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Franklin
Delano Roosevelt
Nacido
en Hyde Park, estado de Nueva York, el 30 de
enero de 1882, era primo lejano del también
presidente de los Estados Unidos Theodore
Roosevelt. Miembro de una familia acomodada,
su padre era administrador de varias
sociedades y tenía diversas propiedades,
mientras que la familia de su madre poseía
una empresa naviera y varias minas. Educado
en un ambiente elitista, cursó sus primeros
estudios en Grotton, cursando después
Derecho en la exclusiva Harvard. No
destacaba como alumno, estando más
interesado en los negocios familiares y su
gran afición, los caballos. Más tarde,
obtuvo el título de abogado en Columbia y,
en 1905, casó con Anna Eleonor, prima
lejana, sobrina del presidente Roosevelt.
En 1910
decidió entrar en política, aceptando una
oferta del Partido Demócrata para
presentarse a los comicios al Senado como
candidato por Nueva York. Elegido a los
veintiocho años, su meteórica carrera,
basada fundamentalmente en su simpatía y
carisma, le llevó a ocupar el cargo de
secretario adjunto de Marina por el recién
elegido presidente Woodrow Wilson. Destacado
en el ejercicio de su cargo, Roosevelt supo
ganar el respeto y la fidelidad de quienes
trataron con él, de tal forma que, a la
retirada de Wilson de la vida política, le
aconsejaron que se postulara como candidato
demócrata a la vicepresidencia. Hecho esto,
las elecciones fueron ganadas por los
republicanos, pero Roosevelt perseveró en su
intento de darse a conocer entre los
votantes, lo que un futuro no muy lejano
acabará por rendirle los frutos deseados.
En agosto
de 1921, sin embargo, sufre un ataque de
poliomielitis que casi acaba con su vida,
paralizará del todo sus piernas durante dos
años y le dejará postrado en una silla de
ruedas durante el resto de su vida. A pesar
de ello, da muestras de una férrea voluntad
y afán de superación al reanudar en cuanto
pudo su actividad política, interviniendo en
1924 en una asamblea de su partido. En 1928
gana las elecciones para el gobierno de
Nueva York. Instalados los Estados Unidos en
plena Crisis de 1929, su programa de
reformas sociales dio buenos resultados para
afrontar la recesión. Además, tuvo la
habilidad de rodearse de un buen equipo de
colaboradores, que le ayudaron en la gestión
y le presentaron como la persona idónea para
sacar al país del marasmo en el que se
encontraba. Así, en la Convención demócrata
de 1932 en Chicago, fue elegido candidato a
la presidencia del país. Durante la campaña,
se empeñó en demostrar que su impedimento
físico no era óbice para ocupar el máximo
puesto del gobierno de la nación. Para ello,
tomó innumerables trenes y recorrió Estados
Unidos de Este a Oeste, acercándose a los
votantes y transmitiendo energía y
confianza.
El 8 de
noviembre de 1932 resultó elegido
presidente, con casi veintitrés millones de
votos, ocho más que su rival, Herbert Hoover.
Inmediatamente después de llegar al
gobierno, lanzó un paquete de medidas
sociales, económicas y políticas encaminadas
a lograr la recuperación del país tras la
tremenda crisis económica sufrida desde
1929. El programa fue bautizado como New
Deal, literalmente "nuevo reparto", y su
objetivo fundamental era asegurar un mayor
bienestar económico y social de los
ciudadanos de Estados Unidos mediante una
mayor y mejor redistribución de la riqueza.
Para ello, otorgaba al Estado ciertamente un
papel interventor del que nunca antes había
hecho gala en Estados Unidos, poniendo coto
al capitalismo ultraliberal y desenfrenado
que había provocado la Gran Crisis. Fue
también la primera vez en que desde el
gobierno se inició un amplísimo programa de
inversión pública, construyendo
infraestructuras, financiando al
campesinado, frenando la especulación,
legalizando las organizaciones sindicales e
instalando un sistema de seguridad social.
El tono social del gobierno Roosevelt llegó
al extremo de proclamar la Ley Seca, para
combatir el alcoholismo, aunque con
resultados desafortunados.
La política de
Roosevelt recibió un amplio apoyo por parte
de la población, como lo demuestra el hecho
de que fuera reelegido incluso para un
cuarto mandato. Sin embargo, contaba con la
oposición no sólo de sus rivales, el Partido
republicano, sino también de los grandes
grupos oligárquicos y los fascistas
dirigidos por el senador Huey Long, quienes
acusaban a Roosevelt de izquierdista y de
manifestar demasiado apego al sillón
presidencial. En el orden internacional,
Roosevelt era partidario de terminar con el
tradicional aislacionismo de los Estados
Unidos. Así, en Iberoamérica, concedió la
independencia de Cuba en 1934 y renunció a
intervenir en la política interna panameña.
También se acercó a la Unión Soviética,
reconociendo su existencia diplomática en
noviembre de 1933. Preocupado por el avance
del fascismo en Italia y Alemania y el
expansionismo japonés, no pudo intervenir en
conflictos como el de Abisinia o España por
una ley que aseguraba la neutralidad de
Estados Unidos en política exterior. La
ocasión para comenzar a romperla la dio el
inicio de la II Guerra Mundial, favoreciendo
económica y materialmente Estados Unidos a
Gran Bretaña y Francia.
En 1941, tras
el ataque japonés a Pearl Harbor, la
neutralidad soterrada se rompió
definitivamente, entrando estados Unidos de
lleno en el conflicto. El país entero fue
movilizado para suministrar armamento,
resultando su participación en el curso del
conflicto. Sin embargo, el propio Roosevelt
no podrá ver personalmente la victoria
aliada por fallecer el 12 de abril de 1945,
aunque sí pudo participar en la
configuración posterior del mundo mediante
sus reuniones con otros grandes líderes,
como Stalin o Churchill.
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