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José de San Martín
Libertador de América
José de San Martín nació el 25 de febrero de
1778 en Yapeyú, a orillas del río Uruguay, que pertenecía al Virreynato
del Río de la Plata. Su padre, don Juan de San Martín, venía de España y
ocupaba la función de lugarteniente gobernador del departamento. Su
madre, doña Gregoria Matorras, era sobrina de un conquistador del Chaco.
Se fue a España, con sus padres, en 1786, donde
entró al Seminario de Nobles de Madrid. En 1789, comenzó una carrera
militar en el regimiento de Murcia. Tomó parte en la campaña del África
combatiendo en Melilla y Orán. En 1797, obtuvo el grado de
sub-lugarteniente en recompensa por sus acciones frente a los franceses
en los Pirineos.
Luego combatió en diferentes sitios del sur de
España, en Gibraltar y Cádiz, con el grado de Capitán de segunda de la
infantería ligera.
En 1808, las tropas de Napoléon invadieron la
península y el rey Fernando VII fue hecho prisionero. Fue entonces que
estalló la rebelión del pueblo español contra el Emperador y su hermano
José Bonaparte, que venía de ser proclamado Rey de España. Un Gobierno
provisorio se instaló en Sevilla y luego en Cádiz.
San Martín fue nombrado por la Junta ayuda de campo del Primer
Regimiento de Voluntarios de Campo Mayor. Destacado por sus hechos de
armas contra los franceses, accedió al grado de capitán del regimiento
de Borbón. La armada atacó las tropas francesas y las batió en el curso
de la batalla de Bailén, el 19 de julio de 1808. San Martín se
distinguió.
Esta victoria permitió a la armada de Andalucía
recuperar Madrid y fue la primera derrota de las tropas napoleónicas.
San Martín recibió el grado de Lugarteniente Coronel y una medalla de
oro. Continuó la lucha contra los franceses en la armada de aliados:
España, Portugal e Inglaterra. Combatió bajo las órdenes del general
Beresford en la batalla de Albuera.
Tuvo conocimiento de Lord Macduff, un noble escocés, quien lo informó
acerca de logias secretas que complotaban para la independencia de
América del Sur. Gracias a este último obtuvo un pasaporte para ir a
Inglaterra, donde encontró en 1811 a compatriotas de la América
española: Alvear, Zapiola, Andrés Bello, Tomás Guido, entre otros. Todos
hacían parte de una logia que había fundado el "Precursor", Miranda,
quien, con Bolívar, luchaba ya en América por la independencia de
Venezuela.
En enero de 1812, San Martín embarcó para Buenos Aires a bordo de la
fragata inglesa George Canning.
II. San Martín en América.
En la ciudad de Buenos Aires, el 25 de mayo de
1810, una Junta se había formado según el modelo de juntas de España,
que se oponía a la ocupación francesa de la Península, y gobernaba en
nombre del rey Fernando VII prisionero en Francia.
Se había enviado emisarios en las diferentes ciudades del Virreynato del
Río de la Plata, para que ellas formaran juntas y reconocieran a la de
Buenos Aires. Las poblaciones parecían dividirse entre las juntas
independientes de España y aquellas que pretendían obedecer al virrey.
La Junta de Buenos Aires nombró un cuerpo ejecutivo, llamado Primer
Triunvirato. Sus miembros eran: Juan José Paso, Feliciano Chiclana y
Manuel de Sarratea.
La ciudad de Montevideo no reconocía a la junta de
Buenos Aires y había emprendido hostilidades contra la capital. En
Chile, el Consejo se pronunciaba contra la autoridad del Virrey. En el
Alto Perú, la Bolivia actual, los realistas ocuparon la provincia de
Salta y avanzaron sobre Tucumán, defendido por el Ejército del Norte que
comandaba el general Belgrano. El Paraguay se había ya declarado
independiente.
Pocos días después de su llegada, San Martín fue
reconocido en el grado de Lugarteniente Coronel y el Triunvirato le
encargó formar un escuadrón, que sería el célebre Regimiento de
Granaderos a Caballo. Durante el año 1812, se ocupó de instruir a la
tropa en las técnicas modernas de combate que había adquirido en Europa
contra el ejército napoleónico.
Además, organizó una sociedad secreta llamada la Logia Lautaro (nombre
de un jefe araucano que defendió la libertad de su pueblo durante la
conquista española). La sociedad estaba formada de la misma manera que
las logias masónicas de Cádiz, Londres y Venezuela, que tenía por
miembros a Miranda, Bolívar y Andrés Bello. Su objetivo era de "trabajar
por la independencia de América y su honor". Sus principales miembros,
además de San Martín, fueron: Alvear, Zapiola, Bernardo Monteagudo, Juan
Martín de Pueyrredón.
En agosto de 1812, San Martín se casó con María de
los Remedios de Escalada, una mujer joven y bella, que pertenecía a una
de las familias más destacadas del país.
En octubre de 1812, cuando llegó la noticia de la victoria del general
Belgrano en Tucumán, la Logia Lautaro intentó imponer sus candidatos al
Triunvirato. Con la presión de los cuerpos armados y el pueblo, un
segundo Triunvirato se formó, constituído por: Juan José Paso, Nicolás
Rodríguez Peña y Antonio Álvarez Jonte. Además, se exigió crear una
Asamblea Suprema con delegados de todas las provincias a fin de redactar
una constitución.
Los primeros actos del Triunvirato consistieron en
reforzar el ejército y enviar una expedición para sitiar Montevideo,
ocupado por los realistas.
En enero de 1813, las posiciones militares fueron consolidadas: el
general José Rondeau dirigió el sitio de Montevideo mientras que en
Buenos Aires, el domingo 31 de enero, se reunió la Asamblea General
Constituyente, conocida en la historia bajo el nombre de Asamblea del
año 13. Casi todos los miembros de la Asamblea pertenecían a la Logia
Lautaro. Se aprobó importantes reformas: el nombre del rey de España
desaparecía de los documentos públicos, la Asamblea se declaraba
soberana, se suprimían los blasones y títulos de nobleza, se adoptaban
los colores de la bandera creada por Belgrano, el emblema nacional y el
himno, se eliminaba la inquisición y se quemaban los instrumentos de
tortura, se defendía la libertad de prensa, se imponía restricciones a
la esclavitud.
Los realistas de Montevideo dominaban los ríos con
su flota, asolaban las ciudades costeras y hacían frecuentes desembarcos
para obtener tropas y alimentos.
En enero, se supo en Buenos Aires que una escuadra realista, dirigida
por el corsario Rafael Ruíz y el capitán Juan Antonio Zabala, se
aprestaba a desembarcar. El 28 de enero, el Triunvirato ordenó al
coronel San Martín proteger las costas del Paraná del desembarco
realista. Los granaderos siguieron la progresión de la flota enemiga que
contaba con 11 naves y alrededor de 300 soldados. Los navíos tiraron
anclas en Rosario y los españoles intercambiaron disparos con las tropas
de Caledonio Escalada, comandante militar de la ciudad.
Fue en la noche del 2 de febrero que los
granaderos de San Martín llegaron y se escondieron en el convento de la
vecina ciudad de San Lorenzo. En la mañana del 3 de Agosto, los barcos
de la expedición realista tocaron tierra y los españoles subieron los
acantilados. San Martín había dividido sus tropas en dos columnas, y en
el momento cuando el clarín comenzó a resonar dio el asalto. Desde la
primera carga, el caballo de San Martín fue puesto en tierra. El
granadero Baigorria atravezó con su lanza a un soldado español que
intentaba herir a San Martín. El soldado Juan Bautista Cabral, quien
había levantado el caballo de su jefe para liberarlo, fue herido de
muerte. Al momento de morir pronunció: "Muero contento, hemos vencido al
enemigo".
En efecto, la victoria llegó en algunos minutos.
Los realistas huyeron por los acantilados abandonando sus armas, cañones
y estandartes. La flota vencida retornó a Montevideo y no regresó jamás
por el Paraná. San Martín regresó a Buenos Aires triunfal.
Poco tiempo después se supo de la victoria del general Belgrano frente a
los realistas en la batalla de Salta, donde se rindió la armada dirigida
por Pío Tristán.
Manuel Belgrano, después de la batalla de Salta,
entró en tierras del Alto Perú persiguiendo a los realistas, pero debió
retroceder hasta sus posiciones precedentes, en el valle de Lerma,
después de las derrotas de Vilcapugio (1 de octubre) y Ayohuma (14 de
noviembre).
El Triunvirato decidió enviar a San Martín al norte con un pequeño
ejército de infantería y el cuerpo de Granaderos a Caballo. El ejército
vencido se reunió con los refuerzos en Yatasto, en el camino entre Salta
y Tucumán, donde los dos libertadores se conocieron y se unieron en
amistad para siempre.
Entretanto, el 31 de enero de 1814, en Buenos
Aires, la Asamblea nombró como Director Supremo de las Provincias Unidas
del Río de la Plata a Don Gervasio Antonio Posadas por un período de dos
años, reemplazando al Triunvirato precedente. En enero igualmente, San
Martín tomó el mando del Ejército del Norte, quedando Belgrano su
subordinado.
La armada realista, dirigida por el general Pezuela, amenazaba las
provincias de Salta y Jujuy.
La frontera norte era defendida por gauchos a
caballo, bajo el mando del lugarteniente coronel Martín Güemes,
originario de Salta y muy bien instruído en el terreno. Este ejército
causó estragos en las tropas realistas levantando al pueblo contra el
enemigo.
Al mismo tiempo, en el Río de la Plata, la flota
dirigida por el comandante Guillermo Brown vencía a la armada realista
frente a Montevideo y llegó a establecer el sitio marítimo que obligó a
la ciudad a rendirse al General Alvear (junio de 1814). Sabiendo de esta
derrota, los realistas, que intentaban conquistar las Provincias Unidas
por la frontera norte, comenzaron a retirarse, concentrando sus fuerzas
en el Alto Perú.
III. El Plan continental.
Poco después de su llegada a Tucumán, San Martín
se dio cuenta de la imposibilidad de llegar a Lima, que en ese momento
era el centro del poder realista, por el camino del Alto Perú. Cada vez
que una armada realista descendía del altiplano hacia los valles de
Salta era vencida; y cada vez que un ejército de las Provincias Unidas
se aventuraba en el Alto Perú era exterminada.
Fue entonces que el general San Martín tuvo la idea de atravezar la
cordillera y atacar Lima por el mar. Para asegurar las fronteras del
norte, las tropas del general Güemes bastaban. El plan de conquistar
Perú por el Pacífico era lo que San Martín mismo llamaba "su secreto",
compartido con algunos de sus amigos de la Logia Lautaro.
En el mes de abril de este año, una enfermedad le
impidió ir a pedir la autorización a la Asamblea para realizar su plan.
Reposó en una hacienda próxima a Córdoba, dejando al general Cruz
dirigir las tropas del Ejército del Norte.
En agosto, el Director Posadas lo nombró gobernador intendente de Cuyo,
en razón de su salud todavía frágil. En realidad, San Martín estaba en
una posición favorable para comenzar sus planes que lo llevarían a
liberar la mitad del continente.
Cuando el futuro Libertador se instaló en Cuyo,
del otro lado de la Cordillera de los Andes, la revolución del "Reino de
Chile" se encontraba en peligro: el país era invadido por las fuerzas
realistas del Virreynato del Perú y después de varias batallas, las
fuerzas independentistas bajo el mando de O´Higgins y José Miguel
Carreras fueron derrotadas en el curso de la batalla de Rancagua (1 de
octubre de 1814), donde el ejército chileno fue exterminado, dejando la
ruta hacia la capital, Santiago, abierta. El general Carrera con el
resto del ejército atravezó la cordillera y se refugió en el territorio
de Cuyo, gobernado por San Martín.
En Buenos Aires se supo que Napoleón había sido
vencido y exiliado en la isla de Elba. El rey Fernando VII había llegado
a Madrid después de seis años de cautiverio. El primer acto del gobierno
fue abolir la constitución de Cádiz y condenar a muerte a todos aquellos
que se oponían a su soberanía. El Tribunal de la Inquisición fue
restablecido.
En este momento la revolución sudamericana parecía
vencida en todos los frentes. Chile y el Alto Perú estaban perdidos, con
realistas fuertemente establecidos en Lima; la revolución venezolana
estaba vencida y sus jefes, Bolívar y Mariño, se habían refugiado en
Cartagena; los liberales españoles eran perseguidos. Solo en el Río de
la Plata ondeaban los estandartes de la Libertad y la Independencia.
En Buenos Aires, a comienzos del año 1815, el
Director Supremo Posadas renunció, y se nombró en su lugar al general
Carlos María de Alvear. Alvear nombró entonces como gobernador de Cuyo
al coronel Gregorio Perdriel. Esto conmocionó a la ciudad de Mendoza y,
el 16 de febrero, el Consejo Municipal solicitó al Director Supremo una
audiencia para que conserve en su gobierno al general San Martín,
argumentando el hecho en que había un peligro cierto de una invasión
realista por la cordillera. El Director aceptó la demanda del Consejo y
confirmó a San Martín en su cargo.
Poco tiempo después, el Consejo de Buenos Aires pidió la dimisión de
Alvear y nombró al general Rondeau en su lugar, con la condición de
disolver la Asamblea y de formar un nuevo congreso elegido por sufragio
universal (18 de abril).
Pero los habitantes de Mendoza constituyeron un
Consejo independiente. Decidieron no obedecer a ningún gobierno que no
fuera elegido por el pueblo y declararon nulo y no bienvenido el
nombramiento del Gobernador Intendente por el Director Supremo. Se
aclamó a San Martín como Gobernador de Cuyo. Los Consejos de San Juan y
San Luis confirmaron sus declaraciones.
San Martin decidió entonces crear el Ejército de
los Andes, al cual la población de Cuyo contribuyó como pudo. Se
estableció nuevos impuestos, se creó una contribución extraordinaria de
guerra, se recibió donaciones en joyas y dinero...Los transportes
militares fueron gratuitos, los artesanos trabajaron sin retribución
para el ejército y las mujeres participaron del esfuerzo para la guerra
confeccionando los uniformes de los soldados.
Se supo que en ese momento España preparaba una
expedición de diez mil hombres, bajo el mando del general Murillo, la
cual se dirigía hacia el Río de la Plata para someter a los rebeldes a
la voluntad real. El coronel San Martin reunió en Consejo a la población
de Cuyo el 6 de junio de 1815 y declaró: "Es llegada la hora de los
verdaderos patriotas. Se acerca al Río de la Plata una expedición de
diez mil españoles. Ya no se trata de encarecer y exaltar las virtudes
republicanas, ni es tiempo de exhortar a la conservación de las fortunas
o de las comodidades familiares. El primer interés del día es el de la
vida: este es el único bien de los mortales. Sin ella, también perece
con nosotros la patria. Basta de ser egoístas para empeñar el último
esfuerzo en este momento único que para siempre fijará nuestra suerte. A
la idea del bien común y a nuestra existencia, todo debe sacrificarse.
Desde este instante el lujo y las comodidades deben avergonzarnos. Desde
hoy quedan nuestros sueldos reducidos a la mitad. El empleado que no
quiera donar lo que deja de percibir recibirá un boleto para su abono en
mejores circunstancias. Yo graduaré el patriotismo de los habitantes de
esta provincia por la generosidad. Cada uno es centinela de su vida."
Las damas de Mendoza, con María de los Remedios de
Escalada de San Martín a la cabeza, su esposa, fueron recibidas por el
Consejo municipal en audiencia y, en presencia de la población, se
despojaron de todas sus joyas, ofreciéndolas a la patria.
Llegamos a fines del año 1815 con las
desalentadoras noticias de la derrota del Ejército del Norte, dirigida
por Rondeau, en la batalla de Sipe-Sipe el 29 de noviembre. Las fuerzas
del Virrey de Perú, comandadas por el general Osorio, dominaban Chile.
El ejército de Murillo, que debía llegar a Buenos Aires, desembarcó en
Venezuela y venció a las tropas de Bolívar.
San Martín, a la cabeza del pequeño ejército de Cuyo, era entonces la
única esperanza de las Provincias Unidas. Fue en estas circunstancias
que reunió sus oficiales y expuso su plan de atravezar los andes y la
reconquista de Chile.
A fines del año precedente, la autoridad del rey
Fernando VII estaba prácticamente restablecida, y ya los generales
realistas ejercían su crueldad sobre las poblaciones rebeldes, sobre
todo en Venezuela y el Alto Perú.
A comienzos del año 1816, los delegados de las
diferentes provincias, elegidos por sufragio universal, comenzaron a
arrivar a Tucumán, y el 24 de marzo se formó el Soberano Congreso
Nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata. El gobierno de
Cuyo tenía cuatro delegados, amigos de San Martín y miembros de la Logia
Lautaro. Por la provincia de San Juan: el hermano Justo Santa María de
Oro y don Agustín Maza; por Mendoza: Tomás Godoy Cruz y Francisco
Narciso Laprida; por San Luis, Juan Martín de Pueyrredón.
En el mes de mayo el Congreso se dedicó a la elección del nuevo Director
Supremo. El primer candidato en vista fue Belgrano, después se pensó en
San Martín, pero los delegados de Cuyo se opusieron. Finalmente, el 3 de
mayo, Juan Martín de Pueyrredón fue designado como Director Supremo, con
el consentimiento de los delegados próximos a San Martín.
Sin embargo San Martín, como Gobernador de Cuyo,
insistió al Director Supremo para que le otorgue los medios para
realizar su cruce de los Andes. Ya había comenzado sus actividades de
espionaje y tenía contactos en medio de los realistas de Santiago, y
estos le informaban de las actividades del Gobernador Osorio y de su
sucesor Marcó del Pont. Sus espías preparaban la insurrección de los
patriotas chilenos preparando la futura invasión.
San Martín se vio propuesto comandante del ejército del Perú, para
reemplazar al general Rondeau. Pero no creyó en las posibilidades de
éxito y pidió al Director Supremo enviar a Manuel Belgrano.
Durante este año, varias batallas navales fueron
emprendidas por corsarios bajo pabellón del Río de la Plata. Capturaron
los cargamentos de navíos que hacían la travesía entre América y España,
liberando los esclavos, lo que les valió el reconocimiento de la opinión
liberal en Europa. Se interceptó además la correspondencia confidencial,
lo que les permitió conocer el verdadero estado de las tropas realistas
en el Caribe y Venezuela. Fue así que se supo en Buenos Aires los
progresos de Bolívar y las tropas independentistas de México.
Fue en este contexto que se preparó la expedición del comandante
Guillermo Brown, secundado por Hipólito Buchardo, quienes partieron del
Río de la Plata, doblaron por el Cabo de Hornos y atacaron las
fortalezas españolas en Chile, después los puertos fortificados de
Callao y de Guayaquil. Eso permitió a los independentistas informarse
sobre las defensas de esos puertos que serían útiles para la campaña del
Perú.
Después de la derrota de Sipe-Sipe en el Alto
Perú, San Martín pensó que era tiempo de poner en marcha su plan de
conquista de Lima por el Pacífico. Envió a su delegado, Manuel Ignacio,
a Buenos Aires, para convencer al Director de la utilidad de una
expedición a Chile. El Ministro de Guerra, Tomás Guido, era un amigo de
San Martín y parecía de acuerdo con él. Pero el gobierno no estaba
convencido.
Obrando con astucia, San Martín hizo creer que su
ejército marcharía hacia el Alto Perú. Quería hacer creer a los
realistas que Mendoza quedaría sin protección para empujarlos a pasar al
otro lado de la cordillera. Pero Marcó del Pont no cayó en la trampa.
San Martín envió entonces a Buenos Aires a su ayuda de campo, José
Antonio Álvarez Condarco, ingeniero militar, con algunos detalles de sus
planes de campaña. Condarco se entrevistó con Antonio González Balcarce,
quien aseguró el interín en espera del nuevo Director. Pueyrredón fue
favorable al plan de invasión de Chile y dio por fin instrucciones para
que se apoye a San Martín (mes de junio).
San Martín insistió con sus delegados del Congreso
sobre la necesidad de declarar la independencia. El 9 de julio, el
Congreso proclamó la independencia de las Provincias Unidas del Río de
la Plata. No había más posibilidad de reconciliación con Fernando VII.
San Martín envió entonces su emisario a los jefes
realistas para notificarles esta declaración de independencia.
El 15 de julio, el Director Pueyrredón y San Martín se encontraron en
Córdoba para planificar la expedición. A partir de este día, los dos
hombres se hicieron amigos para siempre.
IV. El cruce de los Andes.
Desde la obtención del apoyo político para su proyecto,
San Martín emprendió los preparativos de la expedición.El Director Supremo elevó el 1 de agosto a San Martín al grado de
general en jefe del Ejército de los Andes.El 5 de enero, después de un período de entrenamiento, El ejército se
dirigió hasta Mendoza bajo el clamor de la multitud. Todos juraron
fidelidad a la bandera color celeste y blanco.San Martín guardó en secreto el punto por el cual el ejército cruzaría
los Andes, y dejó correr falsos rumores para desorientar a los
realistas.
Todo estaba listo en Plumerillo para hacer atravezar
el ejército de 4000 hombres, con sus caballos, cañones, municiones y
víveres para un mes. Dos divisiones, bajo el mando de los generales
Miguel Estanislao Soler y O´Higgins atravezaron los Andes por el Paso de
los Patos. Otra, dirigida por Juan Manuel Cabot hizo el cruce desde San
Juan, por el Portezuelo de la Ramada para llegar a Coquimbo. Otro
destacamento ligero pasaría por el paso de Vinchina para ocupar Copaipó.
Al sur, el capitán Freyre pasaría por el Planchón para apoyar a la
guerrilla chilena.
En el transcurso de la segunda mitad de enero, las
diferentes divisiones se pusieron en marcha con instrucciones secretas.
Las órdenes eran de aparecer simultáneamente sobre el territorio chileno
entre el 6 y el 8 de febrero.
El cruce fue un triunfo. El 8 de febrero a las dos de
la tarde, las dos principales columnas ocupaban las ciudades de Putaendo
y Santa Rosa de los Andes, dejando libre la ruta hacia el Pacífico.
IV. La liberación de Chile.
El 10 de febrero, todo el ejército de los Andes se
encontraba reunido en el valle del Aconcagua, listo para escalar la
cuesta de Chacabuco y enfrentar una batalla decisiva. El ejército
realista se reunió con las tropas venidas de Santiago.
San Martín quería atacar a los realistas sin darles tiempo a
reagruparse. Dividió sus tropas en dos columnas; una comandada por el
general Soler y la otra por O'Higgins. El ejército realista era dirigido
por Maroto.
Al amanecer del 12, las dos columnas comenzaron la
ascensión de la cuesta de Chacabuco, Soler por la derecha y O'Higgins
por la izquierda.
El ala izquierda se encontró con los realistas. El combate parecía
indeciso hasta que las tropas de Soler llegaron a apoyarlos, ganando la
batalla. Los realistas debieron huir, dejando 500 muertos, 600
prisioneros y muchas armas.
El 14 de febrero, San Martín entró triunfal en
Santiago de Chile. El Congreso se reunió el 18 y proclamó al Libertador,
Gobernador de Chile. Él renunció a este honor y O'Higgins fue elegido
Director Supremo de Chile.
Esta victoria, la conquista de Chile, no podía más
que alegrar a Buenos Aires, víctima de una situación difícil. Montevideo
era ocupado por los portugueses, mientras que el Ejército del norte,
bajo las órdenes de Martín Güemes, resistía mal que bien en Jujuy.
La victoria de Chacabuco iba a cambiar la situación. Los realistas
comenzaron a replegarse. Los que podían escapar, se retiraron hasta la
fortaleza de Talcahuano, en el sur de Chile. Ellos resistieron todo el
año 1817.
Se creó entonces el Ejército Unido, formado por el de
Chile y el ejército de los Andes. A O'Higgins se confió la parte chilena
y San Martin devino General en jefe de todo el ejército.
San Martín sabía que no sería posible conquistar
Chile y Perú sin dominación marítima. En efecto la costa era protegida
por poderosos bastiones como Callao o Talcahuano. Poco después de la
batalla de Chacabuco, volvió a Buenos Aires para pedir al Director
Supremo que envíe una misión a Londres, con el fin de conseguir una
armada a fin de dominar las costas del Pacífico.
Esto permitió la entrada del ejercito en
Santiago. El
18 de febrero se convocó a un Cabildo Abierto que
propuso a San Martín como
Director Supremo de la naciente república, pero éste
rechazó el ofrecimiento. Dos días después el cabildo
nombra finalmente a O'Higgins como director supremo.
Luego de la emancipación chilena San Martín se trasladó
a Buenos Aires para obtener del gobierno un empréstito
que permitiera costear los gastos de la
Expedición Libertadora del Perú. Pueyrredón le
prometió 500.000 pesos pero luego hubo dificultades para
cumplir la promesa debido a las luchas internas entre
Buenos Aires y los caudillos; entonces San Martín
renunció a la jefatura del ejército. Ante este hecho San
Martín recibe del Directorio 200.000 pesos, y junto a la
ayuda financiera obtenida del
Director Supremo de
Chile,
Bernardo O'Higgins, ambos logran armar una escuadra.
El gobierno de
Chile determinó que San Martín sería el comandante
en jefe de la
expedición, que la expedición navegaría bajo bandera
chilena y que el mando de la escuadra recaería en el
marino escocés Lord
Thomas Cochrane. Finalmente San Martín es designado
Brigadier del
Ejército de Chile para posteriormente, cuando zarpe
la expedición, ser designado
Capitán General del
Ejército de Chile.
El 19 de marzo de 1818 se produce la batalla o
sorpresa de Cancha Rayada; el ejército unido bajo
las órdenes de San Martín acampaba cerca de Talca,
cuando se supo que
Mariano Osorio, jefe español, le preparaba un ataque
por sorpresa en la noche. San Martín dispuso cambiar su
posición de sus tropas para, a su vez, sorprender a los
realistas. Cuando la maniobra no se había completado los
españoles iniciaron el ataque. En la oscuridad se generó
una gran confusión, ya que tanto realistas como
patriotas equivocaron sus posiciones, aquellos por
desconocer el traslado de tropas ordenados por San
Martín, éstos por no haberlos completado. Los españoles
perdieron 300 hombres, y quedaron dueños del campo; los
patriotas tuvieron 120 bajas, pero perdieron el parque,
fusiles y 26 cañones. La division a cargo de Las Heras
emprendió una retirada ordenada sustrayéndose a la lucha.
Así se pudo encolumnar y salvar sus efectivos y su
parque de artillería. De inmediato San Martín decidió
reorganizar sus medios en las llanuras de Maipú.
El
5 de abril se vuelven a enfrentar en la
batalla de Maipú. Esta batalla se desarrolló en tres
etapas. Primero, San Martín decidió desplazar a las
fuerzas patriotas linealmente, para atacar a los
realistas alineados en la parte alta de una lomada.
Formaron un triángulo para atacar con la caballería, la
artillería y la caballería chilena y patriota por el sur.
Osorio impulsó sus fuerzas por la derecha, pero la
izquierda cedió por completo. El ejército realista debió
retroceder en desorden, los granaderos persiguieron al
galope a las últimas fracciones que se retiraban. El
adversario dejaba en el campo de batalla 2.000 cadáveres,
cerca de 2.500 prisioneros, todo su armamento y material
de guerra. El general O'Higgins, herido durante la
batalla, se acercó sin embargo montado en su caballo
para abrazar a San Martín. Muchos han relatado esta
escena con honda emoción. La victoria de Maipú pasa a la
historia como una gran batalla como una maniobra
extraordinaria. El parte de la victoria dice así:
Acabamos de ganar completamente la acción. Nuestra
caballería los persigue hasta concluirlos. La patria es
libre, abril de 1818. San Martín. El gobierno de
Chile lo premia con una vajilla de plata y 6.000 pesos,
pero el Libertador rechazó ambos regalos diciendo :No
estamos en tiempos para tanto lujo.
Con la batalla
Maipú se obtiene definitivamente la victoria sobre
las tropas realistas asegurando finalmente la
independencia de
Chile. Cuando se dispuso a reanudar la campaña al
Perú recibe la orden del Directorio de marchar hacia el
Litoral fluvial con su ejército para combatir a los
federales de
Santa Fe y
Entre Ríos. San Martín se niega declarando: "el
general San Martín jamás desenvainará su espada para
combatir a sus paisanos".
Finalmente el
20 de agosto de
1820 parte San Martín junto a la
expedición desde
Valparaíso hacia el
Perú. La expedición estaba constituida por alrededor
de 4,500 hombres, pertenecientes al
Ejército Libertador de los Andes y al
Ejército de Chile, de los cuales 1,600 eran marinos
y se embarcaron en ocho navíos de guerra y dieciséis
transportes.
Independencia y Protectorado del Perú
El
8 de septiembre, el General y su ejército
desembarcan en el puerto de
Pisco haciendo retroceder al ejército realista, que
se repliega a la zona de
Sierra.
El virrey Pezuela, jefe del ejército realista, tenía
bajo su mando a unos 20.000 soldados, distribuidos por
todo el virreinato, de los cuales, la mayor parte
defendía
Lima; tratando de ganar tiempo para reunir a todos
los soldados, plantea una salida diplomática al
conflicto, que finalmente no llegó a ningún acuerdo
aceptable para San Martín; quien inmediatamente envía
una división al mando del general
Juan Antonio Alvarez de Arenales hacia Lima, por la
ruta de la sierra, para propiciar la insurrección de las
poblaciones, a lo largo de su trayecto. San Martín sigue
con la flota y en los primeros días de noviembre
desembarca en la localidad de
Huacho, donde fortifica su posición e inicia su
estrategia para sitiar definitivamente Lima.
El
29 de enero de
1821 se sublevan algunos oficiales realistas contra
el virrey Pezuela, quien es derrocado y sustituido por
el general La Serna; quien propone a San Martín, nuevas
negociaciones diplomáticas; estas finalmente fracasan
debido a que la propuesta definitiva del General era la
independencia del Perú. El sitio de Lima se prolongó por
algunos meses y en el mes de marzo arribó al Perú el
capitán Manuel Abreu, enviado por el rey de España como
emisario pacificador, sin ninguna consecuencia favorable
para los independentistas y San Martín decide iniciar
nueva estrategia y envía dos ejércitos, uno al mando del
general Guillermo Miller, para desembarcar en las costas
del sur y otra al mando del general Arenales, hacia a la
sierra.
San Martín deja Huacho y desembarca en Ancón,
estrechando el cerco a Lima. A la vez, inicia
negociaciones de paz, que se realizan en la hacienda de
Punchauca, cerca de Lima, a fines de abril, mediante sus
delegados Guido, García del Río y José Ignacio de la
Rosa y los del virrey La Serna; Abreu, Manuel de Llano y
Mariano Galdiano. Las negociaciones fracasan nuevamente
y La Serna, decide que su ejército abandone la ciudad el
5 de julio, internándose en la sierra.
San Martín ocupa Lima y reúne a Cabildo Abierto el
15 de julio. El día 28 San Martín declara la
independencia y es nombrado
Protector del Perú con autoridad civil y militar.
Ese mismo año fundó la
Biblioteca Nacional del Perú a la cual donó su
colección personal de libros y creó la
Orden El Sol del Perú. Gobierna el
Perú desde el
3 de agosto de
1821 hasta el
20 de septiembre de
1822.
Durante su protectorado recibe un pedido de ayuda del
general
Antonio José de Sucre, lugarteniente de
Bolívar, para la campaña en
Ecuador. San Martín envía soldados que participaron
en las victorias de Riobamba y Pichincha, que
garantizaron la rendición de
Quito. Entre los días 26 y 27 de julio de 1822 se
realiza la
Entrevista de Guayaquil, donde se reúne con Bolívar.
Poco después decide retirarse de todos los cargos y
volver a su país.
Vuelto a Mendoza pidió autorización para regresar a
Buenos Aires y reencontrarse con su esposa que estaba
gravemente enferma.
Bernardino Rivadavia, ministro de gobierno del
gobernador
Martín Rodríguez, se lo negó argumentando que no
sería seguro para San Martín volver a la ciudad. Su
apoyo a los caudillos del interior y la desobediencia a
una orden que había recibido del gobierno de reprimir a
los federales, le valió que los unitarios quisieran
someterlo a un juicio.
No obstante, como la salud de su esposa empeoraba
decidió viajar a Buenos Aires, donde a su llegada ya
ella había fallecido el 3 de agosto de
1823.
Exilio y muerte
Al llegar a Buenos Aires se le acusó de haberse
convertido en un conspirador. Desalentado por las luchas
internas entre unitarios y federales decidió marcharse
del país con su hija, quien había estado al cuidado de
su abuela. El 10 de febrero de 1824 partió hacia el
puerto de El Havre, Francia. Tenía 45 años y era
Generalisimo del Perú, Capitán General de la República
de Chile y General de las
Provincias Unidas del Río de la Plata. Luego de un
breve período en Londres, se instalaron en
Bruselas y poco después en
París.
En
1825 redactó las
Máximas para Merceditas, donde sintetizaba cuáles
eran sus ideales educativos.
En 1828 intentó regresar a
Buenos Aires, aunque no llegó a desembarcar. Por
tres meses permaneció en
Montevideo. El levantamiento de su antiguo compañero
Juan Lavalle contra el gobernador
Manuel Dorrego, el posterior fusilamiento de
Dorrego, las rivalidades y la profunda decepción que
sentía por lo que acontecía en la política del país
fueron los motivos principales para que San Martín
decidiera instalarse definitivamente en Europa.
Durante los años en que duró su exilio San Martín
mantuvo contacto con sus amigos en Buenos Aires, en
donde trataba de interiorizarse de lo que sucedía en su
país. Al enterarse, en 1827, de la guerra que Argentina
mantenía con Brasil, se ofreció para luchar en ella pero
nunca fue llamado.
En 1831 se radicó en
Francia en una finca de campo cercana a París. Tres
años más tarde se mudó a una casa en
Grand Bourg, en donde residió hasta
1848. Finalmente, en marzo se trasladó a
Boulogne-sur-Mer, en donde falleció el 17 de agosto
de 1850.
Sus restos
En 1861 sus restos fueron trasladados a la bóveda de
la familia González Balcarce, ubicada en el cementerio
de Brunoy, Francia. Posteriormente hubo varios intentos
de repatriarlos al país. Durante la presidencia de
Nicolás Avellaneda se creó la "Comisión encargada de
la repatriación de los restos del Libertador", hecho que
finalmente se produjo el 28 de mayo de 1880. Sus restos
descansan en la Catedral de la ciudad de Buenos Aires,
frente a la
Plaza de Mayo, custodiado por soldados del cuerpo de
Granaderos a Caballo.
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