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El pacto que regulaba el matrimonio entre la reina
Urraca
de León y Castilla y el rey Alfonso I de Navarra y Aragón
causó un gran malestar en Galicia. En 1111,
Pedro Fróilaz, el conde de Traba y Diego Gelmírez, el
obispo
de Compostela, tutores del joven Alfonso Raimúndez, proclamaron
rey de Galicia al infante en la basílica de Compostela y se
nombraron
regentes a sí mismos. La rebelión fue sofocada por
Alfonso
I, que realizó una campaña por Galicia. Derrotó al
conde de Traba y llegó a un acuerdo con el obispo, quien, no
obstante,
siguió presionando para que se anulara el matrimonio y se
encontró
con un poderoso grupo de adversarios entre sus diocesanos. Los esposos
se separaron enemistados, y luego Bernardo, el obispo de
Toledo,
los excomulgó y los conminó también a disolver su
matrimonio. Urraca acató en primera instancia el mandato, pero
luego
se inició una serie de alianzas y rupturas alternativas entre
los
esposos que duraron varios años.
El rey Enrique V de Alemania tomó Roma y negoció un acuerdo con el Papa Pascual II. Fue el tratado de Sutri, por el que el Papa proponía la secularización de los dominios eclesiásticos en Alemania a cambio de que Enrique V renunciaba a la investidura de obispos y otros cargos eclesiásticos. El otro Papa, Silvestre IV, murió oportunamente. Además Pascual II coronaría a Enrique V como emperador germánico. La coronación tuvo lugar el 13 de abril, pero en la víspera Pascual II firmó un privilegio que legitimaba las investiduras laicas. (Hay que tener presente que Enrique V negociaba con un ejército en la ciudad.) La conquista de Normandía por el rey Enrique I de Inglaterra preocupaba a numerosos nobles franceses. El conde Foulques V de Anjou había optado por una demostración de fuerza al apoderarse del condado de Maine, mientras que el conde Teobaldo IV de Blois se había aliado con el normando. Esto a su vez movilizó al rey Luis VI, que se alió con el conde Roberto II de Flandes y entre ambos asediaron la ciudad de Mieux, en Champaña. Sin embargo, Roberto II murió poco después ahogado en el Maine. Fue sucedido por Balduino VII el Severo, llamado así porque logró someter a la nobleza rebelde. Flandes era, por su situación, uno de los condados más expuestos a un eventual ataque desde Inglaterra, por lo que en lo sucesivo su política fue marcadamente hostil a Inglaterra en alianza con el rey de Francia, de modo que contribuyó a incrementar el paulatinamente creciente poder de la monarquía francesa. El príncipe ruso Vladimiro Monómaco, apoyado por tercera vez por el gran príncipe Sviatpolsk de Kíev, emprendió una nueva campaña contra los cumanos. Las campañas rusas habían empujado a un gran número de cumanos a pasar al Cáucaso, donde se aliaron con el rey de Georgia David III el Constructor. Éste había extendido su reino a lo largo de todo el Cáucaso, desde el mar Negro hasta el mar Caspio, aprovechando las guerras entre los selyúcidas. El rey Sigurd de Noruega volvió a su patria desde Tierra Santa, donde fue conocido desde entonces como Sigurd Jorsalagare (el Peregrino de Jerusalén). En Italia murió Bohemundo I que oficialmente seguía siendo el príncipe de Antioquía, y ahora el título pasaba definitivamente a su sobrino Tancredo, que se las arreglaba para defender el principado de los turcos, de las pretensiones de Alejo I y del intento del rey Balduino I de Jerusalén de someterlo a vasallaje. Occidente penetraba cada vez más en el Imperio Bizantino. Los pisanos obtuvieron la concesión de un barrio de Constantinopla, con lo que formaron una comunidad rival de la formada por los venecianos desde mucho antes. El obituario de este año es extenso. Además de Roberto II de Flandes y Bohemundo I, murieron san Roberto de Molesmes, el fundador de la orden del Císter; el duque de Apulia y Calabra Roger I Borsa, que fue sucedido por su hijo Guillermo (bajo la tutela de su viuda, Adela de Flandes); el conde de Habsburgo Otón II, que fue sucedido por su hijo Wermer II; el conde Federico I de Zollern, que fue sucedido por su hijo Federico II y el conde Bernardo III de Besalú que, como no dejó descendencia y estaba casado con Jimena, una hija del conde de Barcelona Ramón Berenguer III, su condado fue heredado por éste. Jimena era hija de María Rodríguez, la hija del Cid que se había casado con Ramón Berenguer III, pero que había muerto hacía varios años. El conde se había vuelto a casar y había vuelto a enviudar. En 1112 se casó por tercera vez con la condesa Dulce de Provenza, con lo que Ramón Berenguer III añadió a sus muchos títulos el de conde de Provenza. Esto hizo que se interesara por los asuntos de más allá de los Pirineos. Se alió con su hermanastro, el vizconde Aimerico II de Narbona, con la intención de arrebatarle el condado de Carcasona-Razes a Bernardo Atón. Sin embargo, la intervención de diversos nobles evitó el conflicto. Bernardo Atón indemnizó a Ramón Berenguer III, le otorgó otros territorios y le rindió vasallaje. Una vez que Enrique V abandonó Roma, el Papa Pascual II se retractó de su concesión sobre las investiduras. En el concilio de Letrán el emperador fue excomulgado. Su reacción no se hizo esperar, y el Papa tuvo que huir de Roma. En Oriente murieron Tancredo, el príncipe de Antioquía que fue sucedido por su primo Rogelio de Salerno, y Bertrán, el conde de Trípoli, que fue sucedido por su hijo Pons, el cual se reconoció vasallo de Antioquía. En 1113 se terminó la tercera sede de la abadía de Cluny, cuyas obras habían empezado veinticinco años atrás. El Papa Pascual II aprobó la regla de la Orden de los Hospitalarios de san Juan de Jerusalén, que sirvió de modelo para muchas otras órdenes hospitalarias. Ese año murió Sigfrido, el conde palatino del Rin, que fue sucedido por Godofredo. También murió el conde Girardo I de Rosellón, que fue sucedido por su hijo Gausfredo III. El duque Guillermo IX de Aquitania regresó de Tierra Santa y volvió a conquistar el condado de Tolosa. En Rusia murió Sviatpolsk, el gran príncipe de Kíev, que fue sucedido por Vladimiro Monómaco. Sus victorias sobre los cumanos le permitieron dominar casi la totalidad de lo que había sido el Estado de Kíev. Mucho más al este, un pueblo que hasta entonces vivía muy atrasado fue organizado por un jefe enérgico llamado Akuta. Son conocidos como los Yurset, que no tardaron en atacar al reino de Liao, al norte de China. El trono de Angkor fue ocupado por Suryavarman II, bajo cuyo reinado el país llegó a su apogeo y se impuso sobre todos los reinos vecinos. No obstante, no se trataba de un dominio sólido, pues Suryavarman II se contentaba con ser reconocido como rey y con la prerrogativa de nombrar gobernadores. Hizo construir Angkor Vat, el más perfecto de los templos montaña, consagrado a Visnú, con una extensión de casi doscientas hectáreas. En 1114 murió Enrique de Borgoña, el conde de Portugal y dejó un hijo de cuatro años llamado Alfonso Enríquez. Su esposa Teresa consideró que si su hermanastra Urraca podía ser reina, ella también, y se autoproclamó reina de Portugal. Esto la enfrentó con Urraca que reclamó la ayuda de su marido, pero Alfonso I estaba ya harto de sus problemas matrimoniales y la repudió definitivamente. Esto la dejó en una situación complicada: en Galicia dominaban los partidarios de su hijo, Portugal le era abiertamente hostil y en Castilla había muchos partidarios de Alfonso I. En Segovia se rebelaron contra ella y Álvar Fáñez perdió la vida defendiéndola. El rey Enrique I de Inglaterra estableció una alianza contra Francia con el emperador germánico Enrique V. Para ratificarla le concedió la mano de su hija Matilde, que acababa de cumplir los doce años de edad. Los Pisanos solicitaron permiso al Papa Pascual II para conquistar las Baleares y, naturalmente, no tuvieron dificultad en conseguirlo. El conde de Barcelona Ramón Berenguer III se unió a la expedición y tomó Mallorca, pero tuvo que regresar precipitadamente porque los almorávides atacaban Barcelona. Para repelerlos hizo un llamamiento a todos los nobles de sus condados. En el documento en que los convoca aparece por primera vez una palabra para designar a todos los condados dependientes directa o indirectamente del condado de Barcelona: Cataluña. La etimología es dudosa, pero una teoría es que viene del latín castellum, a partir de la forma romance "castlán". Si es así, "Cataluña" y "Castilla" son dos variantes dialectales de la misma palabra. En las últimas décadas, Cataluña había experimentado un proceso de unificación política bajo el conde de Barcelona, cuyo poder y prestigio había aumentado notablemente. De hecho, el conde actual era conocido como Ramón Berenguer el Grande. Los almorávides fueron derrotados en la batalla del congosto de Martorell (un congosto es un desfiladero entre montañas), pero en 1115 tomaron las Baleares. Urraca logró que Teresa de Portugal reconociera su soberanía, pero poco después Teresa se sublevó apoyada por el conde Pedro Fróilaz. Ese año murió el rey Olav Magnusson de
Noruega,
y el país siguió bajo el gobierno de sus dos hermanos,
Sigurd
y Eystein. También murió el duque Thierry II de la Alta Lorena,
que fue sucedido por Simón I.
Los chinos entablaron una alianza con Akuta, el caudillo de los yurset, contra el Imperio de los khitán, gobernado por la dinastía Liao. Akuta adoptó el título de emperador e inauguró la dinastía Jin. La organización tribal de los yurset empezó a asimilar paulatinamente algunos rasgos de la administración centralista China. Todo parecía indicar que el papado había sofocado con mano izquierda las pretensiones reformistas que tenía san Roberto cuando fundó el Císter, pero dos años antes había ingresado en la orden un joven de familia noble llamado Bernardo junto con otros treinta amigos y parientes, que no tardaron en revitalizar la orden. En esos dos años se fundaron cuatro monasterios filiales de la abadía del Císter: La Ferté, Pontigny, Morimond y Claraval. Fueron conocidos como "las cuatro hijas del Císter". El último fue fundado por el propio Bernardo, por lo que es más conocido como Bernardo de Claraval. Desde su abadía, tuvo más autoridad que el propio abad del Císter Esteban Harding, y pronto llegó a tener más peso en la Iglesia que el propio Papa. Después de que el emperador Enrique V fuera excomulgado por el Papa Pascual II muchos nobles y obispos lo abandonaron. Tuvo que enfrentarse a rebeliones en Colonia, Sajonia y la Baja Lorena. Para acabar de complicar las cosas, murió la condesa Matilde de Toscana y en su testamento legó al papado todos sus estados. Enrique V no estaba dispuesto a aceptar esta última voluntad que aumentaría notablemente el poder de su adversario y en 1116 se apropió de todas las posesiones de la condesa. Ese año murió el sultán de Rum Sahan Sah, que fue sucedido por Masud I. Aunque Alejo I había recuperado una parte de Asia Menor, los turcos pudieron retener el resto porque sus habitantes se estaban islamizando. Los campesinos cristianos que quedaban eran expulsados por bandas de pastores turcos. También murió el rey Kalmán de Hungría y fue sucedido por Esteban II. Combatió a los checos, a los moravos, a los venecianos y a los bizantinos. Así mismo murió el conde Hugo II de Ampurias, que fue sucedido por su hijo Poncio II. El conde de Barcelona Ramón Berenguer III viajó a Italia, donde estableció alianzas con Pisa y Génova, y obtuvo del Papa Pascual II el patrocinio de una cruzada para reconquistar Tortosa. Urraca, la reina de León y Castilla, había llegado a un pacto con el obispo Gelmírez, pero la burguesía de Compostela se sintió perjudicada y estalló una rebelión. Una vez sofocada, en 1117 firmó un tratado con su hijo Alfonso Raimúndez con validez durante tres años en el que se estipulaba qué territorios regiría cada uno. Boriboj II arrebató el ducado de Bohemia a su hermano Ladislao I. Ese año murió sin descendencia el conde Bernardo Guillermo de Cerdaña, por lo que su condado fue anexionado a las posesiones de Ramón Berenguer III. También murió el sultán selyúcida Muhammad, tras lo cual entraron en conflicto su hijo Mahmud y su hermano Sunyar. Finalmente Mahmud se quedó con el gobierno de Mesopotamia (que, por entonces, ya era conocida con el nombre de Iraq) y Sunyar obtuvo Jurasán. En Gazni moría Masud III, nieto de Mahmud de Gazni, y fue sucedido por su hijo Bahram Sha, que tuvo que reconocerse vasallo de los selyúcidas. La ciudad de Pisa dominaba las islas de Córcega y Cerdeña desde hacía algunos años, pero ahora se alió con Génova para expulsar de ellas a los musulmanes. Luego surgieron tensiones sobre el reparto de los territorios. Desde que había zanjado sus problemas matrimoniales, el rey Alfonso I de Navarra y Aragón se volcó en los asuntos militares. Pronto fue conocido como Alfonso I el Batallador. Hizo una petición de ayuda a modo de cruzada contra el islám, a la que acudieron varios caballeros franceses, entre ellos el duque Guillermo IX de Aquitania. En 1118, con ayuda de la caballería francesa, conquistó Zaragoza. Ese año murió el emperador Bizantino Alejo I, a los setenta años de edad. Había encontrado un Imperio al borde del colapso y lo había dejado casi en perfecto estado. Su hija Ana Comnena aspiraba a ser Emperatriz, por lo que había tratado de convencer a su padre para que nombrara heredero a su marido, Nicéforo Bryennio, en detrimento de su hermano Juan Comneno, pero Alejo I no se había dejado presionar y se decantó por el herederlo legítimo, que ahora se convirtió en el emperador Juan II. Ana trató de intrigar contra Juan II en favor de su marido, pero éste se negó a seguir sus planes y se mantuvo leal a su emperador. Incluso escribió una historia de la familia Comnena. Juan II trató de mejorar las relaciones del Imperio con Occidente. Constantinopla había dejado de ser para Occidente una lejana ciudad medio legendaria para convertirse en una ciudad exótica que generaba sentimientos contrapuestos: sus habitantes eran herejes, pero (al menos en apariencia) eran sabios, poderosos e increíblemente ricos. A su lado, todas las ciudades empequeñecían. El código de Justiniano llegó a Italia y formó la base de la enseñanza del derecho. A su vez, el modelo bizantino reforzó la idea del derecho divino de la monarquía, que lentamente estaban tratando de implantar los reyes occidentales. También murió el rey Balduino I de Jerusalén y fue sucedido por su primo el conde Balduino II de Edesa, que a su vez dejó el condado a su primo Jocelin de Courtenay. En Inglaterra murió santa Matilde, la esposa del rey Enrique I e hija de santa Margarita. El Papa Pascual II trató de regresar a Roma, que seguía bajo el control del emperador Enrique V, pero el intento le salió mal y murió en el palacio de Sant'Angelo. Los cardenales eligieron Papa a uno de los consejeros de Pascual II, llamado Juan de Gaeta, que adoptó el nombre de Gelasio II. Sin embargo, fue encarcelado por Cencio Frangipani, que dirigía a los partidarios del emperador en Roma. Luego fue liberado por el pueblo, pero Enrique V se acercaba a Roma, así que los romanos consideraron más prudente expulsar a Gelasio II, que huyó a Francia, a la abadía de Cluny, donde recibió el apoyo del rey Luis VI. Entonces Enrique V nombró otro Papa, que adoptó el nombre de Gregorio VIII. Gelasio II murió en Cluny en 1119, y allí mismo fue elegido Papa el arzobispo de Vienne, Gui de Bourgogne, que adoptó el nombre de Calixto II. Era hermano de Raimundo de Borgoña, el padre del infante Alfonso Raimúndez de León y Castilla. Mientras tanto el abad del Císter, Esteban Harding, escribió una regla para su orden, la llamada Carta de Caridad, que establecía una pobreza absoluta, incluso en el culto divino; prohibía los estudios profanos, recomendaba la sumisión a los obispos y organizaba el gobierno de la orden. Esteban plasmaba así el espíritu que había llevado a la creación del Císter: alejarse de la riqueza, del poder y del lujo que caracterizaban a la orden de Cluny. Al contrario que Cluny, la regla del Císter dejaba a cada abad la dirección de su monasterio, si bien disponía que las decisiones generales fueran tomadas en una conferencia anual de los abades. Al mismo tiempo se fundaba una nueva orden religiosa en Jerusalén. La creó un caballero de Champaña llamado Hugues de Payns, y le dio el nombre de la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo. Eran una mezcla de monjes y guerreros encargados de proteger a los peregrinos, y actuaron como una especie de policía en la ciudad. El rey Balduino II los emplazó en un palacio cercano al templo de Salomón, por lo que pronto fueron conocidos como Caballeros del Templo de Salomón o, más brevemente, los Templarios. Por estas fechas, un canónigo de París llamado Fulberto encargó la tutela de su sobrina Eloísa a uno de los maestros más prestigiosos de la época: Pedro Abelardo. De joven había sido el alumno más molesto que podía tener un profesor, pues no aceptaba sumisamente las enseñanzas sin más, sino que planteaba objeciones y pedía razonamientos, razonamientos que a menudo sus profesores eran incapaces de proporcionarle. Abelardo era inteligente y no dudaba en dejarlo bien claro, avergonzando a menudo a quienes en teoría tenían más años y experiencia que él. En cambio, como profesor era adorado por sus alumnos, pues era un excelente orador y fomentaba en ellos la reflexión y el sentido crítico. En las discusiones se deleitaba logrando que sus alumnos se rieran de sus adversarios. Era conocido como el Rinoceronte Indomable. Ahora tenía unos cuarenta años, mientras que Eloísa no llegaba a la mitad. Era hermosa y brillante como alumna. Ambos terminaron enamorándose y Eloísa quedó embarazada. Se casaron en secreto y huyeron a Bretaña. Cuando Fulberto se enteró de lo sucedido pagó a unos sicarios para que capturaran a Abelardo y se aseguraran por vía quirúrgica de que no volviera a tener hijos. Eloísa fue internada en un convento, mientras que los alumnos de Abelardo lograron convencerlo pronto para que reanudara sus lecciones. Mantuvieron correspondencia de forma regular, una curiosa mezcla de piedad, pasión y filosofía escolástica. Ese año murió el conde Balduino VII de Flandes. Por esta época el condado inició un rápido desarrollo económico. Comenzó con la fundación de varios monasterios cistercienses, que transformaron los pantanos litorales en pólders donde cultivaban legumbres y criaban corderos. Balduino VII fue sucedido por Carlos el Bueno. El rey Enrique I de Inglaterra logró el dominio sobre el condado de Blois en la batalla de Brémule. Roberto Courteheuse el duque de Normandía derrocado y ahora prisionero de Enrique I tenía un hijo llamado Guillermo Cliton, que acababa de cumplir los dieciocho años y reclamaba su derecho al ducado de Normandía. Para ello se alió al rey Luis VI de Francia y entre ambos condujeron una expedición por el Sena río abajo. Probablemente no tenían más propósito que hacer un reconocimiento y dar un golpe de efecto, pero dio la casualidad de que Enrique I conducía por el Sena río arriba una expedición similar. Los dos ejércitos se encontraron inesperadamente cerca de Les Andelys, ciudad de la frontera normanda. Se libró una de las batallas típicas de la época: los caballeros se zurraban un poco bien protegidos por sus armaduras hasta que uno de los dos bandos se agotaba y decidía retirarse. No era muy peligroso: si alguno caía era capturado y se pedía un rescate por él. De los novecientos caballeros que participaron en total en la batalla, murieron sólo tres, y probablemente fue por accidente. El caso es que fueron los normandos los que huyeron mientras los franceses les perseguían sin mucho ánimo. En 1120, Guillermo Cliton se unió al conde Foulques V de Anjou contra Enrique I, pero esta vez fue derrotado. Aunque la victoria de los normandos no había sido nada del otro mundo, lo celebraron bien. Enrique I tenía previsto volver a Inglaterra ese mismo día, pero la partida se retrasó hasta que cayó la noche. Se embarcaron en dos naves, en una iba Enrique I y en la otra llamada Blanche nef (la nave blanca) su hijo y heredero Guillermo. Estaba oscuro y los marineros iban algo bebidos. El resultado fue que la embarcación chocó con unos escollos y se hundió rápidamente. Hubo un único superviviente y no era Guillermo. Pasaron tres días antes de que alguien se atreviese a comunicarle al rey lo sucedido. Se dice que Enrique I se desmayó al recibir la noticia y que desde entonces no volvió a sonreír. Ladislao I volvió a hacerse con el ducado de Bohemia, que le había arrebatado su hermano Boriboj II. Ese año murió el duque Güelfo II de Baviera y fue sucedido por su hijo Enrique IX el Negro. Pasado el plazo que marcaba la tregua firmada, la reina Urraca de León y Castilla viajó a Galicia para reclamar sus derechos sobre ese territorio. Llegó a un acuerdo con el obispo Diego Gelmírez, al que le ofreció el gobierno de Galicia. El obispo había solicitado al Papa Gelasio II que elevara su sede al rango de arzobispado, pero su petición fue denegada. Pero el nuevo Papa Calixto II era amigo personal suyo y tío de su tutelado Alfonso Raimúndez, así que renovó su petición y esta vez le fue concedida. Mientras tanto el rey de Navarra y Aragón
Alfonso
I el Batallador había consolidado la conquista de Zaragoza
tomando
algunas plazas cercanas y luego derrotó en Cutanda al
ejército
almorávide que venía desde Valencia para reconquistar la
ciudad. El Batallador tenía el proyecto de abrir una salida al
mar
para Aragón, y el camino más corto pasaba por
Lérida.
Por eso no le gustó que el conde Ramón Berenguer III de
Barcelona
pactara con el gobernador de Lérida para que le ayudara a
conquistar
Tortosa, a la que había sometido a tributo el año
anterior.
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