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En 1285 habían muerto con
pocas semanas de diferencia cuatro de los hombres más
influyentes de Europa: el rey de la Corona de Aragón, Pedro III
el Grande, el rey Felipe III de Francia, su tío, el rey Carlos I
de Sicilia y también el Papa Martín IV, que fue sucedido
por un italiano llamado Jacobo
Savelli, que adoptó el nombre de Honorio IV. Estos cambios favorecieron al rey Sancho IV de León y
Castilla: Honorio IV se mostró menos inflexible a la hora de
estudiar la concesión de una dispensa que legitimara su
matrimonio, y el rey Felipe IV de Francia se desentendió de la
suerte de sus primos, los infantes de la Cerda. Por su parte, Alfonso
III de Aragón estaba más interesado en ajustar cuentas
con su tío Jaime II de Mallorca que con el rey
castellano-leonés. En diciembre
se apoderó de la isla de Mallorca. Naturalmente, el conflicto de Sicilia seguía abierto, pero
Felipe IV no quiso seguir los atrevimientos de su padre y optó
por la vía diplomática. Su principal objetivo era la
liberación de su primo, el rey Carlos II el Cojo. Honorio IV
excomulgó al rey Jaime I de Sicilia. El emperador Rodolfo I casó a su hija Judith con el rey
Venceslao II de Bohemia. El rey Jorge I de Bulgaria tuvo que rendir vasallaje a Nogai Kan. Su
autoridad se redujo casi a la nada. Bulgaria se desmembró en
diversos principados sometidos a los mongoles, pero sin ninguna
cohesión real entre ellos. El más importante fue el
principado de Vidin, fundado
por Juan Sisman, el hermano de
Jorge I. Entre los muertos del año de menor alcurnia estuvo el conde
Felipe I de Saboya, que fue sucedido por su sobrino Amadeo V. El rey Juan I de Chipre
fue sucedido por su hermano Enrique
II de Lusignan, que se hizo coronar rey de Jerusalén en
Tiro, y luego fue reconocido como tal en San Juan de Acre. Egipto florecía bajo el sultán Qalaún. Por esta
época terminaba una de las mezquitas más hermosas de El
Cairo. Contaba con un hospital y una tumba junto a la mezquita
propiamente dicha. El reino de Dai-Viet rechazó un intento de invasión
por parte
de los mongoles. En 1286 Alfonso III de
Aragón conquistaba la isla de Ibiza a su primo Jaime II. La
nobleza y la burguesía de Aragón volvieron a agruparse en
la Unión Aragonesa para exigir más privilegios al rey.
Por su parte, su hermano Jaime I de Sicilia reunió un parlamento
para recabar el apoyo de sus súbditos ante la amenaza del Papa y
de los angevinos de Nápoles. Ese año murió asesinado el rey Erik Kipping de
Dinamarca, lo que provocó una guerra civil que cuestionó
el trono a su hijo Erik Menved.
Éste tuvo que buscar el apoyo de nobles alemanes que fueron
acumulando cargos e ingresos. En Escocia murió el rey Alejandro III, y no
dejó más descendencia que Margarita de Noruega, una nieta de
unos tres años de edad, hija de su hija Margarita y del rey Erik
Prestehater de Noruega. Surgieron muchos pretendientes al trono y, para
evitar una guerra civil, los escoceses recurrieron al arbitraje del rey
Eduardo I de Inglaterra, quien (para dejar a todos contentos no
contentando a nadie en particular) insistió en que se respetara
el derecho legítimo de la heredera. También murió el duque Juan I de Bretaña, que
fue sucedido por su hijo Juan II.
Ramon Llull se encontraba en Montpellier, donde acababa de escribir
el Blanquerna, una novela
utópica cuyo protagonista se inicia en la vida religiosa hasta
ser elegido Papa. En 1287 Roberto II de Artois,
regente de Nápoles, preparaba un ataque contra Jaime I de
Sicilia con el apoyo del Papa Honorio IV, pero los sicilianos contaron
con la ayuda del almirante Roger de Llúria, enviado por el rey
Alfonso III de Aragón. Llúria derrotó
estrepitosamente a los angevinos frente a la costa de Nápoles.
Mientras tanto, Alfonso III se apoderaba de la isla de Menorca, que
hasta entonces había conservado un gobierno musulmán
vasallo del reino de Mallorca. Los mamelucos del sultán Qalaún lanzaron un duro
ataque contra el
condado de Trípoli y ya lo dominaban todo excepto la capital,
que se
rindió a los pocos días de que muriera el conde Bohemundo
VII.
Únicamente la ciudad de Tartus
quedó en poder de los templarios. Ahora el único reducto
cristiano en Tierra Santa era el reino de Jerusalén. El arzobispo Ottone Visconti, señor de Milán, hizo
elegir capitán del pueblo a su sobrino nieto Matteo Visconti. En vista del éxito en Sicilia, los angevinos aceptaron la
vía diplomática que aconsejaba el rey de Francia, y
así, tras un acuerdo previo firmado en Orolón, se llegó
el 28 de octubre al tratado de Canfranc,
por el que Alfonso III aceptaba liberar a Carlos II el Cojo a cambio de
que éste reconociera a Jaime I como rey de Sicilia, pagara una
suma de dinero, entregara a dos de sus hijos como rehenes y se
comprometiera a entregarse de nuevo si no se cumplía el acuerdo.
Los hijos de Carlos II llegaron a Valencia en diciembre, pero Honorio IV se negó
a reconocer a Jaime I como rey de Sicilia, y, bajo su presión,
Carlos II continuó reclamando su derecho sobre la isla. Poco después murió Honorio IV, y, ya en 1288, los cardenales eligieron como
sucesor a un franciscano llamado Girolamo
Masci, que adoptó el nombre de Nicolás IV. Había sido
general de los franciscanos, y ahora que tenía la autoridad
papal la empleó para combatir a los espirituales. El nuevo Papa mantuvo su apoyo a Carlos II el Cojo frente a Alfonso
III de Aragón y Jaime I de Mallorca. Alfonso III hizo prisionero
a Roberto, hijo de Carlos II.
Las presiones ejercidas
sobre el rey aragones fueron aprovechadas por la Unión Aragonesa
para forzarle a aceptar sus exigencias, plasmadas en el Privilegio de la Unión, por
el que se comprometía, entre otras cosas, a reunir cada
año las Cortes Aragonesas, a aceptar los consejeros que
éstas le indicasen para los asuntos referentes a los reinos de
Aragón y Valencia, y a no actuar contra ningún miembro de
la Unión sin sentencia del justicia. (El Justicia Mayor de Aragón era
el cargo supremo de la autoridad judicial de la Corona, elegido por el
rey entre los nobles. Al principio su función había sido
meramente la de promulgar las decisiones del rey, pero desde mediados
de siglo había adquirido gran prestigio e independencia.) A
cambio de estas concesiones, el rey recibió el apelativo de Alfonso III el Liberal. Las
exigencias de la nobleza aragonesa ponían de manifiesto los
esfuerzos del reino de Aragón por controlar el reino de Valencia. Por esta época se terminó el Libre del rei En Pere d'Aragó e
dels seus antecessors passats, de cuyo autor sólo se sabe
la mención que aparece al principio de la obra: Aquí comienza el libro que Bernat Desclot dictó. La ausencia de
cualquier clase alusión a Bernat Desclot en otros documentos de
la época ha hecho sospechar que en realidad era el
pseudónimo de un tal Bernat
Escrivà, que ocupó cargos de importancia en la
curia real y murió al año siguiente. Los primeros
cincuenta capítulos del libro están dedicados a los
antepasados del rey Pedro III el Grande de Aragón, desde la
unión de Aragón y Cataluña. Una buena parte del
texto consiste en antiguos cantares de gesta prosificados. Los ciento
ocho capítulos siguientes están dedicados a Pedro III.
Minuciosamente documentados, son de una gran fidelidad
histórica, aunque la narración presenta un tono
épico y derrocha patriotismo y admiración hacia el
monarca. Ese año Alfonso III casó a su hermana Isabel con el rey Dionisio I de
Portugal. Dejando el problema de Sicilia enteramente en manos de su
hermano Jaime I, ahora el rey Aragonés se volvió hacia el
oeste y proclamó en Jaca rey de Castilla al infante Alfonso de
la Cerda, para vengar la traición que Sancho IV había
hecho a su padre. Lope Díaz de Haro seguía siendo una de las
personalidades más influyentes de Castilla. Dominaba las
finanzas del reino a través de prestamistas judíos y se
sentía traicionado por el rey, así que ahora apoyó
la candidatura del infante Alfonso, pero Sancho IV lo hizo asesinar
(hay quien dice que lo asesinó personalmente en un arrebato de
furia) y
buscó el apoyo de Juan Núñez de Lara, el que
había sido tutor de los infantes y que hasta entonces
había estado desterrado. Por su parte, Diego López de Haro, el hijo
de Lope Díaz, se unió a los aragoneses y atacó las
fronteras castellanas. Una hermana de Diego, llamada María, estaba casada con el
infante Juan, el hermano de Sancho IV, que también se
rebeló, pero fue capturado y encarcelado ese mismo año. Mientras tanto, Ramon Llull expuso públicamente en La Sorbona
su doctrina teológica, a la que él daba el nombre de Ars Magna, y obtuvo el magisterio
en artes (no podía obtenerlo en teología por ser casado).
Ese año murieron el duque de Polonia Leszek II el Negro, que
fue sucedido por Enrique IV Probus,
y el conde Enrique VI de Luxemburgo, que fue sucedido por su hijo Enrique VII. En Egipto murió Ibn
al-Nafis, el jefe de los médicos del hospital de El
Cairo. En su tratado Al-Mudjiz
al-Qanum, describe sin graves errores la circulación
pulmonar de la sangre. La caída del condado de Trípoli llevo al Papa
Nicolás IV a predicar una cruzada en 1289,
pero apenas tuvo eco entre la nobleza europea. Algunos occidentales
partieron hacia Oriente por su cuenta, pero no hubo un movimiento
organizado susceptible de ser calificado de "novena cruzada". A
petición de Qubilay Kan, el Papa envió a Mongolia al
franciscano Giovanni de Montecorvino.
Ese mismo año coronó como rey de Sicilia a Carlos II el Cojo. Entre los títulos que había heredado de su padre estaba el de príncipe de Morea, título que transfirió a su ex-cuñada Isabel de Villehardouin, la hija del anterior príncipe, Guillermo II, que ahora estaba casada con el conde Florencio de Hainaut. El arzobispo de Pisa Ruggieri
degli Ubaldini acabó con la tiranía de Ugolino
della Gherardesca. Lo hizo enterrar junto con sus dos hijos en la torre
de Gualandi, desde entonces torre del hambre, y luego
arrojó las llaves al Arno.
La leyenda dice que Ugolino murió el último,
después de haber intentado comerse a sus hijos. En Armenia murió el rey León III, y fue sucedido por
su hijo Hetum II, que
continuó la política de su padre de alianza con los
mongoles como defensa ante los mamelucos. Además trató de
entablar relaciones con el Imperio Bizantino y con Chipre. Ramon Llull terminó el Libre
de meravelles
(Libro de maravillas), cuyo protagonista, Félix, recorre el
mundo
aprendiendo de ermitaños, sabios y filósofos con los que
se encuentra.
Así, bajo el tenue hilo argumental, el libro es en realidad una
enciclopedia en la que se exponen conocimientos sobre Dios, los
ángeles, las plantas, los animales y el hombre. Contiene el Libre de les bèsties (Libro
de los animales), que desarrolla una complicada trama en la corte del
León, en el que la Zorra está a punto de adueñarse
del reino animal. Es una obra instructiva y moralista, en la que cada
animal representa a una clase de hombres. En 1290 Llull expuso a
Nicolás IV un plan de cruzada acompañada de labor
misionera, pero el Papa lo consideró demasiado utópico y
no le prestó atención. Entonces Llull marchó a
Génova y desde allí embarcó hasta Túnez,
donde se dedicó a la predicación y al debate con sabios
musulmanes. Se dice que su poder de convicción fue tal, que el
rey lo hizo encarcelar. La reina Margarita de Escocia tenía ya edad de casarse (unos ocho años), y la nobleza escocesa había concertado su matrimonio con Eduardo, el heredero del rey Eduardo I de Inglaterra, pero la prometida murió durante el viaje a Inglaterra. Así se extinguió definitivamente la familia real escocesa y el país pasó un tiempo en la anarquía. El rey Dionisio de Portugal fundó la universidad de
Lisboa. Fue un rey ilustrado, que acogió en su corte numerosos
trovadores y juglares de Galicia, León y Castilla. Mandó
traducir al portugués las obras de Alfonso X el Sabio y
él mismo compuso cantigas líricas y satíricas.
(Fue conocido como el rey trovador.) En Suecia murió el rey Magnus, que fue sucedido por su hijo
de diez años Birger Magnusson,
bajo la regencia del mariscal Torgils
Knutsson. También murieron el duque Enrique XIII de la Baja
Baviera, que fue sucedido por su hijo Otón
III, y el duque Rodolfo II de Austria, que fue sucedido por su
hermano Alberto I. El rey de Nápoles, Carlos II el Cojo, para dejar
satisfecho a Carlos de Valois (que no había podido apoderarse de
la Corona de Aragón otorgada por el Papa Martín IV), lo
casó con su hija Margarita
y le cedió a ésta como dote los condados de Anjou y Maine. Carlos II estaba casado con María, hermana del rey Ladislao
IV de Hungría, que murió ese mismo año y fue
sucedido por su hermano Andrés
III. Sin embargo, el Papa Nicolás IV reconoció
como legítimo rey de Hungría al primogénito de
Carlos II y María, que tenía ya diecinueve años y
era conocido como Carlos Martel.
Su padre lo hizo coronar en Nápoles y el joven inició una
lucha por la corona contra Andrés III. En Polonia murió el duque Enrique IV. En los últimos
años el país había sido colonizado por
comerciantes alemanes que constituyeron una clase burguesa. A ellos se
debió principalmente la elección de Enrique IV y ahora,
ya sin cortapisas, impusieron un duque que era prácticamente
alemán: el rey Venceslao II de Bohemia. Mientras el sultanato de Rum se desmoronaba ante las incursiones de
los mongoles, el jefe turco Osmán se declaró
independiente a la vez que adoptaba el título de sultán y
el nombre de Osmán I Gazi
(el victorioso). Un grupo de cruzados recién llegados a San Juan de Acre
empezó a causar disturbios. Eran borrachos pendencieros, y
terminaron provocando una matanza entre los numerosos comerciantes
musulmanes que ocupaban las calles de la capital del reino cristiano.
Cuando el sultán Qalaún se enteró, exigió
al rey Enrique II que le entregase a los cabecillas de la revuelta y,
al no obtener satisfacción, montó en cólera y se
lanzó sobre los territorios cristianos. En unos meses dominaba
todo el reino de Jerusalén salvo la capital, pero el
sultán murió cuando se estaba preparando para asediarla.
San Juan de Acre cayó ante su hijo, Al-Ashraf Khalil, el 18 de mayo de 1291.
Los musulmanes habían logrado abrir una brecha en las murallas y
entraban en la ciudad matando a cuantos cristianos hallaban a su paso.
Los cruzados echaron a correr en busca de los pocos barcos disponibles,
y los que no pudieron embarcar perecieron a manos de los mamelucos. Los
templarios conservaban algunos castillos en la costa, pero fueron
sistemáticamente tomados y derruidos en los días
siguientes. Chipre se convirtió desde entonces en el
territorio más cercano a Tierra Santa en manos occidentales.
Allí fue donde los hospitalarios trasladaron su sede central. Ya
no
hubo más cruzadas. En la evacuación de San Juan de Acre intervino un caballero
templario llamado Roger Blum,
hijo de un halconero del emperador Federico II. Había sido
educado por un caballero templario al que sirvió como paje.
Después ingresó en la orden y adquirió una gran
experiencia naval, pero tras la caída de San Juan de Acre fue
acusado de apropiarse de una parte del tesoro del Temple, por lo que
fue expulsado de la orden y se dedicó a la piratería por
el Mediterráneo. Al rey Alfonso III de Aragón se le acumulaban los problemas.
Estaba en guerra con Sancho IV de Castilla, que obviamente se
había aliado con Felipe IV de Francia. El Papa Nicolás IV
lo había excomulgado y una excomunión era mala cosa para
un rey en guerra: daba alas a cualquier noble desleal para pasarse al
enemigo sin que se le pudiera echar en cara la felonía. El
monarca se vio en una situación comprometida y se rindió.
El 19 de febrero firmó el
tratado de Tarascón con
Carlos II de Sicilia y el Papa Nicolás IV, en el que se
estipulaba que Alfonso III acudiría a Roma personalmente a pedir
perdón al Papa, con lo que se le levantaría la
excomunión y se le reconocería como rey legítimo
de la Corona de Aragón, revocándose la investidura de
Carlos de Valois. Además, Alfonso III tendría que
realizar una cruzada en Tierra Santa, pagar un censo a la Santa Sede,
retirar los temibles almogávares que tenía en Sicilia
ayudando a su hermano
Jaime I y hacer lo posible para que éste no retuviera la isla. Sin embargo, el rey aragonés encontró una forma
honrosa de incumplir el acuerdo: muriendo el 18
de junio. Tenía sólo veintiséis
años, no se había casado y no dejó descendencia.
Fue sucedido por su hermano, el rey de Sicilia, que ahora se
convertía en Jaime II de
Aragón. Jaime II dejó Sicilia en manos de su
hermano Federico, y le
envió a Roger de Llúria. El nuevo rey no estaba dispuesto
a cometer el mismo error que su hermano y se apresuró a hacer
las paces con Sancho IV para tener las manos libres en la defensa de
Sicilia. El 29 de noviembre ambos
monarcas firmaron el tratado de Monteagudo,
por el que Sancho IV se comprometía a ayudar a Jaime II en caso
de que la Corona de Aragón fuera invadida desde Francia, y, a
cambio, Jaime II se comprometía a ayudar a Sancho IV contra los
benimerines. También se acordó el matrimonio de Jaime II
con Isabel, hija de Sancho IV,
pero no llegó a realizarse. Carlos II nombró a su tercer hijo, Roberto, que seguía
prisionero en Aragón, heredero del reino de
Nápoles (el segundo, Luis,
se había hecho religioso).
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