Breve Introducción a la Psicología    Página

Proyecto Salón Hogar

(1). ¿De que se trata?| (2). La maquina suave | (3). Vivimos y aprendemos  | (4). El recuerdo y el olvido
(5). La busqueda de un motivo | (6). La revelación de nuestros sentimientos | (7). Soy lo que soy
 (8). Descarrilandose | (9). Hacia un mundo mejor

 

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 Hacia un mundo mejor


Todavía se puede encontrar en los puestos de periódicos, una publicación que se diseñó durante el apogeo de las “anti-culturas” para proporcionar, a las personas que buscaban formas “alternativas”para vivir, un conocimiento de todo cuanto podrían necesitar. Se llamaba Catálogo Completo de la Tierra. Sin sugerir en ninguna forma que la psicología posee las características de una anti-cultura o de una anti-ciencia, un libro que intentase descubrir lo que es la psicología no podría hacer algo peor que adaptar el título por:
Catálogo Completo de la Vida. Debido a la idea de que la psicología es algo relacionado únicamente con áreas especificas de la vida -y, sin más, a veces algo enfermas- desde hace mucho debió haberse relegado a los rincones del museo del Hombre donde la teoría del flogisto y ¡a astronomía ptoloméica se con vierten tranquilamente en polvo.

Ningún aspecto de la vida humana en nuestro planeta es, o debe ser ignorado por el interés de la
psicología. En realidad, podríamos ir más lejos y decir que todo aspecto de la vida animal
relacionado con los seres humanos estará sujeto a la exploración y, finalmente, a la explicación
psicológica. Esto corresponde por completo a la línea que va desde nosotros, los complejos y
variables humanos, hasta los organismos de “comportamiento” más simple -las amibas-, las cuales
casi no se pueden diferenciar unas de otras y cuya gama de actividad está severamente limitada.
Tan inmenso campo de acción, manifestado ante los psicólogos, y ante los demás, en las últimas
décadas, mantiene la esperanza de llegar a una conclusión sobre los tipos de problemas que nunca
antes se han tratado satisfactoriamente.



Las etapas del hombre

Así como esta “filosofía de la ciencia de... la vida” (como la llama B.F. Skinner) abarca toda la
gama de la vida conductual, también prolonga su interés hacia la totalidad de la vida de los seres
humanos, desde el primer leve movimiento fetal hasta el último latido cardiaco en el lecho de
muerte -y aun más allá: lo que hacemos con nuestra muerte también es conducta.

Una vida puede ser vista como un todo por la persona que la vive, y, en menor grado, por cuantos
la aman y conocen. Pero, para quienes no las conocemos íntimamente, la vida de las personas
sigue -provechosamente para propósitos de estudio- etapas más o menos diferentes. Shakespeare
pudo haber sido el primero en hablarnos de ellas, pero ahora los psicólogos son los encargados.
Entre las principales divisiones de las que esta disciplina, al igual que otras áreas de estudios
científicos, se nutre, se encuentran las fases de desarrollo de la vida.


El mundo que nos rodea

Al principio de este capítulo se afirma que “ningún aspecto de la vida... debe ser ignorado por el
interés de la psicología”, para que puedan ser capaces de entender que el mundo donde vivimos
deberá exigir cada vez más la atención de los psicólogos.

Vivimos en una época de cambios que aun a nuestros antecesores más recientes les parecería
violentamente acelerada. Tal como se puede ver en otros asuntos “visibles”, como el de las
viviendas de muchos pisos y de la arquitectura urbana en general, el cambio casi siempre se lleva a
cabo bajo la dirección y ejecución de aquellos para quienes las “personas” sólo existen en
abstracto. (Si piensa que esto es falso o exagerado, fíjese bien en las palabras utilizadas, en lugar
de “personas”, las personas con quien tiene contacto en una relación profesional o de negocios:
“¿trabajadores?”, ,clientes?’’, “¿sindicalistas?”, “¿gerentes?”, “¿inquilinos?”, “¿recursos
humanos?”, “¿elementos de producción?”, “¿obreros?”, “¿contribuyentes?’’. Usted puede
elaborar su propia lista: se sorprenderá.)

Sin embargo, las personas (hombres, mujeres y niños) son quienes consumen, compran, se
perjudican o benefician por el cambio. Debe darse fundamentalmente por el modo de ser y de
comportarse de las personas, y se debe esperar que éste sea concorde en cualquier sociedad que
trate de interesarse por el bienestar de sus miembros. Todos hemos visto alguna vez un recinto
arquitectónico o algún campo deportivo que resulta interesante o incluso hermoso, pero en el cual
ningún hombre, mujer, o niño caminaría o jugaría con gusto. Asimismo, todos nos hemos puesto en
contra de una burocracia donde lo que causa menos problemas a sus miembros es, primero la
consideración, y por último la solución de nuestros problemas.

En verdad se ha dicho que “resulta menos costoso... contratar a mil psicólogos que hacer
cualquier leve cambio en la estructura... social” (Bazelon, 1973). Pero la influencia de la psicología
necesita no sólo ser superficial. Existen espacios abiertos donde las personas se divierten, pues su
diseñador se tomó la molestia de averiguar lo que hacen y cómo lo hacen. Hay salones de clase
donde el aprendizaje es eficaz y las relaciones maestro-alumno son buenas, pues alguien se dio a la
tarea de aplicar los principios -de la teoría del aprendizaje y de las relaciones interpersonales-
descubiertos por la psicología. Se han prevenido guerras y resuelto crisis, gracias a que los rivales
en potencia nunca perdieron de vista su mutua calidad humana y comprendieron sus actitudes y
motivos. Existen familias para las que sólo una leve idea de lo que hace que los niños, los
adolescentes y los padres se comporten como lo hacen, ha marcado la diferencia entre un
desastroso conflicto y una armonía razonable.



El camino hacia adelante

Sería ridículo afirmar que la psicología puede curar todas las enfermedades del mundo. Sin
embargo, una lista de los problemas que invariablemente llegarán a preocupar mucho al mundo,
puede proporcionar una importante cifra, que tal vez se vea influida por el conocimiento absoluto
del comportamiento de las personas.

La sobrepoblación es nuestra pesadilla. ¿Podrían terminar con ella la esterilización obligatoria o la
eutanasia? De ser así, ¿cuál sería el impacto psicológico colectivo entre quienes resultaran
afectados y, a su vez, qué tipo de sociedad se originaria? En lugar de esto, ¿podrían las personas
ser persuadidas, condicionadas, para educar a sus hijos en forma menos perjudicial? En caso de
desastre, ¿se podría dar marcha atrás al proceso? ¿Se podría prevenir el desastre obvio -la guerra
nuclear?

Estos no son problemas políticos. Sólo la conducta asumida concierne a la política. Si estamos
suficientemente conscientes del conocimiento y las técnicas que la psicología ha hecho asequibles,
podemos asegurar, al menos, que nuestros intereses como personas se loman en cuenta en dichas
actitudes políticas. Actualmente ese conocimiento y tales técnicas se encuentran escasamente
difundidas entre nosotros, pero ellos las toman muy en cuenta -los gobiernos, las delegaciones, el
comercio y los ejércitos. El hecho de que utilicemos las palabras “nosotros’’ y ellos’’ significa que,
donde debería haber interacción, no la hay.


La falta de sentido común

Cuando se pide a los psicólogos su intervención en asuntos que alguna vez han sido dejados al
“sentido común”, a veces parece que lo que era común no era del todo sensato. ¿Qué haría usted,
si tuviera una granja, en el oeste de los Estados Unidos, y los coyotes estuvieran acabando con su
rebaño? La respuesta de los granjeros es: “Matar a los coyotes”. Sin embargo, el tema de la
preservación incluye a los coyotes, y los psicólogos aportaron una mejor solución. El
condicionamiento aversivo es una técnica empleada para romper con las adicciones o para
reformar la conducta indeseable en los seres humanos, notablemente en el caso de los alcohólicos.
Llevada directamente de la clínica psicoterapéutica a los campos ovejeros, resultó ser igualmente
efectiva con los coyotes. Se les puso una carnada con un medicamento vomitivo, lo cual los hizo
cambiar sus predilecciones hacia otra presa -los conejos.

Obviamente, existen asuntos mucho más comunes que requerirán de toda la atención de la
psicología. ¿Son las mujeres el “sexo más débil”? Las últimas investigaciones parecen indicar que
las mujeres poseen un mejor control fisiológico que los hombres. Existen muchas Otras cosas -de
lo relativamente trivial (¿por qué a las personas les gusta asustarse viendo películas de terror o
subiéndose a los juegos mecánicos?) a lo fundamentalmente importante (¿por qué un niño de
cuatro años de edad aprende chino, por ejemplo, más rápidamente que un estudiante universitario,
quien sin duda se encuentra en la cima de su potencialidad para aprender?)

Si no fuera por la orientación que ha tomado la observación de la conducta de las personas -a
partir de la clasificación del “carácter” para controlar la experimentación psicológica- actualmente
no habría manera de abordar dichos problemas, sobre lo que somos y la forma como nos
comportamos, ni un punto de partida confiable o firme a partir del cual dar comienzo a la lenta y
difícil tarea de entendernos a nosotros mismos.