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Pedro de Mendoza
Primer adelantado del Río de la Plata, 1536-1537;
primer fundador de la ciudad de Buenos Aires. Nació en Guadix, España, de noble
y acaudalada familia, poco se conoce acerca de la primera parte de su vida,
educación o carrera; según rumores habría amasado su fortuna en el saqueo de
Roma, pero aparentemente nunca tuvo mando militar.
Era una conocida figura en la corte de Carlos V; cuando el emperador decidió
ocupar las tierras exploradas por Sebastián Gaboto y Diego García, y abrir una
ruta terrestre a través de la región del Río de la Plata, desde el Atlántico
hasta el imperio incaico, que estaba siendo conquistado por Francisco Pizarro,
Mendoza solicitó y obtuvo el codiciado contrato para la expedición; firmado el
21 de mayo de 1534; pocas horas después del otorgado a Diego de Almagro para la
conquista de Chile, el contrato concedió a Mendoza el título y privilegios de
adelantado, incluyendo la designación de gobernador y capitán general vitalicio,
de la región del Río de la Plata extensivo a través del continente hasta incluir
alrededor de 200 leguas a lo largo de la costa del Pacifico, comenzando donde
terminaba la jurisdicción otorgada a Almagro (geográficamente confusa).
Debía colonizar las tierras fundando ciudades, especialmente a lo largo de la
costa del Pacífico, una vez abiertas las rutas terrestres, y convertir a los
indios al cristianismo; se le prometió un condado y un estipendio anual de dos
mil ducados y dos mil adicionales, ambos sufragados por las utilidades
devengadas por la empresa; el proyecto obtuvo de inmediato apoyo general y
voluntarios, de entre quienes, uno de los primeros en solicitar su participación
fue el veterano navegante del Río de la Plata, Diego García, que capitaneaba su
propia carabela.
La partida se demoró alrededor de un año debido a la enfermedad de Mendoza, pero
salió de Sanlúcar el 24 de agosto de 1535 con once navíos, aproximadamente mil
doscientos hombres (las cifras difieren según los informes) incluyendo alrededor
de cien alemanes -Carlos V había especificado que debían incluirse extranjeros-;
Diego de Mendoza, hermano del adelantado, navegó como almirante y los cargos más
prominentes fueron desempeñados por notables: Juan de Ayolas, Domingo Martínez
de Irala, Juan de Salazar, Gonzalo de Mendoza, Francisco Ruiz Galán-; destinados
a ser llamados conquistadores, o padres fundadores en los albores de la historia
del Plata; fueron también transportados cien caballos, cerdos, aves de corral y
herramientas, implementos, provisiones y equipos para facilitar un asentamiento
permanente; la escuadra se detuvo en las islas Canarias y de Cabo Verde para
reabastecerse de provisiones y refuerzos.
Llegó a Río de Janeiro a fines de noviembre de 1535; otra vez enfermo, Mendoza
delegó la responsabilidad en Juan de Osorio, su segundo comandante;
inculpaciones llegadas a Mendoza contra acciones de Osorio tuvieron como
resultado la inmediata ejecución de éste, actitud considerada generalmente como
precipitada, mal aconsejada e ilegal, con efecto desmoralizador sobre toda la
expedición; luego de dos semanas en Río de Janeiro las embarcaciones
prosiguieron viaje rumbo al Río de la Plata.
A principios de 1536 Mendoza iniciaba su expedición río arriba y el 2 de
febrero, sobre la margen meridional fundó el primer asentamiento en el Río de la
Plata-; Puerto de Nuestra Señora Santa María del Buen Aire (Buenos Aires); se
construyó una iglesia, la residencia del adelantado y viviendas hechas con una
mezcla de barro y paja (no se disponía fácilmente de madera y piedra); los
indios querandíes, (alrededor de dos mil en las cercanías) se mostraron
amistosos durante cierto tiempo, intercambiando productos de la caza y de la
pesca por mercancías comerciables españolas, pero desaparecieron luego;
hambrientos españoles enviados para encontrarlos retornaron maltrechos y sin
alimentos; con la supervivencia en peligro, Mendoza destacó una expedición
punitiva contra los aborígenes, conducida por Diego de Mendoza, y constituida
por trescientos lanceros y veinte jinetes; éstos sufrieron una desastrosa
derrota a manos de los indios el 15 de junio de 1536 en las márgenes del río
Luján (así llamado por Pedro Luján, uno de los españoles muerto en el lugar).
Los caballos se atascaban en las zonas pantanosas, mancados por las boleadoras;
alrededor de treinta españoles murieron, incluso Diego de Mendoza; a partir de
entonces los españoles se defendieron a duras penas en Buenos Aires, viviendo en
constante temor de los ataques indios, con antorchas y flechas encendidas para
destruir sus viviendas; se estaba a la espera de noticias de las exploraciones
de Ayolas que había ido en busca de una ruta hacia el Perú, así como de un lugar
mejor para acampar y proveerse de alimentos y se aguardaban asimismo víveres del
Brasil.
Mendoza, moribundo, delegó el mando del poblado al capitán Francisco Ruiz Galán
hasta que Ayolas regresara para reasumir el mando y partió para España; murió en
el mar el 23 de junio de 1537; dejó tras él a conquistadores que finalmente
llevarían a cabo los términos del contrato; explorar y colonizar el país -desde
la base en Asunción (Paraguay), capital del Río de la Plata durante los primeros
ochenta años-, hallar las ansiadas rutas que habrían de conectar las colonias
españolas del Pacifico y del Atlántico en América del Sur; los caballos
(sobrevivieron setenta y dos en el viaje de un total de cien), dejados atrás
cuando el remanente de los pobladores del asentamiento de Mendoza en Buenos
Aires se trasladó a Asunción (1541), se multiplicaron rápidamente en las pampas
y jugarían un papel trascendental en la sociedad y economía criollas, al igual
que en la transformación de dispersos indios nómades de las pampas en bandas
bien montadas de jinetes que vivían del saqueo a los asentamientos españoles. |
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