Cristóbal Colón en su diario los
describió como gente de cuerpos esbeltos, altos y hermosos. De color
oscuro o aceitunado y usaban el pelo corto. Eran carilampiños y sin
bellos en el cuerpo. Según Cristobal Colón el lenguaje Taíno era "apacible,
el más dulce en el mundo, siempre con una risa". Debido al calor en los
densos bosques su vistimenta era muy poca. Los hombres y los niños por
lo general no usaban nada. Las mujeres andanban desnudas de la cintura
hacia arriba, abajo traian "naguas" de algodón hasta la mitad de la
pantorrilia, y las mujeres cacicas principales hasta los tobillos. Este
hábito era de mujeres casadas, las doncellas ninguna cosa traian de
estos delantares, que llamanban naguas. Hombres y mujeres se adornaban
con pintura, collares, pulseras, pantallas y pendientes en la nariz
hechos en hueso, piedra o arcilla.
El Cacique de más jerarquia en
Borikén a la llegada de Colón era el cacique Agüeybaná. El cacique era
una posición hereditaria privilegiada. El cacique era polígamo y algunas
de sus esposas eran de casamientos políticos los que unirían a los
yucayeques y formarían nuevas alianzas. La isla estaba dividida en
cacicazgos. Puerto Rico tenia alrededor de 20 caciques a la llegada de
Cristobal Colón. La Isla a su vez se subdividia en provincias, distritos
y aldeas cada uno con su cacique.
La estructura social se componia de:
-
Nitaínos que eran los nobles, guerreros, y los
artesanos. Estimados por ser de mejor sangre que los demás, tenian a
su cargo a otros indios, venian a ser los lugartenientes de los
caciques.
-
Naborias eran los siervos y eran de la clase más
baja.
-
Los Caciques (Jefes) eran posiciones heredadas y
procedia de la clase nitaíno.
-
Los Bohiques (curandero) eran de un linaje de
bohique.
No es claro si los Nitaínos eran nacidos o se
ganaban su clase social. Los Nitaínos gobernaban sobre los naborias. Los
Naborias pescaban, cazaban, hacian el trabajó en los conucos,
generalmente el trabajo pesado.
El yucayeque ( aldea, pueblo ) se
construia cerca de abastos de agua tales como rios y lagos con un patio
en el centro y a la sombra de árboles altos. Tenia cuatro caminos que se
extendian fuera del batey. Una cerca alta rodeaba la aldea. Habia un
camino que conducia directamente al rio o lago con dos torres altas
usadas como miradores a ambos lados. Alrededor del yucayeque se
establecian los conucos o granjas. Algunos yucayeques tenian fuera de
sus paredes plazas utlizadas para deportes.
Los bohíos ( choza indigena ) eran
estructuras redondas con techos conicos sin ventanas.[ver] El caney,
construidos sólamente para caciques y bohiques se localizaban siempre en
una ubicación prominente, eran estructuras rectangulares con ventanas.
Eran grandes y a veces alojaban 15 familias. Se construian de bejucos y
paja. Cada bohío y caney tenia espacio para almacenamiento hecho de una
superficie plana que colgaba del techo de la morada. Para almacenar se
utilizaban cestas tejidas. El piso de la morada era de tierra y se
mantenia inmaculadamente limpio. Para cocinar se utlizaba el fogón,
ollas grandes de arcilla y para sentarse los dujós y para dormir hamacas.
Como mascotas tenian loros domesticados y pequeños perros domesticados
mudos que llamaban Josibi ya extintos.
Bohios
indigenas
La yuca era el alimento básico, de
su harina se hacia el pan de casave. Tubérculos era usados
principalmente como fuente de alimento. También cosechaban guanabána,
yautía, calabaza, mamey, papaya, piña, achiote, batatas y maíz. El maní,
guayaba, piña, uva de mar, guisantes negros, ajíes y frijoles eran todos
silvestres. Con el maiz se hacia cerveza. La pesca era otro medio de
sustento. La pesca de rio se hacia con un veneno que se depositaba en el
agua para aturdir los peces y asi capturarlos con sus manos. El veneno
no era dañino al momento de consumir el pescado. Del mar consumian
ostras, carucho, cangrejos y manatí. La caza no ofrecia mucho por no
haber animales grandes en la isla solo se cazaban pajaros, loros, jutias,
iguanas y serpientes. Muchos de estos se cocinaban a la "barbacoa"
palabra que hoy utilizamos en español y en inglés "BBQ".
El pilón que hoy en dia se usa es
de origén taíno. El pilón era tallado de un arbol con diametros de hasta
25 pulgadas. Estos eran tallados rústicamente o bien terminados y
pulídos, dependiendo de la abilidad del tallador. Se usaban para moler
maíz, herbas medicinales e ingredientes que se usaban para la pintura
que adornaba sus cuerpos.
Las canoas que los Taínos usaban
eran hechas de truncos de arboles. Documentación española registra que
tomaba varios meses en completar una canoa. Algunas de estas canoas
tenian cabida para más de 100 personas, las cuales utlizaban para
comerciar en las islas vecinas.
La mujer Taína se dedicaba a las
necesidades de la familia, atendia la granja y el cultivo de cosechas.
Las madres cargaban sus bebés en su espalda en una tabla acolchonada
asegurada a la frente del bebé. La tabla con el tiempo deformaba la
frente del bebé aplastandola. Así que muchos Taínos tenian la frente
algo aplastada, lo que algunos de ellos encontraban atractivo.
Areytos eran las ceremonias
religiosas celebradas en el batey de los yucayeques. El baile ceremonial
era una de las actividades principales. Arreglarse para un Areyto
conllevaba pintarse el cuerpo de rojo, plumas de loro, joyas de concha
marina y coral y pendientes de oro. El cacique y bohiques usaban capas
decoradas con plumas. También habian areytos de amores, y otros
lastimeros, otros bélicos, con sus respectivas sonatas acomodadas. En la
conjura de los caciques boriqueños, en Guaynia, se cantó un areyto,
jurando y prediciendo la muerte de los invasores, antes del alzamiento
de 1511, pero se ignora la letra y ritmo de este areyto.
El major legado dejado a nosotros
por los Taínos fue su arte. Mucha de sus tradiciones, costumbres y
artefactos no logro sobrevivir la invasión Española pero hay algo de
esculturas, cerámica, joyas, tejidos, cetros, puñales, cemis, dujos,
cinturones de juego y otros artefactos Taíno en museos hoy. La mayor
parte de sus artefactos ceremoniales fueron escondidos de los español en
cuevas.
El legado de la hospitalidad Taína
es evidente en el campesino de las áreas rurales del Puerto Rico de hoy.
El 25 de septiembre de 1493, Cristobal Colón navegó del puerto de Cádiz,
España en su segundo viaje al Nuevo Mundo. Hizo una parada en las Islas
Canarias y el 3 del noviembre se toparon con la isla de Guadalupe donde
rescataron una puñado de indios de las manos de los "Caribes". Los
indios reclamaron ser de una isla al norte llamada Borikén. Después de
descubrir las Islas Virgenes marcaron en sus mapas a Puerto Rico y la
Sierra de Luquillo. Para asombro de los españoles los indios saltaron al
océano y nadarón hacia la costa de Borikén. La flota de barcos continuó
navegando al este, hasta llegar a la costa occidental de Borikén.
Anclarón en la región de Aguada / Aguadilla.
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El fin de la existencia sencilla
del Taíno de Puerto Rico ocurrió hace más de 500 años, el 19 de
noviembre 1493. En 1508 Ponce de Leon llegó a la Isla con intenciones de
asentarse. Pero no fue hasta 1509 que esa colonización comenzara,
innumerables atrocidades fueron cometidos por los españoles a los
pacíficos Taínos. Suicidios en masa, trabajo forzado, y principalmente
enfermedades diezmaron sus números rápidamente. En 1516, sólo ocho años
posteriores, había tan pocos Taínos en el Caribe que Fray Bartolome de
las Casas logró ganar una "orden de la corona" para libertar a los
indios que quedaban.
En 1527, una epidemia de viruela
en Puerto Rico mató una tercera parte de la población restante Taína. En
1542, un Obispo fue enviado a Puerto Rico para informar a los indios de
su "nueva" libertad completa.
LA CULTURA TAÍNA
Los taínos desarrollaron una
cultura basada fundamentalmente en la producción agrícola que les
permitió incrementar una apreciable actividad artesanal de objetos
utilitarios, tales como vasijas y otros recipientes de barro y de madera,
hachas de piedra bien pulimentadas, objetos de cestería de fibras
vegetales y tejidos de algodón que eran decorados con tintes extraídos
de la jagua (Genipa americana) y de la bija (Bixa orellana),
con los cuales, también se pintaban sus cuerpos en ocasiones especiales.
Además, los taínos fueron
excelentes escultores que confeccionaron artefactos ceremoniales de gran
expresión artística como los duhos o asientos ceremoniales, los
ídolos o cemíes, los instrumentos para el ritual de la cohoba y
los aros monolíticos.
El cemí (también zemí
o zeme), cuya figura, esculpida en diversos materiales y
tamaños, podía actuar a voluntad influyendo de manera decisiva en el
normal desarrollo de la vida humana y del medio natural: podía cohabitar
con los hombres e incluso reproducirse a través de ellos. El cemí era el
cuerpo vivo del dios, del ente mítico, del antepasado deificado. De la
maestría con que se le tallase y de la capacidad para lograr reflejar el
carácter del ser dependía en gran medida la efectividad emotiva que lo
vincularía a los creyentes y el adecuado desempeño de sus prerrogativas
espirituales.
Se dividían en cuatro clases
sociales:
-
los naborias o
aldeanos trabajadores de la tierra;
-
los nitaínos,
considerados los nobles de las tribus eran también
los guerreros y familia del cacique;
-
los bohiques chamanes,
o sacerdotes que representaban las creencias
religiosas; y
-
el cacique,
conocido también como guare que era el jefe
de la tribu o yucayeque. Hay que hacer notar
que también hubo «cacicas» y que la línea de
sucesión era a través del hijo o la hija de la
hermana del cacique.
El Cacique
El cacique se distinguía por el
guanín o disco de oro que colgaba sobre su pecho, y por el uso de
cinturones hechos de algodón trenzados con cuentecillas de pedrería y
conchas, al igual que cintas para lucir en la cabeza, insertándoles a
ambos una guaiza o pequeña carátula central. Cuando el cacique
emprendía un viaje distante de la aldea, sus súbditos le transportaban
sobre una litera de madera y paja, mientras que sus hijos, cuando niños,
les seguían cargados en hombros cerca de él. Los caciques eran asistidos
por unos personajes de elevada jerarquía, llamados nitaínos, siendo los
naborias, de menor grado social, sobre quienes recaían faenas agrícolas
y otros trabajos y servicios.
Poligamia
Los caciques practicaban la
poligamia, infrecuente entre el común del pueblo. Esta práctica estaba
justificada por el exceso de muchachas en edad núbil, y porque entre los
taínos era un deshonor no tener hijos. Las relativas riquezas de los
caciques, su estatus, y las pocas aspiraciones del pueblo, permitían a
éstos poseer varias mujeres e hijos. La poligamia creció por la
constante lucha contra los indios caribes. Las numerosas bajas entre la
población masculina y la imperiosa necesidad de mantener un nivel de
población, fueron factores determinantes para propagar la poligamia
entre las tribus taínas antillanas.
En la época de la invasión de América
por los europeos, entre los caciques más importantes de
Boriquén (como se llamaba la isla de Puerto Rico) y sus
áreas de gobierno estaban: Agüeybana y Guaybaná (Guánica)
-dos de los más poderosos de la isla-
-
Aramaná (en las riberas del río
Toa)
-
Arasibo (en Arecibo)
-
Cacimar (en Vieques)
-
Caguax (en Caguas)
-
Canóvanas (en el área del río
Grande de Loíza y Rio Cubuy o Cayniabón)
-
Daguao (en Ceiba)
-
Guacabo (en Manatí)
-
Guaraca (en el área del río
Guayanés)
-
Guarionex (en Utuado)
-
Guayama (en Guayama)
-
Jumacao (en Humacao)
-
Jayuya (en Jayuya)
-
Yuisa (en Loíza)
-
Luquillo (en Luquillo)
-
Mabodomaca (en Guajataca)
-
Mabó (en Guaynabo)
-
Majagua (en Bayamón)
-
Mayagoex (en Mayagüez)
-
Orocobix (en Orocovis).
Los poblados estaban organizados en
claros de la selva, tierra adentro, con dos clases de
habitáculos:
-
el bohío (vivienda común circular
de los habitantes del yucayeque) y
-
el caney (más grande, rectangular
y con ventanas, donde habitaba el cacique con su
familia).
La Mujer Taína
El
legado de las sociedades
es sin duda el legado de
las mujeres. Desde
tiempos inmemorables, en
los preludios de la
existencia humana, las
sociedades matriarcales
eran caza de cada dia.
La mujer en la sociedad
Taina fue medular en el
desarrollo de la misma
para crear de ella una
de las más complejas en
al archipiélago
antillano. Las
aportaciones del aspecto
femenino en la sociedad
Taina están presentes en
asuntos políticos,
sociales, astronómicos,
topológicos, míticos y
lingüísticos. Ejemplo de
este último es la
presencia de la sílaba
GUA en el léxico taino
que es sinónimo de mujer,
primera y agua original.
Palabras como Guayaba,
Guanina, Guanín,
Guabancex y otros son
reflejos del factor
femenino en la lengua
Taina.
En
uno de los primeros
encuentros entre los
tainos del sur en el
Cacicazgo de Aguaybaná (creo
que esta era la manera
correcta de pronunciar
el nombre) con la
brigada de Juan Ponce de
León las crónicas de
Oviedo establecen el
respeto que el Cacique
Aguaybaná le tenía a su
madre. Según las
crónicas ella le
advirtió a su hijo que
fuera amigable con los
españoles ya que ella
tenía conocimiento de la
suerte de los indios en
La Española. Aguaybaná,
como buen hijo, siguió
los consejos de su madre.
El
poder en la sociedad
Taina se heredaba por la
línea materna. El primer
hijo de la hermana mayor
del cacique imperante
sería el responsable de
heredar el nuevo título
luego de su muerte. Al
momento del
enterramiento el cacique
sería enterrado con su
esposa favorita ya que
era una sociedad que
practicaba la poligamia.
Ahora, estos matrimonios
tenían fines políticos
ya que cada matrimonio
consolidaba el control
del cacique en el
territorio al que
perteneciera la nueva
esposa. El poder de un
cacicazgo dependía del
territorio que el mismo
controlaba. A través de
estos matrimonios se
establecían alianzas.
Las esposas funcionaban
como “embajadoras” y
hasta diplomáticas
involuntarias para
mantener relaciones
pacíficas entre los
territorios. Tal es el
caso de Canoabo y
Anacaona de La Española
cuyo matrimonio
estableció las alianzas
entre los Cacicazgos de
Maguana y Xaragua.
Anacaona era la hermana
del poderoso Behequio.
Hubo ocasiones en que la
mujer fungía como Cacica.
Se cree que ese fue el
caso de las cacicas
Anacaona, Guanina y
Yuisa.
Fuera
de los roles políticos
en los que la mujer
participaba estaban
también los roles
cotidianos de la mujer.
La mujer tenía funciones
de suma importancia en
la sociedad. Esta era la
proveedora de los
alimentos como la fécula
de Yuca, mantenía los
montones y conucos,
trabajaba el burén donde
sé guayaba la yuca para
hacer la base de la
dieta Taina, el cazabe.
Para poder mantener la
base de la dieta Taina,
las mujeres debían tener
conocimientos extensos
sobre la función de los
ciclos agrícolas que a
su vez dependían del
conocimiento del tiempo
y el espacio. Según las
crónicas del padre
Bartolomé de Las Casas
las mujeres sembraban la
yuca en los meses de
sequía. En otras
palabras el solsticio de
invierno marcaría el
inicio de la siembra de
la yuca. También
asociaban el comienzo de
una nueva luna con el
comienzo del crecimiento
del nuevo ciclo agrícola.
“La siembra de Yuca en
montones exigía unos 60
días de trabajo anuales
para el hombre y algo
mas para las mujeres”
esto según estimados del
historiador dominicano
Roberto Cassá mencionado
en el texto de Robiou
Lamarche. El
conocimiento agrícola
era responsabilidad de
la mujer. Es importante
destacar que la mayoría
de los cemis que se han
encontrado se encuentran
en campos y en el área
oeste de Puerto Rico y
en el área este de
Republica Dominicana.
Esto implica que es
posible que los cemís se
enterraran en los
conucos. Podemos inferir
que quizá la mujer era
la responsable de estos
enterramientos para
asegurar una buena
cosecha y mantener a los
Dioses satisfechos.
Yucahu, el dios de mayor
importancia en la
sociedad taina, el señor
Yucador también
traducido como “Ser de
la Yuca, mar sin
antecesor masculino”.
Yucahu no tenía
antecesor masculino,
curiosamente, tenia solo
una madre llamada Atabey,
La gran madre. Ella era
la madre de las aguas,
la luna, las mareas y la
maternidad según Arrom.
Estos dioses de suma
importancia son
representativos de los
recursos más importantes
de la sociedad taina el
agua y la Yuca.
Por
otro lado, cada vez que
observa una bella vasija
del legado taino hemos
de recordar que ese
barro le fue dado forma
por las manos de una
mujer. Las cerámicas
tenían su función
práctica, claro esta.
Las alfareras que
esculpían y le daban
forma a las vasijas
imprimían sus conceptos
distintivos en cada una
de sus obras. Aunque no
esta claro que la mujer
fuese la única que
labrara el arte rupestre
y las esculturas debe
haber una gran
probabilidad que en este
respecto el hombre
participara de estas
actividades. La
alfarería representaba
ídolos, figuras
antropomorfas y
zoomorfas. Al igual que
sencillos platos, bateas
y burenes para hacer el
cazabe. La mujer también
trabajaba el tejido. Con
el hilo creaban las
naguas (utilizadas solo
por las mujeres casadas),
telas, hamacas,
cinturones con caracoles
que utilizaban en los
areytos, ligas que
usaban alrededor de sus
brazos y piernas. La
cestería también era una
de las actividades
practicadas por las
mujeres. Creaban nasas o
redes y corrales para
atrapar peces en los
ríos y en el mar.
Los
areytos representaban
una celebración
ancestral donde se
perpetuaban los mitos y
la historia de las
tribus Tainas. Las
mujeres participaban en
los canticos y bailes.
Utilizaban las maracas,
fotutos, flautas y
tambores posiblemente
confeccionado por
mujeres. En los areytos
ambos sexos participaban
juntos o separados al
igual que en los juegos
de pelota que se
llevaban a cabo en el
batey.
La
mujer era un instrumento
fundamental en la
organización social de
los tainos. Tenían una
participación activa en
las estructuras sociales
y culturales pero
también podían accesar
las fuentes de poderes
políticos consolidando
sus vidas con las de
caciques o ellas mismas
convirtiéndose en
cacicas. Ser mujer no
era una limitación a sus
posibilidades como
contribuyente activo de
la sociedad. Aun quedan
muchas historias por
contar de la mujer taina.
Los arqueólogos y los
historiadores continúan
reconstruyendo la
historia que dejaron
inconclusa sus
antecesores para poder
redimir el nombre de la
mujer Taina.
Entretenimiento
Los taínos se
divertían de diferentes maneras, a
través del baile, la música y el juego
de pelota. Este último era conocido como
batú y se jugaba en un espacio
llamado batey. El juego despertó
el interés de los colonizadores
españoles, debido a que la pelota que
utilizaban (de goma, hojas y resinas)
rebotaba, y este fenómeno era
desconocido en Europa. El juego de
pelota se jugaba entre 2 equipos de
hasta 30 jugadores (hombres y mujeres)
que tenían que mantener la bola en el
aire con sus hombros, codos, caderas o
cualquier otra parte del cuerpo, excepto
las manos.
Los principales
rituales taínos escenificaban danzas
sagradas llamadas areítos,
acompañadas de diversos instrumentos,
principalmente tambores. Entre las
plantas más utilizadas estaba el tabaco.
El árbol de cohoba se utilizaba durante
una ceremonia religiosa («el ritual de
la cohoba») en la cual el cacique, el
bohique y los nitaínos se comunicaban
con los espíritus.
Mundo religioso
El behique o médico hechicero de la tribu fue otro
personaje de importancia en la sociedad taína, por tener un vasto
conocimiento de la farmacopea primitiva y velar por la curación de los
enfermos mediante prácticas mágico-medicinales, interviniendo, también,
en la confección de los ídolos de la cohoba y otros objetos
rituales.
La gran particularidad del universo cosmológico taíno
era el culto a los denominados cemíes, ídolos que personificaban
divinidades abstractas, naturalistas, locales, espíritus familiares y
fenómenos de la naturaleza. Esta religión animista implicaba el culto
mágico hacia todas las cosas, a tal punto que cada individuo profesaba
el culto hacia algún cemí. La comunicación con los espíritus se
practicaba mediante ritos y sacrificios incipientes, destacando el
rito de la cohoba, que consistía en la inhalación de un polvo
alucinógeno extraído de la yuca, precedido de un vómito ritual a fin de
establecer contacto con los cemíes.
Dentro
de la riqueza que presentaba la mitología taína, sobresalía su máxima
divinidad Yocahú Bagua Maorocoti, el Señor de los Cielos y creador de
todo lo existente. También se lo llamaba el Señor Yucador, aludiendo a
su cualidad de posibilitar el crecimiento de la vital yuca. Las
prácticas mágico-religiosas eran dirigidas por los behiques, quienes
también oficiaban de médicos. A través de ellos se transmitían las
tradiciones tribales, se educaban los hijos de los caciques y se
mantenía un permanente vínculo con las divinidades.
Finalmente, existía la creencia en la inmortalidad
del alma y la continuación de la vida en otro mundo. Señala al respecto
José Juan Arrom: "Para el taíno..., la muerte no era extinción, castigo
o recompensa. Era un episodio en el tránsito de una existencia a la otra,
un suceso esperado y previsto en el natural orden cósmico. Por eso sus "ausentes"
no estaban bajo tierra, haciéndose tierra. Ni sufriendo tormentos
eternos en un infierno de llamas. Ni más allá de las siderales esferas,
gozando la inefable presencia del Creador al son de arpas tañidas por
manos de ángeles. Estaban "a un lado de la isla", en un fresco y umbroso
valle, descansando de día en espera de la puesta del sol. Y al caer de
la tarde, aprovechando las protectoras sombras de la noche, salían "a
pasearse y hacer fiesta", bailando sus areítos a la luz de la luna,
saboreando la dulce pulpa de la guayaba y visitando a sus prójimos en
las hamacas para gozar del no menso dulce deleite del amor sensual".
Fuentes de subsistencia y actividades productivas
Los
taínos llamaban conuco al lugar destinado a los sembradíos, empleando
como técnicas agrícolas la siembra en montículos y el sistema de roza o
tala y quema del bosque. En los montículos o montones, formados por
túmulos circulares de tierra suelta, se desarrollan mejor las raíces
tuberosas como la yuca (Manihot esculenta) y los ajes y las
batatas (Ipomoea batatas), mientras que el sistema de roza fue
utilizado, principalmente, para la siembra de maíz (Zea mays), el
cual plantaban en época de luna llena al creer que así se garantizaban
el crecimiento de la planta.
Los taínos aprovecharon, igualmente,
los ciclos de lluvia para dar inicio a sus siembras y en la fase final
de su evolución ya empeaban ciertos tipos de regadíos o acequias donde
eran necesarios por la aridez de la tierra.
Sus instrumentos agrícolas fueron
las hachas de piedra y la coa o pullón, especie de bastón de madera para
cavar, cuya punta era previamente endurecida por el fuego.
Con la fricción de ciertas leñas
los taínos obtenían el fuego, con el que cocinaban muchos de sus
alimentos, cocían la cerámica y derribaban grandes árboles para preparar
sus sembradíos o conucos y confeccionar las canoas. Cuando caminaban o
pescaban por la noche se alumbraban con hachos o trozos de madera
resinosa como la cuaba o pino (Pinus occidentalis) y el goaconax
o guaconejo (Amiris spp.). Las hachas de piedra, al igual que los
raspadores de concha, fueron artefactos de trabajo muy empleados por los
taínos, principalmente para hacer sus múltiples objetos de madera. Las
hachas más típicas en la cultura taína son las petaloides, nombre dado
por semejarse a pétalos de flores, pero hubieron otros tipos de hachas,
como las hachas de cuello y los buriles, siendo algunas de ellas de uso
manual, mientras que las de mayor tamaño se ataban al extremo de un mazo
de madera.
Para la fabricación de sus hachas
los indígenas seleccionaron rocas de gran consistencia y, por lo
general, la superficie del instrumento presenta un reluciente pulimento.
El principal cultivo de los taínos era la yuca (Manihot esculenta)
que rallaban o "guayaban" obteniendo una masa de la cual elaboraban el
cazabí o cazabe (en la actualidad, casabe), especie
de pan seco o torta que, previamente, tostaban sobre un burén y
constituía su alimento básico.
El maíz (Zea mays) fue otro
ingrediente importante en su dienta. Lo cosechaban dos veces al año y lo
comían crudo, cuando tierno, y asado, cuando más seco o maduro. También
lo rallaban o trituraban para hacer con agua cierto potaje.
Otros cultivos complementarios
fueron la batata (Ipomoea batatas), y el aje (posible variedad de
batata) que asaban entre las brasas, además de la yahutía (Colocasia
esculenta), la guáyiga (Zamia debilis), el lerén (Calathea
allouia), el maní (Arachis hypogea), el tabaco (Nicotiana
tabacum), algunas especies de ají (Capsicum spp.) y frutas
como la piña o ananá (Ananas comosus).
Otras muchas frutas, entre ellas el
mamey (Mammea americana), la guanábana (Annona muricata),
la lechosa o papaya (Carica papaya), el mamón o corazón (Annona
reticulata), la guayaba (Psidium guajava), el caimito (Chrysophyllum
cainito), el icaco o hicaco (Chrysobalanus icaco) y la
pitahaya (Hylocereus undatus) eran recolectadas en estado
silvestre.
La caza
Para la caza de las aves y otros
animales, tales como quemíes, curíes, hutías, iguanas, caimanes, etc.
utilizaron, al igual que para la pesa, el arco y la flecha, en cuyo uso
eran muy diestros los indios, además de las lancetas arrojadas con
propulsores y numerosas formas de trampas.
En el caso de las hutías y demás
roedores, acostumbraban incendiar las sabanas, acorralando a los
animales, para cazarlos en un lugar indicado o simplemente recogerlos
quemados trás el incendio.
En el terminal de sus lanzas o
flechas insertaban, en algunas ocasiones, una punta afilada hecha de la
espina que tiene en la cola el pez raya o una astilla de hueso de manatí
(Manatus sp.) mientras que en otras colocaban puntas extraídas de
la resistente madera del copey (Clusia rosea).
Los taínos no tuvieron animales
domésticos, a excepción del pequeño perro "mudo" o aon, cuya carne
consumían, y las higuacas o cotorras (Amazona ventralis) a las
que enseñaban a hablar. Asimismo, se emplearon corrales de estacas en
los mares y ríos para el cautiverio de especies acuáticas y jaulas para
las aves.
La pesca
La pesca fue una práctica común de
los taínos, motivo para que sus poblados se formaran preferentemente a
orillas del mar y de los ríos y sus esteros donde abundaban los
manglares. Esa actividad, complementaria de su dieta, era realizada con
arcos y flechas, anzuelos hechos de hueso o de concha de tortuga, y
grandes redes de algodón que sumergían con pesas de piedra.
En la pesca marina usaron el pez
guaicano o rémora (Eucheneis naucrotes), el cual sujetaban por
una cuerda y soltaban de nuevo al mar para capturar otras presas de
mayor tamaño a las cuales este pez se adhería fuertemente.
Los corrales, como sistema de pesca,
hechos con hileras formadas por estacas de madera o caña y bejucos,
fueron utilizados en algunas áreas por los taínos, principalmente en los
mares tranquilos y poco profundos.
En los ríos también emplearon
ciertas raíces (baiguá) que majaban en el agua para adormecer a los
peces y, cerca de sus desembocaduras, apresaban al manatí (Manatus
sp.) que les proporcionaba abundante carne y de cuyos huesos,
especialmente las costillas, fabricaban amuletos, orejeras y utensilios
ceremoniales, como las espátulas vómicas y los inhaladores de la cohoba.
En las playas capturaban a las
tortugas cuando éstas venían a desovar y recolectaban algunos crustáceos
y moluscos aprovechando sus conchas como materia prima para elaborar
adornos e instrumentos utilitarios.
La vivienda
Las viviendas de los taínos albergaban a todo un grupo familiar,
incluyendo abuelos, tíos, primos, etc.. Las casas eran de dos tipos: los
bohíos y los caney de planta circular y techo cónico. También los había
de planta rectangular, con pórtico y techos dobles, donde vivían los
caciques. Generalmente, las aldeas se agrupaban en torno a una plaza
o plataforma para el juego de pelota llamada batey. Allí se celebraban
las principales festividades, como los areítos (cantos y bailes) y la
ceremonia de la cohoba.
Los poblados taínos eran llamados
yucayeques y sus unidades habitacionales fueron los bohíos
y caneyes, fabricados de postes de madera que enterraban en el
suelo y de cañas sujetadas por bejucos con techos de hojas
de palma o paja, dejando en lo alto un respiradero recubierto por un
caballete, para la salida del aire y del humo de las brasas que siempre
mantenían dentro de las casas. Un solo bohío podía albergar a varias
familias, ya que era frecuente entre los taínos que las hijas casadas
vivieran en las casas de sus padres.
Los "bohíos", llamados también
eracras, eran de forma circular y techos cónicos, mientras
que el "caney", nombre dado a la casa de los caciques, era
ocasionalmente rectangular y un tanto más espacioso, con techo de dos
aguas y una marquesina frontal de recibo, estando situado frente al
batey o plaza donde se congregaban los miembro de la tribu para
celebrar muchas de sus actividades sociales y ceremoniales.
La casa de los caciques hacía
ocasionalmente las veces de tempo cuando se guardaban en ella los ídolos
o cemíes. En otros casos, la casa dedicada al culto de los cemíes podía
encontrarse también en las afueras de las aldeas, celebrándose entonces
dentro de ella las ceremonias religiosas.
Los taínos dormían en hamacas
o camas colgantes, las cuales eran tejidas de algodón (Gossypium
barbadense) o maguey (Agave spp.) y sujetadas en sus extremos
por hicos o cuerdas de cabuya (Furcraea hexapetala)
o de henequén (Agave sisalana).
Cuando emprendían algún viaje, los
taínos transportaban sus hamacas y otras pertenencias en cestas,
llamadas jabas. Las hamacas eran colgadas de los árboles o de los
andamios de unas enramadas temporales, denominadas barbacoas,
bajo las cuales se guarecían de los efectos del sol y de la lluvia.
En cuanto al desarrollo material, los taínos poseían una serie de
herramientas y utensilios de madera, piedra y concha que servían para
las labores agrícolas, artesanales, la caza y la pesca. También se han
encontrado restos de cerámica, pilares, columnas y plazas que revelan un
significativo grado de complejidad cultural. Entre los enseres
propiamente taínos que se integraron con facilidad en la vida diaria de
los marineros españoles estaba la hamaca.