herido por lo que él entendía como una traición de 
						parte de Willie. Lo cual eventualmente fue falso, ya que 
						Willie, aunque ya no como músico, permanecería al lado 
						de Héctor en todas sus grabaciones en calidad de 
						productor y arreglista (con excepción de tres álbumes:
						"Feliz Navidad," un intento por volver a capturar 
						la química de los "Asaltos Navideños" producida por 
						Johnny Pacheco en 1980 y con la colaboración del 
						inolvidable Daniel Santos; "Que Sentimiento," del 
						año siguiente y el único álbum que Héctor mismo se 
						produce; y "Reventó," de 1985, una coproducción 
						de Pacheco y Jerry Masucci). Eventualmente, Lavoe 
						recupera su confianza en sí mismo y, con el apoyo 
						directo de Willie, se concentra en su nueva fase como 
						director de orquesta. El primer álbum de Héctor, "La 
						Voz," fue un éxito, como era de esperarse, y su 
						camino a la fama por derecho propio no conocería 
						límites... salvo los que, como ya es historia conocida, 
						él mismo se impuso.  
						
						El caso 
						de El Conde tendría un desarrollo bien particular. Para 
						su primer álbum oficial como solista, "El 
						Conde" (1974), la banda que lo respaldaría sería, ni 
						más ni menos, el mismísimo Tumbao de Pacheco, con el 
						crédito de éste último estratégicamente omitido. De 
						hecho, Pacheco mismo se destaca como solista en un 
						número que, a todas luces, debía pertenecer a un álbum 
						regular de Pacheco con El Conde y no éste, el debut del 
						último como solista: "Los Compadres," número original de 
						los Compadres originales de Cuba (Lorenzo y Reinaldo 
						Hierrezuelo, alias Compay Primo y Compay 
						Segundo, éste último aún vivo y gozando de un 
						increíble pero merecido boom gracias al fenómeno del 
						Buena Vista Social Club). No obstante, ya para el año 
						siguiente, El Conde ya tendría organizada su propia 
						banda. Lo curioso es que el sonido de la nueva orquesta 
						de Pete sería demasiado similar al del Tumbao de 
						Pacheco. Nada de extrañar, si notamos que la 
						instrumentación de ambas orquestas era exactamente la 
						misma, salvo por un trompetista adicional (sumando 
						entonces tres) en el caso de El Conde. Eso sí, ya de la 
						segunda grabación como solista en adelante, Pacheco no 
						estaría envuelto en la producción y sí Louie Ramírez, 
						quien regresa a la Fania en 1975 para encargarse de todo 
						lo relacionado con los sellos Tico y Alegre, los cuales 
						adquieren de Morris Levy en ese año (más detalles sobre 
						esto más adelante, para no adelantar la trama), además 
						de grabar como artista para el sello Cotique.
						 
						
						Ahora, 
						con todos los cambios en el elenco de la Fania, y con la 
						evidentemente cómoda situación financiera del sello en 
						ese entonces, Masucci decide que es hora de hacer otra 
						aventura en grande con la Fania All-Stars. Sin embargo, 
						habría cambios en la alineación, de acuerdo a las nuevas 
						tendencias en la compañía. Ahora, virtualmente todos los 
						cantantes de la orquesta estelar o eran solistas, o 
						líderes de sus propias orquestas o ambos (o en proceso 
						de convertirse en uno de ambos). Curiosamente, Bobby 
						Cruz, sin ser solista, se "salva" de la regla por el 
						hecho de que ya antes de su incursión en el sello Fania, 
						ya se le promocionaba como co-líder de la orquesta de 
						Richie Ray, amén de que ya tenía en su haber dos 
						producciones de boleros donde, aunque siempre con la 
						banda de Richie Ray, se le promocionaba como figura 
						central: "Canta Para Ti" y "Amor En La 
						Escuela." Adalberto Santiago, quien como ya dijimos 
						anteriormente recién se estrenaba como cantante de la 
						Tipica'73, es sustituido entonces por Justo Betancourt, 
						quien finalmente recibía la merecida atención de la 
						disquera tras pegarla en grande con su hit (y grito de 
						guerra) "Pa' Bravo Yo," compuesta para él por Ismael 
						Miranda. Uniéndose a Betancourt estaban el entrante 
						Ismael Quintana y el resto de la línea frontal del 
						recital del Cheetah: Cheo, Lavoe, Miranda, Bobby Cruz, 
						El Conde y Santitos. Barretto y Roena permanecerían 
						irremplazables en congas y bongó, respectivamente, con 
						Nicky Marrero, como ya adelantáramos, entrando a la 
						orquesta como el nuevo timbalero. [Es Pacheco quien 
						invita a Marrero, a quien conocía desde sus días con 
						Willie Colón e inclusive lo había invitado en ocasiones 
						a tocar con su Tumbao, a formar parte del staff de 
						músicos de estudio que ya se repartían el grueso de las 
						producciones del sello (especialmente ahora, en momentos 
						que se expandía el sello con todos los nuevos solistas), 
						convirtiéndose en uno de los músicos de mayor demanda y, 
						eventualmente, el escogido para reemplazar a Vilato como 
						el timbalero oficial de la Fania All-Stars.] 
						Bobby Valentín, Yomo Toro y Larry Harlow también vuelven 
						con la nueva edición del All-Stars, con Richie Ray en la 
						lista específicamente para el número donde se destacaría 
						su compadre Bobby Cruz. En los vientos, solo repiten 
						Colón, Rogers y Roberto Rodríguez, uniéndose a ellos Ray 
						Maldonado, quien regresa de manera oficial a la 
						alineación, el trombonista y violinista Lewis Kahn, 
						y el virtuoso trompetista Víctor Paz. Kahn, de 
						ascendencia austriaca y judía y miembro regular de la 
						banda de Harlow, también participó en sesiones para 
						Machito, Eddie Palmieri y Tito Puente (con cuya 
						orquesta, ahora bajo el mando de Johnny Rodríguez luego 
						del deceso del Rey Del Timbal, se mantiene activo al 
						momento de escribir estas líneas). Paz, considerado por 
						muchos (yo inclusive) como la mejor primera trompeta en 
						la historia de la música latina, mantuvo por décadas 
						dicha silla en la orquesta de Tito Rodríguez, donde 
						también fue director musical y hasta el solista de los 
						dos álbumes de música instrumental que graba Rodríguez:
						"Instrumentals A La Tito" y "Esta Es Mi 
						Orquesta," aunque su rostro no necesariamente 
						apareciera en la carátula (después de todo, Rodríguez, 
						aún cuando no canta en estos discos, seguía siendo la 
						figura principal... no es accidente que en los creditos 
						se leyera Tito Rodríguez y su orquesta con Víctor Paz 
						en la trompeta y no Víctor Paz con la orquesta de 
						Tito Rodríguez...). Al igual que Kahn, Paz también 
						grabó para Machito y Eddie Palmieri. 
						
						Con 
						estos cambios, la Fania All-Stars está lista para la 
						próxima "misión." Ahora Masucci apuesta a que puede 
						llenar el Yankee Stadium con ellos. Sucio difícil...  
						Masucci movió sus fichas, a pesar de tener a casi todos 
						los demás colegas y promotores en contra y prediciendo 
						que la compañía no sobreviviría luego de las pérdidas 
						que dejaría "tan descabellada idea." Sin embargo, en la 
						noche del viernes 24 de agosto de 1973, más de 40,000 
						fanáticos salseros llenaron a capacidad el Yankee 
						Stadium para otra noche histórica, la cual también sería 
						filmada para la posteridad. Las condiciones en que 
						Masucci consiguió el local eran finales y firmes: dado 
						que el concierto era a finales de agosto, cuando la 
						temporada de Grandes Ligas usualmente está en pleno 
						apogeo de cierre de temporada, la regla de oro era que 
						el público se mantuviera en sus asientos y que no 
						penetraran al terreno de juego, donde se colocaría la 
						tarima de manera tal que el terreno no sufriera mayores 
						daños. La noche comenzó con los grupos Caffe y Seguida, 
						ambos en la onda del rock latino a lo Santana, seguidos 
						por el mazacote de Tipica'73, con Adalberto Santiago, 
						seguidos a su vez por los mulatos del sabor, El Gran 
						Combo (todavía con Andy Montañez como su cantante 
						estrella) y Mongo Santamaria y su grupo. Finalmente, la 
						Fania All-Stars se monta en tarima para el primero de 
						dos sets. Para el segundo set, Masucci quería demostrar 
						que su equipo estelar era capaz de tocar mucho más que 
						música latina, por lo que para este segundo set se hacen 
						de un repertorio que se nutría del soul y el jazz (en 
						otras palabras, más o menos lo que Mongo ya venía 
						haciendo con su propio grupo), mientras se reforzaban 
						con varios invitados especiales: el propio Mongo 
						Santamaria, el saxofonista africano Manu "Soul 
						Makossa" Dibango (del Camerún), el tecladista Jan 
						Hammer, el virtuoso baterista Billy Cobham 
						(éstos dos miembros entonces de la Mahavishnu Orquestra 
						de John McLauglin, pioneros de lo que ya se conocía como 
						jazz fusión junto con el igualmente recordado Weather 
						Report) y el guitarrista Jorge Santana, hermano 
						del legendario Carlos Santana y entonces líder de su 
						propia banda, Malo. Otro trompetista adicional, el 
						virtuoso Lew Soloff, veterano de muchas sesiones 
						de jazz y de música pop (y, al igual que otros colegas 
						en sus mismas condiciones, como Jon Faddis y 
						Randy Brecker, coqueteando en ese entonces 
						abiertamente con la salsa y grabando en sesiones de 
						artistas del sello Fania), se unía también al elenco. 
						Este set, sin embargo, nunca llegaría a tocarse por 
						completo. El número que debía abrir este set, un feroz 
						duelo de tumbadoras entre Mongo y Ray Barretto titulado 
						"Congo Bongo" (escrito por Harlow) fue todo lo que se 
						necesitó para que, siguiendo la "pauta" del primer 
						atrevido en hacerlo, la masa salsera se volcara sobre el 
						terreno de juego para ver de cerca de sus ídolos, 
						forzando el final del concierto luego de esta canción 
						(la estampida hacia el terreno de juego ocurre cuando 
						Roena y Nicky comienzan sus respectivos solos de bongó y 
						timbales, luego del duelo de Mongo y Ray). Pacheco, como 
						director de la tribu, completó el número a duras penas, 
						ignorando por completo a Alex Masucci (hermano de Jerry) 
						y a todos los que incesantemente le hacían señas para 
						que la banda parara de tocar. Luego de eso, la noche 
						llega a su fin cuando la policía neoyorquina entra en 
						acción y se dedica a lo suyo: a repartir macanazos para 
						reestablecer el orden... Al año siguiente (1974), la 
						Fania All-Stars debuta en San Juan, Puerto Rico, 
						estrenando el entonces nuevo Coliseo Roberto Clemente. 
						Para este concierto, Celia Cruz debuta oficialmente con 
						la Fania All-Stars, mientras Luis "Perico" Ortiz ahora 
						integraba al elenco en sustitución de Roberto Rodríguez. 
						Mongo, Manu y Cobham también hacen el viaje a San Juan. 
						Este otro concierto también se graba y filma en vivo. 
						Es en esta ocasión que se graba por primera vez el tema 
						"Mi Gente" de Héctor Lavoe, y donde hubo un lleno total 
						del coliseo. 
						
						
						De 
						estos dos conciertos surgen la película "Salsa" y 
						cuatro discos: "Live At Yankee Stadium, Volúmenes 1 y 
						2," "Latin Soul Rock" y la banda sonora de la 
						película. No obstante, hay que aclarar: a pesar del 
						título "Live At Yankee Stadium," tan solo los números 
						"Pueblo Latino" (cantado por El Conde), "Mi Debilidad" 
						(Quintana), "Hermandad Fania" (Bobby Cruz) y "Echate 
						Pa'lla" (Justo) fueron tomados del recital neoyorquino, 
						mientras el resto del material viene del concierto en 
						Puerto Rico. Otra canción que sí se grabó en el Yankee 
						Stadium, "El Ratón" de Cheo Feliciano, se incluyó en 
						"Latin Soul Rock," junto con la versión original, en 
						su totalidad, de "Congo Bongo" (la misma que dio fin al 
						concierto) y una versión en vivo del "Soul Makossa" de 
						Dibango, grabada en el show en San Juan. [Para la otra 
						mitad (lado A) de "Latin Soul Rock," el elenco de 
						Fania en San Juan, junto con Cobham, Hammer, Dibango, 
						Soloff y el menor de los Santana, fue reunido en los 
						estudios Good Vibration Studios para grabar lo que debió 
						ser el segundo set en el Yankee Stadium.] Algunos de los 
						momentos más memorables de estos conciertos, además del 
						"Congo Bongo" original y la magistral ejecución de Cheo 
						en "El Ratón," un número que grabara originalmente con 
						el sexteto de Joe Cuba y ahora con Santana en la 
						guitarra, lo son el himno de Héctor Lavoe, "Mi 
						Gente" (con sendos solos de Barry Rogers y Willie 
						Colón), el "Hermandad Fania" de Bobby Cruz y Richie Ray, 
						con Richie castigando el piano y el mini-show de Nicky 
						con el timbal y diversos efectos de sonido y silbidos (y 
						el inesperado intercambio verbal con Lavoe que ya les 
						describimos en un artículo anterior: una nueva 
						versión de "Congo Bongo" hecha en Puerto Rico, ahora con 
						Manu en el sax tenor y Lavoe con Feliciano añadiendo 
						unas sabrosas rutinas de soneos que no eran parte del 
						tema originalmente) y, por supuesto, la "coronación" de 
						Celia como la "reina de la salsa" con la versión 
						definitiva de "Bemba Colorá." 
						
						En 
						cuanto a la película, eso requeriría un ensayo por sí 
						solo. Como ya se nos acaba el espacio, solo diremos que 
						la película tuvo su lado bueno y su lado malo. El malo: 
						una oportunidad de oro para documentar con detalles los 
						orígenes de la música latina (y, en especial, lo que 
						llamamos salsa), se desperdició malamente, toda vez que 
						el tema se cubrió de manera muy superficial. Aunque la 
						idea de mezclar cortes de cintas de Hollywood (con todo 
						su consabido cliché) de figuras como Al Jolson, Groucho 
						Marx y Delores Del Rio documentando la forma en que los 
						latinos (Hispanos) eran estereotipados en la Meca de la 
						industria del cine tenía buenas intenciones, el 
						argumento necesitaba apoyo a prueba de balas, justo lo 
						que le faltó a la película. Las escenas de los 
						conciertos de Nueva York y Puerto Rico -el plato fuerte, 
						sin dudas- estuvieron geniales, aunque la edición de 
						material y el exagerado tiempo malgastado en los cortes 
						del viejo Hollywood casi anulan el esfuerzo. El lado 
						bueno: la película no solo ayudó a robustecer el 
						catálogo de Fania y su capital, ya considerablemente 
						respetable gracias al concierto del Yankee Stadium, el 
						boom de la salsa y las ventas de discos, sino que ayudó 
						a promover el concepto de lo que es la salsa a un mejor 
						nivel, amén de que el elenco de Fania se benefició 
						enormemente de la exposición. En cuanto a la Fania 
						All-Stars como entidad, esto fue el comienzo de nuevos y 
						mayores retos, los cuales discutiremos en la segunda 
						parte de este artículo. 
				
				
				Siguiente>>>>> |  |