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PETRARCA Y BOCCACCIO
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Bocaccio había escrito su Filostrato, un poema sobre la guerra de Troya, y el poema épico La Teseida. En 1340 tuvo que regresar a Florencia debido a la quiebra de la banca de los Bardi.

Aunque la obra poética de Petrarca no era apenas conocida, circulaba entre los aficionados a la poesía, hasta el punto de que tanto Roma como París le ofrecieron el laurel poético del próximo año. Petrarca optó por Roma, y allí lo recibió en abril de 1341. La mayoría de sus poemas (sonetos y canciones) estaban dedicados a Laura, aunque más bien hablaban del propio Petrarca y sus sentimientos de enamorado. Pero lo más importante es que en ellos aparecen recursos poéticos y expresivos "modernos" que superan con mucho a la técnica de Dante, recursos que iban a ser imitados y extendidos durante los siglos siguientes por poetas de diferentes nacionalidades y lenguas. Uno de los ejemplos más conocidos es este soneto, en el que describe su amor mediante antítesis:

Páche non tróvo, et nón o da far güérra;
e témo, et spéro; et árdo, et son un guiácho;
et vólo sopralchélo, et yácho in rra;
et núl-la stríngo, et tútto il mondo abbrácho.
Pace non trovo, et non ò da far guerra;
e temo, et spero; et ardo, et son un ghiaccio;
et volo sopra'l cielo, et giaccio in terra;
et nulla stringo, et tutto il mondo abbraccio.
No encuentro paz y no tengo con qué luchar;
y temo, y espero, y ardo y soy un hielo;
y vuelo sobre el cielo, y yazgo en tierra;
y nada aprieto, y abrazo todo el mundo.
Tal má in preyón, que nón mapre ne rra,
ne per suó mi ritén ne shólle il cho;
et nón manchíde Are, et non mi srra,
ne mi vuól vívo, ne mi tráe dimcho.
Tal m'à in pregion, che non m'apre né serra,
né per suo mi riten né scioglie il laccio;
et non m'ancide Amore, et non mi sferra,
né mi vuol vivo, né mi trae d'impaccio.
Alguien me tiene en prisión que no abre ni cierra,
y no me tiene por suyo ni suelta el lazo;
y no me mata Amor, y no me libra,
y no me quiere vivo ni me salva.
Véyyo sentsa ócqui et nón o língua et grído;
et brámo di perír, et quéyyo aíta;
et ó in ódio mé ssso, et ámo altruí.
Veggio senza occhi, et non ò lingua, et grido;
et bramo di perir, et cheggio aìta;
et ò in odio me stesso, et amo altrui.
Veo sin ojos, no tengo lengua y grito;
deseo morir y pido ayuda;
y me odio a mí mismo y amo a otro ser.
Páscomi di dolór, pianyéndo do;
egualménte mi spiáche mórte et ta.
In cuésto státo són, Dónna, per vuí.
Pàscomi di dolor, piangendo rido;
egualmente mi spiace morte et vita.
In questo stato son, Donna, per vui.
Me nutro de dolor, llorando río;
igualmente me hastían muerte y vida.
En este estado estoy, Señora, por vos.

Los escoceses estaban descontendos por la absoluta sumisión del rey Eduardo de Baliol a los intereses de Eduardo III de Inglaterra, lo que provocó una reacción nacionalista apoyada por Francia. Los escoceses se alzaron, derrocaron al rey y restauraron a David II.

Tanto Eduardo III como Felipe VI tuvieron que revisar sus respectivas políticas fiscales para financiar la guerra. Ese año Felipe VI creó la gabela, un impuesto sobre la sal que se hizo tan famoso como impopular en toda Francia.

Ese año murieron el duque Juan III de Bretaña y su esposa Juana de Saboya. A pesar de que el duque se había casado tres veces, no tuvo descendencia, lo que ocasionó un conflicto sucesorio: Juan III había reconocido como heredera a su sobrina Juana de Penthiévre, hija de su hermano fallecido Gui de Bretaña, pero el difunto duque tenía otro hermano, Juan de Montfort, que reclamó el ducado y se tituló Juan IV de Bretaña. Consiguió apoderarse del territorio, pero no obtuvo el respaldo de Felipe VI, que lo apresó en septiembre y reconoció a Juana como duquesa.

El rey de Nápoles Roberto el Prudente, continuaba su campaña contra Sicilia. Tras haber fracasado en Termini Imerese, ahora asediaba Milazzo. Era ya la sexta expedición que enviaba a la isla en la última década, y hasta el momento no había conseguido nada importante.

El conde Pedro I de Ampurias cedió el condado a su hermano menor, que pasó a ser el conde Ramón Berenguer I de Ampurias, a cambio del condado de Prades.

En la India, Bengala se independizó del sultanato de Delhi. En el Imperio de Mali, el mansa Maghan fue sucedido por su tío Sulayman, hermano de Congo Musa, que continuó la política de éste.

El gran duque Guedimín de Lituania murió en una batalla contra los alemanes. Nunca renunció al paganismo, aunque toleró todas las religiones, especialmente al cristianismo ortodoxo. Al mismo tiempo practicó una política de acercamiento al papado. Sus siete hijos se repartieron Lituania, lo que generó numerosos desórdenes.

En Constantinopla murió el emperador bizantino Andrónico III. Dejó un hijo de nueve años, que se convirtió en el emperador Juan V Paleólogo. Su madre, la Emperatriz Ana de Saboya, hermana de Aimón, el conde de Saboya, fue nombrada regente, pero Juan Cantacuceno consideró que no estaban los tiempos para que el Imperio Bizantino quedara gobernado por un niño y su madre, así que asumió la regencia. Empezó a reorganizar el ejército y las finanzas, y trató de liberar a Constantinopla de la influencia extranjera. Sin embargo, la Emperatriz lo destituyó con el apoyo del ministro Alejo Apocauco. Entonces, Juan Cantacuceno se rebeló y logró que los terratenientes bizantinos lo proclamaran emperador (Juan VI), pero reconoció a Juan V como coemperador. Se inició así una nueva guerra civil, en la que Juan VI contó con la alianza de los servios y los venecianos y Apocauco buscó en contrapartida la de los turcos otomanos. Así los turcos pisaron Europa por vez primera, al invadir Bulgaria (entonces satélite de Servia). Por su parte, el rey Esteban IX de Servia invadió Macedonia en 1342. El Imperio de Trebisonda salió de la anarquía y quedó bajo el gobierno del emperador Juan III Comneno.

Apenas el rey Pedro IV de Aragón hubo alcanzado la mayoría de edad, manifestó su voluntad de incorporar a la Corona de Aragón el reino de Mallorca-Rosellón, separado por el testamento de Jaime I el Conquistador. Finalmente, el 27 de febrero dio un paso en esta dirección acusando (sin base alguna) a su cuñado Jaime III de Mallorca de haber acuñado moneda falsa en los condados de Rosellón y Cerdaña, y le conminó a presentarse en Barcelona. Como no lo hizo, le abrió un proceso. La reacción de Jaime III fue prestar vasallaje a Felipe VI de Francia, pero no obtuvo la ayuda que esperaba, y finalmente se presentó en Barcelona el 23 de julio. No obstante, se negó a comparecer ante cualquier tribunal. Entonces Jaime III fue acusado de planear el secuestro de Pedro IV, y se vio obligado a huir de Barcelona, pero sin su esposa, Constanza, que prefirió quedarse con su hermano.

Este año murieron numerosas personalidades:

  • El Papa Benedicto XII, que fue sucedido por Pierre Roger (francés, naturalmente, de cincuenta y un años), que adoptó el nombre de Clemente VI. En Aviñón protegió a Petrarca.
  • El rey Carlos I Roberto de Hungría. Durante su reinado se descubrieron minas de oro en el país, lo que enriqueció a la burguesía. Desde entonces se acuñó moneda de oro en Hungría. Fue sucedido por su hijo Luis I.
  • El rey Pedro II de Sicilia, sucedido por su hijo de cuatro años Luis I, bajo la tutela de su tío Juan II, el duque de Atenas.
  • El rey León V de Armenia, sucedido por Constantino IV de Lusignan.
  • El duque de Borbón Luis I el Grande. Fue sucedido por su primogénito Pedro I. Su segundo hijo, Jaime I, recibió el condado de La Marche.
  • El conde Roberto III de Artois.

En Italia estaban surgiendo ejércitos de mercenarios que se ponían al servicio de las distintas ciudades para resolver sus querellas, aunque poco a poco se estaban convirtiendo en una plaga que devastaban todo a su paso. Los cabecillas de estas bandas eran conocidos como condottieri, entre los cuales destacó un antiguo fraile llamado Moriale d'Albano, que ese año fundó la llamada Gran Compañía.

A pesar del traslado a Aviñón, los Papas seguían siendo los dueños de los Estados Pontificios o, al menos, así lo pretendían, y enviaban representantes que gobernaran en su nombre, pero no tenían mucho éxito frente a las grandes familias italianas, que cada vez se hacían más poderosas (los Visconti en Milán, los Ordelaffi en Fiorli, los Manfredi en Faenza, los Malatesta en Rímini, los Este en Ferrara, etc.). Uno de los legados pontificios que tuvo más éxito en su misión fue un castellano, el arzobispo de Toledo Gil Álvarez de Albornoz, al que Clemente VI nombró cardenal y envió a Italia ese mismo año.

Petrarca se había embarcado en una obra de pretensiones comparables a la Divina Comedia. Eran Los triunfos, un largo poema en tercetos encadenados. El primer capítulo es el Triunfo del Amor, en el que el poeta tiene la visión del dios Amor en un carro triunfal que va seguido de un cortejo de amantes célebres. Un amigo del autor le sirve de guía y le va indicando quiénes son esos cautivos. El cortejo llega hasta Chipre (la patria de Venus, madre de Amor), donde el dios celebra su triunfo. Boccaccio, tras haber compuesto el poema pastoril Ninfale d'Ameto, escribió L'amorosa visione, basado en la misma idea que el Triunfo del Amor de Petrarca. En 1343 escribió, en prosa, la Elegia di Madonna Fiametta, en la que Fiametta cuenta su amor por Pánfilo y su desesperación cuando el infiel amante deja Nápoles y la abandona. Parece ser que la historia está basada en los amores que Boccaccio mantuvo con una tal Maria d'Aquino durante su estancia en Nápoles, aunque la presenta algo deformanda, pues en realidad fue ella la que lo abandonó a él. Fiametta pasó a ser en la obra de Boccaccio un símbolo análogo a Beatriz en la de Dante y Laura en la de Petrarca.

Aunque hoy en día Petrarca debe su fama a su obra poética en italiano, lo cierto es que él la consideraba secundaria frente a su producción en latín. Por esta época estaba trabajando simultáneamente en varios proyectos: las Epistolae metricae, poemas en hexámetros inspirados en Horacio, De uiris ilustribus, (hombres ilustres), colección de biografías de romanos ilustres y de personajes del Antiguo Testamento, o los Rerum memorandarum libri (libros de hechos memorables), compilación de anécdotas breves al estilo medieval, que dejó inacabados ese mismo año.

Clemente VI recibió en Aviñón a Cola di Rienzo, un romano que había sido enviado para convencerlo de que regresara a Roma. Por supuesto, Clemente VI no accedió (no estaba en su mano), pero Cola le causó muy buena impresión y lo mandó de vuelta con un título oficial de representante del Papa. Cola era un enamorado de la cultura clásica, y se tomó la libertad de cambiar este título por el de cónsul.

El 21 de febrero se dictó la sentencia contra el rey Jaime III de Mallorca según la cual éste debía ser desposeído de su reino en beneficio del rey Pedro IV de Aragón. En mayo, Pedro IV desembarcó en Paguera (Mallorca) y, sin dificultad alguna, venció a su rival, que huyó precipitadamente. A finales de mes Pedro IV entró en la capital mallorquina y decretó  la unión perpetua y definitiva del reino de Mallorca a la Corona de Aragón. Jaime III conservó el condado de Rosellón y otros señoríos al norte de los Pirineos, donde tuvo que buscar refugio.

En septiembre, el rey Felipe VI de Francia decidió liberar al (autoproclamado) duque Juan IV de Bretaña, que inmediatamente rindió homenaje a Eduardo III de Inglaterra y se dispuso a reconquistar el ducado a su hermana Juana. De este modo, Bretaña se convirtió en un nuevo frente de la Guerra de los Cien Años, junto a Flandes y la Guyena.

Eduardo III se negó a pagar las deudas contraidas con los banqueros de Francia, que en realidad eran italianos. Los Peruzzi, una de las familias de banqueros más importantes de Florencia, se declararon en bancarrota.

Ese año murió Roberto el Prudente, el rey de Nápoles. Su hijo Carlos había muerto quince años atrás, y como única heredera quedaba su nieta Juana, (ahora Juana I de Nápoles) casada con Andrés de Hungría, el cual se convirtió así en el nuevo rey de Nápoles. A su vez, Juana I tenía una hermana de quince años, María, que se casó con el duque Carlos de Durazzo, primo de su padre.

También murieron el conde Aimón de Saboya, que fue sucedido por su hijo Amadeo VI, y el conde Gastón II de Foix, que fue sucedido por su hijo Gastón III.

Desde su derrota en la batalla de El Salado, los benimerines no fueron capaces de ofrecer resistencia a los ataques de Alfonso XI. Ahora el rey castellanoleonés iniciaba el asedio de Algeciras, en el transcurso del cual murió el rey Felipe III de Navarra, que se había ofrecido a participar en la campaña. Su hijo Carlos, de once años, heredó el condado de Evreux, pero la corona de Navarra quedó en manos de su viuda, la reina Juana II.

El rey Eduardo III de Inglaterra nombró príncipe de Gales a su heredero, Eduardo de Woodstock, que acababa de cumplir los trece años. El rey Hugo IV de Chipre, aliado con los venecianos y con el apoyo del Papa logró tomar a los turcos la ciudad de Esmirna. El rey Casimiro III de Polonia entregó Pomeralia (la costa polaca) a los caballeros teutónicos.

A causa de la presión de la aristocracia, el rey Magnus VII de Noruega y Suecia se vio obligado a ceder noruega a su hijo de tres años Haakon VI. Al mismo tiempo nombró heredero de Suecia a su primogénito Erik (un año mayor que su hermano).

En 1344 murió el emperador Juan III de Trebisonda, que fue sucedido por Basilio.

También murió un príncipe sueco llamado Ulf Gudmarsson, a su regreso de una peregrinación a Santiago de Compostela. Su viuda, conocida como Brígida de Suecia, fundó un monasterio en Vadstena.

El dux de Génova Simone Boccanegra fue derrocado por los nobles de la ciudad.

El rey de Armenia, Constantino IV de Lusignan, fue sucedido por Constantino V de Lamprón.

El rey Felipe VI de Francia casó a su hijo Felipe (de ocho años) con Blanca, hija del rey Carlos IV de Francia. Felipe recibió de su padre los títulos de conde de Valois y duque de Orleans.

Algeciras se rindió finalmente al asedio del rey Alfonso XI de León y Castilla. En la campaña participó el infante Juan Manuel.

El rey Pedro IV de Aragón publicó las Ordenanzas de la Casa Real, cuyas reglas de protocolo le valieron al monarca el sobrenombre de Pedro IV el Ceremonioso. Ese mismo año inició una campaña contra los dominios continentales de Jaime III de Mallorca, y en 1345 tomó posesión del condado de Rosellón. A Jaime III le quedaba únicamente el señorío de Montpellier y un par de pequeños territorios más. Pedro IV tenía únicamente dos hijas: Constanza, de diez años, y Juana, nacida el año anterior. Aunque el monarca sólo tenía veintiséis años, estaba impaciente por nombrar un heredero, y manifestó su voluntad de designar como tal a su hija Constanza. Esto lo enfrentó a su hermano, el conde Jaime I de Urgel (que se consideraba un buen candidato a sucesor en ausencia de hijos varones). A pesar de haber participado lealmente en la campaña contra Jaime III, el conde fue destituido de su cargo de procurador general del reino de Aragón.

Lituania salió de la anarquía cuando el gran duque Olguerd, hijo del gran duque Guedimín, se hizo con poder, asociado con su hermano Kéistut.

El conde Gastón III de Foix continuaba las luchas que su familia mantenía desde hacía varias generaciones contra el condado de Armagnac. En uno de estos enfrentamientos el conde de Armagnac fue capturado, y con el rescate que tuvo que pagar por su libertad Gastón III convirtió a su condado en uno de los más poderosos de Francia. Pronto fue conocido como Gastón Febo (el Sol).

Ese año murió sin descendencia el conde Guillermo IV de Holanda, y el condado pasó a su hermana Margarita II, que estaba casada con el emperador Luis IV de Baviera. También murió el conde Enrique I de Lancaster, que fue sucedido por su hijo Enrique II.

Ante la crisis de la banca italiana, el Papa Clemente VI consideró que no merecía la pena pagar sus deudas, y la crisis se multiplicó. Otra importante familia de banqueros florentinos, los Acciaiuoli, se declaró en quiebra. Un miembro de esta familia, Nicolo Acciaiuoli, era consejero de Catalina de Valois, la Emperatriz del inexistente Imperio Latino de Constantinopla, y estaba a cargo de los principados de Morea y Tarento.

El condado de Flandes estaba dominado por Jacob van Artevelde, que prácticamente gobernaba como un dictador. Representaba a la alta burguesía, y en los últimos años había tenido que hacer frente a las quejas de los artesanos. Por ejemplo, los pañeros se habían declarado varias veces en huelga para pedir una limitación en las horas de trabajo. Van Artevelde propuso al rey Eduardo III de Inglaterra que depusiera al conde Luis I y, en su lugar, nombrara conde de Flandes a su hijo Eduardo, el príncipe de Gales. Pero en este punto chocó con el nacionalismo flamenco, que no estaba dispuesto a admitir un gobernante extranjero. Se produjeron revueltas y el 24 de julio van Artevelde fue capturado y asesinado por una multitud. El conde recuperó el control de su condado y lo mantuvo neutral en la guerra entre Francia e Inglaterra. Felipe VI logró potenciar en Flandes la importación de lana castellana en sustitución de la inglesa.

Algo similar sucedió en Constantinopla tras la muerte de la Emperatriz Ana de Saboya. Su primer ministro, Alejo Apocauco, fue encarcelado y poco después asesinado. Y éstos no fueron los únicos asesinatos notables del año, pues también corrieron la misma suerte el duque (o aspirante a duque) Juan IV de Bretaña, y el rey Andrés de Nápoles. Éste último fue víctima de un complot urdido por Luis, hermano del príncipe Roberto de Tarento, en complicidad con la propia reina Juana I de Nápoles. En 1346 Juana I se casó con Luis, pero el rey Luis I de Hungría envió un ejército a Nápoles para vengar a su hermano Andrés, y Juana I tuvo que refugiarse en Marsella y luego en Aviñón. Entonces murió Catalina de Valois, y su hijo, Roberto de Tarento, pasó a ser teóricamente el emperador Roberto II.

Con la anexión del condado de Holanda (junto con los de Zelanda y Frisia), herencia de su esposa, el emperador Luis IV se hizo demasiado poderoso para el gusto de los príncipes alemanes, y así el rey de Bohemia (conocido desde hacía seis años como Juan el Ciego), logró, con la complicidad del Papa Clemente VI, que los príncipes alemanes destronaran a Luis IV y eligieran como rey de romanos a su hijo, Carlos IV de Luxemburgo.

En Lorena murió el duque Raúl, que fue sucedido por Juan I.

El rey Esteban IX de Servia terminó la conquista de Macedonia y en su capital, Skopje, se proclamó emperador de los romanos, de los servios, de los búlgaros y de los albaneses. Mientras tanto, el emperador Juan VI Cantacuceno tuvo que dar a su hija en matrimonio a Orján, el emir otomano. Constantinopla fue sacudida por un terremoto, que produjo daños en Santa Sofía.

La Orden Teutónica expandió aún más sus dominios cuando logró que el rey Valdemar IV de Dinamarca le cediera las posesiones danesas en Estonia.

Boccaccio acabó el Ninfale fiesolano, sobre los orígenes legendarios de Fiesole. Ese año viajó a Ravena.

La Guerra de los Cien Años
Índice La peste negra

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