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A finales de 1365 Du Guesclin
había logrado reunir unos
treinta millares de mercenarios procedentes de las Grandes
Compañías y estaba listo para cruzar los Pirineos. Sin
embargo, decidió dar un rodeo y pasar por Aviñón,
donde aprovechó para pedir a Urbano V que contribuyera a
financiar tan noble y cristiana empresa. Cuando el Papa vio la
ciudad rodeada por tal marabunta de bandidos, no dudó ni un
instante de que Dios estaba con ellos y aportó generosamente una
suma razonable. Desde Aviñón, Du Guesclin se
dirigió a Barcelona, donde el 9 de
enero de 1366 el rey Pedro IV de Aragón lo nombró
conde de Borja. Desde
allí marchó a invadir Castilla. Fue uno de los
responsables de que Enrique de Trastámara fuera proclamado rey
de Castilla en Calahorra el 13 de marzo. Desde allí
avanzó enérgicamente. A principios de abril tomó Burgos, donde Enrique de
Trastámara fue coronado como Enrique
II de Castilla. (Enrique II y sus sucesores dejaron de titularse
"reyes de León y Castilla" para titularse simplemente "reyes de
Castilla". El antiguo reino de León había sido asimilado
ya como una parte del reino de Castilla.) Egidio Bocanegra (junto con
una buena parte de
la nobleza castellana), se pasó al bando de Enrique II. El rey Pedro I de León y Castilla se reunió en Bayona con Eduardo de Woodstock, el
príncipe de Gales (a quien su padre le había encomendado
el gobierno de Aquitania), y con el rey Carlos II de Navarra y, el 23 de septiembre, los tres firmaron los
tratados de Libourne, por los
que, a cambio de ayuda militar, Pedro I ofrecía Guipúzcoa
a Carlos II y Vizcaya a Eduardo. Ese año el inglés sustituyó al francés
en los tribunales de justicia ingleses. El nombre oficial del condado de Borgoña era Condado Libre de
Borgoña, en alusión a su independencia respecto al Sacro
Imperio Romano. De este año data la primera traducción de
este nombre al francés: Franche-Compté,
de donde proviene a su vez el nombre de Franco Condado, con el que
pasaría a ser conocido en el futuro. El duque Alberto III de Austria se casó con Isabel, hija del emperador Carlos IV. Luis de Evreux, el hermano
del rey Carlos II de Navarra, se casó con la duquesa Juana de
Durazzo. Eduardo de Woodstock, el príncipe de Gales, desembarcó
finalmente
en Castilla con su ejército, que se unió a los de Pedro I
de León y Castilla y Carlos II de Navarra. El 2 de abril de 1367 este ejército de
castellanos, navarros e ingleses se encontró con el de
castellanos, aragoneses y franceses dirigido por Enrique de
Trastámara y Bertrand Du Guesclin. La batalla tuvo lugar junto a
Nájera. De este modo, Inglaterra y Francia, oficialmente en paz,
prosiguieron con la Guerra de los Cien Años en territorio
castellano. Los arqueros ingleses fueron especialmente eficaces contra
los castellanos de Enrique, que nunca se habían enfrentado a
ellos. Los caballeros franceses llevaban armaduras más robustas
que las usuales y no se vieron muy afectados, pero las
Grandes Compañías fueron aniquiladas, y sus restos
regresaron a Francia rápidamente. Eduardo obtuvo una
victoria completa: Enrique de Trastámara huyó a Francia;
Du Guesclin fue capturado y nuevamente el rey Carlos V de Francia tuvo
que rescatarlo a buen precio, tras lo cual regresó a
Francia; También cayó prisionero el poeta Pere
March. Egidio Bocanegra fue uno de los ejecutados, como represalia, por
Pedro I; su hijo Ambrosio
formó parte de de la escolta que acompañó a
Francia a Enrique de Trastámara. El rey Jaime IV de Mallorca, derrocado por Pedro IV de
Aragón, había abandonado a su esposa, la reina Juana I de
Nápoles, y había acudido a la corte de Carlos V de
Francia pidiendo ayuda para recuperar su reino, pero Pedro IV era un
valioso aliado del rey francés y por ello Jaime IV no obtuvo
ningún resultado. De Francia había marchado a Castilla, y
participó en la batalla de Nájera, pero fue capturado por
Enrique de Trastámara y liberado más tarde por Du
Guesclin. Eduardo de Woodstock, el príncipe de Gales, cogió una
enfermedad de
la que nunca se iba a recuperar totalmente. Pedro I aprovechó su
debilidad para negarse a entregarle Vizcaya, tal y como había
prometido, y entonces Eduardo empezó a entablar negociaciones
con Aragón. En agosto se
firmaron dos acuerdos: uno público, de paz entre Castilla y
Aragón, y otro secreto, entre Eduardo y Pedro IV de
Aragón. Luego Eduardo regresó a Aquitania con su
ejército. Ese año murió el rey Pedro I de Portugal, y fue
sucedido por su hijo Fernando I.
El nuevo monarca eligió una forma peculiar de contraer
matrimonio. Raptó a Leonor
Teles de Meneses y obligó a su marido, João Laurenço da Cunha,
a repudiarla, para casarse con ella. En Armenia, el rey León VI fue derrocado por Constantino VI de Lamprón,
hijo de su antecesor, Constantino V. Brígida de Suecia llevaba un tiempo conminando a Urbano V a regresar a Roma en nombre de la opinión pública. Por esta época, el cardenal Gil de Albornoz había afianzado suficientemente la autoridad pontificia en Italia como para que el Papa accediera a trasladarse a la ciudad eterna. En 1368 empezó la gran guerra de la Hansa: setenta y
cinco ciudades hanseáticas aliadas atacaron las costas danesas. Ese año murió Lionel, el duque de Clarence, hijo del
rey Eduardo III de Inglaterra. Su hija Felipa
se casó con Edmundo Mortimer,
el conde de la Marche. El gran príncipe Olguerd de Lituania invadió Rusia y
llegó a asediar Moscú. En China, Zhu Yuanzhang tomó Pekín y se erigió
en emperador con el nombre de Hongwu.
Es el primer emperador de la dinastía Ming. Pero Hongwu sólo
dominaba una parte del Imperio Chino. Los años siguientes los
dedicó a reconquistar y unificar el resto del país.
Estableció su capital en Nankin. En 1369, Enrique de
Trastámara volvió a Castilla acompañado de Du
Guesclin y su ejército. Esta vez Pedro I el Cruel no contaba ni
con el apoyo inglés ni el de Navarra, y el 14 de marzo su ejército fue
totalmente derrotado en Montiel.
Sobre lo que pasó después hay varias versiones: una dice
que Pedro I fue capturado por Du Guesclin, otra que el rey castellano
acudió voluntariamente al campamento de Du Guesclin con
intención de sobornarlo, y una tercera que acudió
víctima de una trampa tendida por su hermanastro y el
francés. En cualquier caso, el hecho es que Pedro I acabó
en la tienda de Du Guesclin y que allí estaba también su
hermanastro Enrique. La conversación fue subiendo de tono hasta
que los dos hermanastros terminaron enzarzándose en una pelea
cuerpo a cuerpo. De acuerdo con la mentalidad medieval, el "combate singular" era una
forma tan válida como cualquier otra de dirimir un desacuerdo.
De hecho, era preferible que dos aspirantes a rey se mataran entre
ellos antes que dejar que murieran miles de hombres en una guerra. La
tradición "caballeresca" mandaba esperar el final de la lucha
confiando en que Dios favorecería a quien tuviera la
razón. En un momento dado Pedro se situó en
posición ventajosa sobre Enrique y empezó a
estrangularlo. No cabía duda de que la victoria era suya, pero
Du Guesclin, que, por suerte para él, tenía de caballero
poco más que el título, decidió que la voluntad
divina era inaceptable y tiró de las piernas de Pedro, con lo
que
dio un vuelco a la lucha que Enrique supo aprovechar, ya que no
tardó en degollar a su hermanastro. La tradición pone en boca de Du Guesclin (tras su
intervención en el combate entre los dos hermanastros) la
tan cínica como celebérrima frase: "Ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi
señor". (La verdad era que "su señor" era el rey
Carlos V de Francia, que lo había enviado a Castilla
precisamente a quitar y poner rey.) También cuenta la
tradición que un escudero del ya definitivamente rey Enrique II,
cuyo padre había sido asesinado de un mazazo por Pedro I el
Cruel en
persona, cortó la cabeza al monarca muerto. Enrique II no tuvo dificultades en tomar las riendas de Castilla,
pero se encontró con un gran número de rivales: Eduardo
de Woodstock,
el príncipe de Gales, seguía aspirando a quedarse con
Vizcaya, el rey Carlos II de Navarra seguía aspirando a quedarse
con Guipúzcoa, el rey Pedro IV de Aragón reclamó
Murcia según lo acordado, pero Enrique II se negó a
cumplir el compromiso, por lo que el aragonés se
añadió a la lista de enemigos del nuevo rey castellano
(y, ya puestos, también se unió a ellos el rey Mohammed V
de Granada). A esto se añadía, naturalmente, que Enrique II era un
bastardo usurpador, por lo que era inevitable que surgieran herederos
"legítimos" del trono castellano. En esta ocasión no era
tan fácil como podría parecer. Para encontrar un sucesor
legítimo de Pedro I el Cruel había que hacer
delicados juegos malabares. Sucedía que Pedro I sólo
había tenido un hijo legítimo, Juan, hijo de su segunda esposa,
Juana de Castro, pero había muerto siete años
atrás. Sus demás descendientes eran hijos de su amante
María de Padilla (muerta ocho años atrás), de los
que sólo sobrevivían dos hijas: Constanza,
de quince años e Isabel,
de catorce. En estas circunstancias, era sólo una
cuestión de tiempo que se "descubriera" que Pedro I se
había casaso en secreto con María de Padilla, lo que
convertía a las dos infantas en herederas legítimas. En
otra línea, el rey Fernando I de Portugal reclamó
también la corona en virtud de su parentesco con la familia real
castellana (su madre, Beatriz, era hermana del rey Fernando IV el
Emplazado). Naturalmente, frente a todos estos enemigos, Enrique II contaba con
el apoyo de Francia. En mayo
nombró a Du Guesclin duque de Molina.
El duque se quedó en Castilla para ayudar a Enrique II contra el
rey portugués. Mientras tanto, los nobles de Aquitania (que
desde un principio habían protestado de que su territorio
hubiera sido entregado a los ingleses) se quejaron ante el rey Carlos V
por el trato que recibían de Eduardo de Woodstock, el
príncipe de Gales. Teóricamente, Eduardo era vasallo de
Carlos V, por lo que el rey tenía derecho a llamarlo a su
presencia para pedirle cuentas. Así lo hizo, y la respuesta de
Eduardo fue que estaba dispuesto a acudir, pero con un ejército
tras de sí. Carlos V interpretó esta previsible negativa
como la ruptura de los acuerdos de Brétigny y Calais, lo que le
daba derecho a reanudar la Guerra de los Cien años (que ya
duraba treinta y dos). El duque Luis I de Anjou invadió
Aquitania. Por su parte, el rey Eduardo III de Inglaterra sostuvo que
habían sido los franceses quienes habían violado los
acuerdos al invadir Aquitania, por lo que reclamó nuevamente la
corona Francesa y envió a su hijo Juan de Gante, el duque de
Lancaster, al frente de un ejército que desembarcó en
Calais, Por su parte, el príncipe de Gales avanzó con sus
tropas desde Burdeos. Margarita de Borgoña, la viuda del duque Felipe I de
Borgoña e hija del conde Luis II de Flandes, se casó con
el nuevo duque, Felipe II el Atrevido, el hermano del rey Carlos V de
Francia, que entregó a Luis II algunos territorios por la
ocasión. El conde Carlos de Gravina se
casó con su prima Margarita,
hermana de la duquesa Juana de Durazzo. El título carecía
de valor, pues hacía ya tiempo que los angevinos habían
perdido Albania, pero Luis realizó (en vano) una
expedición para tratar de recuperar Durazzo para su esposa. Ese año murió asesinado el rey Pedro I de Chipre y
Jerusalén, y fue sucedido por su hijo Pedro II. El Papa Urbano V seguía en Roma, y allí recibió
una visita muy especial: el emperador bizantino Juan V se
presentó en persona ante él dispuesto a reconocer la
supremacía del pontífice romano y poner fin así al
Cisma de Oriente (a cambio de ayuda occidental contra los turcos,
naturalmente). Sin embargo, la sumisión del emperador no fue
acompañada por el menor movimiento por parte de su pueblo, que
odiaba fervientemente a los occidentales. El cisma continuó y no
hubo ayuda. En 1370 una
rebelión en Roma obligó a Urbano V a refugiarse en
Viterbo. De allí, aquejado por una enfermedad, huyó a
Marsella y finalmente
regresó a Aviñón, donde murió ese mismo
año. Fue sucedido por el cardenal Pierre Roger de Beaufort, que
adoptó el nombre de Gregorio
XI. Su primera acción fue enviar al cardenal Roberto de Ginebra al frente de un
ejército formado por bretones mercenarios contra la
república de Florencia (la principal responsable de los
disturbios que habían obligado a su antecesor a abanonar Roma). El ejército francés de Du
Guesclin y la armada castellana, dirigida por Ambrosio Boccanegra,
derrotaron a Fernando I de Portugal,
tras lo cual Enrique II entregó a Du Guesclin una cuantiosa suma
de dinero y éste regresó a Francia con sus hombres.
Allí el rey Carlos V lo nombró condestable de Francia y
lo convirtió en el máximo responsable del ejército
francés. La enfermedad del príncipe Eduardo se
agudizó, y tuvo que ser sustituido en el gobierno de Aquitania
por su hermano Juan de Gante, el duque de Lancaster. La ciudad aquitana de Limoges
se declaró abiertamente leal a Francia, y el príncipe
Eduardo ordenó a sus soldados que tomaran la ciudad, mientras
él contemplaba el combate desde una litera, pues su enfermedad
no le permitía otra cosa. La ciudad fue tomada, y Eduardo
ordenó que sus habitantes fueran pasados a cuchillo. El efecto
fue el previsible: la población aquitana se volvió
enconadamente contra él y, dada su enfermedad, no tuvo
más remedio que embarcar hacia Inglaterra a los pocos
días. Du Guesclin
empleó una exitosa guerra de guerrillas contra Juan de Gante. A
pesar de las provocaciones con las que el inglés trató de
inducir a los franceses a presentarle batalla, Du Guesclin nunca
cedió y fue royendo paciente y paulatinamente los efectivos de
su adversario. El rey de Navarra Carlos II el Malo firmó un nuevo tratado
con el rey
Pedro IV el Ceremonioso de Aragón contra Enrique II de Castilla,
pero Enrique II derrotó a Carlos II ese mismo año.
Entonces Pedro IV procuró mantenerse discretamente quieto ante
el temor de ser atacado simultáneamente desde Castilla y
Francia. Por otra
parte, el rey
Mohammed V de Granada fue puesto a raya por las órdenes
militares, así que Enrique II pudo derrotar por último a
los nobles castellanos partidarios de Pedro I, privados de todo apoyo
exterior, y asentarse en el trono con ciertas garantías. Aun
así, tuvo que consolidar su autoridad con las llamadas mercedes enriqueñas,
privilegios y territorios que concedió a sus partidarios,
compañeros de exilio, etc. Todas ellas se concedieron con la
cláusula de que quedarían automáticamente
revocadas si la dinastía de los Trastámara dejara de
ocupar el trono de Castilla. Su hermano Sancho, conde de Alburquerque, se convirtió en
uno de los mayores terratenientes de Castilla; su sobrino Alfonso, que tenía cuatro
años cuando Pedro el Cruel hizo ejecutar a su padre, Fadrique,
recibió numerosos títulos y honores, entre ellos el de
vincular a su familia el cargo de almirante de Castilla. En
agradecimiento, adoptó el apellido Enriquez. Otro de sus partidarios,
Alfonso, hijo del conde Pedro
de Prades, recibió el señorío de Villena (en Murcia) con el
título de marqués. En general, Enrique II trató de
afianzar el poder real apoyándose en la baja nobleza frente a
los señores más poderosos y la burguesía.
También contó con la colaboración de los
judíos, a los que encargó principalmente labores
administrativas y la recaudación de impuestos. La flota
castellana colaboró eficientemente con Francia en la Guerra de
los Cien Años, principalmente en Aquitania. Los castellanos
controlaron la navegación en el cantábrico y en el canal
de la Mancha, de modo que Castilla se convirtió en el principal
proveedor de lana para la industria flamenca. La exportación de
lana pasó a ser la base de la economía castellana. Ese año murió el rey Casimiro III de Polonia.
Dejó únicamente dos hijas, fruto de un matrimonio no
reconocido por la Iglesia, lo que no alteró el acuerdo por el
que el rey había reconocido como heredero a su sobrino, el rey
Luis I de Hungría, que pasó a ser conocido como Luis I el Grande. A sus cuarenta y
cuatro
años no tenía descendencia, y por aquel entonces, la
segunda casa de Anjou contaba únicamente con dos varones
más con vida: Felipe II, emperador latino de Constantinopla,
y el conde Carlos de Gravina. El primero se apresuró a "tomar
posiciones" casándose
con Isabel, hija del duque Esteban de Transilvania y sobrina de Luis I.
Sin embargo, las expectativas de ambos sufrieron un grave revés
cuando el rey de Hungría y Polonia tuvo a su hija María.
Carlos de Gravina puso entonces su mirada en la reina Juana I de
Nápoles, que tampoco tenía descendencia, logró que
lo designara como su heredero. También murió el duque Rodolfo II de Sajonia, que fue
sucedido por Wenceslao. La Hansa derrotó al rey Valdemar IV de Dinamarca y le impuso
la paz de Stralsund, que
consagró sus privilegios: libertad de navegación y
exención de derechos de aduana. Timur asesinó a su cuñado Mir Husayn y se
proclamó rey de Transoxiana. Aunque era de ascendencia turca,
afirmó ser descendiente de Gengis Kan, y se propuso conquistar
todo el Imperio Mongol. Al contrario que el Gran Kan, sabía leer
y escribir, pero no era un hombre culto: sólo era un
musulmán fanático hasta la médula. Como su
héroe, envió a sus soldados en todas direcciones, pero
sin más plan ni más fin que el de saquear y destruir. Una
herida en combate lo dejó cojo, y desde entonces fue conocido
como Timur Lang (Timur el
Cojo), nombre que en Occidente derivó a Tamerlán. Entre los muchos
motivos para huir de los turco-mongoles de Timur Lang había que
añadir su costumbre de no bañarse o lavar su ropa (por
respeto al espíritu del agua, decían). Llevaban sus
vestimentas de tela o piel hasta que se caían hechas harapos.
Las telas eran importadas de China o de los territorios turcos, pues
los mongoles desconocían la industria textil. A sus sesenta y seis años, Petrarca se retiró a Arqua, donde el señor de
Padua le había regalado una villa. Boccaccio estaba de regreso
en Nápoles, pero en 1371 se
trasladó a Florencia con el encargo de comentar
públicamente la Divina Comedia de Dante. Boccaccio había
adquirido un merecido prestigio de hombre docto y piadoso. Ese año murió el rey David II de Escocia. Su
sumisión a Inglaterra le acarreó en los últimos
años serios conflictos con la nobleza, dirigida por los
Estuardo. No dejó descendencia, por lo que fue sucedido por su
sobrino Roberto II Estuardo,
el séptimo senescal de Escocia. Así accedieron los
Estuardo al trono de Escocia. También murió el rey Juan VI de Bulgaria. Había
repudiado a su primera esposa, hija del príncipe de Valaquia
Juan Basarab, para casarse con una judía. Las disputas entre los
hijos tenidos con ambas esposas le obligaron a dividir su reino en su
testamento, formando dos principados: el de Sofía y el de Vidin. El emperador servio Esteban X
trató de detener el avance turco, pero fue derrotado por el
sultán Murat I en la batalla del (río) Marica, y murió unos meses
después. Fue sucedido por Lázaro
Hrebeljanovic. Tras derrotar a los servios, Murat I impuso un
tributo a Juan V, el emperador bizantino. El rey Carlos II de Navarra firmó el tratado de Vernon con el rey Carlos V de
Francia, y desde entonces renunció a sus aspiraciones en Francia. El poeta catalán Jaume March había compuesto varios
poemas amorosos y otros más extensos: La joyosa garda (La gozosa guardia)
y Rauser de la vida gaya
(Rosal de la vida gozosa), éste último inspirado en
algunos motivos del Roman de la rose. Ahora acababa el Libre de concordances, un
diccionario de la rima para uso de poetas, dedicado al rey Pedro IV. En septiembre, Juan de Gante, el
duque de Lancaster, contrajo matrimonio con Constanza, una de las hijas
ilegítimas del rey Pedro I el Cruel de Castilla, aunque, por
supuesto, ahora ya era legítima (por el viejo truco del
matrimonio secreto), y se proclamó legítimo heredero de
la corona de Castilla. (Naturalmente, se trataba de un matrimonio de
conveniencia. Ese mismo año tuvo un hijo con su amante, Catalina Swynford, y tendría
otros más en los años siguientes, mientras que no tuvo
ninguno con Constanza.) Juan de Gante contó con el apoyo de su
hermano, el
príncipe de Gales, y empezó a buscar acuerdos con Pedro
IV de Aragón, Carlos II de Navarra y Fernando I de Portugal.
Poco después, ya en 1372,
Edmundo de Langley, el duque de York, hermano menor de Juan de Gante,
se casó con Isabel, hermana de su cuñada Constanza
(también hija legítima de Pedro I). Martín, el segundo
hijo del rey Pedro IV de Aragón, se casó con María de Luna, hija del conde
Lope de Luna. Un teólogo llamado John Wycliffe, recién doctorado en Oxford a sus más de cincuenta años, entró al servicio de la Corona inglesa en calidad de abogado eclesiástico. Se distinguió por su defensa de la autoridad del rey frente a la curia papal, y propugnó la secularización de los bienes eclesiásticos. El 23 de junio, la flota
castellana, bajo el mando de Ambrosio Boccanegra, derrotó a los
ingleses en La Rochela.
Desde entonces Aquitania quedó aislada de Inglaterra, lo que
favoreció
sensiblemente a Du Guesclin. En 1373
Juan de Gante trató de provocar una vez más una batalla,
pero Du Guesclin siguió con su política de evitar
batallas, pese a los
indignados reproches ingleses a su falta de caballerosidad. El rey
Enrique II de Castilla impuso finalmente un tratado de amistad al rey
Carlos II de Navarra. En cambio, el rey Fernando I de Portugal
renovó sus pretensiones al trono castellano y la armada de
Enrique II asedió Lisboa. El asedio fue dirigido por Ambrosio
Boccanegra, que murió poco después. El emperador Carlos IV de Luxemburgo arrebató Brandeburgo al
margrave Otón y se lo otorgó a su hijo, el rey Venceslao
IV de Bohemia. El conde Juan I de Ampurias se casó con Juana, hija del rey Pedro IV de
Aragón. Ese año murió el rey Constantino VI de Armenia, y los
barones devolvieron la corona a León VI. También murió santa
Brígida de Suecia. Dejó escritas unas revelaciones en las que se mezclan
sus visiones sobre la pasión de Cristo con súplicas por
la reforma de la Iglesia. Su hija Catalina
inició al poco tiempo las gestiones para canonizar a su madre y
para convertir el monasterio que ésta había fundado en la
que después sería conocida como Orden de santa Brígida.
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