En 1471 el
inca Pachacuti abdicó en su hijo Túpac Inca Yupanqui.
Bajo su reinado, el Imperio Inca había alcanzado una
extensión considerable. Su estrategia consistió en
respetar los privilegios de la aristocracia de los pueblos
conquistados, de modo que, a menudo, los dirigentes entregaban a su
pueblo sin lucha para conservar su status. Sin embargo, los incas se
ocupaban de implantar sus costumbres y su modo de vida sobre los
sometidos: la distribución comunal de la tierra, el servicio
militar, el impuesto en trabajo, etc. La tribu de los Lupaca, que habitaba junto al lago
Titicaca, se rebelaba constantemente contra el dominio incaico, por lo
que Pachacuti decidió deportar en masa a sus miembros,
separándolos y distribuyéndolos por zonas del Imperio
donde la cultura inca estaba bien arraigada. Recíprocamente, la
región fue repoblada con habitantes de la zona de Cuzco. Esta
técnica de deportaciones masivas fue conocida como la mitima, y desde entonces
sería usada sistemáticamente con los pueblos más
belicosos.Así, el Imperio gozó de una coherencia y eficiencia
poco usuales: se construyeron caminos, almacenes, refugios, etc.
Pachacuti fue también el constructor de la ciudadela de Machu Picchu: emplazada a una altura
que la convertía en inexpugnable, entre el Machu y el Huayna Picchu (la vieja y la joven
cima), alrededor de un centro despejado, se distribuye un complejo de
edificios distribuidos en barrios: estaba el barrio real, el religioso,
el industrial, y el barrio de los agricultores, cerca de las terrazas
de cultivo.
Los portugueses, que habían perdido el control sobre el
estrecho de Gibraltar tras la pérdida de Ceuta, lo recuperaron
de nuevo al conquistar Tánger
y Arcila.
Los portugueses continuaban explorando la costa Africana. En una
zona de la costa obtuvieron marfil de los nativos, por lo que la
llamaron Costa de Marfil, y
más al este aún encontraron una zona rica en oro, que
recibió, cómo no, el nombre de Costa de Oro. Dicha costa se
encuentra a unos pocos grados del ecuador, y ese año los
portugueses decidieron cruzarlo. A ello se oponían muchas
supersticiones de marineros: a medida que se acercaban al ecuador la
temperatura aumentaba cada vez más, en el ecuador, tal vez el
agua del mar herviría y destrozaría los barcos. Si no,
las nuevas estrellas y constelaciones que aparecían en el
firmamento podrían tener efectos insospechados sobre los
hombres; la estrella polar, la guía de los marineros,
desaparecería de la vista... Todas estas bobadas se olvidaron
cuando João Santarem y
Pedro Escobar descubrieron la
isla de Santo Tomé
y Príncipe, situadas
casi sobre el ecuador, al sur de la Costa de Oro y, ya en el
hemisferio sur, llegaron a la
isla que llamaron Annobón
(Buen Año).
Ese año murió sin descendencia el rey de Bohemia Jorge
de Podebrady, pero el rey Matías I de Hungría no pudo
hacer efectivo el título que se atribuía de rey de
Bohemia, ya que la nobleza husita eligió como rey a Ladislao II Jagellón, hijo
del rey Casimiro IV de Polonia y de Isabel de Habsburgo, hermana de
Ladislao V Póstumo, el rey de Bohemia y Hungría
predecesor tanto de Jorge de Podebrady como de Matías I.
Casimiro IV había entablado una alianza con el principado
ruso de Nóvgorod, pero éste fue invadido poco
después por el gran príncipe Iván III de
Moscú, que suprimió toda forma de autogobierno en
Nóvgorod. Desde la caída de Constantinopla, el Patriarca
de Moscú podía considerarse la cabeza indiscutible de la
Iglesia Ortodoxa, y poco a poco había ido surgiendo la
teoría que convertía a Moscú en la heredera
cultural de Constantinopla. Esta doctrina se reforzó en 1472, cuando Iván III se
casó con Zoé o Sofía Paleólogo, hija
de Tomás Paleólogo, el hermano del último
emperador bizantino, Constantino XI. Ahora los grandes príncipes
moscovitas podían considerarse, en cierto modo, (un tanto
forzado, la verdad sea dicha) sucesores de los
emperadores bizantinos. Moscú se consideraba la Tercera Roma. Los moscovitas
decían que la primera Roma había caído, la segunda
(Constantinopla), también, pero que la tercera no caería
nunca.
La ciudad de Beauvais seguía resistiendo el asedio del duque
de Borgoña, Carlos el Temerario. Finalmente, en julio acudió en su ayuda el
ejército de Luis XI. El duque, obstinado en tomar la ciudad,
mantuvo inmovilizado a su ejército, que fue rendido por hambre
por los franceses, y se vio obligado a pactar una tregua.
El navegante portugués Fernando
Poo descubrió la isla que lleva su nombre. Está
situada junto a la costa africana en un punto donde ésta
reservaba una desagradable sorpresa a los exploradores ansiosos por
llegar a las Indias: hasta ese momento, la costa había corrido
de oeste a este, pero, frente a la isla de Fernando Poo, gira
bruscamente en ángulo recto y continúa hacia el sur.
La guerra civil aragonesa llegó a un punto muerto
que se resolvió el 16 de octubre
con la Capitulación de
Pedralbes, en la que Juan II otorgó una amnistía
general y reconoció fuertes limitaciones de la autoridad real
frente a la Generalidad catalana. Sin embargo, este acuerdo no
vinculaba a los beaumonteses navarros, que no estaban dispuestos a
dejar las armas mientras Juan II no reconociera a Leonor como reina de
Navarra. Ese año murió el conde Gastón IV de Foix,
el esposo de Leonor. Su hijo Francisco, el príncipe de Viana, se
convirtió en el nuevo conde de Foix.
El rey Fernando I de Sicilia ayudó a su padre a
reorganizar la Corona de Aragón, con lo que su esposa Isabel
quedó sola en Castilla, si bien su delicada situación
mejoró sensiblemente gracias a que ahora podía contar con
la ayuda aragonesa.
El infante Enrique, hermano del rey Juan II, había dejado un
hijo póstumo, llamado también Enrique, que ahora cumplía
veintiséis años. Fue llamado el Infante Fortuna, por las grandes
riquezas que había heredado de sus padres. Tenía los
títulos de conde de Ampurias y duque de Segorbe, y empezó
a maniobrar para conseguir la mano de Juana la Beltraneja, aspirando
así a convertirse en rey de Castilla.
El año anterior, un rico burgués de Nuremberg llamado Bernhard Walther había puesto
a disposición del matemático y astrónomo Johann
Müller un observatorio, un taller para la fabricación de
instrumentos y una imprenta. Así tuvo la ocasión de
observar un cometa que pasó ese año cerca de la Tierra,
sobre el cual escribió un opúsculo en el que
defendía que los cometas no son meteoros, sino astros, cuyas
posiciones sucesivas pueden establecerse astronómicamente, al
igual que las de los planetas. Ese año hizo imprimir las Teoriae
nouae planetarum, de su maestro, Georg von Peuerbach.
También data de ese mismo año la primera
edición impresa de la
Divina Comedia, de Dante. En su transcurso murieron:
- El rey tepaneca Netzahualcóyotl, aliado de los aztecas.
Fue poeta, filósofo y jurista, y se le recuerda como Netzahualcóyotl el Grande o el Sabio. Fue sucedido por su hijo Netzahualpilli, cuyo reinado
constituye el periodo más floreciente de Texcoco.
- El duque Amadeo IX de Saboya, que fue sucedido por su hijo Filiberto I, de siete años.
Un hermano del difunto duque, llamado Felipe,
se acababa de casar con Margarita,
hermana del duque Juan II de Borbón.
- El conde Carlos del
Maine, hermano del duque Renato de Anjou. Su hijo Carlos heredó el condado.
- El cardenal y humanista bizantino Juan Bessarion, uno de los
promotores del renacimiento italiano. Legó a Venecia su
biblioteca, que se convirtió en el núcleo de la
biblioteca de San Marcos.
- El humanista genovés Leon Battista Alberti. Encarnó
el ideal humanístico de "uomo
universale" cultivando la física, las matemáticas,
la música, la poesía y escribiendo tratados de diversa
índole, los de arquitectura ensalzaron la figura del arquitecto,
y contribuyeron a que pasara a ser
considerado un artista y un intelectual en vez de un simple obrero o
artesano, al estilo medieval.
- El arquitecto florentino Michelozzo. Había sido uno de los
principales arquitectos que trabajaron para la familia Médicis y
ahora le sustituía Verrocchio, a quien Lorenzo de Médicis
encargó el mausoleo de Juan y Pedro de Médicis, en la
iglesia de San Lorenzo. En este trabajo Verrocchio usó
únicamente motivos ornamentales clásicos: acantos,
cuerdas trenzadas, etc.
Esta generación de artistas y pensadores renacentistas estaba
siendo sustituida por otra mucho más numerosa, hasta el punto de
que es imposible dar cuenta detallada en estas páginas de toda
la pléyade de pintores, escultores, arquitectos, latinistas,
historiadores, etc. que estaba surgiendo en Italia, en los
Países Bajos y en otras partes de Europa. Entre ellos podemos
destacar a un joven de veinte años cuyo padre lo había
confiado a Verrocchio para su instrucción, dos años
atrás. Había nacido en Vinci,
una localidad cercana a Florencia, por lo que era conocido como Leonardo da Vinci.
El pintor Sandro Botticelli había desarrollado un estilo
propio, plasmado en su Adoración de los Magos, que
terminó ya en 1473. Por esta
época tenía como colaborador a Filippino Lippi, el hijo
de su maestro.
Antonio de Nebrija dejó su cargo en el arzobispado de Sevilla
y volvió a la universidad de Salamanca, donde había
estudiado, ahora como profesor de gramática y retórica.
El rey Enrique IV de Castilla enfermó después de una
comida, y sus asesores, partidarios de Juana la Beltraneja, lo
convencieron de que su hermana Isabel había tratado de
envenenarlo. Isabel se ve obligada a huir de Toledo.
El sultán otomano Mehmet II derrotó al príncipe
turco Uzun Hasan Beg en Enzincan.
Ese año murió el duque Nicolás de Lorena.
Tenía veinticinco años y seguía soltero. El ducado
pasó a su primo Renato II,
de veintidós años, hijo de su tía Yolanda y del conde Ferry de Valdémont. Con Renato II se
inicia la tercera casa ducal de Lorena.
También murió el rey Jacobo II de Chipre, que fue
sucedido por su hijo Jacobo III.
Sin embargo, el nuevo rey murió en 1474
y su madre, Catalina Cornaro, gobernó el país.
El Papa Sixto IV dio su aprobación a la orden de los
mínimos, fundada por Francisco de Paula.
Andrea Mantegna terminó la decoración de la Cámara de los esposos, una
sala del palacio ducal de los Gonzaga, en la que plasmó diversas
escenas de la vida cotidiana de la familia ducal. De esta época
aproximadamente es su original Cristo
muerto, en el que el cadáver se muestra muy escorzado,
con los pies en primer plano y la cabeza al fondo, de forma que lo
más llamativo son los agujeros de los clavos en las manos y los
pies.
El duque de Borgoña, Carlos el Temerario, había
tratado de compensar su derrota ante el rey Luis XI de Francia mediante
una alianza con el emperador Federico III, al que le había
comprado Alsacia. Le propuso incluso el matrimonio entre su heredera María, de diecisiete
años, y Maximiliano, el
primogénito del emperador, que tenía entonces quince. Sin
embargo, los Habsburgo nunca habían sido tan débiles: ese
año tuvieron que reconocer la independencia de la
Confederación Helvética en la llamada Paz Perpetua, en la que, no
obstante, los suizos se reconocían integrados en el Sacro
Imperio Romano. En estas circunstancias, Federico III consideró
que un aliado poderoso era más peligroso que un enemigo
poderoso, y declinó la oferta.
En el transcurso de su guerra contra los Habsburgo, los suizos se
habían convertido en el mejor ejército de Europa. Gracias
a una férrea disciplina en el combate, habían aprendido a
resistir las cargas de caballería y se adaptaron
rápidamente para enfrentarse a las nuevas armas de
artillería. Los Habsburgo no habían consultado a los
alsacianos a la hora de venderlos a Borgoña, y se negaron a
aceptar la autoridad de Carlos el Temerario. Entonces solicitaron la
ayuda de los suizos, que se habían quedado ociosos tras la paz
con los Habsburgo. Inmediatamente, el rey Luis XI de Francia
apoyó a los suizos y formó con ellos una liga
antiborgoñona, la Unión
de Constanza, a la que finalmente se unió el propio
emperador. En agosto se
incorporó también el duque Renato II de Lorena,
después de que Carlos el Temerario invadiera su ducado.
Luis XI hizo que su primo, el conde Carlos del Maine, se casara Juana, la hermana del duque Renato
II de Lorena, y luego forzó al duque Renato de Anjou a nombrar
heredero a su sobrino Carlos, en contra de los derechos de su nieto,
Renato II. De este modo, el futuro duque de Anjou le debería un
favor a Luis XI y, si fuera necesario, siempre podría deshacer
lo que había hecho y devolverle Anjou al duque de Lorena. Era la
forma del rey de asegurarse la fidelidad de sus nobles. Por otra parte,
Luis XI casó a su hija Ana,
de trece años, con Pedro
(de treinta y cuatro), hermano
del duque Juan II de Borbón.
El sultán otomano Mehmet II, tras otorgarse el título
de Emperador Romano, como sucesor de Constantino XI, lanzó una
nueva campaña de ataques contra Hungría y Austria.
El rey Alfonso V de Portugal
transfirió la concesión sobre la exploración y
explotación de la costa africana a su primogénito, el
príncipe Juan, que
acababa de cumplir los diecinueve años. Su principal objetivo en
lo referente a la exploración era determinar si la costa
africana volvía a avanzar hacia el este más al sur de la
isla de Fernando Poo. Un cabo impedía ver desde lejos si era
así o no, hasta que fue doblado por Lopo Gonçalves, en cuyo honor
fue bautizado como cabo López.
El resultado fue descorazonador: la costa seguía más y
más al sur, hasta donde alcanzaba la vista. Esto paralizó
durante un tiempo la exploración. Al fin y al cabo, si el
comercio con Guinea y la trata de esclavos ya era rentable,
¿para qué ir más allá?
Al mismo tiempo, se estaba planteando otra posibilidad de
exploración: en el siglo III a.C., Eratóstenes
había determinado el radio terrestre con gran exactitud, y los
matemáticos y astrónomos musulmanes habían
realizado cálculos excepcionalmente precisos sobre la
geometría de la superficie terrestre. Todos ellos
coincidían en que la Tierra es una esfera cuya circunferencia
mide 40.000 kilómetros. Sin embargo, el matemático
Toscanelli hizo sus propios cálculos, según los cuales la
circunferencia terrestre medía tan sólo 29.000
kilómetros. Por otra parte, basándose en el relato de
Marco Polo, Toscanelli hizo una estimación de la distancia hasta
el extremo oriental de Asia, es decir, hasta la lejana isla de Cipango
(Japón). Aquí el italiano asignó a Asia treinta
grados de longitud más de lo correcto, y así
concluyó que se podría llegar hasta Cipango navegando
unos 5.000 kilómetros hacia el oeste, desde la costa portuguesa.
Estas ideas figuran en una carta que dirigió al médico
portugués Fernão
Martins, confesor del rey de Portugal.
El rey Fernando I de Nápoles se casó con Juana, hija del rey Juan II de
Aragón. Protector de las artes y las letras, ese mismo
año introdujo la imprenta en Nápoles.
La nobleza castellana seguía dividida entre los partidarios
de Isabel y los de Juana. El partido isabelino recibió un gran
impulso cuando la familia Mendoza cambió de bando al ser
nombrado cardenal el obispo Pedro González de Mendoza. (Isabel
mantenía buenas relaciones con el Papa Sixto IV, que
había concedido una dispensa auténtica para su matrimonio
con Fernando, frente a la falsificación atribuida a su
antecesor. Por ello, las altas esferas de la Iglesia castellana eran
isabelinas.) Isabel también se vio
beneficiada por la muerte de Juan Pacheco, uno de los principales
partidarios de Juana. El marquesado de Villena lo heredó su
hijo Diego López Pacheco,
que se mantuvo en el bando de su padre. El número de ciudades
partidarias de Isabel iba en aumento, entre las que destacaba Segovia,
donde Enrique IV se entrevistó varias veces con su hermanastra a
lo largo del año. Sin embargo, el rey murió
repentinamente el 1 de diciembre sin
que se hubiera llegado a ningún acuerdo sobre la
sucesión. Isabel reaccionó rápidamente.
Marchó a Toledo y
comunicó a los magistrados municipales su deseo de coronarse en
dicha ciudad. La ceremonia tuvo lugar el 3
de diciembre.
En Valaquia, el príncipe Radu el Hermoso, sumiso a los
turcos, había pasado los dos últimos años luchando
con un rival, Basarab. De
algún modo que no está muy claro, Vlad el Empalador, el
hermano de Radu, se había liberado del cautiverio
húngaro. Una versión muy novelesca cuenta que la hija del
rey Matías I de Hungría, que lo amaba, logró su
liberación a cambio de su conversión al catolicismo (Vlad
era ortodoxo). Fuera como fuera, lo cierto es que el 10 de enero de 1475 participó en la
batalla de Vaslui, en la que
el príncipe de Moldavia Esteban el Grande derrotó al
general turco Solimán.
Vlad formaba parte de un contingente húngaro enviado por
Matías I. Cuando el Papa Sixto IV recibió la notica de la
victoria, concedió a Esteban el título de Atleta de Cristo. El sultán
Mehmet II tuvo mejor fortuna en Crimea, que les fue arrebatada poco
después a los mongoles.
Ese año fue jubilar, pues el Papa Paulo II, ante los
sustanciosos
ingresos que los jubileos proporcionaban a las arcas vaticanas,
había
decidido que se celebrara un jubileo cada veinticinco años, en
vez de
cada cincuenta, como hasta entonces.
En febrero
las cortes de Castilla ratificaron a Isabel como la reina Isabel I de Castilla. Juana la
Beltraneja tenía entonces doce años, y sus partidarios se
apresuraron a terminar las negociaciones para casarla con el rey
Alfonso V de Portugal. En mayo,
Alfonso V invadió Castilla y tomó Plasencia, Toro y
Zamora. Luego se casó con Juana, a pesar de no contar con la
debida dispensa papal. La reina Juana, hermana de Alfonso V y madre de
la Beltraneja, murió ese mismo año. Entre los partidarios
de Isabel se encontraba Beltrán de la Cueva, el supuesto padre
de Juana la Beltraneja. Toledo se mantuvo leal a Isabel I gracias en
gran parte a su corregidor, que la sazón era Diego Gómez
Manrique.
Fernando de Aragón había vuelto a Castilla tan pronto
le hubo llegado la noticia de la muerte de su suegro, y
consideró que, ahora que tan necesario le era a Isabel el apoyo
militar de Aragón, era el momento adecuado para renegociar el
contrato prematrimonial que había firmado en su día.
Argumentó que era descendiente directo de la casa real
castellana de Trastámara, y que la costumbre aragonesa
exigía que el gobierno de los estados fuera ejercido por el
marido en caso de un matrimonio real. Los jueces castellanos dijeron
que en Castilla esa ley no existía, y que Isabel era reina con
todas las consecuencias. La disputa fue sometida al arbitraje de una
comisión de juristas (castellanos) presidida por el arzobispo de
Toledo. La sentencia, que se llamó la Concordia de Segovia,
decidió que Isabel sería la reina de Castilla y que
ostentaría todos los poderes del reino, en especial todos los
nombramientos civiles, militares y eclesiásticos, y todo lo
relativo a las finanzas. Su marido sería reconocido como rey de
Castilla "mientras ella viviere".
Fernando amenazó con volverse a Aragón, pero Isabel "con caricias e buenas razones",
según los historiadores, supo disuadirlo empleando los mismos
argumentos dinásticos que había empleado él: le
hizo ver que, como hasta el momento sólo habían tenido
una hija, Isabel,
Aragón se quedaría sin heredero si no "permanecían
juntos" el tiempo suficiente. Además le prometió que, en
adelante, nada se decidiría sin el acuerdo común. Como
muestra de buena voluntad le ofreció el que en lo sucesivo
sería el emblema de la pareja: Tanto
monta, monta tanto, Isabel como Fernando, ideado por Antonio de
Nebrija, que afirmó haberlo extraído de un libro de Hechos y dichos de Alejandro Magno.
Además Fernando quedaría como jefe militar en las
campañas bélicas.
Fernando terminó aceptando, con lo que añadió
el título de rey de Castilla (Fernando
V) al que ya tenía de rey de Sicilia. Probablemente
comprendió que Isabel, sin dejar que ello le ofuscara el buen
juicio, estaba profundamente enamorada de él, y que ello le daba
muchas posibilidades. En su correspondencia, Isabel se dirigía a
él como "el rey, mi
señor", en sus objetos personales mandaba grabar las
iniciales "F. I.", y ella
misma las bordaba en todas sus ropas.
Isabel I, armada como un caballero, recorrió diversas
ciudades en demanda de tropas y fondos, gesto que le valió un
aborto y también una gran afluencia de nuevos partidarios, con
los que Fernando IV formó un buen ejército.
El rey Juan II de Aragón ratificó la cesión a
Francia de los condados de Rosellón y Cerdaña, que el rey
Luis XI había
ocupado años atrás aprovechando la guerra civil, pero
sobre la que no había nada escrito.
El rey Matías I de Hungría se casó con Beatriz, hija del rey Fernando I de
Nápoles.
El duque de Borgoña, Carlos el Temerario, se encontraba cada
vez más aislado, pero finalmente logró que el rey Eduardo
IV de Inglaterra aceptara devolverle el favor que le había hecho
al restaurarlo en el trono cuatro años atrás. En junio, el rey inglés reunió
en Calais un ejército de treinta mil hombres, pero el duque
estaba asediando Neuss, una
plaza fuerte de Colonia defendida por los suizos, y, nuevamente se
negó a abandonar el asedio para reunir su ejército con el
de los ingleses. Quien sí que acudió en agosto con el suyo fue Luis XI de Francia,
y Eduardo IV, que ya había acudido a Francia con reservas,
prefirió pactar con Luis XI en lugar de combatir sólo en
beneficio del duque de Borgoña. En el tratado de Picquigny, Luis XI no dudó en
entregar una gran suma de dinero a Eduardo IV y a prometerle una
pensión anual con tal de que el aislamiento de Carlos el
Temerario fuera total. Por su parte, Eduardo IV renunció al
derecho a la corona francesa que se atribuían los monarcas
ingleses desde el inicio de la guerra de los Cien Años. El paso
siguiente de Luis XI fue lograr que la banca Médicis
negara todo crédito al duque de Borgoña.
El Papa Sixto IV llamó a Roma al astrónomo Johann
Müller, a quien deseaba confiarle una reforma del calendario.
Müller fue nombrado obispo de Ratisbona e impartió
lecciones de astronomía en Roma. Como su apellido sonába
demasiado exótico a los oídos italianos, se hizo llamar Regiomontanus, porque había
nacido en Königsberg (que en alemán significa
"montaña real"). Por ello es más conocido en la historia
como Regiomontano.
Había escrito un tratado de trigonometría plana y
esférica titulado De
triangulis omnimodis, así como un comentario a la
traducción del Almagesto de su maestro Peuerbach, titulado Epítome. Fue él quien
acuñó el término seno
en trigonometría, aunque le dio un sentido distinto del actual.
Con sus obras se difundieron por Europa los conocimientos de
trigonometría de los matemáticos musulmanes. Sin embargo,
Regiomontano no pudo hacer mucho en Roma, ya que murió de peste
al año siguiente, en 1476.
El 2 de marzo los suizos atacaron
por
sorpresa a las tropas borgoñonas en Grandson. El duque Carlos el
Temerario logró
escapar gracias al tesoro que llevaba en su bagaje, sobre el que se
lanzaron sus enemigos mientras huía. Reconstruido su
ejército, puso sitio a Morat,
pero los suizos lo acorralaron y aniquilaron a unos diez mil hombres.
Mientras tanto, Luis XI obligó al duque Luis de Orleans, que
tenía entonces once años, a casarse con su hija Juana, de doce.
También en marzo, el
ejército isabelino derrotó en Toro al de Alfonso V de
Portugal. Mientras Fernando V luchaba al frente de sus tropas contra
los portugueses, Isabel I permaneció en la retaguarda rezando de
rodillas las once horas que duró la batalla, de modo que el
mérito de la victoria hay que repartirlo equitativamente entre
ambos cónyuges. Alfonso V fue derribado de su caballo y estuvo a
punto de caer prisionero, pero su hijo Juan se interpuso entre su padre
y los castellanos e hizo subir a aquél a la grupa de su caballo.
Isabel I, aludiendo a que el gallo era el símbolo de la
monarquía portuguesa, dijo: "Si
el pollo no se hubiera mezclado, habríamos atrapado al gallo".
Una parte de la nobleza castellana no intervino en la batalla, sino que
observó los acontecimientos desde unas lomas cercanas
reflexionando sobre quién era la reina legítima. Poco
después de que terminara el combate comprendieron que era Isabel
I y se unieron a ella. Entre los vencidos estaba el marqués de
Villena, Diego
López Pacheco, que conservó su título, aunque
todas sus propiedades pasaron a la Corona.
Durante los últimos años, los armadores castellanos se
habían abstenido de interferir en las actividades portuguesas en
la costa Africana, pues ello hubiera supuesto una declaración de
guerra, pero ahora que Castilla ya estaba en guerra contra Portugal, ya
no había nada que perder y sí mucho que ganar. Por ello,
paralelamente a la guerra en tierra, Castilla y Portugal libraron una
batalla en el mar por la supremacía en África. Portugal
había contratado los servicios de un pirata
francés llamado Guillermo
Casanove-Coullon, que supuestamente debía proteger la
costa portuguesa de un posible ataque castellano, pero que no
encontraba dificultades en compatibilizar este servicio con sus
negocios privados. Un día atacó frente a Segres a una
flotilla comercial genovesa que se dirigía a Flandes. En ella
viajaba un genovés de veinticinco años, dedicado al
comercio de la lana, que no tuvo más opción que nadar
herido hasta tierra firme cuando fue hundido el barco que lo
transportaba. Se llamaba Cristóforo
Colombo, aunque es más conocido por la versión
castellana de su nombre: Cristóbal
Colón. Fijó entonces su residencia en Lisboa,
donde se estableció como agente de la compañía
genovesa Centurione.
Las cortes de Madrigal
reformaron los estatutos de la Santa Hermandad, que se convirtió
en la Santa Hermandad Nueva,
dotada ahora de una administración central, la Diputación general,
localizada en Toledo, y unas fuerzas de a pie y de a caballo dirigidas
por Alfonso de Aragón,
hijo bastardo del rey Juan II de Aragón (y, por consiguiente,
hermanastro del rey Fernando V de Castilla).
El rey Juan II de Aragón se entrevistó en Vitoria con
sus hijos Fernando y Leonor para acordar una tregua en la guerra civil
entre beaumonteses, partidarios de Leonor, y agramonteses, partidarios
de Juan II. Se llegó a un acuerdo, pero se rompió poco
después. Un hijo de Leonor, llamado Juan, se casó con
María, hermana del duque Luis de Orleans.
Tras la victoria de Vaslui, Vlad el Empalador había regresado
triunfante a Valaquia, donde recuperó el gobierno; pero el 11 de noviembre fue sorprendido por los
turcos cuando lo acompañaba únicamente una escolta de
doscientos hombres. Sólo diez de ellos sobrevivieron para contar
cómo los turcos decapitaron a Vlad. Su cabeza fue llevada a
Estambul y allí fue exhibida públicamente. Valaquia
quedó en manos de Besarab. Vlad Tepes, o Vlad Draculea, fue
recordado con una mezcla de admiración por sus victorias contra
los turcos y de espanto por sus técnicas drásticas y
sanguinarias. Con el tiempo prevaleció esta última
faceta, y se fue tejiendo a su alrededor una leyenda que acabó
convirtiéndolo en el famoso conde
Drácula, el vampiro, la pesadilla de Transilvania.
El mismo día que Vlad el Empalador, murió Rodrigo
Manrique, el condestable de Castilla. Se le
atribuye una reducida colección de poesías populares.
Dejó un hijo, Jorge Manrique,
que tenía entonces treinta y séis años, y que es
autor
también de varios poemas,
todos los cuales encajan en el estilo tradicional de la época
excepto
uno, precisamente el que compuso a raíz de la muerte de su
padre. Son
sus famosas Coplas a la muerte del
maestre don Rodrigo, o Coplas
por la muerte de su padre. En fondo y forma tienen como
antecedente las Coplas para don
Diego Arias de Ávila, de su tío, Diego
Gómez Manrique, lo cual no les resta originalidad e
inspiración. Las coplas de Jorge
Manrique pueden considerarse la culminación de la poesía
medieval castellana. Su fama fue inmediata y ha
perdurado hasta la actualidad, por lo que, en cierto sentido, por su
vigencia, pueden considerarse también el primer poema castellano
"moderno".
Un poeta italiano llamado Matteo
Maria Boiardo publicó su Amorum libri tres (Tres libros de
amores), un cancionero que contiene ciento ochenta poemas escritos
siguiendo los esquemas petrarquistas. Empezó entonces a escribir
su Orlando innamorato, un
poema caballeresco inspirado en los cantares de gesta.
Verrocchio terminó un David
en bronce que le dio mucha fama. Fue concebido como una "nueva
versión" del David de su maestro, Donatello.
El pintor flamenco más destacado del momento era Hugo van der Goes, que en su taller
de Gante terminaba ahora el tríptico
del Nacimiento, también conocido como tríptico Portinari, porque fue un encargo
del comerciante florentino Tommaso
Portinari, agente de los Médicis en Brujas. Está
considerado como una de las pinturas supremas del siglo, en la que el
realismo que caracterizó a la pintura flamenca desde la
época de van Eyck alcanza cotas insuperadas. Poco después
el pintor abandonó su taller para ingresar en un convendo
agustino próximo a Bruselas, donde se le permitió seguir
ejercitando su arte.
El 20 de diciembre murió
asesinado Galeazzo María Sforza, el duque de Milán, a
manos de tres jóvenes partidarios de la república. Fue
sucedido por su hijo de siete años Juan Galeazzo Sforza, bajo la
regencia de su madre, Bona de Saboya, la cual buscó el apoyo de
su cuñado, Ludovico Sforza,
conocido como Ludovico el Moro.
A pesar de que las recientes derrotas que había sufrido
Carlos el Temerario habían mermado fatalmente su
ejército, en enero de 1477
asedió la ciudad de Nancy,
en Lorena, y murió el 5 de enero
en combate contra el duque Renato II de Lorena. Fue sucedido por su
hija María, que iba a cumplir los veinte años.
Entre los consejeros del rey Luis XI de Francia se encontraba Philippe de Commynes, que
había servido a los duques de Borgoña hasta hacía
entonces cinco años, cuando decidió huir a Francia.
Commynes aconsejó a Luis XI que casara al Delfín Carlos, de seis años, con la
duquesa, para que éste incorporara Borgoña a Francia en
el futuro; sin embargo, el rey prefirió encargarse él
mismo del asunto: invadió el territorio borgoñón
por varios frentes.
En el norte fue donde encontró la mayor resistencia: las
ciudades de los Países Bajos no tenían ningún
interés en ser absorbidas por Francia, y María, para
evitar una revuelta en un momento tan crítico, no tuvo
más remedio que concederles el Gran
Privilegio, firmado el 11 de febrero,
por el que abolía las instituciones centrales que había
creado su padre para unificar políticamente sus dominios. Sin
embargo, en el sur, Luis XI no tuvo dificultades en dominar el ducado
de Borgoña y el Franco Condado. Sólo entonces propuso a
María el matrimonio con el Delfín, pero fue demasiado
tarde. Para dominar los Países Bajos, Luis XI había
entrado en negociaciones con el emperador Federico III, al que le
había propuesto un reparto: los condados de Holanda y Zelanda
para él y el resto para Fracia. Sin embargo, el emperador vio
una forma de quedarse con todo, que fue ofrecer a María la mano
de su hijo Maximiliano. Él mismo había rechazado esa
posibilidad tres años atrás, pero ahora, muerto el duque,
las perspectivas eran muy diferentes. La duquesa, deseando a toda costa
escapar de las garras de Luis XI y viéndose incapaz de lograrlo
por sí misma, aceptó. La boda se celebró el 22 de mayo, y Maximiliano se
encargó de dirigir la resistencia borgoñona a la
invasión francesa.
Para ganarse la confianza de María de Borgoña,
Federico III se preocupó de mejorar la imagen de su familia, y
empezó por cambiarle el nombre: en virtud de los acuerdos
firmados con los suizos, los Habsburgo habían renunciado a sus
derechos sobre el condado de Habsburgo, por lo que el nombre familiar
señalaba una deshonra nada favorecedora. Puesto que el
territorio principal que poseían ahora los Habsburgo (casi el
único) era el ducado de Austria, Federico III decidió que
su familia sería en lo sucesivo la Casa de Austria. Además
diseñó una ingeniosa divisa, resumida en las siglas A.E.I.O.U, que abreviaban tanto al
latín
Austriae Est
Imperare Orbi Uniuerso,
como al alemán
Alles
Erdreich Ist Osterreich Unterthan,
que vienen a decir ambas que al Austria le corresponde gobernar el
mundo, palabras que, ciertamente, resultaron proféticas, si bien
en este momento no pueden ser consideradas sino pura
fanfarronería.
Ese año murió el conde Juan II de La Marche y
Vendôme, que fue sucedido por su hijo de siete años Francisco I.