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En 1380 murió Bertrand Du
Guesclin, mientras trataba de arrebatar Châteauneuf-de-Randon a las
Grandes Compañías. Poco después moría el
rey Carlos V de Francia, sucedido por su hijo Carlos VI, que, a causa de su corta
edad (once años), fue conocido como Carlos el Bienamado. Carlos V
había contado con un excelente equipo de consejeros, y
había dispuesto que éstos asumieran la regencia, pero los
tíos del joven rey se las arreglaron para hacerse cargo del
reino. Eran el duque Luis I de Anjou, el duque Juan
de Berry, Felipe II el Atrevido, duque de Borgoña y, por parte
de su madre, el duque Luis I de Borbón. Los cuatro estaban ávidos de poder, y el Papa de Aviñón, Clemente VII, decidió usar al primero de ellos para sus propios intereses, que no eran sino expulsar de Roma a su rival, Urbano VI, y tomar el control de los Estados Pontificios. Para ello aprovechó que la reina Juana de Nápoles desconfiaba de su heredero, el conde Carlos de Gravina, y que, por otra parte, Luis I de Anjou (al igual que sus hermanos) era bisnieto de Margarita, la esposa de Carlos I de Valois e hija del rey Carlos II de Nápoles. Este parentesco lo dejaba por detrás de Carlos de Gravina en la sucesión de Nápoles, pero la jugada de Clemente VII fue convencer a Juana de que adoptara a Luis I. Con el beneplácito del Papa, esto lo convertía en heredero directo. A cambio de este trapicheo, Luis I aceptó marchar a Italia a conquistar los Estados Pontificios en nombre del verdadero Papa. Evidentemente, en cuanto Carlos de Gravina se enteró de la
maquinación de Clemente VII, adquirió la más
fervorosa convicción de que Urbano VI era el verdadero Papa, y
llegó a un acuerdo con él. En junio,
Urbano VI excomulgó a la reina Juana y nombró heredero a
Carlos. Las ambiciones en Italia de Luis I lo apartaron de la
política francesa. El duque Juan de Berry también
permaneció al margen, pues prefirió retirarse a sus
posesiones en Occitania, donde se hizo famoso por sus extorsiones y
malversaciones que le permitieron amasar una gran fortuna en los
años siguientes. Así pues, sólo quedaron como
regentes de Carlos VI los duques de Borbón y de Borgoña.
Felipe II concertó el matrimonio entre su sobrino e Isabel de Baviera, hija del duque
Esteban III. Mientras la burguesía flamenca continuaba alzada en armas
contra el conde Luis II, en Inglaterra fueron los campesinos y los
artesanos quienes se rebelaron contra la nobleza. Las causas de la
revuelta fueron esencialmente las mismas que habían
provocado en Francia el alzamiento de la jacquerie: la peste y la
guerra
habían dejado al campesinado en una situación
insostenible; en 1381 hubo una
recaudación de impuestos especialmente gravosa y, como
represalia a quienes no pagaban, hubo detenciones arbitrarias de
campesinos. En primavera estalló la revuelta en Essex y Kent. A
los campesinos y artesanos se unió una parte de la baja nobleza
y del clero. Los insurgentes se organizaron bajo la dirección de
Wat Tyler, un antiguo soldado,
originario de Kent. Quemaron castillos, atacaron a los jueces reales,
marcharon sobre Londres y el 13 de junio,
ayudados desde el interior, lograron entrar en la ciudad. Allí
quemaron varios edificios, entre ellos el Savoy, el suntuoso palacio de Juan
de Gante, el duque de Lancaster. El 14 de
junio el joven rey Ricardo II se entrevistó con Tyler y
aceptó sus exigencias (manumisión de los siervos,
revisión de los salarios, amnistía, etc.) Sin embargo,
los insurrectos tomaron la torre de Londres y allí asesinaron a Sudbury, el arzobispo de Canterbury,
así como a Robert Hales,
el tesorero del reino. El 15 de junio
Tyler volvió a reunirse con Ricardo II, pero fue asesinado por
sir William Walworth, el
alcalde de Londres, y por un escudero del rey. Sus seguidores,
desconcertados, se dispersaron, mientras la rebelión se
extendía de condado en condado. Sin embargo, el obispo de Norwich y varios capitanes reales
reunieron sus tropas y, antes de que terminara el mes, la
rebelión
estaba prácticamente sofocada. Aun así, desde entonces
los señores tuvieron que buscar soluciones más ingeniosas
a sus problemas, más allá de la explotación de sus
vasallos. El teólogo John Wycliffe había apoyado la revuelta de
los tyleristas con un panfleto titulado Servants and lords (Siervos y
señores). Con ello aumentó su popularidad, pero la corona
empezó a recelar de él. En julio, el conde Carlos de
Gravina entró en Nápoles, se hizo proclamar rey (Carlos III) y capturó a la
reina Juana I. El gurgrave de Nuremberg Federico V casó a su hijo Juan con Margarita, hermana del emperador
Venceslao IV. El emperador latino de Constantinopla, Jacobo de Baux, logró
arrebatar a Nápoles el principado de Acaya. Entonces puso la
vista en los ducados aragoneses de Atenas y Neopatria, al frente de los
cuales estaba el conde Luis Federico
de Salona. En Lituania murió el gran duque Kestutis, y fue sucedido por
su hermano Jagellon. Ese año, el rey de Aragón Pedro IV el Ceremonioso
llegó a la conclusión que quizá el proceso contra
Bernardo de Cabrera había sido un tanto
precipitado, por lo que rehabilitó su memoria e indemnizó
a sus descendientes. El cardenal Pedro Martínez de Luna, como legado del Papa de
Aviñón,
inició una serie de viajes por Europa en busca de apoyos. Su
primer
éxito lo obtuvo en Castilla, que ese año reconoció
a Clemente VII como
Papa en Salamanca. (No lo tuvo muy difícil: Clemente VII era el
Papa de Francia y Castilla era una firme aliada de Francia.) En
Aragón murió uno de los principales
partidarios
de Urbano VI: el conde Pedro de Prades. El condado de Prades lo
heredó
su primogénito, Juan,
mientras que su segundo hijo, Alfonso, el marqués de Villena,
recibió el ducado de Gandía.
El rey Pedro IV el
Ceremonioso pretendía mantenerse neutral
frente al cisma, pero su heredero Juan, influido por fray Vicente
Ferrer, se decantaba por Clemente VII,
lo que empeoró las ya tensas relaciones entre padre e hijo. Entre el personal al servicio de Juan se encontraba un
catalán llamado Bernat Metge,
que acabó entonces su Libre
de Fortuna e Prudència, un poema alegórico que
discute la providencia divina al más puro estilo medieval. Al
mismo tiempo, Francesc Eiximenis,
un franciscano que ocupaba una cátedra en Barcelona,
publicó el primer tomo de una enciclopedia titulada Lo chrestià (el cristiano). La flota castellana derrotó a la portuguesa en Saltes, y Fernando I pidió ayuda a Inglaterra, que envió una flota al mando de Edmundo de Langley, el duque de York. Sin embargo, en 1382 Fernando I tuvo que aceptar la paz de Elvas, en la que se acordó el matrimonio entre Beatriz y Enrique, el heredero de Juan I. Sin embargo, poco después murió Leonor de Aragón, la esposa de Juan I y, dado que Enrique tenía sólo tres años, mientras que Beatriz tendría sobre los quince, decidió modificar el tratado y convertirse él mismo, a sus veinticuatro años, en el prometido de Beatriz. Además el acuerdo establecía que si Fernando I moría sin descendencia masculina, Beatriz heredaría el trono Portugués, cláusula que satisfizo a la reina Leonor, pero tuvo que ser aceptada a regañadientes por Fernando I, pues suponía que Portugal iba a acabar anexionado a Castilla. El rey de Aragón terminó la llamada Crónica de Pedro IV el Ceremonioso, una historia desde su nacimiento hasta 1380. Entre sus colaboradores en la obra, el principal fue Bernat Descoll, aunque la redacción última parece ser obra del monarca. El duque Luis I de Anjou se apoderó de Provenza, y desde
allí embarcó hacia el reino de Nápoles para
liberar a la reina Juana I, pero el rey Carlos III la hizo estrangular
antes de que llegara su hijo adoptivo. El emperador latino de
Constantinopla, Jacobo de Baux, se
casó con Inés,
la hermana de la duquesa Juana de Durazzo y de Margarita, la esposa de
Carlos III. En Flandes continuaba la revuelta de la burguesía encabezada
por Filips van Artevelde. En mayo,
Filips van Artevelde, al frente de unos cinco mil hombres,
derrotó en el bosque de Beverhout,
cerca de Brujas, al ejército del conde Luis II. Éste
pidió ayuda a su yerno, Felipe el Audaz, el duque de
Borgoña, que acudió a Flandes con un ejército
francés. El 27 de noviembre
se enfrentó a los insurrectos en Rozebeke, donde, tras una dura
lucha, murió van Artevelde y los piqueros flamencos fueron
arrollados. Los franceses, que no habían olvidado la vergonzosa
derrota de Courtrai, buscaron la iglesia donde estaban depositadas las
espuelas de oro de los caballeros vencidos en esa batalla, la quemaron
y mataron a cuantos habitantes encontraron en la ciudad. El conde Luis
II heredó los condados de Borgoña y Artois al morir su
madre, la condesa Margarita I. La aristocracia florentina logró recuperar completamente el
control de la ciudad que había perdido con la revuelta de los
ciompi. El gobierno quedó en manos de Maso Albizzi, cuyo tío Piero había sido condenado a
muerte durante la revuelta. El kan Tuqtamis pasó factura a los rusos por su aventura en Kulikovo saqueando Moscú y Vladímir. De este modo, el intento de Rusia de liberarse del yugo mongol acabó en un fracaso. El rey Ricardo II de Inglaterra se casó con Ana de Bohemia, hermana del emperador Venceslao IV. John Wycliffe publicó su Trialogus, mientras en Londres se celebraron a lo largo del año tres sínodos en los que se condenó su doctrina. Pero el apoyo popular de Wycliffe era tal que en las conclusiones de los sínodos no apareció su nombre. Otra innovación del teólogo fue su traducción de la Biblia al inglés. La guerra de los Cien Años fue el golpe definitivo que acabó con el francés normando de Inglaterra. El inglés se había convertido ya en la lengua nacional inglesa a casi todos los niveles, si bien los siglos de convivencia con el francés le habían aportado una ingente cantidad de palabras latinas que en muchos casos coexistían con sus equivalentes germánicas (blossom / flower, freedom / liberty, help / aid, etc.). Geoffrey Chaucer publicó su Troilo y Criseida, una larga tragedia sobre amores desgraciados, inspirada en Boccaccio. Ese año murió el rey Luis I de Hungría y Polonia y fue sucedido por su hija María, que tenía entonces doce años, por lo que su madre, Isabel de Bosnia, ejerció de regente. También murió el rey Pedro II de Chipre, que fue
sucedido por su tío Jacobo I.
Chipre había pasado un periodo de prosperidad basado en su papel
de intermediario entre los comerciantes catalanes y musulmanes. Sin
embargo, la expansión turca había perjudicado seriamente
esta situación. Las deudas del estado con los genoveses
obligaron a Jacobo I a cederles Famagusta
en 1383. Francesc Eiximenis se trasladó a Valencia, donde
ejerció como jurista y terminó el duodécimo tomo
de su enciclopedia Lo chrestià, titulado Regiment de la cosa pública.
Al parecer, llegó a escribir trece tomos, pero el
duodécimo es uno de los cuatro que se conservan. Finalmente se celebró el matrimonio entre rey Juan I de
Castilla y Beatriz, la hija del rey Fernando I de Portugal. A partir de
ese momento Fernando I se convirtió en un obstáculo,
tanto para los intereses de su esposa Leonor como para los del rey
castellano, y por ello no tardó en morir envenenado.
Según lo estipulado, Beatriz pasaba a ser la nueva reina de
Portugal, lo que en la práctica convertía en rey a Juan
I. La sociedad portuguesa no estaba por aceptar a un rey castellano,
así que Juan I trató de ser diplomático y propuso
que Beatriz fuera considerada regente de Portugal en nombre de un
futuro hipotético hijo que tuviera con él. De este modo,
Castilla y Portugal no se unirían (salvo en el hipotético
caso de que murieran Enrique, el heredero de Castilla, y su hermano Fernando). La burguesía de
Lisboa, cuyos intereses en el comercio marítimo habían
chocado durante años con los intereses castellanos, no estaba
muy conforme con estos acuerdos, y la reina Leonor trató de
consolidar los derechos de su hija apoyándose en Juan de Avís, otro
hermanastro del difunto Fernando I, que era maestre de la orden de
Avís, lo que le daba un gran prestigio y, sobre todo, era
bastardo, hijo de Teresa
Lourenço, lo que le cerraba las puertas de la
sucesión. Leonor aumentó su poder militar al nombrarlo Adelantado del sur del Tajo. Sin
embargo, en Lisboa estalló una revuelta dirigida por Álvaro Paes y Nuño Álvares Pereira,
que trataron de atraerse a Juan de Avís nombrándolo Regidor y defensor del reino.
Leonor y Beatriz tuvieron que decidir si aceptaban el apoyo de Juan I
de Castilla o el de los sublevados. Optaron por los segundos y Leonor
se declaró reina de Portugal, regente de Beatriz. Juan I
reaccionó inmediatamente. Invadió Portugal y
obligó a Leonor a renunciar a la corona. Ante esta
situación, Leonor y Beatriz cambiaron de bando y se pusieron de
parte de Juan I, pero entonces fue Juan de Avís quien
definitivamente se puso de parte de los sublevados,
apuñaló al amante de Leonor, expulsó a ésta
del reino y pidió ayuda a Inglaterra para declarar la guera a
Castilla. En agosto el duque Luis I de
Anjou se proclamó rey de Sicilia (que era el nombre oficial del
reino de Nápoles). Timur Lang multiplicó sus campañas en Irán y
Mesopotamia: sus capitales fueron espantosamente saqueadas, las
dinastías locales destruidas o expulsadas, las poblaciones
diezmadas. En las ciudades que se le resistieron ordenó
construir torres hechas de ladrillos y cráneos humanos, que
quedaban
engastados en el muro. Las torres eran de altura variable y cada una
podía contener entre mil y dos mil cabezas, provenientes tanto
de soldados muertos en combate como de civiles. Cada soldado
debía llevar cierto número de cráneos a los
albañiles encargados de construir las torres. Las expediciones
de Timur Lang no parecen seguir ningún proyecto a largo o medio
plazo. Conquistaba, saqueaba y se marchaba, sin preocuparse de dejar
ninguna clase de gobierno en las ciudades conquistadas. Destruyó
sistemáticamente todas las comunidades religiosas distintas de
las musulmanas, e incluso se ensañó con los musulmanes
que consideraba heterodoxos. Entre los fallecidos ese año destacan:
John Wycliffe tenía más de sesenta años. Ante
las actuaciones de la Iglesia contra los lolardos, se había
retirado a Lutterworth, donde
terminó su Opus euangelicum,
la última de sus grandes obras doctrinales. Murió al
año siguiente, en 1384. También murió el duque Luis I de Anjou, lo que
confirmó a Carlos III como rey de Nápoles. En el ducado
de Anjou fue sucedido por su hijo de siete años Luis II. Su madre, María de
Blois, ejerció de regente y trató de consolidar, al
menos, el dominio angevino sobre Provenza. Algo similar sucedió en Flandes, donde la durísima
represión desatada por el duque Felipe II de Borgoña
estaba acabando en Gante con los últimos focos de resistencia
flamenca cuando murió el conde Luis II. Fue sucedido por su hija
Margarita, que era precisamente la esposa de Felipe II. El duque de
Borgoña incorporó Flandes y el Franco Condado al estado
borgoñón. Ese año murió el príncipe Radu de Valaquia, y fue sucedido por su hijo Dan I. La nobleza polaca decidió rechazar a su reina María,
comprometida con Segismundo, el hermano del emperador Venceslao IV, y
eligió en su lugar a su hermana Eduvigis, con el fin de que el
reino no acabara anexionado al Sacro Imperio Romano. Al mismo tiempo se
empezó a negociar el matrimonio de Eduvigis con el gran duque
Jagellon de Lituania. El principal problema era que Jagellon era
pagano, pero en 1385 la nobleza
lituana se mostró dispuesta a convertirse al cristianismo (y
convertir a sus vasallos) para posibilitar la unión. Con la
conversión, los lituanos podían acceder a la
salvación eterna, pero, sobre todo, podían librarse de
las incursiones de los caballeros teutónicos, cuya única
excusa para atacar Lituania era que ellos eran cruzados y que los
lituanos eran paganos. El 6 de abril Juan de Avís
fue proclamado rey de Portugal en las cortes de Coimbra, y fue conocido
como Juan I el Grande. Con
él se inicia la llamada dinastía
de Avís. El ejército portugués, reforzado
con un contingente de arqueros ingleses, venció a los
castellanos en el Trancoso, y
el 14 de agosto obtuvo la victoria
decisiva de Aljubarrota, tras
la que Juan I de Castilla tuvo que reconocer la independencia
portuguesa. Ante la posibilidad de que este fracaso minara los
cimientos de la joven dinastía de los Trastámara, Juan I
convocó las cortes de Valladolid, que sancionaron que la
monarquía era "la
representación de Dios en la tierra y custodia del orden, la paz
y la justicia". El rey Ricardo II de Inglaterra cumplió dieciocho años
y empezó a gobernar personalmente. Nombró duque de York a
su tío Edmundo de Langley y duque de Gloucester a su tío
Tomás de Woodstock. Geoffrey Chaucer publicó La leyenda de las mujeres virtuosas.
El duque Felipe II de Borgoña casó, respectivamente, a
su hijos Juan y Margarita con Margarita y Guillermo, hijos del duque Alberto I
de Baviera. El rey Olaf II de Dinamarca y IV de Noruega tenía ya quince
años, aunque su madre Margarita seguía ejerciendo la
regencia. Ese año conquistó Escania, que la Hansa
había arrebatado a Suecia poco antes. Bernabo Visconti había resultado vencedor sobre las
múltiples ligas formadas contra él, hasta que fue
envenenado por su sobrino Gian Galeazzo Visconti, que se
convirtió así en el señor indiscutible del
principado en que se había formado en torno a Milán, que
pronto fue conocido como el Milanesado.
En Rímini murió Galeotto Malatesta, que fue sucedido
por su hijo Pandolfo III Malatesta.
Ranieri Acciaiuoli atacó el ducado de Atenas desde el
principado de Acaya. El derrocado emperador bizantino Andrónico IV
Paleólogo murió cuando intentaba una nueva
sublevación contra su padre, el emperador Juan V. El rey León VI de Armenia fue rescatado de su cautiverio en
Egipto, pero no pudo recuperar su reino, que seguía en poder de
los mamelucos, así que se retiró a Francia. De acuerdo con lo convenido, Segismundo, el margrave de Brandeburgo
se casó con la reina María de Hungría, pero el rey
Carlos III de Nápoles se negó a reconocer a María
como heredera de su padre Luis I y se proclamó a sí mismo
rey de Hungría en virtud de que era el pariente más
cercano de Luis I por línea masculina. Consiguió algunos
apoyos entre la nobleza húngara, pero en 1386, Isabel de Bosnia, la madre de
María, lo hizo asesinar en Buda
con la ayuda del emperador Venceslao IV, hermano de Segismundo.
También de acuerdo con lo pactado, la reina Eduvigis de Polonia
se casó con el gran duque Jagellon de Lituania, que se
bautizó y adoptó el nombre de Ladislao II Jagellon. En Nápoles, Carlos III fue sucedido por su hijo Ladislao, de diez años, bajo
la regencia de su madre, Margarita de Durazzo. El rey Alberto III de Suecia nunca había llegado a tomar las riendas del país. La Hansa tenía el poder económico y la nobleza, dirigida por Bo Jonsson Grip, el poder político. Cuando éste murió, Alberto III trató de asumir el mando, pero la nobleza llamó en su ayuda a la reina Margarita de Noruega y Dinamarca, que reclamó los derechos sobre Suecia de su difunto esposo, el rey Haakon VI de Noruega. Leopoldo III de Habsburgo murió en la batalla de Sempach, en la que trataba de
someter a los suizos. Sus hijos, Guillermo
I, Leopoldo IV, Ernesto I y Federico
IV, (el mayor de los cuales tenía dieciséis
años) mantuvieron los títulos de duque de Austria, conde
del Tirol, etc., pero las posesiones de Leopoldo III pasaron, de hecho,
a manos de su hermano, el duque Alberto III. En su retiro de Mistra, murió a sus noventa años el
emperador bizantino Juan VI Cantacuceno. Dejó unas memorias
históricas sobre el periodo 1320-1358. En Valaquia murió el príncipe Dan I, que fue sucedido
por su hermano Mircea. Las hordas mongolas llegaron al reino de Georgia y lo saquearon.
Timur Lang arrebató Azerbaijan
al kan Tuqtamis, de la Horda de Oro, territorio que éste
había ocupado el año anterior. Desde ese momento, Timur
Lang tuvo que rechazar las periódicas acometidas de Tuqtamis.
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