Cayo Julio César nació el 13 de Julio del
año 100 a de C. en el seno de la antigua y
noble "gens julia" y en medio de un
periodo turbulento de la historia romana
caracterizado por las rivalidades entre
Senado y Asamblea y la corrupción
generalizada.
Cuando
terminó sus estudios a los 16 años partió
para Asia, y allí permaneció durante casi
dos años. A su vuelta a Roma se casó con
Cossuzia, a la que no tardaría en repudiar
para contraer matrimonio con la bella
Cornelia, hija de un lugarteniente de Mario.
Por
aquel entonces el poder era ostentado por el
cónsul Sila, el cual había iniciado una
campaña para deshacerse de sus enemigos,
mandando asesinar a numerosos senadores y
oficiales. Como quiera que Sila consideraba
a Mario su peor enemigo, exigió a César que
se divorciase de su mujer, y ante la
negativa de éste, lo condenado a muerte y
confiscó la dote de Cornelia. Más tarde la
pena sería conmutada por el exilio. En
Oriente César tendría la posibilidad de
adquirir una experiencia militar que le
sería de vital importancia en su vida
futura.
Cuando
volvió a Roma en el 69 a de C. muerto ya
Sila, iniciaría el llamado "cursum
honorem" y alcanzaría los honores de
questor, edil y pretor. Gracias al dinero
prestado por Craso, que también le apoyaría
en su carrera política, organizaría unos
juegos para las masas de una magnificencia
sin precedentes en Roma, todo lo cual le
llevó a ser tremendamente popular entre el
pueblo. Le fue concedido el gobierno de la
región de Hispania, donde sometió a los
rebeldes y ganó fama de excelente soldado y
óptimo administrador. Gracias de nuevo a la
ayuda de Craso, César continuaría cosechando
triunfos personales hasta alcanzar las
magistraturas de pontífice máximo y pretor.
Su sonado triunfo sobre las tribus ibéricas
y el enorme botín conseguido a punto
estuvieron, sin embargo, de volverse en su
contra al resultar un impedimento para
llegar a tiempo a Roma a presentar su
candidatura para el consulado. Sin embargo
César acudió igualmente dejando a su
ejército fuera de la ciudad. Allí se llevó a
cabo la formación del Primer Triunvirato, un
pacto de carácter privado consolidado por un
juramento de lealtad recíproca entre Craso,
Pompeyo y César que tenía como finalidad la
distribución de tareas y la conquista
absoluta del poder. Para estrechar aún más
los lazos Pompeyo contrajo matrimonio con la
hija de César y éste, tras elegir como
sucesores en su cargo a Gabinio y Pisón, se
casó con Calpurnia, la hija de este último,
tras divorciarse de su tercera mujer,
Pompea.
Julio
César era consciente de que para colmar sus
aspiraciones políticas necesitaba llevar a
cabo una campaña militar importante y cuyo
éxito supusiese un fuerte impacto. Por eso
hizo todo lo posible por obtener el
consulado de las Galias. Esto le ofrecía la
posibilidad de conquistar un territorio
tremendamente rico en recursos naturales y
de someter un pueblo conocido por sus
grandes virtudes militares. Pero ni el
propio César había sospechado que obtendría
una victoria tan aplastante. Su
extraordinaria capacidad táctica en la lucha
contra la rebelión del cabecilla
Vercingétorix le granjeó la admiración de
sus tropas, y consiguió la formación de un
ejército fiel que le seguiría hasta la
muerte. Y por si fuera poco, además de
enormes riquezas, César logró que su fama y
su prestigio personal se disparasen. Todo
ello ha quedado reflejado magníficamente en
los comentario escritos por él mismo en
"De bello gallico", donde relata esta
campaña de las Galias que se desarrolló
entre el año 58 y el 51 a. de C.
Muerto
Craso durante una expedición contra los
partos, el triunvirato se deshizo y Pompeyo
se quedó sólo en Italia, asumiendo el pleno
poder y presionando a César para que
abandonase a su ejército y volviese a Roma
como un simple ciudadano. Pero César no
estaba dispuesto a renunciar a todo por lo
que había luchado y exigió a su vez a
Pompeyo que abandonase su cargo. Ante la
negativa de éste, César tomó la decisión de
atravesar el río Rubicón con sus tropas para
marchar hacia Roma, lo que significaba una
explícita declaración de guerra. El senado,
temeroso de sus intenciones, no tardó en
proclamarlo dictador y un año después se
concedería el honor de consulado.
Pompeyo se refugió en Albania y poco después
fue derrotado por César en la célebre
batalla de Farsalia en el 48 a. de C.
Finalmente huiría a Egipto para ser
asesinado por Ptolomeo XIV, quien pretendía
con esta traición ganarse el favor de César.
Pero su acción no le serviría de nada puesto
que éste, en su papel de árbitro de los
intrincados problemas sucesorios del país
del Nilo, escogió a Cleopatra como reina y
la elevó al trono. Entre estos dos
inteligentes, fascinantes y ambiciosos
personajes tuvo lugar una de las historias
de amor más célebres que se recuerdan, fruto
de la cual nació Cesarión. Cleopatra
necesitaba el apoyo de César para solventar
los problemas políticos y económicos de su
país; y Julio César ansiaba las riquezas de
Egipto y el prestigio que supondría ponerlo
bajo el dominio de Roma.
A su
vuelta a Roma, su triunfo fue recibido con
fastos y celebraciones, César se había
convertido en un héroe, en un semidiós
invencible adorado por el pueblo. A partir
de aquel momento ostentaría el poder
absoluto y aunque no se atribuyó nuevos
títulos, cada vez delegó menos en otros
magistrados, concentrando la autoridad en
sus manos y convirtiéndose en dictador
vitalicio. También se atribuyó otros honores
extraordinarios como el derecho de portar
siempre la toga púrpura y los laureles
reservados a los triunfadores, de acuñar
monedas con su efigie, de sentarse en un
trono de oro o de dar nombre al quinto mes
de año; hasta llegó a ser venerado
prácticamente como un dios. Sin embargo
muchas fueron las reformas positivas que se
llevaron a cabo durante el tiempo que
dirigió los designios de Roma: redujo el
número de esclavos, llevó a cabo numerosas
obras públicas, reformó el calendario... y
acabó siendo declarado "Padre de la Patria".
Pero
un temor empezó a hacer mella entre los
republicanos más conservadores y era que
César, tras haber adoptado a Octavio,
quisiera transmitirle los poderes adquiridos
a su sucesor, lo que podía dar lugar a que
la república se convirtiera en una
monarquía. Una conjura fue tramada entonces
por los sectores más tradicionalistas
liderados por Bruto y Casio, que acabaría
con su vida el 15 de marzo del 44 a. de C.
Su cuerpo fue cosido a por 23 puñaladas y
acabaría expirando a los pies de la estatua
de Pompeyo.
Julio
César ha sido sin duda uno de los personajes
más fascinantes de todos los tiempos. De
gran atractivo físico, elegante y educado,
fue también un hombre de acción decidido y
ambicioso y un militar carismático, valiente
y austero que fue respetado y admirado por
sus hombres. Como político fue inteligente y
sagaz y no dudó en emplear todo tipo de
tretas para alcanzar sus objetivos, sin
embargo fue siempre leal a sus amigos y
afectuoso con su familia. Julio César fue,
en definitiva, la encarnación de los ideales
y lo valores más respetados por los romanos.