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La isla de Puerto Rico es de
origen volcánico
Trabajo revisado por:
Profesora Maria del Pilar Lozada
[ver placa]
Su
nacimiento, iniciado hace más de 150 millones de años, tomó lugar en el
período cretácico, durante la era mesozoica. Nuestro territorio, formaría
parte de la también joven placa del Caribe, una de las placas tectónicas que
conforman la corteza terrestre.
Inicialmente, el choque de la placa del
Caribe con la placa de Norteamérica causó la formación de volcanes
submarinos. Éstos depositaron lava durante varios millones de años, hasta
que la lava endurecida sobrepasó el nivel del mar. Posteriormente, violentas
erupciones volcánicas, terremotos y múltiples inundaciones marinas le dieron
forma a la nueva isla.
Al pasar los siglos, la lluvia, las mareas
y el viento desgastaron la roca volcánica. Así, se formaron tierras más
llanas alrededor de las montañas rocosas. Luego, el paso de los ríos recién
formados depositaron sedimentos volcánicos en las costas, dándole origen a
las primeras playas. Poco a poco, se formaron capas de suelo en las montañas
y comenzó el crecimiento de nueva vegetación tropical.
Entre 38 y 24 millones de años atrás,
nuevos movimientos de las placas levantaron la isla cientos de metros sobre
el nivel del mar, aumentando así la altura de las montañas. Estos
movimientos también levantaron parte del fondo marino, lo que creó nuevos
terrenos calizos alrededor de las costas. En las calizas norteñas, los ríos
tallaron enormes sistemas de cavernas, compuestos por túneles, bóvedas y
cuevas. Aunque los cambios en el terreno y el clima
causaron la extinción de la fauna y la flora originales, con el tiempo
nuevas especies de algas, peces y reptiles poblaron la isla y sus
alrededores. Luego, llegaron aves y pequeños mamíferos que poblaron las
islas del territorio de Puerto Rico.
El archipiélago de Puerto Rico
Según los geólogos, las islas que rodean a
la isla grande eran, en el pasado, parte de ésta. Sin embargo, estas islitas
quedaron separadas de la isla principal por causa de movimientos en la
corteza terrestre.
Incluye al noreste de Puerto Rico, la Cordillera,
integrada por los islotes de las Cucarachas, los Farallones y los cayos
Icacos, Ratones, Lobos, la Blanquilla y Diablos, así como las islas
Palominos y Palominitos. Al este encontramos la isla Piñeros y los cayos
Piñerito y Cabeza de Perro. Al sur están los cayos Caribes, Puerca, de
Pájaros, Morrillo, Ratones, Caracoles, Berbería, Fríos, Río, Palomas,
Parguera, María Larga, Caña Gorda, Don Luis, Terremoto, Enrique y otros. Al
norte están, por sólo mencionar algunos, los cayos Negritos, Tres Hermanas,
las isletas de Garza y la isla de las Palomas. Rodeando a Culebra se
encuentran, entre otros, los cayos Lobo, Yerba, Ratón del Agua, de Luis
Peña, Norte, Ballena, Tiburón, Geniquí, Sombrerito y Botella y las islas
Culebrita y Pelá. Alrededor de Vieques están los cayos Real, de Tierra,
Chiva, Jalova y otros.
Las islas municipio de Vieques y Culebra,
por ejemplo, también son de origen volcánico. Los estudios geológicos
demuestran que éstas son realmente extensiones de cadenas montañosas de la
isla grande, que se sumergen en la costa y emergen nuevamente en forma de
islas. En el caso de Vieques, sabemos que es parte de una gran masa de
granito conocida como el Batolito de San Lorenzo, ubicada entre San Lorenzo,
Las Piedras y Humacao. Culebra, por su parte, es una extensión de nuestra
Cordillera Central.
Al otro lado de la Isla, en el noroeste de
Puerto Rico, una sierra conocida como la Cadena de San Francisco se sumerge
en las costas de Añasco y Rincón, y luego emerge a unas millas de distancia
como la isla de Desecheo. En la costa sur, la isla de Caja de Muertos surgió
hace millones de años a partir del levantamiento de un bloque de la corteza
terrestre.
Sin embargo, a diferencia de sus hermanas
volcánicas, las islas de Mona y Monito son de origen sedimentario. Éstas se
componen del antiguo suelo marino o roca caliza, que emergió del fondo del
mar millones de años atrás.
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La
primera "Historia de Puerto Rico" fue escrita por "Fray Iñigo Abbd y
Lasierra". El libro se tituló "Historia Geográfica, Civil y Política
de Puerto Rico" y fue publicado en Madrid en 1788.
La isla de San Juan de
Puerto Rico, fue descubierta en 1493 por Cristóbal Colón
(Cristóforo Colombo) en su segundo viaje.
Hasta entonces, la isla estaba habitada por los indios Taínos. Según
algunos historiadores, los Taínos pensaron que Colón y sus
acompañantes eran "divinidades" supuestamente debido al color de
piel y el tamaño de sus embarcaciones. Como gesto de hospitalidad,
los Taínos les obsequiaron con regalos de oro y Colón descubrió así
la riqueza de la isla. Según se indica en los libros de la época, el
lugar donde construyeron su puerto entoces, fué bautizado como
Puerto Rico. Los indios Taínos sin embargo llamaban a la isla Borukén,
lo cual de acuerdo a los datos de la época, significaría "tierra de
cangrejos ó tierra de buruquenas, la cual evolucionó luego a
Borikén y luego a
Borinquen. Es por esto que a Puerto
Rico se le conoce como Borinquen,
y a los Puertorriqueños como Boricuas.
Un dato curiosos es que debido a un escrito, el autor propuso que
Borikén
debería significar "tierra de los valientes", pero hay variaciones
de este nombre, algunos dicen que significa "tierra del gran señor",
otros proponen "tierra del altísimo" y otros aún proponen "tierra de
los bravos"... Existen varias publicaciones que clarifican el
mito del significado de Borikén. Pero este no ha sido el
único asunto sobre el nombre de esta isla. Los españoles le
cambiaron el nombre de Borikén a San Juan Bautista y a la
capital le llamaron Ciudad de Puerto Rico. Con los años,
Ciudad de Puerto Rico pasó a ser San Juan, y San Juan Bautista pasó
a ser Puerto Rico. Sin embargo, después de la ocupación
estadounidense, este nombre fue cambiado nuevamente por varios años
a Porto Rico, para luego ser oficializado como Puerto Rico."
Muy pronto los españoles lograron que los Taínos trabajaran para sus
propósitos. Los Taínos fueron sometidos fácilmente. Los españoles
controlaban a los indios ya que los tainos creían que estos
españoles podían resucitar de la muerte, según la historia de
Jesucristo que les contaron los mismos españoles. Pero para
confirmarlo, secuestraron a un soldado llamado "Salcedo" y lo
sumergieron en el Río Grande de Añasco para ahogarlo, esperando su
resurrección por tres días. Una vez corrobaron su muerte, los
caciques de la isla, decidieron declararles la guerra a los que los
abusaban. Sin embargo, la superioridad de las armas de los españoles
pronto detuvo la rebelión indígena. Al no poder esclavizar a los
Taínos y debido a la escasez de mano de obra, los españoles trajeron
a Puerto Rico africanos negros como esclavos. Estos en su mayoría se
ubicaron en la zona noreste entre Santurce y Río Grande, y en el
sur, en pueblos como Guayama y Ponce.
Con el
tiempo, los españoles criollos comenzaron a tomar por esposas a las
restantes Taínas y comenzó la mezcla de razas. No existen datos
sobre la mezcla de Tainos y negros. Mas tarde se integró la raza
negra a la resultante mezcla entre españoles e indios. Es por esta
mezcla de razas que algunos puertorriqueños de la era moderna
describen a Puerto Rico como un país de
tres razas o tri-gueños.
Esta mezcla de razas abunda en el Caribe. Sin embargo, en general
los puertorriqueños son una mezcla surgida de Españoles,
Franceses-Corsos, Taínos y Africanos. Los apellidos de los
Franceses-Corsos abundan en la zona sur-oeste de la isla.
Históricamente
se acepta que
los primeros habitantes de Borikén (nombre indígena de la isla), fueron los indios Taínos, una tribu
descendiente de los indios Arawak de Venezuela. El idioma escrito del
Taíno era en forma de petroglificos o símbolos que se tallaban en piedra
y su idioma era Arawak. Su sociedad era comunal y la polígamia era común, estos ya habitaban la isla desde el segundo
siglo antes de la era cristiana. Según nuestros historiadores estos
provinieron de (Suramérica) las costas de Venezuela, a través de las Antillas Menores. Hay
otros historiadores que piensan que estos llegaron de la península de la
Florida, en (Norteamérica) o de la de Yucatán, en (Centroamérica).
En
aquellas comunidades tribales, que no se conocían la agricultura ni el arte
de la cerámica, estos indígenas debieron viajar en rústicas balsas de
troncos por razones que hoy se desconocen. Todo parece indicar que
prefirieron las zonas costeras para establecer sus pequeñas comunidades con
sus (bateyes). Los pocos restos arqueológicos que de ellos se han localizado
en Puerto Rico, están Utuado, (parque ceremonial Tibes) en Loíza y en
Vieques. Estos indígenas dependían para su subsistencia del recogido de
frutos silvestres, de la pesca en ríos y mares y de la cacería menor,
especialmente, de los pocos mamíferos y de la amplia diversidad de reptiles
y aves que habitaban la isla de Borikén
Casi
toda su cultura y religiosidad son prácticamente desconocidos. Se sabe que
tenían algún tipo particular de creencia religiosa. Esto se puede deducir ya
que se han encontrado depóstitos funerarios ligados a la tradición arcaica
que demuestran que preparaban sus cadáveres y los enterraban en cavernas en
posición extendida. Todo ello demuestra la existencia de un ritual mortuorio
complejo. Asociados a los restos se han encontrado navajas de pedernal y
caracol y morteros de piedra que debieron ser utensilios de uso diario de
estas comunidades.
Todo
tiende a indicar que que desde el primer o segundo siglo después de la era
cristiana, la isla sintió el arribo de una nueva comunidad indígena: los
arauacos. Éstos habían partido del norte de la América del Sur presionados
por otras comunidades continentales. Dominaban unas técnicas más complejas
que los arcaicos como, la navegación en canoas, la agricultura y la
elaboración de la cerámica, entre otras. A aquella economía centrada en la
agricultura le correspondía un ordenamiento social y cultural distinto del
de los arcaicos.
Otras
comunidades arauacas en general podían sostener poblaciones más numerosas y
estructuras de poder político más complejas. Los arauacos insulares
aprendieron a combinar los recursos que les ofrecía una agricultura centrada
en tubérculos como la yuca y sus derivados y otros vegetales, con la cacería,
la pesca y la recolección de frutos tropicales. Todo tiende a indicar que,
desde su asentamiento en la isla, manifestaron unas prácticas culturales y
rituales distintivas.
Relativamente
en general para los arauacos la mujer significó mucho por su capacidad
reproductiva. El hecho de que ella fuese el agente concreto para perpetuar
la comunidad, influyó decisivamente en el tipo de tareas que la misma
desempeñaba en el orden social y en el diseño del poder comunal. También el
juego de pelota conocido como batú o batey posteriormente, el culto al cemí
o ídolo de tres puntas para fines agrarios, los enterramientos tanto en
cavernas como en descampado con los cadáveres en posición fetal o en
cuclillas, fueron elementos comunes a los arauacos insulares desde el 100 d.C.
hasta el 1550.
Asimismo esto no significa que las
comunidades arauacas de todo ese largo período de tiempo fueran totalmente
uniformes. Los investigadores han podido distinguir al menos tres distintas
fases de desarrollo de los arauacos en Puerto Rico. En primer lugar, la fase
de los saladoides, que fueron los que arribaron a la isla en el 100-200 d.
C. Se han ubicado restos de los mismos también en Loíza y Vieques. Éstos se
distinguieron por su asombroso dominio de la cerámica adornada con diseños
geométricos y variados colores. En segundo lugar, la fase ostionoide cuya
fecha media es el 500 d. C. y cuyos restos se han descubierto en Cabo Rojo,
Luquillo y Hormigueros. Aunque algunos expertos creen que se trata de otra
inmigración de América del Sur, otros alegan que no son sino una adaptación
de la mezcla biológica y cultural de los arcaicos y los saladoides. En vista
de esto se les conoce también como pre-taínos y se les interpreta como la
primera comunidad indígena autóctona. Se sabe que tenían mejores técnicas
agrarias que sus antecesores y que su cerámica, aunque no era tan refinada
como la saladoide, se distinguía por la ausencia de colores y el predominio
de los diseños de rostros semi-humanos y de animales en las asas de sus
vasijas.
Gracias
a que la fase taína, ya había madurado hacia el año 1000 d. C. es la mejor
conocida del pasado indígena insular y de la que guardamos mayor información.
Después de todo, ellos fueron testigos y víctimas de la conquista española y
sus restos arqueológicos han sido identificados y estudiados desde hace más
de 150 años en Puerto Rico. En gran medida los taínos representan una
síntesis de nuestro pasado indígena.
Los yacimientos más notables de esta fase se hallan en Villa Taína en Cabo
Rojo, Santa Elena en Toa Baja y Capá en Utuado, zona esta última donde se
encuentra el centro ceremonial de Caguana. Los taínos en general se
caracterizaron por su eficiente agricultura, por lo que podían sostener
poblaciones más numerosas, y su capacidad para elaborar todo tipo de objetos
en piedra pulida. Son famosos sus codos, sus cinturones, sus cemíes (ídolos),
sus dujos (asientos) y sus monolitos de profundo significado mágico.
Alrededor
de su complejo orden social se centraban los caciques o cacicas. Estos
estaban al mando de la tribu, y por lo tanto, disfrutaban de una mejor
vivienda, conocida como el caney, y de ciertos privilegios. Los nitaínos, o
nobles, eran auxiliares de los caciques. Los behiques, o shamanes, estaban
encargados de la magia y las curaciones, y a la masa del poblado que
desempeñaba los trabajos más dificultosos, se le conocía como naborias. Esta
estratificación sorprendió a los primeros europeos que pusieron pie en las
islas entre 1492 y 1493. Su religiosidad natural y su explicación de los
misterios vitales, todo ello recogido por el fraile Román Pané en la
Española desde 1494, demuestra que aquellos indígenas tenían respuestas para
la mayor parte de las preguntas fundamentales de cualquier ser humano.
Redunda
la influencia de los taínos en la configuración de la imagen de "lo
puertorriqueño" y esto ha sido notable en varios aspectos. En el mundo del
lenguaje, especialmente en la nominación de lugares y espacios, es obvia.
Más de 500 palabras del español de Puerto Rico tienen origen arauco insular.
A pesar de que no es tan notable, su influjo étnico y en el orden de la vida
cotidiana del puertorriqueño es patente. En el ámbito alimentario (yuca,
yautía, ají) y en el mobiliario (hamaca), también radican claves para
estudiar nuestras características culturales.
Como
un asunto no resuelto del pasado indígena sigue siendo la cuestión de la
cultura caribe insular. Los investigadores discrepan en cuanto a si los
mismos son parientes de los arauacos, o si se trata de una comunidad distinta
y agresiva. Las descripciones que se recogen de los caribes representan unas
agrupaciones humanas étnica y culturalmente distintas de los taínos, hecho
que no niega la posibilidad del parentesco.
Indican
los documentos de los conquistadores, que la convivencia de taínos y caribes
antes de la presencia europea acarreó conflictos. Los mismos revelan que,
después de la conquista, caribes y taínos se unieron para batallar contra el
invasor europeo. Es posible que la presencia caribe comenzara a ser notable
en la costa este de Puerto Rico desde el 1450 y que ya para fines del siglo
15 hubieran tocado la isla de Vieques y la región de Naguabo. Su importancia
es más que evidente. Al fin y al cabo, este mar agresivo, el Caribe, que
tanto trabajo tomó conquistar a los europeos, lleva hasta el presente su
nombre.
Asi
mismo de una manera o de otra, todos estas comunidades están en el cimiento
de la memoria colectiva del pueblo puertorriqueño. No podemos hablar de la
historia de Puerto Rico sin pensar en aquellos lejanos parientes que estaban
aquí desde mucho antes de la llegada de los primeros europeos en 1493.
Desde el 200 a.C. y hasta
alrededor del 600 d.C., los habitantes de Puerto Rico desarrollaron el
arte de la alfarería y practicaron la agricultura. Los arqueólogos
consideran que estos rasgos son fruto de una segunda ola de inmigración
amerindia procedente de la costa norte de Sudamérica (zona baja del valle
de Orinoco y de los Guayanas). Estos nuevos invasores, agricultores y
ceramistas, pertenecían a la familia arauaca de la región del Orinoco. Los arauaco fueron muy bien descritos por Sir Walter Raleigh y poseían
una cultura más compleja que los arcaicos.
Los indios del complejo cultural
arauco son clasificados por los estudiosos en varias fases: la más antigua
es la llamada saladoide (procede del yacimiento arqueológico de
Salado, en las costas de Venezuela) o ignerí (nombre que
probablemente derive de su conocimiento del fuego). En lo que respecta a
Puerto Rico, sobresale el yacimiento de Hacienda Grande, en Loíza, donde
se han encontrado restos de vasijas para granos, ollas incisas con líneas
entrecruzadas, envases para ingerir bebidas y piedras semipreciosas para
el adorno personal (ágata, amatista, cornalina). Los saladoides son
considerados como unos de los mejores ceramistas de las Antillas (en su
técnica de cerámica practicaban las incisiones en el barro y coloreaban
vasijas en blanco sobre rojo). El estudio de los yacimientos de Tecla, en
Guayanillas, y la Hueca y Sorcé, en Vieques, han venido a aportar nuevos
datos al esquema explicativo de las culturas amerindias de Puerto Rico.
Hacia el 600 d.C. sufrieron una transformación: su cerámica cambió de
formas y dejó de estar pintada. Los ostionoides, nuevo nombre con
el que se designa a los habitantes de las Antillas, fueron estudiados en
el yacimiento de Punta Ostiones, en Cabo Rojo (Puerto Rico). En esa época
aparecen por primera vez los bateyes y las plazas para el juego de pelota,
y se introduce el maíz.
De las fases de la ocupación
humana de Puerto Rico, antes de la llegada de Colón, la que mejor se
conoce es la última, denominada taína. Los taínos pertenecen a la
cultura arauaca, que emigró de Sudamérica hace unos 3.000 años siguiendo
la ruta de las Antillas menores. La tesis de la emigración de Sudamérica
se sostiene, entre otras muchas cosas, por los hallazgos de petroglifos
representando monos, animal que nunca vivió en Puerto Rico. Los taínos (palabra
que en lengua arauaca hace referencia a los "buenos", "los selectos", "los
nobles") se expandieron por todo el arco antillano desde las riberas del
Orinoco, pasando después por Puerto Rico, la Española y, finalmente, Cuba.
Hacia finales del siglo XV la cultura taína primaba en las Antillas
Mayores. Su idioma, que se habla aún en el norte de Brasil, es
genéricamente aruaco y ha aportado gran número de palabras al español (´huracán´,
´tabaco´, ´maíz´, ´cacique´, ´hamaca´, etc.). Los taínos eran agricultores,
pescadores, buenos ceramistas y audaces navegantes, y vivían en poblados
cerca de los ríos y las costas, a los que llamaban yucayeques. En
tiempos del Descubrimiento había 18 yucayeques, cada una bajo la autoridad
de un cacique, que en total eran 18 y un cacique general (bohíque)
para todas las islas que hacia las funciones de sacerdote y médico. La
sociedad taína de Puerto Rico era llamada por los naturales Borinquén,
y su población aproximada oscilaba entre los 30.000 y 40.000 habitantes.
Los taínos cultivaban maíz, tabaco, algodón, palos de achiote, yautía y
matas de ají. Probablemente, los hombres se dedicaban a la caza y la pesca
y las mujeres a la arquitectura y la hilatura del algodón. Andaban
desnudos y se embadurnaban la piel con aceites naturales para protegerse
de las picaduras de los insectos. Los personajes de mayor jerarquía
utilizaban adornos de oro.
Un mapa de las 17 Tribus
Taínas y sus Jefes Principales en el año 1493
Su organización sociopolítica
estaba constituida, en primer lugar, por el cacique y los nitaynos
(ancianos y guerreros); en segundo lugar, por los bohíques (sacerdotes), y
en tercer lugar por los naborías (trabajadores carentes de derechos),
que estaban sujetos a obligaciones de servicio y llevaban a cabo las
tareas más pesadas. Bajo el dominio de los españoles, los servicios de los
naborías eran transferidos a los encomenderos. Los taínos eran exógamos,
ya que se casaban con personas que no fueran sus parientes, y celebraran areitos o bailes de carácter ritual en los que dramatizaban su
mitología y tradición oral. Adoraban dioses representados en cemies
de piedra en forma de trigonolitos. Su Dios principal era Yukiyú o Yocahú, que significa "Espíritu de la Yuca". Una de las deidades
furiosas y dañinas era Juracán, vocablo de que derivó la palabra
castellana ´huracán´ para denominar las tormentas destructivas del Caribe.
Sobre los juegos de la bola o del batey, Fray Bartolomé de las
Casas dice: "Poníanse veinte o treinta de cada parte... echaba uno de
las de un puesto la pelota a los de otro y rebatíala el que hallaba más a
mano". "La pelota llamaban en su lengua batey, la letra e
lengua, y al juego también al mismo lugar, batey nombraban" (extraído
del libro de Fray Bartolomé Apologética Historia de los Indios). Los bohiques o sacerdotes dirigían el ritual religioso e intervenían en la
curación de enfermos y en la educación de las nuevas generaciones. Siglos
antes de la llegada de los españoles a la isla, indios caribe, que
ocupaban el archipiélago de las Antillas Menores, comenzaron a atacar la
población taína de Puerto Rico.
Vea información completa sobre los Indios Taínos
Vea el Libro de
Historia de Puerto Rico
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