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En 1455 murió en Roma el
pintor Fra Angélico, casi a los sesenta años. Dejó
numerosos discípulos, probablemente más de los que
conocemos. También murió el escultor Lorenzo Ghiberti, a
sus setenta y siete años. El escultor Donatello, con casi
setenta años, famoso en toda Italia, regresó a Florencia,
donde siguió realizando obras de gran originalidad.
El príncipe Ladislao II de Valaquia, que había sido
derrocado por Iancu, su rival, había reunido un ejército
con el que entró en sus antiguas posesiones de Transilvania,
ahora gobernadas por el hijo y tocayo de Vlad Dracul, y allí se
dedicó a saquear, matar y arrasar.
Las disputas entre el rey Juan II de Navarra y su hijo Carlos, el
príncipe de Viana, se habían convertido ya en una
auténtica guerra civil. En octubre,
el rey desheredó a Carlos y a su hermana Blanca en beneficio de
su tercera hija, Leonor, que estaba casada con el conde Gastón
IV de Foix. Éste se convirtió así en un firme
aliado
del monarca. Pero el príncipe Carlos tenía más de
cortesano mujeriego y de humanista que de soldado. (Hacía un par
de años había terminado una Crónica de los reyes de navarra,
y también fue autor de algunas traducciones de
Aristóteles.) En 1456,
cansado de la lucha, se marchó a Francia, y luego se
trasladó a Nápoles, a la corte de su tío, el rey
Alfonso el Magnánimo.
El Papa Calixto III nombró cardenal y vicecanciller de la
Iglesia a su sobrino Rodrigo Borja, a pesar de que no había
recibido órdenes mayores. El pontífice, a través
de su embajador, Juan de Capistrano, trató de
promover una nueva cruzada
contra los turcos, pero sin éxito alguno. Sólo
Hungría se dispuso a combatir, y no tanto por la iniciativa de
Calixto III como porque los turcos amenazaban sus
fronteras. Juan Hunyadi obligó a los turcos a abandonar el sitio
de Belgrado, pero murió por las heridas recibidas en la batalla.
También murió unos meses más tarde san Juan de Capistrano, como
consecuencia de la epidemia de peste que brotó en el campamento
cristiano tras la batalla.
Viendo que el furibundo Ladislao II de Valaquia había
escapado a su control, los húngaros dotaron de un pequeño
ejército a Vlad, el hijo de Vlad Dracul, con ayuda del cual pudo
apresar y decapitar a Ladislao II y convertirse en el nuevo
príncipe de Valaquia.
El
Papa organizó por su parte una expedición en defensa de
la isla de Rodas, al frente de la cual puso a Jacques Coeur, que
murió en Quíos, combatiendo contra los turcos.
Un hijo del duque Antonio II de Atenas asesinó a Clara
Giorgo, derrocó a su hijo, el duque Francesco I, y se
convirtió en el duque Francesco
II de Atenas. Logró todo esto con la ayuda del
sultán Mehmet II, quien lo depuso antes de que acabara el
año.
En Inglaterra murió Edmundo Tudor, el hermanastro del rey
Enrique VI. Dejó un hijo póstumo, Enrique, que nació al
año siguiente y heredó el condado de Richmond. El rey
recobró nuevamente la lucidez y la reina Margarita lo
aprovechó
para debilitar en lo posible al duque Ricardo de York. Ciertamente,
Ricardo representaba una seria amenaza para que su hijo, el joven
príncipe Eduardo, pudiera heredar la corona: los Lancaster
habían obtenido la corona cuando Enrique IV derrocó a su
primo Ricardo II, el cual había nombrado heredero a Roger
Mortimer, el conde de La Marche y del Ulster. En su momento, los
Lancaster se habían ocupado tanto de Edmundo Mortimer, el
tío de Ricardo, como de su padre, el conde Ricardo de Cambridge,
herederos de los derechos de Ricardo II, y ninguno de ellos se
había encontrado en una situación tan buena como el
actual duque de York para hacerse con el trono: el gobierno de Enrique
VI estaba siendo nefasto; Inglaterra había sido humillada ante
Francia; la propia reina, Margarita de Anjou, era francesa, y eso la
volvía impopular; Ricardo, en cambio, era popular y tenía
aliados poderosos. Además, la casa de Lancaster era en estos
momentos especialmente vulnerable, ya que el rey y el príncipe
eran sus únicos representantes vivos. Si el príncipe de
Gales muriera, la corona no tendría otro heredero
legítimo que no fuera Ricardo de York.
En Francia tampoco faltaban las intrigas. El Delfín Luis
había intervenido en varias
sublevaciones contra su padre, el rey Carlos VII de Francia, y tuvo
que huir a la corte del duque Felipe III de Borgoña. Dicen que
Carlos VII profetizó: "Mi
primo de Borgoña está alimentando el zorro que va a
comerse sus gallinas". Ese
año murió el duque Carlos I de Borbón, que fue
sucedido por su hijo Juan II.
En julio, el gran inquisidor Jean
Bréal y el arzobispo de Ruán, Guillaume d'Estouteville,
proclamaron solemnemente en esta ciudad la rehabilitación de
santa Juana de Arco. Terminaba así un proceso en el que fueron
examinados los documentos encontrados en Ruan sobre el proceso contra
Juana y fueron interrogados ciento quince testigos, desde
compañeros de infancia de Juana hasta participantes en el juicio
que la condenó.
También el rey Alfonso V de Portugal había
rehabilitado la memoria de su tío, el duque Pedro de Coimbra, lo
que permitió que su hijo Pedro regresara a la corte de su exilio
castellano. Un veneciano llamado Alvise
de Ca'da Mosto, que trabajaba para Enrique el Navegante y el
año anterior había estado explorando el río
Gambia, descubrió las islas Cabo
Verde, a unos 500 kilómetros al oeste de la costa
senegalesa. Calixto III promulgó la encíclica Inter caetera, en la que
concedía a Portugal el dominio de la costa africana al sur de
Marruecos.
El pintor Fra Filippo Lippi, que había cumplido ya los
cincuenta años, raptó a Lucrezia
Buti, una religiosa de Santa Margherita del Prato, de donde era
capellán, y tuvo un hijo con ella, Filippino. La intervención de
Cosme de Médicis, que apreciaba el arte de Filippo,
permitió que la pareja fuera dispensada de sus votos y pudiera
casarse.
Mientras tanto Mantegna terminaba en Padua su trabajo en la iglesia
de los Eremitani. Había pintado una monumental Asunción de la Virgen y
varios frecos con Historias de
Santiago y San Cristóbal, en los que utiliza
impresionantes juegos de perspectiva. Sus escenas están llenas
de paredes de piedra, mármoles, columnatas, arcos de triunfo,
cornisas, relieves, etc. Su maestro, Squarcione, dijo, movido por la
envidia, que hasta los personajes parecían estatuas de bronce o
de piedra, y algo de razón no le faltaba, pero el resultado era,
sin duda, espectacular.
Mantegna marchó entonces a Venecia a visitar a su suegro, el
pintor Jacopo Bellini, con
cuya hija, Niccolosia, se
había casado dos años atrás. Se conservan pocas
obras suyas, de estilo antiguo, bizantino, aunque con influencias
renacentistas. Jacopo tenía otros dos hijos, ayudantes suyos,
que no habían cumplido aún los treinta años: Gentile y Giovanni Bellini. Luego Mantegna
marchó a Verona, donde se le había encargado un retablo
para el altar mayor de San
Zenón de Verona.
En 1457, el rey Cristián I
de Dinamarca y Noruega logró los apoyos suficientes para hacerse
proclamar rey de Suecia, en detrimento de Carlos VIII, que tuvo que
marchar al exilio.
En Moldavia, un hijo del príncipe Bogdan II llamado Esteban logró derrocar a
Pedro III, el hermanastro y asesino de su padre.
Ese año murió el duque Pedro II de Bretaña, y
fue sucedido por su tío Arturo
III. Éste había sido capturado en Azincourt y
llevado a Londres como rehén. Recientemente había
participado en la reconquista de Normandía y la Guyena.
En Nápoles murió Lorenzo Valla, unos de los más
destacados precursores del pensamiento renacentista.
En China, el emperador Zhengtong fue liberado del cautiverio al que
lo tenían sometido los mongoles, y pudo recuperar el gobierno de
su país.
El Delfín Luis se casó con Carlota, hermana del duque Amadeo IX
de Saboya.
Johannes Gutenberg se asoció con Peter Schöffer, el yerno de su
socio anterior, Johann Fust, que
había aprendido sus técnicas de impresión, y
llevó adelante la impresión del Salterio de Maguncia, en cuyo
colofón se manifiesta que todo se ha hecho con "el invento artificioso de estampar y de
componer", sin ninguna intervención de la pluma.
Tras la muerte de Juan Hunyadi, el emperador Federico III
intentó recuperar de nuevo su influencia sobre el joven rey
Ladislao V de Hungría y Bohemia. Uno de sus partidarios
trató de asesinar a Ladislao Hunyadi, el ban de Croacia,
primogénito de Juan, pero los amigos de éste lo
impidieron dando muerte al asesino. Entonces Ladislao V hizo arrestar a
Hunyadi y finalmente lo decapitó. Esto desencadenó una
reacción por la que Ladislao fue expulsado del trono y muerto
poco después.
Ladislao V tenía entonces diecisiete años, por lo
que no dejó descendencia. Con él se extinguía la
rama albertina de la casa de Habsburgo, y sólo quedaba ahora la
rama leopoldina, a la cabeza de la cual estaba el emperador Federico
III. El joven Ladislao V nunca había llegado a tener mucho poder
efectivo, pero había tratado de compensarlo inflando sus
títulos: puesto que casi todos los Habsburgo ostentaban el
título de duque de Austria, él se había arrogado
el de archiduque de Austria,
título que ahora tomó para sí Federico III. Frente
a la casi media docena de duques de Austria que había habido
normalmente hasta ese momento, a partir de ahora sólo iba a
haber un archiduque.
Federico III reclamó los derechos sucesorios sobre Bohemia y
Hungría, así como del ducado de Luxemburgo, del que
Ladislao V era también duque titular, pero no tuvo ningún
éxito: Luxemburgo se lo apropió el duque Felipe III de
Borgoña, que era usufructuario del ducado desde la muerte de
Isabel de Gorlitz, seis años atrás; tras unos meses de
incertidumbre, ya en 1458, la
nobleza de Bohemia eligió por unanimidad como nuevo rey a Jorge
de Podebrady, que de hecho había gobernado el país desde
el nacimiento del rey Ladislao; en Hungría la sucesión
fue más discutida, pero finalmente el hermano de Ladislao
Hunyadi, conocido como Matías
Corvino (el cuervo, por el color de su pelo), logró
suficientes apoyos para proclamarse rey,
frente a las pretensiones del emperador. Pocos días despues,
para legitimar su posición, se casó con la hija de Jorge
de Podebrady.
Ese año murieron:
-
El Papa Calixto III, que fue sucedido por Enea Silvio Piccolomini, de
cincuenta y tres años, que adoptó el nombre de Pío II. Al igual que
Nicolás V, fue un gran humanista. Se conserva una
colección de poemas en latín, así como varias
obras históricas y geográficas.
La muerte de Calixto III suscitó inmediatamente una
rebelión en Roma contra los Borja. Pedro Luis, a quien su
tío había nombrado capitán general de los
ejércitos pontificios, tuvo que huir de la ciudad y murió
poco después. Había amasado una gran fortuna, que
dejó en herencia a su hermano Rodrigo, cuyo título
cardenalicio y el dinero le sirvieron para sortear la delicada
situación. Rodrigo tenía una amante llamada Vannozza Catanei, con la que acababa
de tener un hijo llamado
Pedro Luis.
-
El rey Alfonso V de Aragón y
Nápoles. Sólo dejó un hijo bastardo, Fernando, de
treinta y cinco años, al que había nombrado heredero
quince años atrás. En Aragón un bastardo era
completamente inadmisible como sucesor, así que el rey Juan II
de Navarra no tuvo dificultad en hacerse proclamar rey de
Aragón. Sin embargo, seguía interesado
primordialmente en Castilla, y no prestó atención alguna
a Nápoles y Sicilia. Allí su hijo Carlos, el
príncipe de Viana, disputó a Fernando la corona, pero
acabó huyendo a Sicilia.
Otro pretendiente al trono napolitano fue el duque de Lorena,
Juan
de Anjou, cuyo padre, Renato de Anjou, le había disputado
Nápoles a Alfonso V. El Papa Calixto III había
cuestionado los derechos de Fernando por su nacimiento
extramatrimonial, pero Pío II lo reconoció como rey de
Nápoles (Fernando I)
frente a Juan de Anjou. Éste contaba, por otra parte, con el
apoyo de la nobleza del sur del reino.
-
María de Castilla, la viuda de Alfonso V, pocos meses
después que su marido.
-
El duque Arturo III de Bretaña, que fue sucedido por su
sobrino Francisco II.
-
El emperador Juan IV de Trebisonda, que fue
sucedido por su hermano David II
Comneno.
-
El rey Juan II de Chipre, que fue sucedido por su
hija Carlota.
-
Íñigo López de Mendoza, el Marqués de
Santillana.
El rey Alfonso V de Portugal inició una serie de
campañas militares contra Marruecos que le valieron el
sobrenombre de Alfonso V el Africano.
En esta primera campaña conquistó Alcazarseguer.
El escultor Luca della Robbia había dedicado durante un
tiempo su taller a una producción casi "en serie" de
vírgenes, escudos heráldicos, imágenes de
devoción, etc. que tenían gran éxito y resultaban
muy lucrativas, pero que le habían hecho perder su prestigio de
gran escultor. Sin embargo, en los últimos años
había estado trabajando en una obra que lo puso de nuevo a la
cabeza de los artistas de su tiempo: la tumba de Benozzo Federighi, un altorrelieve
en mármol, marquetería y terracota vidriada que lo
consagró como profundo conocedor del arte antiguo.
En 1459 el pintor Piero della
Francesca terminó una obra enigmática: La flagelación de Cristo, un
óleo sobre tabla en el que la escena que le da título
aparece en segundo plano, mientras el primer plano lo ocupan tres
personajes vestidos con ropas de épocas distintas que conversan
entre ellos. Se ha especulado mucho sobre el simbolismo de esta escena,
pero lo más patente es el impecable tratamiento de la
perspectiva y las proporciones. Al mismo tiempo terminó una de
sus obras más importantes: los frescos sobre La leyenda de la cruz, pintados en
la iglesia de San Francisco de
Arezzo. Piero trabajó en estos frescos durante siete
años, con la ayuda de varios discípulos. Representan
diversas escenas relacionadas con la cruz, como la batalla de
Constantino contra Majencio, etc. En ellos destacan sobre todo los
fundamentos geométricos, no sólo en lo referente a la
perspectiva, sino también en la disposición y
agrupación de las figuras, simetrías, etc.
Andrea Mantegna terminó su retablo para el altar mayor de San
Zenón de Verona. En él sitúa el punto de fuga para
la perspectiva muy cerca de la parte inferior, de modo que las figuras
de los santos, ya de por sí semejantes a estatuas, resultan
todavía más monumentales al ser contempladas "desde
abajo".
Ese año murieron el humanista florentino Poggio Bracciolini y
el poeta valenciano Ausiàs March. Entre sus últimas
creaciones destacan los seis Cants
de mort (cantos de muerte), el Cant
espiritual, y una serie de poemas filosóficos de tono
sentencioso y didáctico.
El sultán turco Mehmet II terminó la ocupación
de Servia. El patriarcado ortodoxo fue suprimido y los servios hubieron
de pagar el impuesto de sangre: debían entregar niños
para que fueran islamizados y educados como jenízaros.
El Papa Pío II convocó un congreso en Mantua para
tratar de formar una liga europea contra los turcos, pero, como de
costumbre, no tuvo ningún éxito. La principal potencia
sobre la que recaía el peso de contener el avance turco era
Hungría, pero, en lugar de recibir ayuda, sucedió que el
emperador Federico III se alió con el rey de Bohemia, Jorge de
Podebrady, contra Matías I, el rey de Hungría.
Matías I derrotó a ambos, y arrebató a
Hungría los territorios de Moravia y Silesia.
El príncipe Vlad de Valaquia gobernaba sus territorios con
eficiencia, pero con absoluta independencia de Hungría, de la
que se suponía que era vasallo. Desde antes incluso de ascender
al trono húngaro, Matías Corvino estaba tratando de
incitar a la rebelión a varios adversarios del príncipe,
hasta que éste decidió tomar medidas al respecto:
Invitó a una fiesta a unos quinientos nobles, potenciales
enemigos, los hizo apresar y atravesar en
sendas estacas, como había visto hacer en la corte turca en su
juventud. Esto le valió el sobrenombre de Vlad Tepes (Vlad el Empalador),
aunque, obviamente, éste no apareció por escrito hasta
muchos años después de su muerte. Oficialmente era
conocido como Vlad Draculea,
que literalmente significa "El hijo
de Dracul", es decir, "El
hijo del Dragón", aunque también puede traducirse
como "El hijo del Diablo", en
concordancia con el carácter sanguinario del que iba a seguir
haciendo gala en lo sucesivo. A otros enemigos que capturó
después los hizo arrojar a las llamas.
Carlos, el príncipe de Viana, se había hecho
fácilmente con el control de la isla de Sicilia, hasta el punto
de que los sicilianos querían nombrarlo virrey perpetuo. Esto
intranquilizó a su padre, el rey Juan II de Navarra y
Aragón, que se apresuró a negociar con él y
logró que en agosto Carlos se
trasladara a Mallorca como paso previo a un encuentro entre ambos.
En septiembre, Ricardo de York,
considerándose amenazado por las intrigas de la reina Margarita,
se declaró en rebeldía y reivindicó sus derechos a
la corona. Planteado así el conflicto, como una cuestión
sobre a quién le correspondía legítimamente la
corona inglesa, los partidarios del rey Enrique VI o del duque Ricardo
de York se consideraron en realidad partidarios de la casa de Lancaster
o de la casa de York. Los escudos de ambas familias llevaban una rosa,
roja en el de Lancaster y blanca en el de York, por lo que la guerra
civil que se iniciaba ahora (aunque hay quienes la remontan cinco
años atrás, a la primera rebelión de Ricardo) es
conocida como la Guerra de las dos
rosas. En octubre, Eduardo,
el hijo de Ricardo, que tenía ya diecisiete años,
llegó a Calais con los condes de Salisbury y Warwick. Los
lancasterianos trataron de expulsarlos, pero consiguieron reunir un
ejército al que Londres abrió sus puertas.
En enero de 1460 se produjo una
reconciliación entre el rey Juan II de Navarra y Aragón y
su hijo Carlos, pero Juan II se negó a reconocerlo como
heredero, pues según las leyes de Aragón, al ser su
primogénito, debería necesariamente heredar el reino,
mientras que el rey pretendía legárselo a Fernando, el hijo que había
tenido con su segunda esposa, Juana Enríquez, que tenía
ahora siete años. En marzo Carlos
desembarcó en Barcelona entre aclamaciones, sin permiso y
enojando a su padre, pero éste lo recibió con aparente
cordialidad y lo atrajo hasta Lérida, donde había
convocado las Cortes. En mayo, Juan
II inició negociaciones con el rey Alfonso V de Portugal para
casar a Carlos con su hermana Catalina.
También entró en negociaciones con Juan Pacheco, el
marqués de Villena, que estaba siguiendo una curiosa
política: tramaba conspiraciones con los enemigos del rey
Enrique IV y luego denunciaba ante él a los conspirados.
El rey Fernando I de Nápoles fue derrotado en Sarmo por Juan de Anjou, el duque de
Lorena.
El rey Carlos VII de Francia aprovechó un escándalo
concerniente a la vida privada del conde Juan V de Armañac para
desterrarlo a perpetuidad. El conde era uno de los principales nobles
que conspiraban contra el rey junto al Delfín Luis.
El sultán turco Mehmet II conquistó el principado de
Morea. Tomás Paleólogo huyó a Italia, mientras que
su hermano Demetrio, acérrimo enemigo de los latinos,
prefirió establecerse en la corte del sultán. Ahora lo
único que sobrevivía del Imperio
Bizantino era el Imperio de Trebisonda. Por otra parte, Mehmet II hizo
ejecutar al
duque Francesco II de Atenas, al que tenía prisionero, con lo
que se anexionó definitivamente el ducado.
El príncipe de Valaquia, Vlad el Empalador, logró
capturar al que consideraba su enemigo más peligroso, que se
hacía llamar el Dan el
Vóivoda. Lo obligó a cavar su propia tumba y a
asistir a sus propios funerales antes de decapitarlo.
Se desconocen los detalles de las actividades de Gutenberg durante
los últimos años, pero se sabe que en algún
momento dado se disolvió su asociación con Peter
Schöffer, quien continuó imprimiendo con su suegro, Johann
Fust, mientras Gutenberg tuvo que abandonar su oficio de impresor. Se
sabe que en Maguncia proliferaban los impresores, así como que
recientemente se había abierto un nuevo taller en Estrasburgo.
Andrea Mantegna, aceptó la invitación de Ludovico III Gonzaga, señor
de Mantua, y se trasladó a dicha ciudad, donde Ludovico lo
nombró pintor de corte. De entre los trabajos que realizó
allí destaca el Tránsito
de la Virgen, un óleo en el que la disposición de
los apóstoles construye una perspectiva que, más que al
cuerpo inerte de la Virgen, apunta hacia un paisaje fluvial que se
divisa a través de una gran ventana al fondo.
Después de algunos encuentros, el duque Ricardo de York
obtuvo una victoria decisiva en Towton,
que obligó a huir al rey Enrique VI y esconderse en el noroeste
del país. El rey Jacobo II de Escocia apoyó a los
Lancaster en estos momentos difíciles, y supuso que a cambio no
les importaría que se adueñara de algunas fortalezas
fronterizas inglesas, pero murió en el asedio de una de ellas al
explotar uno de sus propios cañones. Fue sucedido por su hijo Jacobo III, de nueve años,
bajo la regencia de su madre, María.
Esto privó a los Lancaster del apoyo escocés.
Otro Jacobo, hijo bastardo del rey Juan II de Chipre, derrocó
a su hermanastra Carlota y se convirtió en Jacobo II el Bastardo.
La reina Margarita de Inglaterra conservaba un ejército, que
fue derrotado en julio en Northampton, y poco después
el rey Enrique VI fue capturado y llevado a Londres.
El Parlamento nombró a Ricardo de York heredero de Enrique VI, y
el rey aceptó el compromiso a cambio de su libertad.
Portugal empezó a poblar las islas Cabo Verde, con colonos
portugueses y esclavos negros africanos. La exploración de la
costa africana seguía avanzando, y ésta se inclinaba cada
vez más acentuadamente hacia el este. Todo apuntaba a que
se había alcanzado el extremo sur del continente africano y que
a partir de ahí, siguiendo la costa, se avanzaría ya en
dirección este camino a las Indias. Enrique el Navegante no pudo
confirmar estas expectativas tan optimistas, pues murió el 13 de noviembre.
Otros fallecidos ese año fueron:
-
El duque Alberto III de Baviera-Munich, que fue sucedido por sus
hijos Juan IV, Segismundo y Alberto IV.
-
El músico borgoñón Gilles Binchois (a sus
sesenta años).
-
El teólogo husita Petr Chelcicky (a sus setenta
años). Fue uno de los principales promotores de la llamada Unión de los Hermanos de Bohemia,
un movimiento religioso reformista combatido sin mucho éxito por
el rey utraquista Jorge de Podebrady.
El Papa Pío II promulgó la bula Exsecrabilis, por la que
prohibía bajo pena de excomunión la apelación al
concilio general (que, según el concilio de Basilea,
tenía autoridad sobre el Papa). Ese año nombró
cardenal y arzobispo de Siena a su sobrino Francesco Todeschini-Piccolomini,
que acababa de cumplir los veintiún años.
En diciembre, la reina Margarita
de Anjou había reunido a sus leales en el norte de Inglaterra.
El duque Ricardo de York y el conde de Salisbury la hostigaron, pero
fueron sorprendidos en Wakefield
y allí murieron los dos. Eduardo, el hijo de Ricardo,
sustituyó a su padre como jefe de la casa de York.
Mientras tanto, rey Juan II de Navarra y Aragón se
enteró (o, al menos, eso dijo él) de que su hijo Carlos
planeaba casarse con Isabel,
hermanastra del rey Enrique IV de Castilla, que tenía entonces
nueve años, en contra de su voluntad de casarlo con Catalina de
Portugal (y, al parecer, también en contra de su voluntad de que
fuera su hijo Fernando el que se casara con Isabel). Juan II
consideró que tal desacato era motivo suficiente para prender a
Carlos, y lo encerró en Morella.
Esto escandalizó a los catalanes, y la busca, que
últimamente andaba dividida en facciones enfrentadas, se
unió de nuevo contra el rey y la madrastra de Carlos. La
Generalidad catalana reclamó la libertad del príncipe y
envió un ultimátum al rey. Juan II no hizo aceptó,
y el consejo de Cataluña, dominado por la biga, nombró
heredero a Carlos y reunió un ejército para defender su
causa. Esto hizo que Juan II prestara más atención a lo
que se le exigía, y en febrero de
1461 liberó a Carlos.
En Inglaterra, el ejército de la reina Margarita había
descendido hacia el sur devastando todo a su paso, pero la indisciplina
de sus hombres disuadió a sus jefes de hacerlo entrar en
Londres. Volvió hacia el norte y ello fue aprovechado por
Eduardo de York, que en marzo fue
reconocido como el rey Eduardo IV
de Inglaterra. Su hermano Jorge,
de once años, recibió el título de duque de
Clarence, y su hermano Ricardo,
de nueve, el de duque de Gloucester. (Edmundo
había muerto el año anterior, a los diecisiete.) El
ejército de Eduardo IV obtuvo una nueva victoria en Towton, que
obligó a la reina Margarita de Anjou a refugiarse en Francia con
su hijo Eduardo, el príncipe de Gales. Enrique VI se
refugió en Escocia.
El 21 de junio, la reina Juana
Enríquez de Navarra y Aragón se reunió en
representación de su marido con delegados de la Generalidad de
Cataluña. En la llamada Concordia
de Vilafranca se reconoció a Carlos de Viana como
heredero del rey Juan II, se le nombró lugarteniente de
Cataluña y se estipuló que el rey no podría entrar
en Cataluña sin el consentimiento de sus autoridades.
También se limitó la autoridad real en cuanto a la
convocatoria de Cortes y el nombramiento de cargos oficiales, y se
decretó el destierro de Galcerà de Requesens.
En julio murió el rey Carlos VII de Francia, y finalmente el
Delfín Luis se convirtió a sus treinta y ocho años
en el rey Luis XI de Francia.
Su hermano Carlos
recibió el título de duque de Berry.
También murió ese año Georg von Peuerbach, un
matemático y astrónomo, profesor de la universidad de
Viena, autor de numerosos tratados, entre los que destacan los Elementa arithmetices, algoritmus de
numeris integris, sobre matemáticas, y las Theoriae nouae planetarum, sobre
astronomía. Un discípulo suyo, llamado Johann Müller, que tenía
entonces veinticinco años, continuó su obra de
corrección de errores en las tablas del Almagesto de Ptolomeo.
En septiembre murió el
príncipe Carlos de Viana, de tuberculosis según la
versión oficial, envenenado por su madrastra según las
malas lenguas. Esto convirtió en heredero de Aragón a
Fernando, tal y como quería su madre, la reina Juana. Fernando,
en cambio, no era aceptable como rey de Navarra, pues no
era hijo de la reina Blanca I. En este caso, los derechos de Carlos
pasaban a su hermana Blanca, que logró ser reconocida como Blanca II de Navarra ese mismo
año. Los sicilianos, que habían preferido a Carlos de
Viana frente a Fernando de Nápoles, reconocieron a Juan II como
rey de Sicilia.
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